La mesa de los misterios
Don Isidro Parodi, el investigador argentino creado en 1942 por otro personaje de ficción, Honorio Bustos Domecq, seudónimo compartido por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, primero en la historia del género policial que resolvía sus casos encarcelado por un crimen que no cometió. Los uruguayos Dorteros, del pionero Carlos María Federici y Ramón Mendoza, protagonista de Cadáver se necesita, de Milton Fornaro. Ruben Bevilacqua, el más popular detective español de la actualidad, creado en 1998 por el escritor madrileño Lorenzo Silva. Bevilacqua conserva particularidades muy uruguaya: nació en la Ciudad Vieja de Montevideo y le prepara chivitos a la mujer que ama.
Mario Conde, el investigador cubano creado por el habanero Leonardo Padura, es una celebridad global de la novela negra hispanoamericana. El Conde resuelve sus casos estudiando antecedentes, pistas, sospechosos, mediante premoniciones, iluminaciones y certezas, analizando datos estadísticos, huellas e intentando evitar algo tan engañoso y equívoco como los prejuicios. Alberto Mattos, el comisario honrado e independiente creado en 1990 por el brasileño Rubem Fonseca para narrar su novela criminal Agosto, sobre el suicidio del presidente Getulio Vargas. Héctor Belascoarán Shayne, el detective mexicano concebido en 1976 por Paco Ignacio Taibo II, tímido,
burlón, autocrítico. Creador de su propio método inductivo, recorre la Ciudad de México en metro, a
pie, detrás de su instinto. Los chilenos Cayetano Brulé, de Roberto Ampuero, y Heredia, de Ramón Díaz Eterovic, la muy diversa Cate Maynes, descripta por la española Clara Asunción García, la androide Bruna Husky, de Rosa Montero. Son los detectives hispanoamericanos de ficción que estuvieron dispuestos a contar sus experiencias gastronómicas en la Semana Negra Uruguay.
Texto preparado para una mesa con la antropóloga Ana Valdés y el periodista Ángel Ruocco, Centro Cultural de España, 14 de agosto de 2015.
Resumen fotográfico de la Semana Negra 2015: https://www.youtube.com/watch?v=x2JZTS_6-p0
Logo de la Semana Negra Uruguay 2015. |
Texto preparado para una mesa con la antropóloga Ana Valdés y el periodista Ángel Ruocco, Centro Cultural de España, 14 de agosto de 2015.
Resumen fotográfico de la Semana Negra 2015: https://www.youtube.com/watch?v=x2JZTS_6-p0
Carne
de parodia
Honorio
Bustos Domecq es el autor de una memorable colección
argentina de relatos detectivescos: Seis problemas para don Isidro
Parodi (1942). Según el prólogo del actor de ficción Gervasio
Montenegro, agradecido personaje de una de las historias de la serie,
nació en 1893, en Pujato también llamada Colonia Clodomira,
Provincia de Santa Fe. Escritor precoz, a los diez años publicaba en
la prensa de Rosario. Fue polígrafo y defensor de pobres en la
presidencia de Ramón Castillo, al final de la Década Infame
argentina (1930-1943).
Isidro
Parodi es el primer detective encarcelado de la historia,
sabia mezcla de Martín Fierro con el Caballero Augusto Dupin, primigenio del género creado por Edgard Allan Poe, que apareció
en El crimen de la calle Morgue (1841), luego en El misterio
de Marie Rogêt (1842), y en La carta robada (1844), y con el
Padre Brown descripto en El oráculo del perro (1922) de Gilbert
Keith Chesterton. De Brown toma
su intuición, su capacidad de comprender el comportamiento humano y
su experiencia en el confesionario. De Dupin, la deducción, la
creatividad y la increíble capacidad de ponerse en la mente del
criminal. Con el gaucho Fierro comparte la viveza, la perspicacia, el olfato y una severa adicción al
asado y al mate.
Parodi era un discreto peluquero porteño cuando en 1919
fue condenado a 21 años de reclusión por la muerte del carnicero
Agustín R. Bonorino, quien en el corso de Belgrano disfrazado de
cocoliche recibió un botellazo de Bilz Sinalco en la sien.
