“La arquitectura de Eladio Dieste es una obra maestra americana y universal”
Nuria Sanz evalúa los sitios presentados por Uruguay ante la UNESCO. |
"Tan lejos o tan cerca de sus objetivos como las poblaciones y los Estados lo deseen y se comprometan", una frase final de la arqueóloga española que recorre la región hace una década define la situación de los cuatro sitios que Uruguay pretende declarar patrimonios de la humanidad, luego de la exitosa experiencia de Fray Bentos. “Chamangá es un espacio arqueológico fascinante, con un buen trabajo realizado. A la obra de Eladio Dieste no costaría ingresar por su valor universal. La arquitectura montevideana está protegida por técnicos que han demostrado ser de los mejores pensadores de su patrimonio. La Gruta del Palacio es la que está en una etapa menos avanzada, pero eso tiene que decirlo la gente en su territorio.”
Sobre la base de la entrevista publicada en el semanario Brecha (Montevideo, 29/04/2011), actualizada en 2015.
-¿Cómo visualiza el valor inmaterial de la obra de Eladio Dieste?
-Mi abuelo decía que lo simple es lo simplificado. Una idea que describe
el talento de Dieste, creador de espacios que parecen pensados de una
vez, donde uno se imagina que aquello fue realizado en pocas horas. Su
trabajo posee una forma tan propia, tan elaborada, y al mismo tiempo tan
primaria, que encierra un mensaje universal. Es la utilización de algo
tan clásico, como el ladrillo, transformado en un canto a la forma, a la
luz, a la comunicación. Es una vuelta a lo propio, a lo genuino. Dieste
utiliza el ladrillo con el lenguaje de la flexibilidad, su obra no
tiene un milímetro de pesadez, ni limitaciones constructivas, ni
lumínicas. Lo suyo es solidez material y expresión inmaterial. Inventa
formas de ingreso de la luz, mueve los ejes. Su mensaje es “no hay que
levantar la voz para hacer ruido”, porque así era él. Estuve en el
galpón portuario (Depósito Montevideo), también en la iglesia de
Atlántida que es magnífica, pero la que mejor me ha ayudado a
comprenderlo es su casa de Punta Gorda. Una obra de autor para el autor,
un autorretrato de él y de su familia. Quedé impresionada con su
asignación y distribución de los espacios, con el cuidado de los
detalles, porque permiten saber cómo entendía una relación familiar, el
amor, la solidaridad. Es una obra fundamental, no ya de Uruguay o de
América, sino de la arquitectura universal.
-¿En algún momento Colonia del Sacramento estuvo en riesgo de salir de la lista del Patrimonio Mundial de UNESCO?
-No, pero en 2009 vino una misión de monitoreo, porque habían llegado noticias de posibles amenazas. Colonia tenía sus problemas, que no fueron obstáculos para su permanencia en la Lista, porque hubo un compromiso de solucionarlos. La misión funcionó como un revulsivo necesario. El Barrio Histórico precisa un nuevo plan de conservación de su patrimonio inmueble, además de renovados acuerdos sociales para que las intervenciones urbanas colaboren con su carácter histórico y cultural, y para que se consolide un desarrollo sustentable de su portada marítima. Las recomendaciones fueron dadas en los mejores términos. Nosotros llegamos ese mismo año, para plantear cómo la Convención del Patrimonio Mundial puede colaborar en este caso, también en la renovación de la ley uruguaya y en la identificación de nuevos sitios. Estamos haciendo un trabajo en tiempo record, porque dos años después volvimos para participar en una reunión de expertos jurídicos que aportan una visión regional, y para consolidar nuestro apoyo a la pretensión uruguaya de declarar nuevos patrimonios mundiales: Fray Bentos (declarado en 2015), el arte rupestre de Chamangá, la obra de Eladio Dieste, la arquitectura de Montevideo como contribución urbana del modernismo al mundo contemporáneo y la Gruta del Palacio.
-¿Qué vio en Chamangá?
