Mucho
para celebrar, poco para festejar
Daniel Lema, visto por Agesor, 2012. |
Sobre la base de la entrevista publicada en el semanario Brecha (Montevideo, 23/10/2015).
—¿En
APU perciben que se ha consolidado el valor simbólico del Día del
Periodista?
—Fue
un logro emblemático, que todavía está evolucionando en su
alcance, su contenido y en su valor unitario para los trabajadores de
la comunicación social. Aquellos compañeros visionarios, liderados
por Héctor Surroca, fueron los mismos que mantuvieron vivo al
sindicato en la clandestinidad durante la dictadura y que le dieron
un nuevo impulso luego de la recuperación democrática. A la
declaración del Día del Periodista hay que comprenderla como una
tarea militante, tan significativa como otras iniciadas a mediados de
la década de 1980. Surroca era profesor de Historia, apasionado por
la etapa artiguista, lo que explica por qué propuso el 23 de
octubre, la fecha cuando Artigas envió al Cabildo de Montevideo un
mensaje de aprobación del contenido del Periódico Oriental y
una exhortación a promover la libertad de prensa. Veinticinco años
después de aprobada la Ley 16.154, nuestro gremio se encuentra en
una etapa compleja pero a la vez de desafíos muy interesantes; entre
tantos, la unidad. Pensando en sumar, vamos a
insistir en el Parlamento para que la fecha sea
transformada en Día del Periodista y de los Trabajadores de los
Medios de Comunicación.
—La
más urgente es cerrar acuerdos en el Consejo de Salarios. No es
tarea sencilla porque la mayoría de las empresas enfrentan
problemas, que en algunas de prensa son graves, no fueron las más
beneficiadas por la bonanza económica de la última década. Nuestro
grupo, N° 18, está muy retrasado en las negociaciones,
objetivamente enfrentamos serias dificultades. Es el único que
diferencia entre trabajadores de Montevideo e interior, una
discriminación absurda. A su vez, el interior está dividido en tres
franjas, en la tercera hay compañeros que perciben remuneraciones
hasta 50% menores que en Montevideo. Muchos de ellos, además de
ganar poco, están sometidos a la multitarea, al multiempleo, y no
gozan de beneficios sociales. Otro desafío urgente es la difusión
del Código de Ética aprobado en 2013, pensando en consolidarlo
lanzamos una campaña pública de información y apoyo a su valor
como instrumento de autoregulación del ejercicio periodístico.
—Un
asunto que los enfrenta con las empresas es la Ley 19.307 de
Servicios de Comunicación Audiovisual, defendida por el gremio y
rechazada por las patronales...
—La
Asociación participó en la redacción de dos capítulos, el que
otorga al periodista el derecho a la objeción de conciencia y el que
rige la protección de niños y adolescentes. Para la APU no
es una “ley mordaza”, ni afecta la libertad de expresión, sino
que la garantiza. Su texto está alineado con valores presentes desde
nuestra fundación hace siete décadas: independencia, libertad
editorial, no a la censura previa. La objeción de conciencia es
fundamental. Los periodistas tenemos derecho a negarnos a acompañar
aquellos contenidos que, aún siendo sus autores originales, hayan
sido sustancialmente modificados sin nuestro consentimiento. La Ley
promueve la diversidad más amplia, habilita la creación de una
defensoría de la audiencia y establece garantías para evitar
monopolios y oligopolios, fomenta la producción audiovisual
uruguaya. Nos preocupa que en la práctica se incumpla su texto. Hubo
dos casos recientes que merecieron nuestra atención, uno referido a
los derechos de niños, niñas y adolescentes (programa Santo y
Seña) y otro sobre la emisión por medios públicos gratuitos de
partidos de fútbol y básquetbol en “instancias definitorias”
(Uruguay—Bolivia por las Eliminatorias).
Sede de APU, San José y Ejido, Montevideo. |
—Es
verdad que las nuevas tecnologías han cambiado nuestro oficio, a
veces para bien, a veces para mal, pero no estoy de acuerdo con
quienes auguran el fin de la prensa. Por el contrario, aún tiene un
futuro por escribir. Buenos ejemplos son las pequeñas y medianas
publicaciones de cercanía, hay muchas en el interior, que difunden
noticias locales, que alcanzan tiradas importantes a precio bajo. El
mayor problema lo tienen los llamados “grandes medios” de
Montevideo. En este caso sí parece que Internet ha creado una nueva
tendencia: muchos lectores están
convencidos de que no deben pagar por contenidos informativos.
Tampoco creo que esté en riesgo el oficio. Se puede subir una
noticia como testigo espontáneo, y vale, pero nunca sustituir la
experiencia del periodista para
su profundización y continuidad. La formación hace la
diferencia al decidir qué y cómo se publica, en ese momento la
responsabilidad profesional es insustituible.
—Desde
aquellos escritores públicos rioplatenses de principios del siglo
XIX, de Mariano Moreno, Antonio Díaz, Mateo Vidal, hasta los
actuales comunicadores en su mayoría con formación universitaria,
rodeados de tecnología, ¿qué valores se mantienen permanentes en
estos dos siglos?
—La
ética y la independencia siempre deben estar presentes el compromiso
con lo que se ofrece al público:
informar lo que el poder de turno no desea que se sepa. La ética
como herramienta imprescindible para ejercer el periodismo
responsable se ha transmitido desde los inicios hasta hoy, de
generación a generación. Lo que más ha evolucionado en estas
últimas décadas, además de la tecnología, es la formación. Está
muy bien que la mayoría de los comunicadores posea un título, pero
los valores periodísticos fundamentales solo se adquieren en la
“cancha”, trabajando todos los días.
“El
periodismo uruguayo por casi dos siglos fue partidario, pero la
dictadura cortó esa historia. Los medios opositores de entonces se
transformaron en pluri ideologicos, luego, cuando regresó la
democracia nos dimos cuenta de que aquella tradición política había
cambiado.”
Fueron
los ataques contra periodistas uruguayos hasta junio de 2015, según
el “Monitoreo Libertad de Expresión” del Centro de Archivos y
Acceso a la Información Pública (CAINFO), una investigación
apoyada por la Asociación de la Prensa. Dos casos fueron de nivel
“Alto”, 25 “Medios” y diez “Leves”. En Montevideo se
produjeron 15 amenazas, en el interior la mayor cantidad se registró
en Soriano (7) y Colonia (4).
1944
El
25 de octubre de aquel año fue fundada la Asociación de la Prensa
Uruguaya, por iniciativa de un comité coordinador de periodistas de
diarios, revistas, personal de administración y agencias de
noticias. El primer presidente fue José Nicodemo, del desaparecido
vespertino El Plata, y el secretario general Alfredo Mélen,
de El País. El Acta Fundacional de APU fue firmada por Andrés
De León, Ideal López, Aníbal Tejera, José Sánchez, José
Nicodemo, Juan José Díaz, José Machado, Eduardo Nicolazzo, Armando
del Campo, Manuel Orgambide, Washington Beltrán Martínez.
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