Todos sabían que el verdadero asesino era un matón de la barra
de Pata Santa, pero, por intereses políticos la policía montó un
estrado con testigos falsos que identificaron a Don Isidro.
En
diciembre de 1941 resolvió el primer caso, Las doce figuras del
mundo, encerrado en la celda N° 273 de la Penitenciaría
Nacional. Era un cuarentón, obeso, de cabeza afeitada,
espíritu resignado y mirada sabia. En Las Noches de Goliadkin
apareció Gervasio Montenegro, el actor y prologuista agradecido. Los
otros casos resueltos hasta octubre de 1942: En el Dios de
los Toros, Las Previsiones de Sangiácomo, La Víctima
de Tadeo Limardo, La Prolongada Búsqueda de Tai An. En
1946 fue Benito Suárez Lynch, discípulo de Bustos Domecq, que publicó nuevas hazañas de Isidro
Parodi, en Un modelo para la muerte, prologado por su
maestro. Dos décadas después salió Crónicas de Bustos Domecq
(1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977).
Gastronomía. Isidro
Parodi comía muy bien, la guardia le daba todos los gustos,
mucha carne, asada, a la plancha o estofada, guisos pulsudos
en invierno, buena pasta, humitas, locro y empanadas en
primavera y verano, postre y hasta algún buen vino. Es muy probable
que el alimento, cuidado y abundante, fuera una forma de comprar su
silencio y compensar su injusto encierro. Atendía los casos cebando
mate en un jarrito celeste que siempre ofrecía a sus clientes.
Honorio Bustos Domecq
es un seudónimo que reúne el apellido de un bisabuelo materno de Jorge Luis Borges
(Bustos) y el de la abuela paterna de Adolfo Bioy Casares (Domecq).
Un
alquimista uruguayo en Madrid
Ruben
Bevilacqua es un psicólogo, guardia civil en la Unidad Central
Operativa (UCO) de Madrid, que prefiere que le llamen Vila porque no le gusta la sonoridad italiana de su apellido. Nacido en la
Ciudad Vieja de Montevideo, su padre también es uruguayo y su madre de Salamanca. Antes de los diez años fue llevado a la capital española, desde entonces perdió el contacto paterno, un vínculo que desea recuperar con intensa nostalgia.
No
es un policía común, caustico e irreverente, la melodía de su
celular es el tema Estado policial de Robe Iniesta. Investiga con paciencia
sabiendo que siempre será mayor el tiempo que él tiene para
la pesquisa que el que tuvo el criminal para planificar su golpe.
Virginia Chamorro tenía con 24 años, apenas uno de experiencia, cuando fue asignada como compañera de Vila. Gaditana, hija de militar, astrónoma vocacional que oculta su pasión científica, su aspecto es muy atractivo aunque un poco seca y bastante tímida. Sus relación con los hombres ha sido frustrante, hasta que descubre que puede amar a su jefe uruguayo; ambos se entienden sin hablar. El trío se completa con el novato Juan Arnau. Son ingeniosos, originales, pero se han ganado el aprecio de millones de hispanoparlantes "por ser personas corrientes, como cualquiera".
Virginia Chamorro tenía con 24 años, apenas uno de experiencia, cuando fue asignada como compañera de Vila. Gaditana, hija de militar, astrónoma vocacional que oculta su pasión científica, su aspecto es muy atractivo aunque un poco seca y bastante tímida. Sus relación con los hombres ha sido frustrante, hasta que descubre que puede amar a su jefe uruguayo; ambos se entienden sin hablar. El trío se completa con el novato Juan Arnau. Son ingeniosos, originales, pero se han ganado el aprecio de millones de hispanoparlantes "por ser personas corrientes, como cualquiera".
En El
alquimista impaciente, un cadáver desnudo, sin rastros de
violencia, aparece atado a una cama en un motel de ruta. ¿Es un crimen? La investigación no es una mera
pesquisa policial. Bevilacqua y Chamorro deberán llegar al lado
oscuro e inconfesable de la víctima, a su vida secreta, a las personas que la rodeaban, a su familia y a los empleados de la
central nuclear donde trabajaba. La clave, como en la alquimia, está
en la paciencia; la que necesitarán los investigadores, la
que les faltó a los personajes con los que se
cruzan en la búsqueda de la verdad.
