Ana
Ribeiro es historiadora, docente universitaria, autora de obras de referencia sobre la vida de José Artigas. Con su colega Gerardo Caetano coordinaron el libro Tierras, reglamento y revolución, un trabajo colectivo de investigadores sudamericanos con motivo de cumplirse 200 años del Reglamento de Tierras de 1815.
Sobre la base de las entrevistas realizadas para el libro El enigma de Purificación (con Leonardo Borges, Editorial Fin de Siglo)
Sobre la base de las entrevistas realizadas para el libro El enigma de Purificación (con Leonardo Borges, Editorial Fin de Siglo)
—¿Qué
significa Purificación en la historia política y militar de
Artigas?
—Fue el sitio de su etapa de mayor poder, pero también el escenario de su derrota. Desde 1815 el territorio adquirió formato de cuartel general, con su prolongación civil: la villa. No estoy de acuerdo con la elaboración de una mística impresionante. Purificación refleja las virtudes y los defectos del sistema político que defendió Artigas, las pasiones de un pueblo en armas, protagonista de una revolución en ese momento triunfante en plena lucha por su consolidación. En la villa hubo una escuela, concebida como un ensayo de educación popular, y en sus alrededores fue instalado un experimento de agricultura con tribus guaycurúes y abipones que vinieron del Chaco. Fue un intento fracasado, porque los indios no comprendieron las complejidades del sistema de producción y terminaron yéndose. Artigas recibió una lluvia de quejas por los desmanes que fueron cometiendo los indios en su periplo de regreso. También fue un sitio de disciplinamiento.
—Fue el sitio de su etapa de mayor poder, pero también el escenario de su derrota. Desde 1815 el territorio adquirió formato de cuartel general, con su prolongación civil: la villa. No estoy de acuerdo con la elaboración de una mística impresionante. Purificación refleja las virtudes y los defectos del sistema político que defendió Artigas, las pasiones de un pueblo en armas, protagonista de una revolución en ese momento triunfante en plena lucha por su consolidación. En la villa hubo una escuela, concebida como un ensayo de educación popular, y en sus alrededores fue instalado un experimento de agricultura con tribus guaycurúes y abipones que vinieron del Chaco. Fue un intento fracasado, porque los indios no comprendieron las complejidades del sistema de producción y terminaron yéndose. Artigas recibió una lluvia de quejas por los desmanes que fueron cometiendo los indios en su periplo de regreso. También fue un sitio de disciplinamiento.
—¿La
“purificación” era su cometido original?
—Nació
como sitio de disciplinamiento, por iniciativa del padre (José
Benito) Monterroso que era un religioso y un político radical. Allí
hubo presos a los que se “purificaba”, muchos eran comerciantes
españoles que cumplían un trabajo supervisado por carceleros, pero
a los que se les permitía salir para que atendieran sus negocios y
regresar sobre la base de la palabra dada. No era una cárcel como la
que nosotros concebimos, pero no dejaba de ser un sitio de
confinamiento, donde eran internados sospechosos y desafectos en
estado de ser “purificados”. Por allí también pasaron
orientales “comunes y corrientes”, pero la orden original de
Artigas, cuando se acercó la expedición del año 1815, fue
terminante: que le llevaran a los españoles y sus aliados. Otro
aspecto interesante fue el de la protección que la propia sociedad
le daba a los “purificables”. Hubo casos de expediciones que
salieron de Montevideo hacia Purificación, con 16 o 17 personas,
pero muchos fueron quedando en el camino. Uno porque estaba enfermo,
otro porque lo reclamó un alcalde, otro liberado bajo
responsabilidad de Fructuoso Rivera, como soldado de Artigas. Como
en cualquier castigo o represión, los enemigos del sistema
denunciaban el procedimiento como “persecución ideológica”, su
nombre estaba asociado a ello, pero no existe constancia alguna de
que fueran sometidos a torturas o malos tratos.
—¿También
fue la capital de la Liga Federal?
—En
aquel tiempo se utilizaban muchos nombres, campamento, cuartel,
villa, pero nunca la palabra capital. Era el cuartel general de un
ejército alzado en armas; la mayoría de sus soldados tenían una
familia qué atender: madre, esposa, hijos. Allí Artigas puso en
práctica buena parte de sus ideas de gobierno: administraba
justicia, ordenaba trabajos administrativos, productivos, mandó
construir la escuela. Hay una historia muy interesante, la del
maestro (Juan Manuel) Pagola, enemigo ideológico y maestro de su
hijo en Montevideo, al que le ordenó que le restituyera las clases
en Purificación.
