Bahía de los pioneros
Lo que quedaba del antiguo Muelle Capurro, en 2018. |
Capurro cuando aún se llamaba La Meca, con su playa Honda, sus muelles y sus industrias, 1890. |
Bahía de Montevideo colonial. |
—El religioso y botánico nunca ocultó su admiración por la belleza panorámica de una bahía desolada, agreste, profunda. A corta
distancia de su refugio estaba la desembocadura de un arroyo caudaloso, con
el paso de los años llamado Miguelete. En extremo oeste de
la herradura divisaba el Monte VI enigmático, protector, el Cerro de
altura leve, dominante de aquel territorio apenas ondulado.
—Hacia el este
observaba un espejo azul, sereno, apto para la navegación transatlántica, que
prometía un calado ideal para las embarcaciones de su tiempo. Feuilée tenía muy
buen ojo marítimo. Quince años después los portugueses intentaron
crear en el mismo punto de sus visiones, un puerto estratégico, una segunda
Colonia del Sacramento, pero en 1724 fueron expulsados por Bruno Zabala,
obligado fundador del fuerte de San Felipe y Santiago de Montevideo.
—El pionero
francés plantó
una huerta de repollos, rábanos, perejil, lechugas y frutas, realizó observaciones
meteorológicas y de la fauna alada, mientras estudiaba las cualidades
productivas del ganado salvaje introducido un siglo antes por Hernandarias. Sus
marinos fabricaron un horno donde se cocieron los primeros
panes montevideanos, según la bitácora de viaje, un 25 de octubre de 1708.
—El
topónimo del barrio se debe al marino y emprendedor genovés venido al país en
tiempos de la jura de la primera Constitución. Su buen olfato para los negocios
lo permitió realizar oportunas inversiones, acumuló una envidiable fortuna como
agente marítimo, accionista de compañías navieras, extractor de arena y agua.
—Giovanni
Battista Capurro adquirió un predio en la margen izquierda
de la desembocadura del arroyo Miguelete, donde edificó una hermosa casa quinta
con frente al camino Espinosa, la actual calle que también evoca su nombre.
Instaló su residencia familiar en el mismo predio donde décadas antes estuvo el
Caserío de los Negros.
—La quinta
se extendía paralela a la playa en su tiempo conocida como Honda, que él llamó La
Meca, donde abundaban los arenales y fuentes naturales de agua dulce,
continuación natural de los pozos de la Aguada. Eran veinticuatro cuadras
cuadradas, con paradisíacos jardines, que pobló de pájaros y especies
forestales.
Giovanni Capurro. |
—Según
cuenta el historiador Isidoro de María, aquel año hubo una gran sequía en
Montevideo que a punto estuvo de provocar un motín popular. Con habilidad y
sentido de la oportunidad, no dudó en suministrar toda la necesaria surgida en
su establecimiento. En sólo dieciocho días los vecinos montevideanos recibieron
2.133 pipas de agua, que la Comisión de Salubridad pagó a 1.514 pesos.
—La que parecía
una crisis, el hábil empresario trató de transformarla en una oportunidad
cuando ofreció un servicio de agua por cañerías, pero,
mientras se discutía la oferta llovió copiosamente y se solucionó la angustia
de la seca, los aljibes se colmaron. "Capurro
se quedó con sus manantiales, sin poder concretar su iniciativa", narraba
De María.
—Otro
negocio fue el turístico, como escala del vaporcito que en los veranos hacía la
carrera desde el puerto al Cerro, tanto en el viaje de ida como de vuelta. El
boleto para realizar el tramo completo costaba dos reales y al Muelle Capurro,
la mitad.
—Giovanni
Battista Capurro falleció el 27 de noviembre de 1872. Sus hijos, Juan Alberto y
Federico, fueron pioneros de la actividad industrial del barrio. Fundaron una
sociedad que instaló una fábrica de almidón, una destilería de alcohol y una
cervecería, ubicadas todas donde actualmente se encuentran ALUR y la ex—planta
de alcoholes de ANCAP.
—Tan
ambicioso proyecto, concebido en medio de la euforia de la “época de Reus”,
sufrió los avatares de la crisis de 1890 que causó la quiebra de los Capurro. Cerraron
las fábricas de almidón y de cerveza, mientras que la destilería de alcoholes pasó
a propiedad del francés Jules Meillet.
—El proyecto
turístico también fue una idea de los hermanos Capurro, quienes crearon en los
últimos años del siglo XIX, la Sociedad Gran Balneario de Playa Honda, cuando
el paraje se conocía todavía con el nombre de la playa. En 1900, con el tranvía
a caballos, la zona adquirió auge, y en 1906, con el tranvía eléctrico, se convirtió
en el principal balneario de la ciudad.
Playa Capurro, postal de 1920. |
—El
parque mantuvo su esplendor y sostenida concurrencia hasta la década de 1920,
cuando el balneario comenzó a ser desplazado en la preferencia del público por Pocitos
y otras playas del este de Montevideo.
—La
inauguración de la planta de refinado de combustible de ANCAP, en 1936, fue el
golpe definitivo contra la propuesta turística. La construcción de la nueva
ruta de salida al centro y oeste del país, en 1988, mutiló y redujo a recuerdos
el hermoso parque que casi nadie visita.
—Capurro
durante décadas fue un paisaje elocuente de barcos fondeados o abandonados en
la bahía, paisaje costero y portuario, para el recuerdo, para la fotografía del
aficionado, para la nostalgia. Con una iluminación distinta según sea de mañana
o de tarde. Con las más diversas actividades según fuera de día o de noche. Capurro
es el sitio donde nació la industria montevideana y uruguaya. Una bahía de pioneros.
