"Sean
los orientales tan ilustrados como valientes"
Inaugurada el 26 de mayo de 1816, por iniciativa de Dámaso
Antonio Larrañaga, con la aprobación de José Artigas, es la única
institución que perdura desde la etapa de la Provincia
Oriental histórica. Su acervo supera el millón de ejemplares, libros, folletos, publicaciones periódicas nacionales y extranjeras. Atesora un valioso fondo documental literario, colecciones de mapas, planos, fotografías, postales y grabados. Como unidad ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura, su misión es recopilar, conservar, acrecentar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental del país. También recibe los depósitos legales de las publicaciones editadas en el país, y garantiza su acceso libre y público de todos los ciudadanos.
—El
4 de agosto de 1815 el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga envió una carta al Cabildo de
Montevideo en la que propuso crear una
biblioteca donde pudiesen concurrir los jóvenes y todos aquellos que
estuviesen interesados en acceder al saber. "Es necesario
suplir con buenos libros, la falta de maestros e instituciones",
fue su argumento. También se ofrecía para desempeñar ser el director, y solicitaba un edificio para instalarla. Ocho días después, José Artigas, por entonces en el Campamento de Purificación, capital de la
Provincia Oriental independiente, estuvo de acuerdo con la singular iniciativa: "...yo jamás dejaría de poner el sello de mi
aprobación a cualquier obra que en su objetivo llevase esculpido el
título de la pública felicidad. Conozco las ventajas de una
biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con el esfuerzo e
influjo a perfeccionarla coadyuvando los heroicos esfuerzos de tan
virtuosos ciudadano..."
Primera sede de la Biblioteca Nacional, cuando era la Biblioteca Pública, en los altos de la antigua Casa del Gobernador de Montevideo, ubicada en el ángulo suroeste de la actual Plaza Zabala, en la esquina de la calle Alzáibar. |
—El 28 de agosto, el Jefe de los Orientales le escribió una carta a Larrañaga, en la que le contaba su
convencimiento sobre la utilidad de la Biblioteca Pública: "...y su
esperanza de que el Cabildo continuará con cuanto Ud. juzgue
necesario para su mejor adorno y pronto arreglo."
—El
primer aporte bibliográfico fue una donación del presbítero
José Manuel Pérez Castellano, fallecido el 5 de setiembre de 1815, quien además legó 1.500 pesos de la época,
luego se sumaron los de José Raimundo Guerra, los padres
franciscanos y del propio Larrañaga quien poseía una colección
única en el Río de la Plata.
—La Biblioteca Pública fue inaugurada el 26 de mayo de 1816, con 5.000 ejemplares ordenados en anaqueles ubicados en los
altos del Fuerte del Gobernador de Montevideo, en el ángulo sur de la actual Plaza Zabala, sobre la calle Alzáibar.
Su fundador y primer administrador honorario pronunció en aquella fecha su memorable Oración Inaugural: "Una
biblioteca no es otra cosa que un domicilio o ilustre asamblea en que
se reúnen, como de asiento, todos los más sublimes ingenios del
orbe literario o por mejor decir, el foco en que se reconcentran las
luces más brillantes que se han esparcido por los sabios de todos
los países y de todos los tiempos. Estas luces son las que el
ilustrado y el Gobierno vienen a hacer comunes a sus conciudadanos."
—Por
resolución de Artigas, cuatro días después los centinelas del Ejército Oriental usaron como santo y seña: "Sean los
orientales tan ilustrados como valientes", como adhesión a la revolucionaria institución cultural.
—Durante la invasión luso-brasileña (1817—1828) la colección de la Biblioteca Pública fue saqueada por el ejército ocupante, quedó reducida a menos de dos mil volúmenes.
—Durante la invasión luso-brasileña (1817—1828) la colección de la Biblioteca Pública fue saqueada por el ejército ocupante, quedó reducida a menos de dos mil volúmenes.
—En 1926 el gobierno uruguayo adquirió el predio del actual edificio de la que pasó a llamarse Biblioteca Nacional, en 18 de Julio 1790 y Tristán Narvaja.