—No
hay dudas de su posición estratégica…
—Es
un lugar alto, de gran visibilidad, desde donde se cruza rápidamente
al territorio argentino, se comunica con Yapeyú, con Paraguay. Era
un buen punto de avanzada, muy bien protegido, mucho mejor que
Paysandú, y ni hablar que Montevideo. Artigas tenía muy claro que
Montevideo, dentro de su estrategia militar, era una trampa
amurallada. Purificación poseía un muy buen amarradero natural,
pero las embarcaciones mayores atracaban en el medio del río y los
pasajeros eran llevados en lanchones hasta la costa.
—¿Cómo
era la vida diaria en la villa?
—Su
cotidianidad estaba vinculada con la vida militar en un campamento
general. Eran constantes las salidas de expediciones, las operaciones
defensivas. Se levantaban ranchos y tolderías, se cultivaba, se
oficiaba misa, se salía en familia, se asistía a clases, se
cocinaba, se comía, se amaba. También hubo una incipiente actividad
agroindustrial, muy primaria, hasta se fabricaban muebles, utensilios
y otros bienes de uso diario. En el puerto desembarcaban barcos
negreros que llevaban esclavos que se incorporaban al ejército
oriental, sin comprender ni saber de qué se trataba aquella guerra
que les obligaron a pelear. Se otorgaban patentes a corsarios que
navegaban el Río de la Plata y el océano Atlántico, una actividad
relevante. Aunque es un sitio muy cercano a Paysandú, la gran
diferencia estratégica era la altura de la meseta. El mangrullo era
vital para el cuartel, su campamento y por lo tanto para la villa.
—¿Su
caída fue un final inevitable?
—Era
un cuartel militar, sometido a la lógica de un ejército
revolucionario en armas que defendía un sistema político muchos
enemigos muy poderosos. En 1818 fue destruida y abandonada,
paradójicamente, sin resistencia. Se dice que le prendieron fuego,
pero las investigaciones arqueológicas no lo pudieron comprobar.
—¿Purificación
es un sitio qué merece una memoria especial?
—Encierra
contradicciones múltiples. No creo que merezca ser transformado en
un referente patrimonial más que otros. Por ejemplo, Tres
Cruces es un espacio ideológico más relevante, sin dudas. Si hace
un gran parque en Purificación, ¿qué debemos hacer con los
terrenos donde se firmaron las Instrucciones del Año XIII? Habría
que confiscar los hospitales Británico e Italiano, porque esa tierra
sí, realmente es sagrada para nuestra historia. Tengo la impresión
de que existe exagerada sensibilidad en la expropiación de
Purificación.
—"Si se expropia Purificación ¿qué habría que hacer con los terrenos de los hospitales Británico e Italiano donde se firmaron las Instrucciones del Año XIII?"
Ana Ribeiro
“Purificación era un campamento más parecido a una toldería que a una villa"
—"Si se expropia Purificación ¿qué habría que hacer con los terrenos de los hospitales Británico e Italiano donde se firmaron las Instrucciones del Año XIII?"
Ana Ribeiro
Archivo Alberto Moroy. |
Antonio Lezama es arqueólogo, docente universitario, buzo profesional, participó en el equipo del Programa de Arqueología Subacuática del la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación que relevó el territorio de Purificación entre 2003 y 2007.
—Dr. Lezama, los uruguayos solemos vincular al campamento de Purificación con una experiencia de libertad y con una etapa política basada en el idealismo de José Artigas, pero cuando le prestamos atención al término surgen algunas incógnita. ¿Qué se purificaba a orillas del arroyo Hervidero?
—Purificación fue, esencialmente, un campamento militar ubicado en una posición estratégica del río Uruguay, porque hasta allí se podía llegar navegando en embarcaciones de mediano porte como las que se usaban en la época para transportar todo tipo de productos. Pero también tuvo la pretensión de ser la capital política de Artigas y, en ese marco, un sitio donde se “purificaba”, como se decía en la época, a los “inficionados” enemigos de la “Patria”. Lo digo entre comillas porque todos, cada uno a su manera, decía defender esa misma “Patria”. La orden de Artigas era que allí, junto a él, se recluyeran todos los “enemigos del sistema de los pueblos libres”. Las crónicas cuentan que llegó a librar decenas de órdenes de detención contra “malos españoles y peores americanos”. El encargado de la tarea era Fructuoso Rivera, quien con su reconocido pragmatismo iba “perdiendo” prisioneros por el camino. El propósito era entonces “purificabar” las conciencias de quienes no adherían a la causa, una cárcel política. En ese sentido no me parece que sea un lugar que deba ser reivindicado.
