Gianfranco Premuda y José Lavalleja Castro en Villa Colón, Montevideo, 2011. (Alejandro Sequeira) |
Creadores de fertilidad
Los une una profunda amistad y un objetivo vital: descubrir. Son los decanos de los inventores uruguayos todavía activos. Una de sus innnovaciones es un ejemplo de ingenio aplicado a la productividad agropecuaria. El Vigorizador de Semilla es un procedimiento concebido para mejorar el desempeño vegetal, desde el origen. Fue puesto a
prueba con éxito en distintos tipos de suelo y temperaturas, y
expuesto a múltiples plagas. Aún en las peores condiciones
ambientales, los embriones vigorizados mejoraron hasta en 25% su
rendimiento promedio.
Sobre la base del fascículo N° 4 de la serie Inventos e Innovaciones realizadas por Uruguayos (Trocadero Gabinete DDiseño para el diario El País, Montevideo, 2011).
Una
mañana de 1972, el ingeniero agrónomo José Lavalleja Castro estaba
en la antigua Unión Soviética, con técnicos la Comisión Nacional
de Energía Atómica, cuando fue sorprendido por un hecho que nada
tenía que ver con la misión. Los agricultores rusos trataban sus
semillas con nutrientes líquidos antes de sembrarlas en suelos menos
fértiles y a temperaturas bajo cero.
Como
apasionado de su profesión, solicitó asesoramiento sobre el
procedimiento para aplicarlo en Uruguay. “En realidad es una idea
muy vieja, que ya utilizaban los agricultores americanos
prehispánicos: sembraban maní y maíz a mano, pero antes los
remojaban en agua para que avanzara su germinación. También era
usual en la colonia rusa de San Javier, departamento de Río Negro,
donde el girasol era humedecido primero y luego secado al sol, antes
de plantarlo. Así fue hasta la creación de las sembradoras
mecánicas, cuando se hizo imposible empapar las semillas porque no
soportaban el tratamiento dentro de la máquina”, evoca Castro.
José Lavalleja Castro en un campo de maíz, en el departamento de Soriano. A la izquierda, plantas nacidas de semillas vigorizadas. (Archivo Lavalleja Castro) |
Lavalleja
Castro conoció al ingeniero industrial Gianfranco Premuda hace más
de cuatro décadas. Una tarde le planteó su descubrimiento y le
solicitó que diseñara un equipo de tratamiento a gran escala. “Lo
probamos tres años seguidos con agricultores de Soriano, en girasol,
sorgo, maíz y algodón”, evoca Premuda. El productor enviaba una
bolsa de semillas que eran vigorizadas y devueltas para que se
plantaran plantaran una al lado de la otra, con un aumento de 25%
registrado en la producción.” Los costos se cubrían largamente
con una mayor eficiencia, pero había un problema: el agricultor no
eradueño de la simiente, sino sóloel encargado de multiplicarla”,
afirma. A fines de la década de 1980, cuando los inventores
iniciaron contactos con semilleros uruguayos y argentinos, surgió la
explosión de la soja. “Lo intentamos, pero su semilla humedecida
se hincha y luego de secada se parte. No pudimos conseguir un buen
grano.”
Para realizar las primeras experiencias los productores enviaron semillas a Lavalleja Castro, quien las sometió al proceso de vigorización y luego se las devolvió para que las plantaran una al lado de otra. Por esta técnica innovadora, obtuvieron un aumento de 25% en la productividad.
Gianfranco Premuda y José Lavalleja Castro amigos eternos, en la vida y las invenciones. (Alejandro Sequeira, 2011) |
Una
vez que estuvo pronta, nadie se animó a bautizarla. “No tuvimos la
necesidad de darle una denominación o sigla extraña, pero fue una
solución para el primer problema que plantea la vigorización: la
necesidad de un tratamiento regular de la semilla”, evoca Premuda.
Dentro del mecanismo, el grano recibe una primera humedad, después
una temperatura, seguida por un secado, con una secuencia exacta
decidida en base a la experiencia técnica de Castro.
“La
Máquina” puede ser diseñada a medida del productor, con un tamaño
mínimo que cabe en un baño, hasta una gigantesca similar a un
galpón. “Llegamos a tratar hasta 10.000 kilos de semillas, sin
ningún problema”, anotan los decanos de los inventores uruguayos.
Una
limitación del procedimiento es la duración máxima de tres meses
de sus beneficios, porque luego de ese plazo vuelve a su estado
original. “En 2002, cuando en el país no había plata para comprar
semillas, nosotros recuperamos una partida entera de girasol que
estaba considerada descartable y que se pudo plantar. Pero la mejor
experiencia fue la de Saman: con técnicos nacionales y buenos granos
producidos por ellos. Trabajamos casi un año, y conseguimos 30% más
de rendimiento. ¡Nadie lo podía creer! Hubo un rendimiento extra de
mil kilos más. El límite de producción del arroz son 10 mil kilos
por hectárea, porque fisiológicamente no da más a causa de su
fotosíntesis. En aquel momento llegamos a ese techo”, concluye
Lavalleja Castro.