En La
marca del meridiano, es asesinado un antiguo compañero guardia civil. Bevilacqua, Chamorro y el novato Juan Arnau viajan a La Rioja y más tarde a Barcelona
para desentrañar una trama que hunde sus raices en la corrupción
policial y en la explotación de mujeres.
Gastronomía. A Vila le encanta el
cocido madrileño (guiso de garbanzo, verduras, carnes, tocino de
cerdo con algpún embutido), la menestra (guiso típico español con verduras variadas, disponibles en la huerta de
temporada, caldo de cebolla y apio), pescado a la plancha con ensalada
y filet vacuno de La Verónica, un restaurante con toques argentinos que existe realmente en el
barrio madrileño de Huertas. En Cataluña
suele probar los calçots, típícos de la gastronomía local, una variedad de la cebolla tardía de Lérida. Un dato que habla de cuán profundas son sus raíces uruguayas: nuestro compatriota enamoró a la guardia Chamorro, preparándole un chivito en su casa madrileña.
Libros
de Bevilacqua y Chamorro. El lejano país de los estanques, 1998.
El alquimista impaciente, 2000, Premio Nadal 2010. La niebla y la doncella, 2002. La
reina sin espejo, 2005. La estrategia del agua, 2010. La marca del
meridiano, 2012, Premio Planeta 2012. Los cuerpos extraños, 2014.
Filmografía.
El alquimista impaciente, 2002, dirigida por Patricia
Ferreira, interpretada por Ingrid Rubio (Chamorro), Roberto Enríquez
(Bevilacqua). La reina sin espejo, 2009, telefilme, España, dirigido por Antonio Onetti, interpretado por Mariona Ribas (Chamorro),
Jesús Noguero (Bevilacqua). Un asunto conyugal, 2009, telefilme, España, dirigido por Antonio Onetti, interpretado por Mariona Ribas
(Chamorro), Jesús Noguero (Bevilacqua), pendiente de estreno.
Lorenzo
Silva Amador es abogado y escritor, nacido en el barrio de Carabanchel, el 7 de junio de 1966. Cuando en 2013 vino a presentar La
marca del meridiano, le contó a Montevideo Portal:
"Pensé en un detective de apellido y carácter rioplatenses, elegí Uruguay por
ser un país más pequeño, menos conocido, y desde luego como un
homenaje a Juan Carlos Onetti."
Sabor
a la mexicana
Héctor
Belascoarán Shayne debe sus poco recordables apellidos a un marinero vasco,
pirata y luchador antifacista y a una cantante de folk irlandesa.
Nació en México en 1944 y hasta los 30 años trabajó como ingeniero electromecánico
en la General Electric. Cuando se interesó por los
asesinatos en serie de un estrangulador que se llamaba a sí mismo Cerevro, abandonó la seguridad de su empleo multinacional, realizó un curso de detective por correspondencia, compró una pistola y alquiló
un despacho a medias con un plomero. En la radio de su oficina casi
siempre suenan Pablo Milanés, Paco Ibáñez, Armando Manzanero, José
Feliciano, Atahualpa Yupanqui, Leonard Cohen.
Mientras
la policía tortura delincuentes o paga coimas para conseguir
información, él crea su propio método inductivo, recorre la Ciudad
de México en metro, a pie, detrás de su instinto. Busca inspiración en diarios personales, recorta periódicos, reorganiza listados,
elabora tablas, busca coincidencias en las víctimas o
alguna pista que revele la identidad del atacante. Le ayuda su
secretaria, Marina Hernández, estudiante de Filosofía.
En la novela Cosa
fácil trascurre, de 1977, Héctor investiga si el legendario prócer mexicano Emiliano
Zapata está realmente muerto, qué motivos tiene para intentar
suicidarse la hija de una actriz y el asesinato de un ingeniero del
que se culpa a un sindicato. Duerme
poco o nada, apenas cabecea en el ómnibus, dormita en su
departamento de la Colonia Roma Sur o en el despacho que al poco tiempo compartió con un tapicero y un ingeniero de cloacas.
