miércoles, 30 de noviembre de 2011

En Las Piedras se editó un emblema del NO a la dictadura uruguaya



La Plaza aún resiste

En noviembre de 1979 nació la primera publicación claramente opositora a la dictadura: el mensuario La Plaza de Las Piedras. Dirigida por Felisberto Carámbula, notorio dirigente batllista de su tiempo, acompañado por sus hijos Marcos y Gonzalo, por entonces jóvenes militantes de la izquierda, en sus páginas escribieron, entre tantas plumas resistentes: la notable educadora Reina Reyes, el ex senador colorado Luis Hierro Gambardella, Enrique Iglesias, Alberto Zumarán, y los sacerdotes Luis Pérez Aguirre, Juan Martín Posadas y Juan Luis Segundo.

Sobre la base del artículo publicado en el semanario Brecha (Montevideo, 1 de diciembre de 2010).

 En el agosto previo al Plebiscito de 1980, un editorial de Felisberto Carámbula reflexionaba sobre la reforma constitucional que pretendía imponer el régimen: “Artigas quedó en el camino con estas pautas que se están redactando". También realizaba un análisis documentado de las contradicciones del proyecto con el ideario artiguista. En la edición anterior a la votación de noviembre, hay un artículo sobre el grupo musical Rumbo, en el que Laura Canoura, Mauricio Ubal, Gonzalo Moreira, Miguel López, ofrecían un mensaje opositor repleto de poesía urbana. 
Su primera tirada fue de 1.000 ejemplares, de los cuales muchos quedaron en Las Piedras y el último número, cuando fue clausurada en 1982, trepó a los 30.000 certificados, más las fotocopias que circulaban dentro y fuera del país. 


Gonzalo Carámbula
"Nació pueblerina, pero nos desbordó la rebeldía de la gente" 
"La Plaza fue el primero de los periódicos independientes creados para aportar una visión crítica de la dictadura. La Semana, de El Día, fue un poco anterior, pero era un suplemento sabatino, luego aparecieron Opinar, La Democracia, Opción, con los que compartimos una vocación política y periodística, y más de una clausura temporal. El primer editorial de la revista fue escrito por Luis Hierro Gambardella, un batllista cabal, de los de antes, que era muy amigo de mi padre, que en aquel momento comenzaba a despegarse del Partido Colorado. Cuando se fundó la revista, mi padre era batllista de la Lista 15 de Luis Batlle, y de Jorge también." 
Cuando nos pusimos manos a la obra, con Marcos y Perico estuvimos de acuerdo en que el único que podía figurar era el Viejo, ninguno de nosotros podíamos hacernos responsables de una publicación. Así se lo planteamos, y él que era muy liberal en todo sentido, muy respetuoso de nuestras ideas y nosotros de sus ideas. La nuestra era una familia que dialogaba mucho, que intercambiaba mucha información política, de muchos debates, quizá, más que lo normal. Él era colorado, nosotros comunistas con militancia gremial universitaria. Se lo planteamos, estuvo de acuerdo, y comenzamos a reunirnos todos los sábados de mañana, con mate y bizcochos, así fuimos armando La Plaza."
"El nombre de la revista no tiene misterios, se refiere a la Plaza de Las Piedras, que siempre será un punto de encuentro de los pedrenses. Hasta el logo, con aquella letra irregular, hecha a mano, convocaba a resistir, jugaba con la idea de que La Plaza era un sitio de libertd de todos los pedrenses. Yo era el editor, el diagramador, el que armaba las caratulas. No me considero un periodista , si definimos su tarea como un profesional independiente de la comunicación; nunca lo fui." 