—¿Era una cárcel entre militar y política?
—Es indudable que esa función del campamento, de residencia para quienes iban a ser “purificados”, terminó por designar a todo el asentamiento. Digo campamento porque este, a la luz de la investigación arqueológica, estuvo caracterizado por construcciones precarias y, más bien debía parecerse a una toldería que a una “villa”.
—¿Cómo estaba organizado?
—¡Era muy elemental! No era una ciudad, ni siquiera un pueblo. No tenía calles, ni edificios de material. Nosotros anduvimos por el terreno, buceamos el río, prospectamos en tierra firma, pero no encontramos vestigios de edificaciones que pudieran ser adjudicadas con certeza a la época de Purificación. Sí se encontraron restos, en el medio del campo, de objetos de uso militar, cerámicas y de utensilios que demuestran que, en un área muy amplia, hubo un campamento de miles de personas. Donde se hallaron los vestigios más claros de actividad correspondiente a la época fue en un lugar estratégico del área en cuestión, en torno al árbol conocido localmente como “Tala de Artigas”. Árbol que, por sus dimensiones, es más que centenario. Allí es donde se encuentran los restos de una trinchera, un bastión de tierra que pudo haber sido parte de las estructuras de defensa del campamento artiguista.
—¿La casa de Artigas y el comando principal del campamento estuvieron en el mismo sitio donde ahora se encuentra el casco de la estancia El Hervidero?
—Toda la evidencia señala que es en la zona alrededor del “Tala de Artigas” que se concentra la mayor cantidad de vestigios atribuibles a Purificiación y, esta se encuentra a más de un kilómetro y medio al norte del casco. Esto no quiere decir que no haya otros elementos de la época, desparramados dentro de lo que fue toda el área afectada al campamento, area que, si consideramos las zonas de pastoreo y demás, debe de haber comprendido varios kilómetros cuadrados. La ubicación de la casa, si la pensamos con la cabeza de un militar de aquella época, situada junto al río, a pocos metros de dónde podrían desembarcar enemigos e, incluso, al alcance de la artillería de las embarcaciones allí ancladas, es el lugar menos apropiado para instalar un “cuartel general”. Las ciencias históricas nunca pueden descartar totalmente una hipótesis, pero es muy improbable que allí estuviera el centro del campamento. Si es perfectamente lógico que el saladerista Francisco Joanicó, quién inicia en ese lugar este tipo de actividad, a partir de 1821 y todos los que los siguieron después hasta Amaro, construyeran allí sus factorías, cerca de la orilla para facilitar el embarque de la carne y de los cueros y el desembarco de los insumos necesarios.
—Usted trabajó en la localización del puerto que Artigas tenía en Purificación. ¿Lo encontró?