—La piedra fundamental se colocó el 26 de mayo de 1938, y la nueva sede fue inaugurada en 1964. Una construcción neoclásica de 4.000 metros cuadrados, proyectada por el arequitecto Luis Crespi, con dos monumentos al frente que describen su compromiso con la cultura universal: Sócrates y Cervantes.
—Su acervo está constituido por un millón de libros, folletos y publicaciones periódicas
nacionales y extranjeras. Atesora, además, un valioso archivo
documental literario, colecciones de
mapas, planos, fotografías, postales y grabados.
—Es una institución ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura, cuyos objetivos son recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental nacional. Su sentido de misión se relaciona con el preservar este patrimonio y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos.
Colecciones
—La Biblioteca Nacional posee primeras ediciones nacionales, ejemplares únicos, incunables, manuscritos, mapas, fotografías, partituras, acuarelas y grabados. Entre los que se destacan la Oración Inaugural de Larrañaga, 1816; Colección de documentos históricos correspondientes a estos años. Montevideo, Imprenta de Torres, 1822; El Parnaso Oriental o Guirnalda de la República uruguaya. Compilado por Luciano Lira, Montevideo, Imprenta de la Caridad, 1835-37. Así como el archivo documental de José Enrique Rodó, los manuscritos de Juan Carlos Onetti y las colecciones de Julio Herrera y Reissig, Eduardo Acevedo Díaz, Horacio Quiroga, Florencio Sánchez, Francisco Acuña de Figueroa, Javier de Viana, Delmira Agustini, Juan Zorrilla de San Martín, Juana de Ibarbourou, entre otros.
26 de Mayo
—Desde 1940, la inauguración de la Biblioteca Pública es evocada como Día Nacional del Libro. El Día Internacional se celebra en todo el mundo el 23 de abril, fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Revista de la Biblioteca Nacional
—Fue publicada por primera vez en 1966, es el principal medio de divulgación del Departamento de Investigaciones y Archivo Literario, la institución también publica los Cuadernos de Historia y Cuadernos de Literatura.
Salas de lectura
—La principal es la General José G. Artigas, donde los lectores tienen acceso a libros, folletos y publicaciones periódicas nacionales y extranjeros.
—En la Sala de Diarios se encuentra la prensa nacional y extranjera, actual y retrospectiva.
—La Sala Uruguay atesora todos los libros y folletos impresos en el país, sean o no de autores uruguayos, así como las obras de escritores nacionales publicadas en el extranjero y trabajos sobre Uruguay que se publican fuera del país. Desde 1978 ofrece un área independiente, con una confortable sala de lectura para investigadores nacionales y extranjeros, diseñada para la preservación del acervo. Posee un catálogo cronológico donde se registran, por año de publicación, todos los libros y folletos que ingresan a la BIBNA.
—La Sala de Materiales Especiales custodia las obras más valiosas que posee la institución: ejemplares raros y únicos, incunables, volúmenes de gran antigüedad, libros iluminados. La colección bibliográfica incluye materiales de Historia, libros de Arte, relatos de viajeros. En esta sala—museo se custodian primeras ediciones americanas, ediciones del siglo xvi y de manuscritos históricos. Se encuentran ejemplares únicos de folletos nacionales y extranjeros; primeros periódicos del país, tales como La Estrella del Sur, periódico británico publicado en 1807, primero en el actual territorio uruguayo. Este sector posee una mapoteca: dibujos, acuarelas, fotografías, postales, partituras musicales, medallas, monedas y material audiovisual. Por su inestimable valor, una recopilación de un material único en Uruguay, el préstamo está restringido a investigadores.
—La Hemeroteca posee más de 100.000 ejemplares de todo tipo de revistas uruguayas.
—La Sala Francisco Acuña de Figueroafue remodelada para reuniones, seminarios, congresos, encuentros.
—La Sala José Pedro Varela es utilizada para realizar exposiciones, actividades artísticas y culturales.
—En la Sala Japón se ubica el centro de cómputos donde se puede encontrar un escáner de planos y otro para imágenes hasta tamaño A3, y el equipamiento necesario para la grabación en CD y DVD.
