Un viaje entre panes
Australia, Sudáfrica, China, Israel, Rusia, España, Francia, Italia, Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Argentina, Brasil, Chile.
Toulouse, el chivito de Leo
—El chef y emprendedor uruguayo se radicó en el sur de Francia, en 2005. En Toulouse, la ciudad donde nació Carlos Gardel, fundó una cadena de restaurantes, la más popular de la región, que también está afincada en Montpellier y Bordeaux.
Leonardo del Prado arribó a una de las capitales de la gastronomía cultural francesa con la idea de
aprender cocina internacional y adquirir herramientas administrativas para
instalar su empresa. Luego
de realizar cursos, consiguió trabajo en Peñiscola, Valencia, donde diseñó un plan
de negocios con el que regresó al sur francés. Al
año siguiente abrió El chivito de Leo, en un pequeño local en el Nº 63 de la transitada Rue
Pargaminières en el barrio antiguo de Toulouse. "Desde
un principio me planteé una estrategia comercial basada en nuestros platos
típicos, pero, sin dudas, el chivito es el líder, un producto gastronómico muy
atractivo en el mundo", asegura Del Prado.
En poco tiempo, el restaurante creció en celebridad
y clientela, uruguaya, rioplatense, francesa. No tardó en expandir su modelo
emprendedor a otras dos ciudades del sur y oeste: Montpellier y Bordeaux. "Mis
comensales son uruguayos radicados en el país y regiones cercanas de España, también
viajeros rioplatenses. Toulouse es una ciudad pequeña, por lo que fue lógica la
expansión. En el sur de
Francia la gente tiene más tiempo, porque trabaja siete horas al día y le gusta
salir. Estoy en el mejor lugar, en el momento apropiado", reconoce
el chef. El restaurante de Montpellier
está ubicado en el Nº 54 de la Rue de L'Aiguillerie, y el de Bordeaux en el Nº
19 de la Rue du Cerf Volant.
El Chivito de Leo tiene en su carta tres variedades del plato. El “común” está preparado con: con baguete, filet de carne vacuna, jamón, queso, tomate, lechuga, mayonesa. La versión “al plato”, con carne, panceta, jamón, queso, tomate, lechuga, zanahoria, cebolla, morrones, aceitunas, hongos, pickles, huevo a la plancha, con papas fritas y ensalada rusa. El “chivito de Leo” es la máxima atracción del restaurante, similar al canadiense uruguayo, con una variante “argentina” con entrecot. También ofrece: “patatas chivito con tomates picantes”, “gramajo el chivito”.
El Chivito de Leo tiene en su carta tres variedades del plato. El “común” está preparado con: con baguete, filet de carne vacuna, jamón, queso, tomate, lechuga, mayonesa. La versión “al plato”, con carne, panceta, jamón, queso, tomate, lechuga, zanahoria, cebolla, morrones, aceitunas, hongos, pickles, huevo a la plancha, con papas fritas y ensalada rusa. El “chivito de Leo” es la máxima atracción del restaurante, similar al canadiense uruguayo, con una variante “argentina” con entrecot. También ofrece: “patatas chivito con tomates picantes”, “gramajo el chivito”.
Madrid
—En Plaza Comandante de las Morenas Nº 3, a pocos
metros de la calle Mayor, en el restaurante Colonia del Sacramento se realiza
el que para la mayoría de los uruguayos es “el mejor chivito” de la capital de
España. Es un sitio inconfundible, por su vidriera diseñada con merchandising
criollo, mates, boleadoras, cuchillos y otros objetos que recuerdan al Río de
la Plata. Allí se puede disfrutar el
plato en formato “canadiense” y “al plato”.
—"La cocina tradicional se perpetúa cuando puede revisarse y reversionarse manteniendo el espíritu original. Me parecen divertidas las modernas versiones llamadas gourmet, que no desconstituyen la receta uruguaya, como la de Los Francesitos, diminutos pero homotéticos del original, con un pan tiernísimo, puro lomo, lechuga, tomate y mayonesa. Me encanta uno de origen galo que se prepara en el Bar Thays de Sofitel, con pato confitado. ¿Tendremos alguna vez una mirada molecular del chivito? ¡Todo es posible! La cocina y la gastronomía uruguaya avanzan a paso lento pero firme."