-Estuve allí en mi primera estadía, en 2009. Me parece un lugar primigénico, que necesita investigación, pero que tiene muchísimo avanzado. En realidad precisa más investigación aplicada a la conservación del lugar, no solamente desde lo puramente arqueológico. Es un magnífico conjunto, en el que se está haciendo un muy buen trabajo académico y de protección, y que ahora necesita ser documentado de acuerdo a lo que se exige para su presentación ante la Convención del Patrimonio Mundial de UNESCO.
-¿Y el Art Déco montevideano?
-La mirada al valor arquitectónico de Montevideo no se acaba en una tendencia, sino que existen evidencias anteriores y posteriores de creatividad urbana. No señalamos sólo un estilo, sino una evolución del lenguaje arquitectónico que expresa una singularidad cultural. Se trata de un conjunto antropológico y sociológico, que trasciende a un estilo europeo implantado en una ciudad latinoamericana, como el Art Déco o el Modernismo. Son formas que varían en escala y funcionalidad, y que se acompasan muy bien con otros bienes patrimoniales uruguayos: la creación pictórica y escultórica, la literaria y la ensayística. Todo corresponde a una construcción social del país.
-Usted suele decir que una visión moderna del patrimonio exige un cambio de la preposición vinculante. Que antes había un derecho “del” y ahora hay un derecho “al” patrimonio. ¿Qué significa?
-Que antes el objeto era su caracterización arqueológica, paleontológica, arquitectónica, histórica u otra, pero que cada vez se tiene más en cuenta de quién y para quién es el patrimonio. Hay preguntas a responder. ¿Quién valoriza los procesos de toma de decisión y participación? ¿Dónde está el derecho a la memoria, pero también al olvido? ¿Cómo se desarrolla la capacidad de transmisión de un mensaje? ¿Cómo debe leerse la memoria a través de la transmisión patrimonial? La actual es una mirada más sociológica, pero que no desvincula a los bienes de sus especialidades tradicionales, porque son necesarias para investigar el pasado y para pensar el presente, ambos como fuentes de identificación del proceso colectivo de querer y poder.
-¿Le parece bueno el proyecto de nueva ley uruguaya del patrimonio?
-Ni bueno, ni malo, porque las leyes deben ser vistas en su aplicabilidad. La hemos leído en la Primera Reunión de Expertos Jurídicos de Patrimonio Mundial para América Latina y el Caribe. La analizamos desde sus distintos ángulos, para aportar otras visiones, pero no para dar un veredicto. Las leyes tienen que ayudar al país a proteger sus bienes culturales, por lo tanto hemos venido a contar experiencias muy diversas. Los expertos de América Latina y el Caribe, han relatado cómo en otros países existen variados requerimientos administrativos, institucionales, reglamentarios. Muchos han funcionado bien, pero otros han funcionado mal. El proyecto uruguayo tiene una vocación descentralizadora, con figuras de protección nacional y local. El territorio está bien representado, y quizá sólo haya que ajustar una cartografía actualizada.
-Dos puntos centrales de la iniciativa se refieren a la profesionalización de la gestión y a la figura legal del instituto que debe entender en el tema; en la actualidad existe una Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. ¿Tiene una opinión sobre ambos?
-Las comisiones son buenas o malas, según y cómo. En algunos países se ha visto que no son necesarias, para otros lo son, aunque no sean suficientes, y los hay también donde las comisiones formaron parte de un proceso de transición con el objetivo de adquirir nuevos formatos legales. Esta última visión, quizá, es la que mejor sienta a Uruguay, pero deberán verlo ustedes. Es sustancial la profesionalización del pensamiento y la gestión patrimonial, porque podemos redactar la mejor ley, pero si no la ejecutan profesionales bien formados, será sólo un texto que quedará en un mueble. Todo esto debe ir acompañado por la asignación de recursos. La ley uruguaya parece valiente y ambiciosa, pero la administración también debe serlo para invertir recursos en la formación de sus profesionales, y en pagarles muy bien.
-¿Qué tan cerca o qué tan lejos están los cuatro sitios uruguayos de ser declarados patrimonios de la humanidad?