—Dámaso Antonio Larrañaga, Francisco Acuña de Figueroa y Alberto Zum Felde, fureron notables directores de la Biblioteca Nacional. En las últimas cuatro décadas fueron sus titulares: Arturo Sergio Visca (1976—1985), Rafael Gomensoro (1985—1999), Raúl Vallarino (2000—2005), Tomás De Mattos (2005—2010), Carlos Liscano (2010—2015). En la actualidad es dirigida por la bibliotecóloga Esther Pailos Vázquez.
—Es una institución ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura, cuyos objetivos son recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental nacional. Su sentido de misión se relaciona con el preservar este patrimonio y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos.
Colecciones
—La Biblioteca Nacional posee primeras ediciones nacionales, ejemplares únicos, incunables, manuscritos, mapas, fotografías, partituras, acuarelas y grabados. Entre los que se destacan la Oración Inaugural de Larrañaga, 1816; Colección de documentos históricos correspondientes a estos años. Montevideo, Imprenta de Torres, 1822; El Parnaso Oriental o Guirnalda de la República uruguaya. Compilado por Luciano Lira, Montevideo, Imprenta de la Caridad, 1835-37. Así como el archivo documental de José Enrique Rodó, los manuscritos de Juan Carlos Onetti y las colecciones de Julio Herrera y Reissig, Eduardo Acevedo Díaz, Horacio Quiroga, Florencio Sánchez, Francisco Acuña de Figueroa, Javier de Viana, Delmira Agustini, Juan Zorrilla de San Martín, Juana de Ibarbourou, entre otros.
26 de Mayo
—Desde 1940, la inauguración de la Biblioteca Pública es evocada como Día Nacional del Libro. El Día Internacional se celebra en todo el mundo el 23 de abril, fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Revista de la Biblioteca Nacional
—Fue publicada por primera vez en 1966, es el principal medio de divulgación del Departamento de Investigaciones y Archivo Literario, la institución también publica los Cuadernos de Historia y Cuadernos de Literatura.
Sala Artigas de la Biblioteca Nacional. |
—La principal es la General José G. Artigas, donde los lectores tienen acceso a libros, folletos y publicaciones periódicas nacionales y extranjeros.
—En la Sala de Diarios se encuentra la prensa nacional y extranjera, actual y retrospectiva.
—La Sala Uruguay atesora todos los libros y folletos impresos en el país, sean o no de autores uruguayos, así como las obras de escritores nacionales publicadas en el extranjero y trabajos sobre Uruguay que se publican fuera del país. Desde 1978 ofrece un área independiente, con una confortable sala de lectura para investigadores nacionales y extranjeros, diseñada para la preservación del acervo. Posee un catálogo cronológico donde se registran, por año de publicación, todos los libros y folletos que ingresan a la BIBNA.
Ficheros históricos. |
Fachada en 2010 (Archivo BIBNA). |
—La Sala Francisco Acuña de Figueroafue remodelada para reuniones, seminarios, congresos, encuentros.
—La Sala José Pedro Varela es utilizada para realizar exposiciones, actividades artísticas y culturales.
—En la Sala Japón se ubica el centro de cómputos donde se puede encontrar un escáner de planos y otro para imágenes hasta tamaño A3, y el equipamiento necesario para la grabación en CD y DVD.
—Dámaso Antonio Larrañaga, Francisco Acuña de Figueroa y Alberto Zum Felde, fureron notables directores de la Biblioteca Nacional. En las últimas cuatro décadas fueron sus titulares: Arturo Sergio Visca (1976—1985), Rafael Gomensoro (1985—1999), Raúl Vallarino (2000—2005), Tomás De Mattos (2005—2010), Carlos Liscano (2010—2015). En la actualidad es dirigida por la bibliotecóloga Esther Pailos Vázquez.
—Fue capellán de la resistencia criolla contra la
Invasiones Inglesas, expulsado de Montevideo por su apoyo a los
rebeldes orientales triunfadores en la Batalla de Las Piedras.