Titina Núñez, editora de la revista Placer, divulgadora de la cultura gastronómica uruguaya.
Chivito manya, chivito bolso
—Darío Goñi nació en Sayago, vivió en el Prado, hasta
que en 1993 emigró a Sidney, luego de haber tenido años el carrito “Stephanie”
en Ana Monterroso de Lavalleja y el bulevar Artigas. En la mayor ciudad
australiana mantuvo su pasión por la gastronomía, barrio Cordón de Montevideo, en 2001 instaló un bistró en
el White Cockatoo Hotel, donde preparaba un menú muy variado y chivitos muy
simples: pan, carne, tomate, cebolla, lechuga y mayonesa. En abril de 2014
abrió su restaurante familiar, The Goni's Schnitzelria (con “ene” es más fácil
en ingles), en sociedad con su esposa Natalia Gómez, ubicado en Marrickville,
un barrio nuevo de los suburbios de Sidney.
Darío
y Natalia acaban de lanzar el chivito “Manya”, un plato original que promete
ser muy popular entre la
comunidad uruguaya de la ciudad y de toda Australia. Su receta es muy parecida
a la de un canadiense que se sirve en Montevideo, pero que no se come entre
panes, sino con tenedor y cuchillo, y con una combinación deportiva de colores
entre dos ingredientes: mayonesa y aceitunas negras. La versión “Bolso” está en
preparación con una notoria presencia de un huevo a la plancha sobre el
churrasco, morrón rojo cubriendo la yema y toques de arándano azulado.
El lema del restaurante es “Meet our schnitzels family” (“Conozca nuestra familia de bifes”).
Schnitzel es un plato alemán tradicional, un fino lomo de ternera u otra carne roja
o blanca, empanado y frito. La página especializada Feeder’s Digest lo define como “muy
digno representante de la comida rápida al estilo rioplatense”, mientras el
cronista no oculta su asombro por su “interminable”
sándwich de carne con nombre que tanta gracia la causa.
Sándwich
—Una leyenda británica cuenta que su creador fue John
Montagu (1718-1792), primer lord del Almirantazgo, IV Conde de Sándwich, un personaje de renombre en la política del imperio,
con una debilidad: el juego. El mito dice que Montagu tenía 44 años, cuando
participó en una partida que duró un día completo.
Como se negó a dejar la mesa para comer le solicitó a su mayordomo que le
preparara carne asada cubierta por rebanadas de pan. Luego de creado el
sándwich, así fueron llamadas
las Islas Hawaii, por su descubridor, el capitán James Cook, explotador al
servicio de Montagu. Por él, también, así se llaman las actuales Sándwich del
Sur, ubicadas en el océano Atlántico.
Bar Tabaré (Brooklyn)
—Encontrarse
con un menú cuyo diseño recuerda las clásicas hojas Tabaré en un restaurante de
Brooklyn puede ser una experiencia acogedora para cualquier uruguayo que visite
esa ciudad. Objetos como un paquete de yerba, un cartel de la calle Emilio
Frugoni, la icónica foto de Gardel tomada por José María Silva, varios billetes
encuadrados que decoran las paredes hacen que los orientales se sientan como en
casa. Pero es la cocina la que lleva la principal marca registrada de nuestro país,
en especial los chivitos y las empanadas.
El
restaurante se encuentra en el número 221 de la calle First —Williamsburg,
Brooklyn— y abrió sus puertas por iniciativa del ex dj francés Bruno Gervais y
los uruguayos Diego Olave y Ramiro Lescano. Lescano había trabajado en varios
restaurantes de Nueva York, pero según afirma en una entrevista “estaba cansado de viajar a Queens para saborear comida
uruguaya”.
En
una entrevista realizada por Nona Brooklyn (What`s
good today?) en febrero de 2013 describe al chivito como el plato más
representativo de su país. “Los uruguayos
compartimos gran parte de nuestra cocina con Argentina. [...] Ambos países
tienen gran cantidad de inmigrantes italianos y españoles y sus descendientes.