—"Nuestra amistad con Perico (Pérez Aguirre) nació por su trabajo en La Huella, con la que teníamos una profunda afinidad. Cuando todavía no se nos había ocurrido sacar La Plaza, lo embromábamos, diciéndole que él tenía el triste honor de ser seguido por los “hermanos” Castro, Yamandú y Alén, dos hombres fuertes de Inteligencia. Recuerdo que Perico nos respondía en serio, que Yamandú Castro lo vigilaba mucho, que lo leía al pie de la letra, a él y a otros cristianos."
—"La Plaza nació pueblerina, creció a una escala nacional, hasta internacional. Si sumamos las tiradas más las fotocopias, hubo números con decenas de miles de ejemplares. Fue un poco de aquello de pinta tu aldea y pintaras el mundo, un estado de sentimiento, de expresión de necesidades, de un espíritu unitario y de múltiples vertientes que colaboraban. Un colorado se encontraba con el artículo de un correligionario, un blanco lo mismo, los critíanos se encontraban con artículos de teología incluso muy sólidos como los de Juan Luis Segundo. Había reportajes sobre canto popular, teatro, cine, literatura, fueron los primeros que se hicieron en la prensa alternativa. Fue una referencia, entonces , en realidad, La Plaza se retroalimentaba con un estado de unión que a su vez se amplificaba, y que se desbordó, lo desbordó la realidad, lo desbordó la necesidad de la gente." 
"Me molesta la versión Montevideo céntrica de la resistencia, muchas veces ven las cosas por y desde Montevideo, ¡me parece injusto! Hay una breve historia del Uruguay de Benjamín Nahun, que menciona a la prensa en la época, y la prensa es Opinar, Aquí, Opción. No es La Plaza, ni la prensa clandestina. Me ruboriza decir que fuimos los pioneros de la prensa alternativa, pero los hechos objetivos son como son." 

Marcos Carámbula 
“El NO fue una respuesta popular única en el mundo” 
—”La revista salió por primera vez en noviembre de 1979, por la coincidencia de diferentes conversaciones, por un lado de un grupo de jóvenes: mi hermano Gonzalo, Eduardo Milano, Enrique Pintado; y por otro, en un permanente diálogo con el padre Perico Pérez Aguirre, quien por entonces estaba en Las Piedras con esa obra tan maravillosa que han hecho en La Huella con los gurises. Veníamos conversando sobre la necesidad de un espacio donde expresar lo que estábamos sintiendo los uruguayos, particularmente desde nuestra comarca pedrense. En aquel momento se integró un grupo de historiadores, otro de creadores literarios, de economistas, de gente vinculada a la producción, y la gente que de alguna manera estaba acompañaba al canto popular que nacía o retomaba las viejas corrientes, aún en dictadura. Fue surgiendo un encuentro de compatriotas que en diferentes ámbitos buscaban caminos de libertad, de democracia. Fue una experiencia muy interesante, diría que única en aquel marco.” 

Los uruguayos, esos héroes 
“Toda La Plaza, pero en especial su portada, era siempre motivo de interpretación. Para dar un ejemplo: cuando se hizo el plebiscito hubo dos ventanas, una cerrada debajo de la cual decía SÍ y una abierta debajo de la cual decía NO. Era todo un símbolo. Antes con un grabado de Picasso, después con un árbol que recogía la frondosidad de la historia del pueblo uruguayo, y así en cada una de las páginas fuimos buscando caminos que abrieran posibilidades de ir diciendo las cosas que muchos, la mayoría, queríamos decir. Hubo un columnista permanente desde el nacimiento de la revista, que rescato, como era el caso de Luis Hierro Gambardella; en el número anterior escribió sobre Grauert, y en el número posterior al plesbiscito su artículo se tituló: Los uruguayos, esos héroes". 

Germán Oller 
—"Era un entrañable diputado blanco, lamentablemente fallecido, con quien permanentemente nos reuníamos para intercambiar información; él traía sus casetes de Wilson, y me decía 'mirá que en tal lado tu gente  hoy en día no está conectada, no está informada, arrimale material'. Lo afirmaba con ese estilo tan particular de los partidos tradicionales, que uno respeta tanto. Para tener una idea del conocimiento que tenía Germán de un departamento tan complejo como Canelones, recuerdo nos decía: ¡Quedate tranquilo, que en tal lado tal caudillo tiene tantos votos y vota por el NO, y tal y tal otro'. De manera que cuando tres o cuatro días antes a nosotros, que todavía teníamos el peso de estar proscritos, con tantos compañeros presos y gente fuera del país, nos parecía una hazaña que el pueblo uruguayo pudiera decir que NO, Germán nos decía: 'Quédense tranquilos que va a ganar en Canelones' y por ende en el país cómodamente". 

Rumbo 
—“Había tal entramado de gente haciendo cosas que no podemos atribuir el triunfo del NO a un debate, a una revista, a un caudillo o a una personalidad; fue todo el pueblo uruguayo que generó esa hazaña popular, como escribía Hierro Ganbardella. Para dar un ejemplo, en el número previo al plebiscito de 1980 hay un artículo interesantísimo sobre Rumbo, aquel grupo musical donde estaban Laura Canoura, Miguel López, Gonzalo Moreira y Mauricio Ubal, de todo el contenido de su poesía y su música. Eso lo estábamos viviendo, se vivía en Montevideo y en el interior. Recuerdo que en Las Piedras se armó un tablado con cajones donde cantó Rumbo y todos quedamos maravillados por su música, pero a su vez por aquello que estaba transmitiendo. Eso estaba pasando, como decía Jorge Amado, en los mil subterráneos de la libertad. Rumbo surgió justamente de esa nota, en ese año 1980, por eso yo digo que hay que rescatar a la sociedad en su conjunto, que logró esa tan formidable expresión y que al otro día se expresó con esa madurez tan característica de los uruguayos."