“Una patente mundial, que es la que protege de verdad, cuesta 80 mil dólares; patentar sólo en Uruguay significa transformarla una idea en algo público y robable.”
—José Lavalleja Castro, ingeniero agrónomo.
Infrarrojo
“Un
problema de la semilla está en la estructura cristalina de la
membrana, que no funciona cuando se siembra en frío: así se
debilita y se expone a la acción de hongos. La vigorización mejora
la resistencia celular, un beneficio detectable a través de un
análisis infrarrojo”, dice José Lavalleja Castro. “La técnica
fue desarrollada en la tabacalera Montepaz, a partir de un método
creado por el profesor Carlos Hirschfeld. Ellos pueden detectar la
humedad de un manto de tabaco alumbrándolo con una luz infrarroja,
luego sacándole una foto y haciendo un cálculo matemático diseñado
para este procedimiento. Hirschfeld era hijo de un empresario alemán
que se exilió en Uruguay, y al que los nazis le confiscaron una
fábrica de sidecares. Con el tiempo el científico se radicó en
Estados Unidos, y hasta fue candidato al Premio Nobel”, cuenta
Gianfranco Premuda.
“Un invento no tiene sentido si no se puede transformar en una innovación útil para la sociedad.”
—Gianfranco Premuda, ingeniero industrial.
Ingeniero
agrónomo, especializado en el desarrollo de semillas, fue jefe del
Proyecto de Experimentación Integrada de INIA, y técnico de la FAO,
luego de irse al exilio tras el golpe de Estado de 1973. Fue pionero
en la promoción y difusión del empleo de las rotaciones de cultivos
y pasturas. Su experimento La Estanzuela, realizado hace más de 40
años, es el ensayo más antiguo de manejo de suelos de América del
Sur. Permitió diseñar y adoptar los sistemas mixtos de producción
que reúnen innumerables valores relativos a la preservación de los
recursos naturales. Lo más valorable de esta propuesta fue que logró
hermanar los beneficios ambientales con los beneficios económicos y
una aceptación generalizada por los productores. Sus investigaciones
están en la base de numerosos trabajos científicos relacionados con
la sostenibilidad de los recursos naturales en los sistemas de
producción, y de compromiso con la tarea agropecuaria.
“La materia orgánica del petróleo se acumuló en 400 millones de años, pero se gastó en 160 y no llegará a los 200. Así que pronto habrá que esperar otros 400 millones de años para tener energía a partir de hidrocarburos.”
—Gianfranco Premuda
—Gianfranco Premuda
“Eladio
dieste, con su cerámica armada; Jorge Pivel, con su cámara
torsional; Rafael Guarga, con su sumidero invertido, Alfredo Baeza,
con su robot de riego, son colegas que merecen ser considerados
inventores profesionales de primer nivel. El caso de Guarga describe
cómo trata el país a los innovadores. Estuvo diez años tratando de
vender su máquina contra las heladas, pero los productores siempre
le decían lo mismo: ¿Cómo sabemos que fue la máquina y no la
falta de frío? Entonces lo presentó a la Universidad de California,
donde han estudiado los fenómenos climáticos del territorio
estadual con una precisión de 99%. Cuando se colocó el sumidero en
un área donde se señalaba alto riesgo de helada, no hubo dudas de
que el cambio se debió a la herramienta. La UCLA los apoyó, a los
productores californianos no se lesoc urrió desconfiar, y ahora su
invento se vende en todo el mundo.”
—Gianfranco Premuda
—Gianfranco Premuda
“Los biocombustibles son un cuento: con 100 millones de toneladas de maíz para alcohol no se cubre 1% de las necesidades de gasolina.”
—José Lavalleja Castro
—José Lavalleja Castro
Energía
verde
“Alguna
vez me presenté al Premio Nacional de Ingeniaría con una idea:
utilizar árboles en lugar de agua para alimentar a la represa de
Rincón del Bonete. Mi propuesta era plantarlos a lo largo de cuatro
kilómetros paralelos al Río Negro, y hacer pequeñas centrales
intermedias hasta donde los árboles podrían llegar a través de la
corriente. En ese momento hice un cálculo: se necesita la mitad de
árboles que de agua para conseguir la misma energía. Los discutí
en la Asociación de Ingenieros, le presenté el proyecto a UTE, pero
es más fácil copiar tecnología que innovar.”
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