—Fue una experiencia muy interesante que nos permitió establecer algunos hechos que son fundamentales para entender lo que allí sucedía. En primer lugar establecer claramente, con todas las letras, porque no figura en ninguno de los numerosos trabajos que se han escrito sobre el tema, que el “paso del Hervidero”, es un paso naval. Un paso para embarcaciones y no para la gente. El “Hervidero” era, en aquella época, seguramente por la forma en que allí corre el río -que es lo que le da el nombre al paraje-, el peor lugar de todo el río Uruguay para ser atravesado por contingentes militares. Era un paso naval porque allí la navegación se volvía muy dificultosa por la existencia de una verdadera represa natural, un dique de piedra que, saliendo de la costa uruguaya llegaba cerca de la Argentina. Ese estrechamiento provocaba la aceleración de la corriente y creaba condiciones que, sumadas a la estrechez del cauce, volvían muy difícil navegar aguas arriba. Esa es una de las razones de ser del establecimiento de Purificación en aquel sitio. A Artigas le bastaba con una batería emplazada en la costa Argentina, contra la cual los navíos se debían de recostar, cerrar aquél paso y dejar así toda la zona al norte del “Hervidero” libre de presencia naval. Al mismo tiempo estaba a unas pocas decenas de kilómetros de la zona de los “saltos”, por dónde sí podían pasar, con relativa facilidad, caballadas y tropas. En segundo lugar que lo que se entendía como puerto en aquella época, nada tiene que ver con lo que entendemos al día de hoy. Allí no había muelles ni escolleras, ni instalaciones de ningún tipo. Las estructuras de ese tipo, que si existen en el área, corresponden todas a la explotación saladeril. Un “puerto” era entonces un lugar de la costa que tenía que cumplir dos condiciones. La primera, poder arrimarse a la costa sin dificultades, en embarcaciones chicas, de tipo chalanas o canoas, con las que se desembarcaban las embarcaciones medianas ancladas en el río. La segunda, que desde el lugar de desembarco hubiese una buena comunicación con tierra adentro, evitando montes, cañadas y bañados, de manera a asegurar el transporte de los productos en carretas. En el área en cuestión hay dos puntos que cumplen con esa doble condición y, coincidentemente, ambos permiten un acceso directo a la zona del “Tala de Artigas”. De esos dos puntos, el más al sur, cercano al surgidero existente frente al arroyo del Hervidero, debió servir para el tránsito de mercancías, y, el de más al norte, particularmente protegido por la barrera natural que antes mencionamos, muy probablemente era el punto desde el que Artigas se embarcabapara visitar una novia que vivía en Entre Ríos.
—El espacio ideal para un enclave militar porque dominaba la región…
—Sin dudas. Artigas colocó una poderosa batería sobre la costa argentina, donde el río se estrecha, porque sabía que los barcos estaban obligados a recostarse a la orilla para avanzar; y desde allí si eran enemigos les tiraban. ¡Pura estratégica militar! Desde Montevideo hasta el Hervidero, tanto el Río de la Plata como el Uruguay son muy navegables, la conectividad era fluida. La limitación comienza allí y se extiende hacia el norte, por ejemplo, a la altura de Salto sí se puede cruzar a pie. Fragatas, sumacas y otras embarcaciones de 15 a 20 metros de eslora llegaban hasta el Hervidero y anclaban en medio del río. Aquel no era como los puertos actuales, como Nueva Palmira, por ejemplo. Los pasajeros bajaban en el canal y eran embarcados en naves menores hasta los “puertos”. Al arroyo del Hervidero también se podía ingresar en lanchones.
—Usted explicaba que los barcos debían recostarse contra la costa argentina para atravesar el paso naval de Purificación, ¿Por qué?
—Porque las piedras del Hervidero se acumulan desde la costa uruguaya hacia río adentro y queda solamente un espacio sobre la costa argentina con cierta profundidad. Nosotros lo investigamos como buzos, pero Artigas lo sabía muy bien sin zambullirse. Su gente sabía utilizar muy bien la ventaja táctica de esa muralla sumergida, tanto por el valor de la sorpresa como por tratarse de un freno que podía afectar a quien no lo conocía. Otro beneficio de ese accidente secreto era que la costa, aguas abajo, estaba muy bien abrigada frente a eventuales movimientos bruscos del agua, al tiempo que permitía a los artiguistas cruzar rápidamente en embarcaciones menores protegidas contra eventuales correntadas.
—¿Cómo observa el conflicto entre la familia Gutiérrez, propietaria de la estancia El Hervidero y el Ministerio de Defensa, por la expropiación solicitada del casco y sus alrededores?
—En primer lugar quiero dejar claro que la Facultad de Humanidades conformó un equipo multidisciplinario para la investigación del tema y que la responsable de las investigaciones en el área de la actual casa fue la licenciada Carmen Curbelo. En ese sentido es fundamental remitirse a los correspondientes informes. En primer lugar es de justicia destacar la total colaboración que recibimos por parte del señor Gutiérrez y de su familia; permitiendo que se realizaran excavaciones hasta dentro de su casa. ¿Quién le permite levantar la madera del piso de un dormitorio para hacer una excavación? ¡Fue un gesto poco común! De acuerdo al informe de Curbelo, sabemos que, en esa excavación, se encontraron rastros de dos episodios de construcción anteriores al edificio actual. Pero, y este pero es fundamental en la discusión actual, sin poder afirmar incuestionablemente que alguno de ellos haya sido contemporáneo de la Purificación de Artigas. Es muy probable que esas evidencias daten del período comprendido entre 1821 y la construcción de la actual casa, cuando la zona fue dedicada a la explotación saladeril. Por otra parte, aún si se tratara de la casa de material, mencionada en la documentación, y que fuera usada como depósito de municiones por Artigas, para mi esta claro, como ya lo señalé, que no debía encontrarse al interior de la “villa”, si no en una zona marginal. De hecho se encuentra a un kilómetro y medio del “Tala” donde, muy probablemente, estuvo el centro del campamento. Por otro lado, en un sentido laxo, todo en la zona formaba parte del campamento de Purificación, ya que allí hubo varios miles de personas, diversas actividades, desde dormitorios hasta el pastoreo de caballos, cubriendo miles de hectáreas. Asociar, en la cabeza de los futuros visitantes, una construcción de las caracterísiticas de la de Amaro, un espectacular ejemplo de la actividad ganadera a fines del siglo XIX, con el esporádico campamento de Artigas es una forma más de deformar la Historia.