—Instalada en
Capurro por el inversor francés Jules Meillet, fue una de las más grandes y
modernas de América del Sur en su tiempo. La planta de 11.000 metros cuadrados
poseía un muelle de 300 metros de largo, el área de Fermentación contaba con
diez cubas metálicas cerradas de 120.000 metros cúbicos de capacidad cada una, y
otras de 5.000 y 10.000 metros cúbicos cada una.
—Meillet fue uno
de los hombres más ricos del país a principios del siglo XX, propietario de
seis destilerías, casi un monopolista apoyado por el
gobierno francés, y favorecido por un fuerte impuesto a
la importación de alcoholes extranjeros.
—La producción de
la planta Capurro llegó a 18.000 litros de alcohol carbónico, 5.000 kilos de
ácido carbónico, 1.500 kilos de aceite de maíz, 10.000 kilos de residuos secos,
200 kilos de levadura para panificación.
−El Pánico de
1890 que afectó al Río de la Plata, provocado por el quiebre de la casa
británica Baring Brothers of London, tuvo su epicentro uruguayo en la caída del
Banco Nacional fundado por el inversor madrileño Emilio Reus.
−Una de las mayores
víctimas de la crisis económica fue la planta cervecera fundada a orillas del
Río de la Plata por los hermanos Juan Alberto y Federico Capurro, por años dominadora
del mercado local con su marca popular Mercurio.
−En 1892 fue
adquirida por el emprendedor prusiano Friedrich Mux, un antiguo del Ferrocarril
Central, que vivía en el poblado de 25 de Agosto, departamento de Florida. La fábrica
que llamó Germania, estaba organizada como sociedad anónima, financiada con la
venta de acciones, a imagen y semejanza del exitoso modelo de su competidor
compatriota Conrado Niding, creador de la Cervecería Popular, pero también
porque era la forma jurídica que mejor se adaptaba al creciente requerimiento
de capitales y tecnología.
−En 1895, las tres
mayores cervecerías locales se fusionaron por un acuerdo entre Conrado Niding, Friedrich
Richling y Fiedrich Mux. Así nació una nueva empresa: Cervecería Uruguaya.
−El Instituto de
Química Industrial, antecedente de ANCAP, fue fundado en 1912, por iniciativa
del ministro Eduardo Acevedo Álvarez, a pedido del presidente José Batlle y
Ordóñez. Su sede estaba en la antigua planta de la Cervecería Germania, en
Capurro.
−El primer carburante
nacional, basado en alcohol y biomasa, fue creado en la planta Capurro del
Instituto de Química Industrial, en 1923, por un equipo liderado por los
ingenieros Ángel Goslino y José Cerdeira
Alonso.
−Fue probado
entre el 24 y 29 de diciembre en un recorrida de ida y vuelta entre Montevideo y
Villa Colón, en el auto N° 2425, marca Renault, de José Batlle y Ordóñez, en el
N° 7818, marca Buick, de Domingo Arena, en el N° 6624, marca Studebaker, de
Axel Sundberg, y en el auto N° 5517, marca Ford, de Pablo María Minelli. El
resultado de los ensayos fue “satisfactorio”, según todos los informes, pero
nunca avanzó a la etapa de desarrollo.
—En
el amplio predio donde se cruzan las calles Capurro y Gutiérrez, en el último
cuarto de siglo XVIII hubo un grupo de edificios conocido como “Caserío de los
Negros”, para alojar a los esclavos que arribaban a Montevideo, por entonces
puerto de distribución regional del tráfico que tenía como principales destinos
a Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santiago de Chile, Potosí, Lima.
—La historia
comenzó en 1787, cuando era inminente la llegada del
primer cargamento de la española Real Compañía de Filipinas, autorizada a
transportar hacia América de cinco a seis mil negros por año. El Cabildo
montevideano, por temor al contagio de las enfermedades que los desembarcados
podrían transmitir en la ciudad, obligó al representante de la empresa a
construir “habitación bastante para los negros, que se esperan y demás que
sucesivamente vendrán a este puerto”.
Un sector de la playa Capurro, cercano a la desembocadura del arroyo Miguelete, en 1940 quedó dentro del espacio industrial de ANCAP. |
—El
tráfico de esclavos aumentó en la etapa colonial, hasta 1800, para luego
decaer. En 1802 las edificaciones se hallaban abandonadas y sufrieron saqueos, el
robo de puertas y ventanas. En 1804 hubo una propuesta de arrendamiento como almacén
de trigo, pero no se concretó por “haber sido habitada recientemente por negros
enfermos”.
Laboratorio de Alcoholes ANCAP, obra del arquitecto Rafael Lorente Escudero, 1935. |
—En 1836, el genovés Giovanni Battista Capurro construyó el casco de su residencia familiar en el mismo sitio del caserío. Luego de su muerte, la quinta fue fraccionada y vendida, solo quedó la vivienda donde tuvieron su sede las escuelas públicas 47 y 108. Cuando la antigua residencia de los Capurro fue demolida, se construyó el actual, que a su alrededor presenta vestigios del edificio colonial.
—Su
primera denominación fue La Meca, un camino atravesado por la esclavitud, a
calle fundacional de la industria uruguaya, espacio matriz
de la generación de energía en el país, que en dos cuadras resume tres siglos
de invenciones, innovaciones, emprendimientos memorable. Bernabé Caravia es la columna vertebral de un territorio de prioneros de la industria uruguaya, como las otras calles paralelas o que la cruzan: Doroteo Enciso (Del
Puerto), Santiago Labandera (Norteamérica), Artilleros, Pasaje Industrial,
Wenceslao Regules (De La Teja).