Decisivo en el inicio del proceso revolucionario liderado por José
Artigas y uno de los dos diputados electos antes del Congreso de Tres
Cruces, fue creador y primer director de la Biblioteca Pública,
actual Biblioteca Nacional.
—Cuando
abandonó al Protector de los Pueblos Libres, hasta la traición, viajó a Río de Janeiro para agradecer la intervención del emperador
Juan VI de Portugal, luego fue diputado al Congreso Cisplatino que
votó la anexión del territorio oriental al Brasil. En la Cruzada
Libertadora se mantuvo leal a la potencia ocupante, pero fue electo
senador del recién creado Estado Oriental del Uruguay independiente,
con proyectos memorables de restricción de la pena de muerte y
abolición de la esclavitud.
—Fue
un pionero científico y escritor prolífico. Cuando era párroco de
la Iglesia Matriz, editó Diario de viaje de Montevideo a Paysandú y
reunió elementos para sus ensayos sobre la desaparecida lengua
chaná. En Diario de Historia Natural contó sus observaciones sobre
fauna, flora y mineralogía, y en Diario de la Chácara describió
su vida a orillas del arroyo Miguelete, donde vivió en la Guerra
Grande. Aquel era territorio del Gobierno del Cerrito,
blanco—federal, pero se declaró neutral, con tanto éxito, que a su
muerte recibió honores de General de la República, también en la
Montevideo colorado—unitaria.
—Fue el primer vicario apostólico del país y primer rector designado de la Universidad de la República, que no asumió por haber fallecido antes de su apertura.
—Fue el primer vicario apostólico del país y primer rector designado de la Universidad de la República, que no asumió por haber fallecido antes de su apertura.
—Sacerdote,
naturalista, filósofo, escritor, antiesclavista, personalidad
política de su tiempo, figura influyente en el proceso
revolucionario liderado por José Artigas y en la organización la
Provincia Oriental hasta la invasión portuguesa de 1817. Como diplomático tuvo un papel
relevante en el nacimiento del Uruguay independiente.
—Larrañaga
escribió, entre 1813 y 1824, un Diario de Historia Natural, y entre
1818 y 1823 un Diario de la Chácara que describe su vida a orillas
del arroyo Miguelete. Publicó un libro de Botánica y otro de
Zoología. También se dedicó a la Astronomía mediante el uso del
telescopio, y utilizó el microscopio hasta el punto de padecer una
grave afección en su vista y quedar ciego.
—Clasificó
más 646 especies de vegetales y 504 animales de nuestro territorio,
entre tantas, 216 variedades de insectos incluyendo 19 tipos de
hormigas. Describió un nuevo género de ave, al que denominó
Azarina en honor al naturalista español Félix de Azara.
—“Una
biblioteca es el foco en que se reconcentran las luces más
brillantes, que se han esparcido por los sabios de todos los
tiempos.”
Reflexión
de Larrañaga en el acto de apertura de la Biblioteca Popular.
—“Yo
siempre gustaba mucho conversar con nuestras gentes porque sé que
más descubrimientos se deben a la casualidad, mejor diré, a la
práctica, que a los vanos y estériles sistemas de la Filosofía.”
Evocación
escrita en la Quinta de Miguelete, c. 1845.
—“Amante,
desde niño, del estudio, comenzó la carrera de medicina, que luego
abandonó por la eclesiástica. La primera le familiarizó con la
ciencia y sus problemas, dejando en su espíritu una permanente
inquietud por descubrir los secretos de la naturaleza; la segunda,
lejos de sumergirlo en la vida puramente contemplativa, le permitió
cumplir con su deber de patriota. Trabajó con dignidad y humanismo
para mejorar las leyes del país. Se debe recordar que le cupo el
honor de presentar un proyecto de ley por el cual se abolía la pena
de muerte.”
Carlos
Alberto Garibaldi, historiador argentino.