—"No tenía calles, ni edificios de material. Nosotros anduvimos por el terreno, buceamos el río, prospectamos en tierra firma, pero no encontramos vestigios de edificaciones que pudieran ser adjudicadas con certeza a la época de Purificación."
Antonio Lezama
“Existen más dudas que certezas”
Archivo Alberto Moroy. |
—¿Por qué se acercó a la investigación del espacio físico que ocupó el campamento artiguista de Purificación?
—Porque
me apasionan las certezas históricas, pero no para creerla, sino
para revisarlas y tratar de aportar dudas. ¡Sin dudas, no existe
conocimiento! El tema parece laudado desde el punto de vista oficial,
pero para alcanzar algo parecido a la verdad es imprescindible
eliminar toda certidumbre, porque investigar es dudar del principio
al fin. Hagamos un poco de memoria. En setiembre de 2002 el diario El
Pais informaba:
“Los dueños de la
estancia El Hervidero afirman que no hay pruebas fehaciente de que en
sus tierras están los restos de la Villa Purificación”.
César Juan Gutiérrez Amaro, su actual propietario, afirmaba que la
Villa se encontraba, en realidad, kilómetros al norte, a orillas del
Río Daymán. En julio del 2012 publicamos un artículo en la
sección Viajes,
titulado: “Debate
al rojo: ¿Dónde estaba Puryficacion?”
En abril de 2013 el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio
Fernández Huidobro, ratificó a integrantes de la Comisión de
Patrimonio de Paysandú que se mantendrá la intención de expropiar
la estancia El Hervidero tal como estableció el decreto de 2011 por
el que se expropian los padrones 4980 y 4983 del departamento. Todo
se encamina en esa dirección, es la versión oficial, pero cada vez
que hacemos una búsqueda satelital en el terreno, nos queda más
dudas que certezas. Por lo tanto, el tema merece ser revisado,
porque la investigación arqueológica ni las fotos aéreas son
definitivas.
—Usted
se refiere a “Puryficacion”,
con “Y” y sin
tilde. ¿Por algún motivo histórico, geográfico o cartográfico?
—Hace
un tiempo, mientras revolvía una colección de mapas en un sitio web
de cartas náuticas, se me ocurrió cliquear todo lo referente a
Uruguay y América del Sur. Menuda sorpresa cuando me pareció ver
arriba de Paysandú una marcación en el mapa de Uruguay que decía
“Puryficacion” y
estaba situado sobre la margen sur del rio Daymán. Saqué una vista
satelital, amplié y recorte para que puedan compararlo. La distancia
en relación al sitio prefijado y expropiado donde se dice que estaba
Purificación es ocho kilómetros al norte (coordenadas 31°30’40.38″S
58° 2’33.35″W sobre el Daymán). Así surgieron las primeras
dudas sobre la versión oficial del emplazamiento de la villa ¡Hoy
tengo más dudas que certezas!
—¿Purificación
estaba en la estancia El Hervidero?
—Lo
primero es referir al arqueólogo Antonio Lezama, quien luego de una
profunda investigación afirma: “Nuestra
conclusión es que el campamento de Purificación estuvo ubicado en
el entorno del Tala de Artigas a 1,5 kilómetros al noroeste de la
Estancia El Hervidero, y desde allí se utilizo para las actividades
fluviales, de reparación de embarcaciones de embarque y desembarque
de gentes la desembocadura del arroyo hervidero.”