Voto a voto
—"En Las Piedras habíamos formado un comando para asegurarnos el control voto por voto, circuito por circuito, para no tener sorpresas. Estaban Germán Oller, Tabaré Hackenbruch por parte del Partido Colorado y un grupo de frenteamplistas, que por supuesto estábamos proscritos. En la escribanía de mi padre se hizo un comando que centralizaba toda la información del departamento. Puedo asegurar que dos horas después, por los testimonios de los funcionarios que estaban en todas las mesas, teníamos toda la información, voto por voto, circuito por circuito, de prácticamente todo el departamento.”
Vivián Trías 
—"Lamentablemente falleció en esos días previos al plebiscito. Vivián fue diputado socialista, historiador, pedrense, que ya estaba en sus últimos días, pero que tenía una enorme confianza en el NO; nosotros íbamos todos los días a verlo y nos decía con toda convicción que nos quedáramos tranquilos, que el pueblo uruguayo le iba a demostrar a la dictadura lo que estaba pensando. A nosotros, que en aquel momento éramos bastante más jóvenes y no teníamos mayor experiencia electoral, nos pesaba el peso de la opresión, de la propaganda. Sin embargo había también cosas muy lindas que La Plaza recogía, como una carta abierta del padre Pérez Aguirre a los cristianos y a los jóvenes, que nos hacían pensar que los jóvenes también calladamente iban a decir que no. Pero la verdad es que para nosotros era una incertidumbre lo que iba a pasar, y ni hablar que eso se trasladó a una gran alegría al otro día, al conocer los resultados nacionales.” 

La alegría del triunfo 
—"Se manifestó con una enorme cautela. Esa misma noche al comando llegó gente que estaba trabajando en todos lados, todo el mundo llegaba en silencio pero con una enorme sonrisa y nos decía: 'En tal mesa ganamos por tanto'. La gente llegaba, daba el resultado de su circuito y se iba para su casa a esperar. Pero se fue corriendo ese rumor manso que tienen las cosas tan lindas de nuestro pueblo, de alegría sin ninguna estridencia. Y al otro día había que ver la cara de la gente, con una sonrisa de par en par, saludando con la 'V' de la victoria... Todo con una cautela que no generaba ningún aspaviento, pero todos conocíamos el estado de ánimo. En la calle y las plazas nos cruzábamos apenas con una sonrisa.”


1.000 ejemplares
—"Fue el primer tiraje de La Plaza, de los cuales muchos quedaron en Las Piedras. Cuando nos clausuraron, en 1982, dos veces, llegamos a casi 30.000 ejemplares. El primer cierre fue por un gran artículo que se publicó recogiendo las palabras de Luis Pérez Aguirre en la catedral metropolitana en un homenaje a monseñor Romero, que falleció asesinado en El Salvador. Luego nos terminaron de clausurar por un artículo maravilloso, que fue de lo primero que se planteó, junto con las reflexiones de Manuel Flores Mora en Jaque: Clemencia para los vencidos, en el que Juan Luis Segundo hablaba de la amnistía por primera vez.”


Felisberto Carámbula
—“Mi padre era un hombre del Partido Colorado de toda la vida, que había ocupado cargos en el gobierno previo a la dictadura, y ¡que sufrió las consecuencias! En aquel momento era el presidente del Club Solís de Las Piedras, y fue prácticamente destituido por los militares en una forma directa. En agosto, previo al plebiscito de 1980, el editorial -que era hecho por mi padre- acerca de la Constitución decía: 'Artigas quedó en el camino con estas pautas constitucionales que se están redactando'. Después venía un durísimo artículo, con mucha documentación, que registraba cada una de las contradicciones con el más profundo contenido artiguista de la ley. Tengo un recuerdo muy emocionado, porque tanto él, como Luis Hierro Gambardella y otra gente de los partidos tradicionales, como Juan Martín Posadas, escribieron con mucha entereza. Hay artículos muy lindos de Enrique Iglesias, que en aquella época colaboraba con la revista en los temas económicos.”

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