Por lo tanto, la comida es muy similar. —(En el chivito, se puede ver la
influencia de los inmigrantes, el bife, que es verdaderamente uruguayo, la
muzzarella de Italia, las aceitunas de España, la panceta ahumada de Alemania)—
Pero, el chivito es nuestro. Es completamente uruguayo —solo nuestro. Y en
Uruguay lo encontrás en todos lados. Podés comer chivitos en restaurantes finos
como también en bares de esquina, en la calle. La gente también los hace en sus
casas. [...]”
En
marzo de 2014 dos de los por entonces conductores del programa radial Justicia Infinita —Gonzalo Cammarota y
Pablo Fabregat— viajaron a Estados Unidos para transmitir los festejos de San
Patricio, ya que el desfile en la Quinta Avenida es el más grande del mundo en
el marco de dicho festejo. La cobertura se hizo, en simultáneo con otro equipo
periodístico instalado en Dublín, Irlanda.
Los "justicieros" convirtieron una de las mesas del restaurante Tabaré en satélite de Océano FM. A tres cuadras de Tabaré se encuentra Isa, restaurante dedicado a la “alta cocina”, cuyo menú también es responsabilidad de un uruguayo, el chef Ignacio Mattos. Los chivitos de Tabaré en Brooklyn se sirven acompañados de una porción de papas fritas y una bandera uruguaya en su cima.
En
agosto de 2013 CNN Travel publicó una
lista de los mejores ONCE sándwiches que pueden degustarse en los Estados
Unidos (America’s ELEVEN new sándwiches heros) y entre estos figuró el chivito
uruguayo de Tabaré. Todo un privilegio.Los "justicieros" convirtieron una de las mesas del restaurante Tabaré en satélite de Océano FM. A tres cuadras de Tabaré se encuentra Isa, restaurante dedicado a la “alta cocina”, cuyo menú también es responsabilidad de un uruguayo, el chef Ignacio Mattos. Los chivitos de Tabaré en Brooklyn se sirven acompañados de una porción de papas fritas y una bandera uruguaya en su cima.
El
Chivito D´Oro (Nueva York)
—Roberto
Gunedjian es del Cerro, el barrio donde vivió hasta que en 1980 encontró un
nuevo destino: la Gran Manzana, la metrópolis del mundo. Allí comenzó a
trabajar como portero en varios rascacielos, hasta que en 1984 abrió un pequeño
restaurante en la avenida Flushing, que fue sumando mesas y convocatoria:
Con
tres décadas de trayectoria, el empresario de origen armenio es un referente
neoyorquino en la preparación del chivito, que prefieren uruguayos, argentinos
y latinoamericanos que cuánto más lejos del Río de la Plata nacieron, más
preguntan sobre la receta del plato. “Muchos
creen que se hace con carne de chivo. Siempre hay que explicar de qué se trata,
pero cuando conocen la historia se apasionan por la originalidad de su creación.”
El
Chivito D’Oro, el más popular del restaurante, contiene lomo adquirido en una
carnicería rioplatense de Nueva York,
jamón, muzzarella, huevo frito, lechuga, tomate, cebolla, ensalada rusa,
papa frita. “Una delicia que nos
transporta a lo más lindo de nuestra vida, la juventud montevideana”, evoca
Alberto Cuello, cliente asiduo y amigo personal de Gunedjián.
New York Times
—"Tiene apariencia de un sándwich de carne vacuna, a la plancha o la parrilla, pero en realidad es un ejemplo de ingeniería gastronómica en el que con habilidad eximia un cocinero administra su cobertura como si se tratara de un dispositivo: muzzarella, jamón, tocino, huevo, lechuga, tomate, champiñones, cebolla, chiles, pimientos, aceitunas, encurtidos y varias mezclas de muy diversas mayonesa. En la tarea de ensamblar un gigante, nadie como Marcos, que me atendió en su restaurante de Punta del Este. Ni una gota de jugo se escurrió por mi brazo cuando me animé a enfrentar aquella delicia elevada por la frugalidad."
—"Tiene apariencia de un sándwich de carne vacuna, a la plancha o la parrilla, pero en realidad es un ejemplo de ingeniería gastronómica en el que con habilidad eximia un cocinero administra su cobertura como si se tratara de un dispositivo: muzzarella, jamón, tocino, huevo, lechuga, tomate, champiñones, cebolla, chiles, pimientos, aceitunas, encurtidos y varias mezclas de muy diversas mayonesa. En la tarea de ensamblar un gigante, nadie como Marcos, que me atendió en su restaurante de Punta del Este. Ni una gota de jugo se escurrió por mi brazo cuando me animé a enfrentar aquella delicia elevada por la frugalidad."