Asumiendo que el noroeste define un rumbo magnético de 45º,
partiendo de la estancia y distante a 1.500 metros, ubicaría a
Purificación a 1.830 metros de la costa del rio Uruguay
(31°32’34.39″S 57°58’34.18″W). Lo segundo es hacer
referencia mapas de cartógrafos muy respetables, que estudiaron el
territorio como nadie en su tiempo. Mi primer contacto con el tema
fue a través de un mapa francés que señalaba
la ubicación de “Puryficacion”
(con y griega), en la primer curva que forma el río Daymán antes de
desembocar en el rio Uruguay, a la derecha la representación donde,
según la versión oficial, se encuentra la Villa Purificación,
cercana al arroyo Hervidero Entre ambas hay una distancia de ocho
kilómetros. La historia parece que nunca termina de escribirse,
cuando uno cree tener la verdad, aparece otra que la pone en dudas.
—¿Usted
refuta el resultado de la investigación realizada por técnicos de
la Comisión del Patrimonio?
—No
es cuestión de contradecir una versión oficial, sino de colocar
nuestras dudas en el territorio. Por lo menos, hay cuatro mapas donde
las posiciones de Purificación no coinciden con el sitio señalado
en el informe de la Comisión del Patrimonio. ¿Qué pasó y el
porqué? Tal vez alguien con más conocimientos que nosotros puedan
explicar la razón de tamaña diferencia. Las primeras dudas tienen
origen histórico. Un artículo sobre la invasión portuguesa a la
Banda Oriental (1816-1820), afirma: “En
vista del pronunciamiento, el 13 de noviembre Artigas dirige a
Pueyrredón un oficio que en la práctica era una declaración de
guerra, reclamándole su connivencia con la invasión portuguesa.”
Durante 1818, en principio las fuerzas
artiguistas consiguen algunos triunfos en el frente oriental sobre
los portugueses, ocupando Yaguarón y recuperando Cerro Largo y Santa
Teresa, pero una fuerte contraofensiva lusitana los obliga a
retirarse hasta Purificación. En febrero de 1818, desde el cuartel
general portugués, el brigadier Curado avanzó sobre territorio
oriental, llegando hasta el Hervidero, tomando prisionero a Lavalleja
y otros jefes, en las puntas de Valentín Grande. ¿Será que
Purificación y el Hervidero son dos sitios distintos?
—¿Por qué afirma que en Purificación hay más dudas que certezas?
—En
mi primer artículo sobre el tema cité una frase de Rene Descartes.
“Para investigar
la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las
cosas.” Tanto en
aquella nota como en la segunda sólo pretendo “abrir la cabeza”
para que los egos no nos jueguen una mala pasada. Tendría algunas
incongruencias más para marcar en relación a la ubicación de
Purificación en la estancia del Hervidero, además me cuesta
trabajo suponer que tantos cartógrafos estaban equivocados. Será
tarea de los historiadores, y sobre todo arqueólogos de campo. No
obstante “la única verdad es la realidad”. Difícilmente
cuatro cartógrafos se equivoquen, sobre todo que lo publiquen en
sitios serios y de época. Sin más datos que los vistos, sólo nos
queda la duda, la que en todo caso serviría para hacer una
inspección ocular, en búsqueda de restos arqueológicos, aunque ya
en el año 2002, los Gutiérrez Amaro (dueños de la estancia
Hervidero) refutaban cada una de las hipótesis que sostienen que
allí estuvo Purificación. Ellos afirman: “los
restos más significativos de la existencia de un asentamiento fueron
encontrados más al norte, sobre el río Daymán.”
Supongo que será necesario
que aparezcan restos de los 25 ranchos que decía Dámaso Antonio
Larrañaga, algunos de mampostería, o algo contundente, no sólo
alguna espada de época, de las 1500 pobladores de la villa, según
Guillermo Parish Robertson. Pero, ni siquiera encontrando esas
evidencias, dejaremos de dudar.
—Alberto Moroy es autor de dos artículos recientes en el diario El País: “Debate al
rojo: ¿Dónde estaba Puryficacion?” (6/7/2012), “Purificación:
¿Estaba en la estancia el Hervidero?” (6/2/2014).
¿Afloramientos
rocosos o restos?