—"Como
escritor, pertenece más a la arqueología literaria que a la
verdadera literatura. Sin embargo, el Diario de viaje de Montevideo a
Paysandú es un relato de singular interés. Sin pretensiones de
hacer obra literaria, Larrañaga logra una descripción veraz de
nuestro campo. Aunque le preocupan fundamentalmente las observaciones
sobre fauna, flora y mineralogía de esta provincia, lo que se
entrevé en el relato es el estado de abandono de la campaña, la
absoluta ausencia de industrias, la generalizada pobreza, rayana en
la miseria. Tal vez un recurso literario de Larrañaga consista en
mostrar las cosas directamente, no en nombrarlas o describirlas. Lo
que se advierte a cada trecho es la falta de colonización, la
ruinosa presencia del latifundio, el ausentismo del propietario, aun
la falta de propietarios. Bien que Larrañaga, a fines de su relato,
se anime a decir las cosas por su nombre -discreta, punzantemente- y
se refiera al pueblo de Víboras (actual Carmelo) y a su aspiración
de trasladarse hasta la costa del río Uruguay y tener allí un
puerto. 'Pero se lo impide un individuo poderoso que se ha apropiado
de aquellas tierras y las tiene enteramente despobladas, no
permitiendo ni que se construya un rancho.' El Uruguay es, en este
documento, tierra semi-baldía poblada por cardales y perros
cimarrones.”
—“Larrañaga
es extremadamente objetivo. No se permite la menor efusión. Si se
emociona es cuando contempla, maravillado, el majestuoso río
Uruguay, y piensa que nunca jamás volverá a verlo. De sus
compatriotas nos deja retratos que tienen un verismo casi
fotográfico. La imagen de Fructuoso Rivera (a quien llama Ribero)
difiere mucho de la que nos han proporcionado los románticos, aunque
reconozca que el joven vencedor de Guayabos tenía bastante
desembarazo y urbanidad. A José Artigas lo muestra sumido en un
espartanismo al que mejor habría que llamar pobreza lisa y llana."
—"Su
obra, más allá de previsibles arideces, tiene lo que hoy día hemos
dado en llamar valor testimonial. Como documento debe ser leída, y
no como composición literaria. Es un primitivo, en la mejor acepción
del vocablo. Larrañaga escribió también una Oración Inaugural con
motivo de la apertura de la Biblioteca pública, y Fábulas
americanas (1826), donde se denota la influencia de Iriarte y
Samaniego."
Tres
citas de la obra 100 autores del Uruguay. Alberto Paganini, Alejandro
Paternain, Gabriel Saad, edición de Capítulo Oriental.
Para
leer
—Diario
del viaje de Montevideo a Paysandú. Dámaso Antonio Larrañaga,
edición del Instituto Nacional del Libro, 1994, con prólogo del
historiador José de Torres Wilson.
—Página
web del Ministerio de Educación y Cultura:
http://www.mec.gub.uy/academiadeletras/DANNOMBRE/Larranaga.htm
—Dámaso Antonio Larrañaga nació
el 9 de diciembre de 1771, cuando Montevideo alcanzó su máxima
influencia hispánica como Apostadero Naval del Atlántico Sur con
jurisdicción desde las Islas Malvinas y la Patagonia argentina hasta
las costas africanas de Fernando Poo y Annobón en el golfo de
Guinea.
—Su padre, el vasco Manuel de Larrañaga, miembro del Cabildo colonial, pronto aceptó su vocación religiosa expresada en la Escuela de los Padres Franciscanos donde estudió Latín y Filosofía. Todavía adolescente viajó a Córdoba y Buenos Aires para realizar el Seminario y la Teología, hasta su ordenación sacerdotal en 1799.
—Su padre, el vasco Manuel de Larrañaga, miembro del Cabildo colonial, pronto aceptó su vocación religiosa expresada en la Escuela de los Padres Franciscanos donde estudió Latín y Filosofía. Todavía adolescente viajó a Córdoba y Buenos Aires para realizar el Seminario y la Teología, hasta su ordenación sacerdotal en 1799.
—A
principios de 1804 era teniente cura en la Iglesia Matriz y capellán
de las milicias criollas que tres años después lucharon contra las
Invasiones Inglesas.
—En mayo de 1811 fue expulsado de Montevideo por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras.