-Tan
lejos o tan cerca como el estado uruguayo quiera. El éxito
conseguido en Fray Bentos demuestra que es
fundamental que cada sitio conserve una muy buena memoria del sitio y
el compromiso de su gente. Cuando nos golpearon a la puerta para
impulsarlo supimos que es un territorio magnífico, único en el
planeta, apoyamos la iniciativa,
pero el ritmo lo marcó el gobierno. En los últimos años Uruguay ha avanzado en su política del patrimonio mundial, pero los tiempos de gestión y de cooperación suelen ser largos. Veo una buena respuesta oficial, y una mejor predisposición de la gente en el territorio. Estamos avanzando en tiempo record. El Centro del Patrimonio Mundial aporta una reflexión, muy bien interpretada por la delegación permanente de Uruguay ante UNESCO, y por la oficina regional instalada en Montevideo. En ese contexto, los proyectos no tienen por qué fallar. Ahora el desafío para el Ministerio de Educación y Cultura es demostrar su capacidad de coordinación multisectorial.
Fray Bentos
–Nuria Sanz estuvo el jueves 28 de abril de 2011, en las instalaciones del frigorífico Anglo de Fray Bentos y en su barrio obrero, su presencia fue un impulso relevante en el proceso de declaración de Patrimonio Mundial por UNESCO. Por entonces, el establecimiento había sido seleccionado por los organismos asesores de la
Convención del Patrimonio Mundial, para colaborare en su diseño
como caso de buenas prácticas patrimoniales y para la conformación de un
expediente de nominación, cuatro años después la nominación fue celebrada por el país, el 5 de julio de 2015. "Los sitios del patrimonio industrial no están bien representados en América Latina, de manera que Fray Bentos tiene algunas ventajas comparativas. Posee una historia sobrecogedora, con todas las argumentaciones que demuestran cuánto han significado sus frigoríficos y su company town para la historia económica universal, en un caso similar a la ciudad salitrera de Sewell, ubicada en el norte de Chile, ingresada a la lista en 2005.” Una gran parte del sistema de alimentación del siglo pasado, sobre todo en períodos de guerra, dependió de la ganadería del Río de la Plata y pasó por la factoría fraybentina, denominada Liebig’s hasta 1924 y Anglo hasta su cierre definitivo, en 1979. “La memoria del sitio está my bien instalada y la predisposición social del lugar tiene muy buena salud, por lo que se justifica la apertura de un expediente en la Convención”, decía Sanz. Fray Bentos y su entorno del río Uruguay fueron declarados Paisaje Cultural e Industrial.
Nuria Sanz
–Doctora en Arqueología por la Universidad Complutense de Madrid y la Sapienza de Roma, está radicada hace dos décadas en París pero pasa más de la mitad de su vida en América Latina. Viajera por naturaleza, especializada en arte rupestre europeo, cuando puede recorre la cornisa cantábrica española, mientras recuerda sus excavaciones en Marruecos o sus trabajos sobre la cultura del bronce del Mediterráneo occidental. En la década de 1990 inició su actividad en la Sociedad Europea de Arqueólogos, y de allí llegó al Consejo de Europa, con sede en Estrasburgo, donde coordinó la Comisión Europea del Paisaje y el proyecto Europa un Patrimonio Común. En 2001 fue llamada por UNESCO para participa en proyectos de Colombia y Guatemala, y al poco tiempo asumió como jefa de la Sección América Latina y Caribe del Centro del Patrimonio Mundial.
Convención del Patrimonio Mundial
–Es un texto de derecho internacional público, firmado en 1972, que en su letra recoge el más rico conjunto de recomendaciones para la protección patrimonial. Incluye a 187 países y ordena la gestión de 911 sitios, de los cuales 126 están ubicados en la región de América Latina y el Caribe. “Son los mejores del mundo, algunos lo más complicados, por ejemplo el Pantanal, un territorio más grande que Francia”, afirma Sanz.
Bienes Culturales
y Derecho Público
–La
experta participó en la Primera Reunión de Expertos Jurídicos de
Patrimonio Mundial para América Latina y el Caribe, realizada entre
el lunes 25 y el miércoles 27 de abril de 2011, en Montevideo y la
Paloma y sigue muy de cerca las postulaciones uruguayas. Su tema de
exposición: Reflexiones sobre los aspectos jurídicos del Patrimonio
Cultural Nacional y su relación con el Derecho Público.