—Matt
Gross, autor de la columna Viajero Frugal
en New York Times, 7 de enero de
2007.
—"Decadente,
voluptuoso y enteramente indisciplinado. Primero, porque en casi cualquier
sándwich del mundo, la lechuga y el tomate son de la peor calidad que se pueda
conseguir. Segundo, porque cuando quiero un sándwich pido un sándwich, y cuando
quiero una ensalada pido una ensalada. Lo que no quiero es una ensalada dentro
de mi sándwiche. Es una máscara, una evasión, algo decepcionante. Me gusta,
pero me hace sentir culpable.
Si
yo hiciera chivitos usaría dos o tres filetitos, una pequeña feta de jamón muy
crujiente, otra capa de filete, luego le pondría otra capa de panceta picada de
forma pareja y después le pondría el queso y la salsa. No me malinterpreten, me
gusta el chivito, sólo estoy haciendo mi análisis."
—Josh
Ozersky, escritor estadounidense, experto en gastronomía de la carne,
columnista del New York Times, de
paso por Uruguay en 2011.
—En 2011, dos estudiantes californianos de Economía diseñaron un plan de negocios basado en el chivito. Aidan Nathanson y Sean Robins propusieron una cadena de fast-food basada en los encantos del famoso sándwiche uruguayo, según informe del Santa Mónica Daily. El plan ganó el primer premio en The New On-Campus Business Category, en el marco de la 70° competición anual auspiciada por Anderson School de Management en la Universidad de California (UCLA). Finalmente, no pudieron concretarlo por falta de inversores.
Sin compasión
—En 2009 el periódico Miami Herald publicó una crítica sobre el chivito, al que definió como “sándwich nacional de Uruguay” que “no sólo satisface el hambre, sino que la toma por la garganta y la sacude hasta que pide compasión”. El periódico de la mayor ciudad del sureño estado de Florida en aquel momento utilizó imágenes humorísticas para compararlo con una cadena de hamburguesas. “El chivito es una especie de desayuno-almuerzo para el tipo de hombre o mujer que abordaría a Ronald McDonald en un estacionamiento, le robaría su peluca y lo golpearía con una de sus enormes y estúpidas botas”, afirmaba el cronista del Herald.
Panisperna
Era el nombre de un emparedado de pan y jamón muy popular en la Roma del siglo I a/C. Como lo consumía el público que asistía a los espectáculos del Coliseo, en honor de aquel sándwich imperial, existe una calle llamada Panisperna, en el antiguo barrio La Suburra.
—Inaugurado en 2007, es reconocido como la “Casa
del corte uruguayo” en la capital mexicana. Ubicado en la Colonia Condesa ofrece
una carta gastronómica rioplatense, en la que sobresale la carne en los platos
principales y el dulce de leche en los postres, el vino tannat entre las
bebidas. “El chivito es nuestro platillo
embajador, cuando nos piden algo típico de Uruguay, los invitamos con un mate y
la gente queda encantada y mientras tanto se pone en la parrilla el lomo para servirlo
al pan o al plato. Hay que ver la cara del público, que se sorprende por el
tamaño y le sacan fotos. Después de confesar que no pudieron terminarlo, vienen
las preguntas de historia y similitudes o diferencias con el finito argentino y
cosas así”, cuenta Daniel Figueroa gerente y chef del comercio.
El
chivito Charrúa se prepara con 300
gramos de lomo, tiernizado desde la noche anterior con un preparado de la casa
que además lo condimenta y le aporta el sabor característico. También lleva
lechuga, tomate, cebolla rebanada salteada con vino blanco, jamón, queso, huevo duro, tomate, morrón, y es acompañado con papas fritas
cuando es al pan y ensalada rusa, al
plato. El pan es casero, cocinado con
especias creadas sobre la base de recetas propias. “Lo recomendamos con una cerveza uruguaya o con un medio y medio para
compartir.”