—En mayo de 1811 fue expulsado de Montevideo por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras.
—A
principios de 1813 fue electo diputado a la Asamblea General
Constituyente y Soberana convocada por el Segundo Triunvirato que
gobernaba las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero nunca
asumió el cargo.
—En el Congreso de Tres Cruces fue sustituido por Tomás García de Zúñiga, luego rechazado por la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires. Larrañaga vivía por entonces en la capital argentina, donde permaneció hasta principios de 1815, cuando retornó para sumarse al gobierno de la Provincia Oriental.
—En el Congreso de Tres Cruces fue sustituido por Tomás García de Zúñiga, luego rechazado por la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires. Larrañaga vivía por entonces en la capital argentina, donde permaneció hasta principios de 1815, cuando retornó para sumarse al gobierno de la Provincia Oriental.
—Fue
colaborador muy cercano de Artigas, y muy probable redactor de muchos
de los documentos políticos, económicos y sociales de la Liga
Federal, la Patria Grande creada sobre la base de tres
ideales: Independencia, República, Federación. Muchas veces fue
intermediario entre el Jefe de los Orientales y sus enemigos de
Buenos Aires, pero en 1816 se sumó a la corriente antiartiguista.
—Cuando
los patriotas orientales fueron derrotados por los invasores
portugueses aceptó acompañar a Jerónimo Pío Bianqui en una misión
humillante: viajaron a Río de Janeiro para agradecerle la
intervención al rey Juan VI de Portugal.
—En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por el general ocupante Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Trató de atenuar la crítica de sus antiguos compañeros de lucha, la mayoría presos, clandestinos o exiliados, con el argumento de que así se había conseguido la calidad de Estado autónomo, con sus fueros y privilegios.
—En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por el general ocupante Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Trató de atenuar la crítica de sus antiguos compañeros de lucha, la mayoría presos, clandestinos o exiliados, con el argumento de que así se había conseguido la calidad de Estado autónomo, con sus fueros y privilegios.
—La
política era su obligación y la ciencia su pasión, como
corresponsal de destacados sabios de su tiempo: Jacques Alexandre
Bonpland y Agustín Saint-Hilaire. Por recomendación de ambos fue en
la Sociedad de Historia Natural de París, mientras fundaba la
Sociedad Lancasteriana, responsable de una escuela que formó a
destacados líderes rioplatenses.
—En
1824 fue designado Vicario Apostólico de Montevideo, y como tal no
participó en la Cruzada Libertadora lidera un año después por Juan
Antonio Lavalleja, porque entendió que su investidura lo obligaba a
ser respetuoso y fiel a los brasileños.
—En
1830, luego de creado el Estado Oriental del Uruguay, fue electo
senador por el departamento de Montevideo. Presentó proyectos de ley
innovadores para su tiempo: restricción de la pena de muerte a casos
especiales, de emancipación de los esclavos y una iniciativa de
creación de cátedras universitarias.
—Larrañaga
vivió los últimos años retirado en su quinta del arroyo Miguelete,
sin participar en la Guerra Grande (1939—1851) que enfrentó a los
dos partidos históricos: blancos contra colorados. Por entonces
sufría una ceguera casi total pero nunca dejó de trabajar: sus
familiares escribían lo que él dictaba.
—Como
Vicario Apostólico, máxima autoridad eclesiástica del país, fue
designado como primer rector de la Universidad de la República. Un
cargo otorgado por su creador, Manuel Oribe, jefe del Gobierno del Cerrito sitiador de Montevideo, pero que nunca
ejerció. La institución fue inaugurada un año después de su
muerte, el 6 de febrero de 1848, por un ataque cerebral.
—El
Gobierno del Cerrito, blanco—federal, le rindió honores póstumos en
su entierro en la Capilla de la Sacra Familia. El Gobierno de la
Defensa, colorado—unitario, lo despidió con un oficio fúnebre en la
Catedral de Montevideo en el que se le rindieron honores de General
de la República. El cargo de rector, que tanto anheló, le
correspondió a Lorenzo Antonio Fernández, su sucesor eclesiástico.
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