—“Cuando
las observamos las fotos satelitales llama la atención una especie
de camino irregular de al menos 150 metros de largo, que en los dos
laterales presenta una marcación similar a un loteo irregular,
algunos de 9 metros de frente y otros de 14. Tiene una cierta
geometría, que permite suponer que no son naturales, tampoco hecho
por ganado. También resulta llamativa la acumulación de piedras o
rocas en el veril norte del rio Daymán. Están diseminadas en
abundancia sólo ahí, enfrente a donde los planos marcan la
ubicación de Purificación. Hacia el rio Uruguay, en ninguna de las
márgenes hay una sola piedra a la vista ¿Sera un afloramiento
rocoso o restos?”
¿Buen fondeadero?
—“Del ‘puerto’
de Purificación salían y arribabanembarcaciones bien pertrechadas.
A manera de comparación el arroyo Carrasco, tiene en su boca, sobre
la rambla, 30 metros de ancho y el calado no debe de ser muy
diferente al Hervidero. Peor aún si consideramos que el régimen
pluviométrico a partir de 1.800, como promedio fue bajo, lo que no
quiere decir que hubo regias crecidas. Ese es el motivo por el cual
la mayoría de las casas tenían techo plano en una época donde el
uso de brea era el único aislante. Hoy la represa retiene el
refulado de las playas del rio Uruguay, aguas arriba, lo que
implicaría una menor sedimentación aguas abajo.”
—"También
resulta interesante visualizar la posición del Daymán como
atracadero protegido para las zumacas que por lo general eran de poco
calado. De hecho los españoles mucho antes usaban el rio San Juan
(Colonia) y el San Salvador (Soriano) como fondeadero ¿Por qué no
fondeaban sobre el rio Uruguay? ¿Sería que las corrientes, los
vientos y la falta de protección en algunos lugares de este rio, lo
convertían en un fondeadero complicado? ¿Por qué Artigas lo
haría, frente a Hervidero?”
—“Se
decía que estaba protegido por cañones en ‘la otra orilla’.
Parece un poco justo ubicar estos en la otra banda del rio Uruguay
para proteger Hervidero, cuando la distancia es de 980 metros y los
cañones de esa época llegaban ‘con el aliento’ 1000/1200
metros. Tal vez por los mismos argumentos (distancia de las balas de
los cañones), cualquier asentamiento militar no convenía que
estuviese pegado al rio a tiro de las naves que navegaban el rio
Uruguay. Ese podría ser la explicación de por qué los mapas
antiguos marcan a Purificación algo distante de la costa."
—"Al sitio era posible protegerlo con cañones del veril de enfrente, a esa altura el Daymán tienen 170 metros de ancho Como es zona virgen al menos en cuanto a siembras y tiene vegetación tupida pero con algunos raleos, trillarlas con un grupo de arqueología y algunos detectores de metales, sería una buena idea y nos sacaría de dudas, la superficie a recorrer tiene 5.000 metros por 500 metros.”
—"Al sitio era posible protegerlo con cañones del veril de enfrente, a esa altura el Daymán tienen 170 metros de ancho Como es zona virgen al menos en cuanto a siembras y tiene vegetación tupida pero con algunos raleos, trillarlas con un grupo de arqueología y algunos detectores de metales, sería una buena idea y nos sacaría de dudas, la superficie a recorrer tiene 5.000 metros por 500 metros.”
Corsarios
de Artigas
—“A
mediados de 1816 salieron desde Purificación los que fueron
considerados por el profesor Beraza los primeros corsarios
artiguistas: los faluchos Sabeiro
(o Sabeyro)
y Valiente.
El Sabeyro
era un veterano que había pertenecido a la flota española. A saber
los faluchos tenían 14/24 metros de eslora y un calado de 1.50/2.00
metros. Al actual arroyo Hervidero (26 metros de ancho, en la boca),
presenta un calado bastante inferior al del Daymán (1.50 metros de
ancho en la boca).”
Colección Rumsey
—Los
mapas utilizados por Alberto Moroy en su investigación se
encuentran en la página web del cartógrafo David Rumsey, profesor
en la Escuela de Arte de la Universidad de Yale. Rumsey dio numerosas
conferencias sobre su trabajo en la Biblioteca del Congreso,
Biblioteca Pública de Nueva York, Federación de Bibliotecas
Digitales, Universidad de Stanford , Universidad de Harvard, Where
2.0, O’Reilly Open Source Convention, también en Hong Kong,
México, Japón, Reino Unido y Alemania. Desde la década de 1980 ha
recogido casi 150.000 mapas del XVIII. La colección también cuenta
con mapas del mundo que incluye atlas, globos, geografías escolares,
marítimos gráficos, y una variedad de otros mapas.
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