Su esposa Sophie, es francesa, y como tal se
encarga del toque gourmet. “Primero fui
cliente del restaurante y cuando llego el momento dejé mis conocimientos de comercio
internacional para descubrir el mundo de la gastronomía. Gran parte del equipo también es uruguayo,
porque el vínculo con lo nuestro nunca se pierde y siempre hay que fomentarlo”,
concluye Daniel Figueroa.
Baurú
—Es un sándwich muy popular de la cocina brasileña, creado por el presentador radial Casimiro Pinto Neto, que así se apodaba por haber nacido en el municipio homónimo del Estado de São Paulo. El baurú fue preparado por primera vez en 1934, en el restaurante paulista Ponto Chic de Largo do Paiçandu. Su receta original: pan francés con roast beef, rodajas de tomate, jamón u otro fiambre, muzzarella derretida, condimentado con orégano y sal. Se presenta en múltiples versiones: francés, italiano, portugués, americano, y el gaúcho que recorre la frontera con Uruguay.
—Es un sándwich muy popular de la cocina brasileña, creado por el presentador radial Casimiro Pinto Neto, que así se apodaba por haber nacido en el municipio homónimo del Estado de São Paulo. El baurú fue preparado por primera vez en 1934, en el restaurante paulista Ponto Chic de Largo do Paiçandu. Su receta original: pan francés con roast beef, rodajas de tomate, jamón u otro fiambre, muzzarella derretida, condimentado con orégano y sal. Se presenta en múltiples versiones: francés, italiano, portugués, americano, y el gaúcho que recorre la frontera con Uruguay.
y el carnicero árabe de Tira
La
primera noticia surgió por un comentario de la antropóloga Anabella Loy, que
tiene un hijo en Tel Aviv. “Allá hay un
uruguayo que hace unos chivitos muy populares”, fue el alerta de la docente
y escritora. La versión fue confirmada por Juan Lucas Pezzino, publicista, hijo
de Antonio recordado alumno del Taller Torres García. “La Celeste es un clásico, un punto de reunión de
uruguayos, argentinos, también de muchos israelíes, y tiene una historia
maravillosa para contar”, cuenta el
comunicador dedicado a la gestión en artes plásticas, radicado en la mayor
ciudad del Estado de Israel.
La
Celeste es una pizzería y chivetería de Herzelya,
balneario sobre el mar Mediterráneo ubicado a quince kilómetros al norte de Tel
Aviv. Fue fundada en 2008 por Francisco Macedo, Pancho, un experimentado parrillero que por décadas trabajó en
diversos restaurantes de Montevideo.
“Vine por primera vez en
1993, cuando ofrecieron un contrato en la cadena de parrilladas El
Gaucho, muy conocidas en todo Israel.
Trabajábamos vestidos de bombacha, faja y botas, ¡es impresionante lo que mueve
todavía! En aquel momento me di cuenta que un parrillero uruguayo es reconocido
en el mundo entero”, asegura Pancho.
Cumplido
el contrato, regresó porque extrañaba a su familia, sus amigos, su barrio
montevideano, pero por poco tiempo. En 1996 estaba de vuelta en Tel Aviv para
trabajar en la parrilla, pero hizo “de
todo”. En 2008 cumplió su sueño de emprendedor, abrió Celeste Pizza en
un pequeño local de Herzelya. “De tanto
añorar al paisito, a mi gente, necesitaba hacer algo que me representara y me
hiciera feliz. Me encantan los deportes, sobre todo el fútbol y el color
Celeste nos une, porque es nuestro orgullo nacional.”
En
2010 comenzó a preparar chivitos, que pronto se transformaron en tendencia. “La gente me sorprende cada día, me emociona
verle la cara de placer a quienes recorren kilómetros para comer un chivito a
la uruguaya, vienen desde Haifa, de Karmiel, de Beersheva, de Rishon Le Zion,
de Jerusalem. Tengo la satisfacción de recibir a los compatriotas de la Misión
de Paz de Sinaí, a los de la embajada.”
El Chivito Celeste es parecido al canadiense más típico. “Utilizamos un pan que nos hace una panadería, con el formato de la tortuga y la textura del catalán, y un corte de carne que aquí llaman ‘cinta’, un bife de chorizo muy sabroso, uruguayo o argentino. Le agregamos panceta, jamón, tomate, lechuga, morrones, todo natural. No le pongo muzzarella, porque me parece neutro, me gusta más el sabor de un queso que me traen de una granja de la zona.”