Belascoarán es tímido, burlón, autocrítico, un hombre débil y sensible, un duro por obligación. Se enfrenta al crimen privado aunque sabe que son mucho mayores las cifras
del delito de Estado.
Gastronomía. Le gusta el
bistec a la mexicana con jitomate, cebolla, chiles y pimienta;
quesadillas (tortilla mexicana); tacos del pastor y de
chuleta; bolillos (refuerzos) de jamón; comida china.
Para beber, muchas pepsicolas y algún cubalibre.
Libros
de Héctor Belascoarán Shayne. Días de combate, 1976. Cosa
fácil, 1977. Algunas nubes, 1985. No habra final feliz, 1989.
Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia, 1989. Amorosos fantasmas,
1989. Sueños de frontera, 1990. Desvanecidos difuntos, 1991. Adiós
Madrid, 1993. Muertos incómodos (falta lo que falta), 2005.
Filmografía.
Días de combate, 1982, México, dirigida por Alfredo Gurrola, con guión de P. I. Taibo II y Jorge Patiño, protagionizado por Pedro Armendáriz Jr.
(Belascoarán Shayne). Cosa fácil, 1982, México, dirigido por Alfredo
Gurrola, con guión de P. I. Taibo II y Jorge Patiño, protagonizado por Pedro
Armendáriz Jr. Amorosos fantasmas, 1994, México, dirigido por Carlos García Agraz, con guión de P. I. Taibo II, protagonizado por Sergio Goyri (Belascoarán Shayne). Días de combate, 1994.
México, dirigido por Carlos García Agraz, con guión de P. I. Taibo II, protagonizado por Sergio Goyri. Algunas nubes, 1995,
México, dirigido por Carlos García Agraz, con guión de P. I. Taibo II, protagonizado por Sergio Goyri.
Francisco
Ignacio Taibo Mahojo, más conocido como Paco Ignacio Taibo II,
nació en 1949, en Gijón, Asturias, norte de España. Su padre Paco Ignacio Taibo I fue un reconocido escritor
y periodista. En 1958 la familia se exilió a México, donde estudió
Sociología, Literatura e Historia en la Escuela Nacional
Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) y
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). En 1968
militó en el Movimiento Estudiantil, cuyo nacimiento narra en un corto realizafodo en aquel mismo año: Ardiendo en el sueño. En
1973 dirigió La venda en los ojos.
Fue coordinador de investigación de la revista Historia Obrera (1979-1980) y jefe de información de Fin de Siglo. Colaboró en Unomásuno
(1982), en Historia 16 y Tiempo de
Historia, fue codirector de La Semana, Información
Obrera (1982-1985). En 1986 fundó la Asociación Internacional de
Escritores Policíacos (AIEP) y al año siguiente creó la Semana Negra de Gijón, el mayor encuentro hispanoamericano del género.
Mario
Conde nació en 1955 en Calzada, un barrio humilde de
La Habana. Estudió el secundario en La Vibora, donde conoció
a sus mejores amigos y se enamoró por primera vez.
Siempre quiso ser escritor, pero al abandonar sus estudios de Psicología le ofrecieron ingresar en la Policía. En 1989, con 34 años y 12 de servicio, era teniente investigador en La
Habana. Al poco tiempo abandonó su trabajo para recuperar su vocación de escritor.
El Conde, así le llaman todos, fuma dos paquetes diarios de cigarrillos, odia el ejercicio, subir
escaleras le deja sin aliento, se siente amenazado por una calvicie incipiente. Vive con un pez peleador, al que llama Rufino
por su abuelo criador de gallos de riña.
Su mejor amigo es Carlos, El Flaco, postrado en una silla de ruedas a causa de las heridas que sufrió en la guerra de Angola. Juntos se emborrachan, miran partidos de béisbol y escuchan una ecléctica colección de música que abarca desde los Beatles y Credence, a Fórmula V y Joan Manuel Serrat.
Su mejor amigo es Carlos, El Flaco, postrado en una silla de ruedas a causa de las heridas que sufrió en la guerra de Angola. Juntos se emborrachan, miran partidos de béisbol y escuchan una ecléctica colección de música que abarca desde los Beatles y Credence, a Fórmula V y Joan Manuel Serrat.