El Chivito Celeste es parecido al canadiense más típico. “Utilizamos un pan que nos hace una panadería, con el formato de la tortuga y la textura del catalán, y un corte de carne que aquí llaman ‘cinta’, un bife de chorizo muy sabroso, uruguayo o argentino. Le agregamos panceta, jamón, tomate, lechuga, morrones, todo natural. No le pongo muzzarella, porque me parece neutro, me gusta más el sabor de un queso que me traen de una granja de la zona.”
La
receta de Pancho suele ser comentada
en medios de prensa y audiovisuales. “A
los israelíes les encanta decir chivito, yo me prendo en la broma y les pido
que lo digan en tono hebreo, más o menos así: ¡yivitu!” Una fiesta de sabores, tonos, y palabras, con un secreto
entrañable.
—Tira
es una localidad árabe, situada a 30 kilómetros al noreste de Tel Aviv, cercana
a Kfar Saba, donde vive una numerosa
comunidad rioplatense. Allí trabaja
Yussuf , Yossi o, José en español, un carnicero iraquí experto en cortes
uruguayos y argentinos. Sus principales compradores son judíos, más de 80%, y
en menor cantidad, árabes musulmanes.
Los carteles de su negocio están escritos en tres lenguas, árabe, hebreo
y español: “José Iraquí, carne fresca y
de calidad”.
El
comerciante conoce, como nadie fuera del Río de la Plata, los cortes de ambas
naciones, y va más allá, sabe distinguir si su origen es Argentina o Uruguay. “Sólo allí se consigue lomo para chivito. Lo
corta, lo machaca, lo prepara como cualquiera de nosotros, ¡es carne de
primera!”, cuenta Pancho Macedo,
uno de sus mayores clientes. Aunque no conoce Uruguay, siente un afecto
comprensible por un país que imagina repleto de paz. “En sus estanterías hay fainá Puritas, adobo Montecudine, yerba
Canarias y otros productos que nos ayudan a mitigar la nostalgia”, confiesa
Juan Lucas Pezzino.
En
una pared de la carnicería de Yussuf, sobresale un cartel realizado por su hija
en la escuela de Tira. La imagen muestra a un avión que “bombardea” signos
pacifistas sobre banderas de muchos países. A mano, la niña escribió dos
palabras que emocionan a los visitantes. “Shalom”,
dice en hebreo a la derecha. “Salam”,
dice en árabe a la izquierda. Ambas significan lo mismo. ¡Paz!
Lomito
—El sándwich argentino de carne, que algunos comparan con el chivito, también es consumido en Paraguay. Se prepara en pan francés, con lomo de ternera fileteado, queso, jamón, huevo frito, tomate y condimento entre dos panes que puede estar levemente tostados.
—Dante, ¿qué podemos hacer
el 25 de agosto y quedar bien? —fue
la pregunta de la embajadora uruguaya en Guatemala, en 2008.
—Si quiere que recuerden
nuestra fiesta nacional a lo largo de los años hay una forma infalible:
¡ofrezca chivito! —respondió el
joven chef montevideano.
Así nació uno de los festejos más arraigados en una
representación diplomática en la capital guatemalteca. “El principal
desafío era mantener el protocolo exigido a ese nivel a la vez lograr que cada uno de los asistentes
se llevara la mejor versión de nuestro sándwich más emblemático.”
Luego
de meditarlo días y días, de pensar y repensar, no dudó en proponerle a la
embajadora: —¿Si
los hacemos frente al público? La
respuesta de la diplomática fue clara, en medio de un sinfín de expresiones
faciales, ademanes silenciosos y movimientos nerviosos: —¡Haga lo que quiera Dante, estoy en sus
manos —lo dijo, y se fue.
La
primera recepción de mediodía llamada “Día Nacional del Uruguay” convocó a 150
personas, al año siguiente fueron 200, luego 300, y desde entonces se
multiplica en cada edición, con una pregunta previa inevitable: —Embajadora, van a tener
chivito, ¿verdad?
Dante
Filosi es chef ejecutivo y gerente de Alimentos y
Bebidas del JW Marriot Hotel de la capital colombiana, pero no olvida los
momentos difíciles, por ejemplo en Mangua, la capital de Nicaragua.
“Una vez armé una parrilla
con partes de chatarras, para instalarme fuera de un campo de beisbol, tal cual
ambulante y vender chivitos los fines de semana para poder pagar el alquiler de
donde vivía”, evoca. Se las ingeniaba, con mil
trucos, para crear un fuerte aroma de carne mezclada con tocino, que despertaba
el apetito de los espectadores y hasta de los jugadores que pasaban por su
puesto luego de cada partido. “Luego que probaban
el chivito no había vuelta atrás, se transformaban en clientes fijos. ¡Así
subsistí!”
Dante
Filosi ha llevado el chivito a través de República Dominicana, Nicaragua, Costa
Rica, Brasil, en una versión fusionada con picaña e ingredientes locales, pero
que respeta la receta original de su inolvidable “canadiense”.
A la chilena
Los sándwiches trasandinos de carne también tienen diversos sabores, colores, historias, personajes. Los más populares son tres. Barros Luco, de carne vacuna y queso, llamado así por el presidente Ramón Barros Luco que siempre lo pedía en la Confitería Torres de Santiago. Chacarero, de carne delgada y tajada con porotos verdes junto con tomate y ají, también se prepara con pollo o cerdo. Lomito, de carne de cerdo, a menudo con mayonesa, chucrut, tomate, palta.
—En 2014, el
chef uruguayo Álvaro Verderosa ofreció una clase demostrativa sobre los
atributos de la carne uruguaya y su leal compañero, el vino, en la Escuela de
Gastronomía Swissam de San Petersburgo, que finalizó con un chivito canadiense
aclamado por los presentes. En la elaboración del sándwich intervinieron
alumnos y egresados rusos, que recibieron consejos para el mejor tratamiento de
los ingredientes utilizados: lomo, panceta, jamón, muzzarella, tomate y huevo a
la plancha. “Una comida abundante,
exquisita y nutritiva, que nos pone en contacto con la cultura uruguaya,
elaborada con productos naturales y sustentables”, expresó Hans Hiertner,
CEO de la escuela, mientras saludaba a los representantes del Instituto
Nacional de Carnes, organizadores de la muestra.
Un "canadiense" en Canadá
—“Mi padre, El Teto, creó un sándwich de carne que, en vez de trozos de huevo cocido, incluía un huevo entero a la plancha, inspirado en el baurú del sur brasileño. Desde entonces, el ‘chivito de carrito’ se vende en muchos lugares, principalmente en el interior uruguayo.
Existen múltiples variedades, que además de los ingredientes básicos contienen: morrones, pickles, hongos, aceitunas y así como el chivito al plato (sin pan), y la mayoría papas fritas como guarnición. No existen ningún tipo de patentes, ni registros o sea que el chivito es patrimonio gastronómico del Uruguay.”
Introducción del blog Chivito Canadiense, ilustrado con las chapas automovilísticas de las dos provincias vecinas. La de Ontario dice yours to discover (para que lo descubras) y la de Quebec afirma: Je me souviens (me recuerdo).
Diego
—Nació en Montevideo, en 1970, pero es melense por
compromiso de vida, con su familia y con las innovaciones de su padre. Modesto
lo define como un “trotamundos” que ha recorrido los más diversos territorios
del planeta, desde Australia y Nueva Zelandia hasta los Estados Unidos, desde
Gran Bretaña hasta Canadá. Polígloto natural, formado en turismo, vive en Gatineau,
Quebec, en el lado francés del río Ottawa, en el límite con la provincia
británica de Ontario.
“El
personaje de esta historia es mi padre, un creador, un visionario, que vio
antes lo que la mayoría hizo después”, afirma quien desde su función asume un papel como
propagador del plato en los más diversos ámbitos de la capital política de
Canadá. Su blog Chivito Canadiense, escrito
en tres idiomas (español, francés e inglés), convoca a compartir historias del
plato.
“Los
canadienses no conocen nuestro sándwich, salvo uruguayos y uruguayófilos. Lo
hago siempre en reuniones con familia y amigos, con la receta de mi padre, con
un huevo como toque final. Todos los ingredientes se encuentran acá y además me
compré una plancha eléctrica solo con ese propósito”, cuenta Diego Gómez en su casa de Gatineau,
mientras prepara un clásico del Teto.
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