El
Conde es un hombre triste y agobiado, un "recordador de mierda"
o "un cabrón recordador" en palabras de El
Flaco, que evoca momentos sin darse cuenta que a
veces la memoria es engañosa.
Resuelve sus casos estudiando antecedentes, pistas, sospechosos, con premoniciones, iluminaciones y certezas, analiza datos estadísticos, huellas y es un desprejuiciado enemigo de los prejuicios. Sus triunfos se basan en la investigación y en el conocimiento de la gente. Aunque su trabajo suele ponerlo frente al lado oscuro de la vida, no le gusta que los delincuentes se salgan con la suya. Le veremos investigar la desaparición de un empresario afín al régimen de Fidel Castro, el asesinato de una profesora, la muerte de un travesti.
Resuelve sus casos estudiando antecedentes, pistas, sospechosos, con premoniciones, iluminaciones y certezas, analiza datos estadísticos, huellas y es un desprejuiciado enemigo de los prejuicios. Sus triunfos se basan en la investigación y en el conocimiento de la gente. Aunque su trabajo suele ponerlo frente al lado oscuro de la vida, no le gusta que los delincuentes se salgan con la suya. Le veremos investigar la desaparición de un empresario afín al régimen de Fidel Castro, el asesinato de una profesora, la muerte de un travesti.
Padura evoca la Cuba de 1989, previo a la implosión del bloque soviético. Adora
su país, su clima a sus compatriotas, muestra su realidad sin pudor: el
racionamiento, las desigualdades entre clases, que no son sólo el resultado de la herencia
sino de la militancia propia o familiar. Las
motivaciones de los que se han ido y los que se quedan. Los recuerdos
de una época no muy lejana cuando los homosexuales y otras minorías eran
perseguidas, juzgadas, reeducadas.
Gastronomía.
El Conde ama la cocina cubana de Josefina Jose, madre de El Flaco que ya no es flaco. Padura recrea una
mesa imposible en una Cuba dominada por la escasez: tamal
en cazuela, ajiaco a la marinera, pavo relleno con arroz
congrí, arroz frito y con pollo, quimbombó con carne de
puerco y jamón, ensaladas de lechuga y rábano, o de aguacate,
berro y tomate y las viandas (acompañamientos): fríjoles, los
plátanos. Josefina también se asoma a otras gastronomías y prepara
un grandioso cocido madrileño, pollo a la Villeroi o bandeja paisa
colombiana. De postre: mermelada de guayaba con queso blanco.
Libros
de Mario Conde. Pasado perfecto, 1991-Invierno 1989.
Vientos de cuaresma, 1992-Primavera 1989. Máscaras,
1995-Verano 1989. Paisaje de otoño, 1998-Otoño 1989, son novelas que forman parte de la serie Las cuatro estaciones, donde la primera fecha muestra el año
en que fue escrita, la segunda el año en que trascurre la
trama. La
cola de la serpiente, 2001-1989, reescrito en 2011. Adiós,
Hemingway, 2001–1997. La neblina del ayer, 2003-Verano 2003.
Herejes, 2013-Setiembre 2007.
Leonardo
Padura Fuentes nació en 1955, el mismo año que El Conde. Estudió Literatura
Latinoamericana en la Universidad de La Habana, en la década de 1980 se incorporó a la revista El Caimán Barbudo y publicó sus primeros
cuentos. En 1984 escribió su primera novela corta: Fiebre de
caballos. Hasta 1989 publicó reportajes sobre temas culturales e históricos. En 1990 comenzó su primera novela protagonizada por Mario Conde. Ha escrito
guiones para documentales: Yo soy, del son a la Salsa,
1996, colaboró en la película Malabana,
2002. En 2015 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de
las Letras.
Catherine
Simone Cate Maynes es investigadora privada en Océano, una
ciudad ficticia sin ubicación geográfica. Fue policía en
Illica, su pueblo natal, hasta que a los 26 años, cuando estaba enamorada de Helen, algo salió mal en la relación y en su vida, así se fue a vivir a una metrópolis de dos millones
de habitantes. Su creadora, Clara Asunciíon García, cuenta que a los 27 años la original detective cumple con el mandato de sus colegas: un corazón
destrozado, muchas mujeres, demasiado alcohol.
Propietaria de la Agencia de Investigaciones Maynes, tiene el despacho encima de
una lavandería y vive en el edificio de al lado, siempre lleva su arma, una muda de ropa y un
botiquín. Morocha, atractiva, adicta al paracetamol, no por vicio, apenas para recuperarse
de los golpes y las resacas en jornadas repletas de estrés. Es una mujer perdida y desolada, con la autoestima por el piso, hasta considerarse una tonta. Sus
amigos son Caroline, una vecina y Leng, exbanquero transformado en travesti
que le pasa información y le presta ropa para verse bien.
El primer caso de Cate Maynes cuenta la historia de Elora Brust, dama de la alta sociedad de Océano, que la contrata para averiguar quién está chantajeando a su hija. Con una narración cercana a la novela romántica, abundan intensos toques de erotismo y fuerte carácter
policíaco; la protagonista es una chica dura, pero con rasgos sensibles, casi femeninos. En Un perro llamado Úrsula, su primer caso, un
niño le encarga encontrar al asesino de su mascota. En El camino de su piel, una mujer la contrata como escolta
para protegerse de una antigua pareja, muy violenta.
Gastronomía.
Cate adora la sopa de pollo, la de almejas con queso brie, tostas de salmón con
base de crema ácida y alcachofa asada, chuletas de cordero con
patatas, sándwich de jamón y queso, pizza de espinacas. Para beber:
cerveza, ron, licor de whisky, tequila o chupito de orujo.
Clara
Asunción García es una escritora española nacida en Elche, Alicante, en 1968. Sus novelas más difundidas: El primer caso de Cate Maynes, 2011. Los hilos
del destino, 2014.
Ramón Díaz Eterovic es el creador de Heredia, un detective privado de Santiago de Chile. Su novela más conocida es Ángeles
y solitarios que trata el tema del tráfico de armas en su país. Fue uno de los impulsores y
comisario del Festival Iberoamericano de Novela Policial Santiago
Negro, organizado por el Centro Cultural de España, sede Chile, en 2009 y 2011.
Gastronomía.
Heredia consume tostadas con café para desayunar, consomé y agua mineral cuando
tiene resaca. Para cenar: lata de jurel (pez) tipo salmón que le copia a Simenon, aliñada con limón y ají. En un
restaurante coreano, que tanto le gustan, consume pocillos con tallos de acelgas adornados con ají,
empanadillas rellenas con hígado de cerdo, sardinas fritas, raíz de
mote y arroz frío.
Roberto
Ampuero nació en Valparaíso, en 1953. Su detective privado, Cayetano
Brulé, es un emigrante cubano de La Habana que vive en el mayor puerto chileno, sobre el Pacífico. Se trata de un personaje inconfundible, de bigote a lo
Pancho Villa y anteojos de varias dioptrías, según él mismo, "jodedor" como los cubanos y lo "kantiano" como los chilenos. Se considera
un proletario de la investigación, maneja un auto ruso Lada, consiguió
el carné de detective en un curso a distancia, es camaleónico, ocurrente, improvisador. Posee una interesante
red de informantes de confianza, pero su más leal ayudante se llama
Suzuki, hijo de un marinero japonés.
Halcones
de la noche es una novela policíaca y un thriller en el que su autor aporta su visión sobre la vida en la Cuba actual. Viaja de Chile a San
Petersburgo, Chicago, Miami y La Habana, para descubrir cómo trabajan los
antiguos servicios secretos comunistas, e investigar la situación de los
exiliados cubanos.
Gastronomía: Cayetano Brulé desayuna sopaipillas (torta fritas) con café o Kuchen
(pastel alemán) de
murras (moras en el sur de Chile). Para almorzar o cenar prefiere corvina al
horno con arroz graneado y ensalada de lechuga, palta y apio; puerco
asado con moros y cristianos (arroz con frijoles negros),
plátanos maduros y yuca con mojo; carpaccio de pulpo y
raviolis al pesto. Bebe mucho pisco Sour doble,
mojitos y café.
Libros de Cayetano Brulé. ¿Quién mató a Cristián Kustermann?, 1993.
Boleros en La Habana, 1994. El alemán de Atacama, 1996. Cita en el
Azul Profundo, 2004. Halcones de la noche, 2005. El caso Neruda,
2008, que tiene lugar en 1973. Bahía de los misterios,
2013.
Bruna
Husky es una androide, replicante o tecnohumana que trabaja
como detective en Madrid, Estados Unidos de la Tierra,
2109. Como todos los rep de su mundo fue creada con 25 años, guarda
recuerdos implantados de una infancia dichosa, rota por la muerte de
su padre cuando ella tenía nueve. Fabricada para el combate, trabajó
dos años para la compañía que la creó y luego obtuvo su libertad.
Sus aventuras le encuentran con 31 años, la quedan cuatro de vida, antes de morir, como el
resto de los androides, por un cáncer TTT (Tumor Total Tecno). Alta
y atlética, de cráneo rapado, ojos felinos de pupila rasgada. Una línea vertical tatuada cruza el lado
izquierdo de su cuerpo. Su
sentido del olfato, del equilibrio, su coordinación motora y empatía son superiores a la media.
Hermosa,
feroz, implacable, esta poseída por un odio seco y puro, pero en un instante puede pasar de la furia a la calma. La dureza es un arma que utiliza para contrarrestar su dolor. Demasiado humana para ser tecno, demasiado tecno para ser humana.
Salió
unos años con Merlín, replicante como ella. Sus amigos son Yiannis
Liberopoulos, un humano que trabaja en los archivos centrales; Oli,
inmensa camarera de bar y el policía Paul Lizard. Vive
en apartamento de Madrid, con una cocina-comedor y un dormitorio. Le gusta
hacer puzzles, enfrenta los enigmas procurando descubrir dibujos fragmentados y dispersos. Cuando
investiga se guía por intuiciones, sabe que su inconsciente es más
sabio que su consciencia. Su mirada descubre cosas que otros no
pueden ver.
En Lágrimas
de lluvia, una replicante ataca a Bruna en su casa y termina
arrancándose los ojos. La detective es contratada por Myriam Chi, la
jefa del MRR (Movimiento Radical Replicante) para investigar la
muerte de otros androides.
En
El peso del corazón se hace cargo de una niña rusa a la que
rescata de la Zona Cero. Durante un reconocimiento médico le
detectan niveles de radiación que más tarde son borrados de su
historial. Alguien le encarga investigar la desaparición de los
restos de una persona.
Gastronomía. Bruna desayuna cereales, café y tostadas, huevos fritos con fetas
de jamón de soja, salchichas con sabor a pollo, huevos fritos,
pizzas, queso con pipas tostadas y pancitos calientes. Para
almorzar o cenar: sopa de miso (soja), bocadillo de algas fritas y
piñones, croquetas de pescado prensado, hamburguesas de
soja con algas, arroz con tofu, sopa con sabor a pollo, que en
realidad es medusa, como casi todos los alimentos reconstruidos,
pastelito de sucedáneo de perdiz, sándwich de pollo auténtico.
Cómic. Lágrimas
en la lluvia, 2011, con guión: Rosa Montero, Damián
Campanario y dibujos de Alessandro Valdrighi.
Rosa
Montero nació en 1951, en el barrio madrileño Cuatro Caminos, su padre Pascual fue un banderillero que abandonó la
profesión para fundar una fábrica de ladrillos. En la niñez sufrió
tuberculosis y anemia, permaneció en cama durante
cuatro años sin poder ir al colegio. Leía mucho, comenzó a
escribir, y creó la revista De todo un poco. A los 17 se matriculó en la Facultad
de Filosofía y Letras que abandonó para estudiar Periodismo.
Trabajó en el diario Informaciones de Alicante, también en las publicaciones Pueblo y Arriba, colaboró en las revistas Garbo, Contrastes, Hermano Lobo y realizó entrevistas para Fotogramas. En 1977 ingresó a El País de Madrid,
donde sus reportajes y sus columnas semanales alcanzaron prestigio internacional. En
1979 publicó su primera novela, Crónica del desamor. A su
esposo, el periodista Pablo Lizcano, fallecido en 2009, le dedicó Lágrimas en la lluvia.
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