viernes, 21 de octubre de 2016

De Alejandro Zaffaroni, pionero en el desarrollo de la "píldora", a los actuales paradigmas en anticoncepción


Salud y derechos

Alejandro Zaffaroni.
A fines de la década de 1940 el bioquímico uruguayo investigaba en la Universidad de Rochester los mecanismos de liberación controlada de sustancias hormonales, luego utilizados por el mexicano Luis Ernesto Miramontes, creador del primer antecedente de un principio activo con acción anticonceptiva: noretisterona, un derivado de la progesterona sintetizado en 1951. Así nació un producto farmaceútico original, innovador, influyente, mejorado durante más de medio siglo, el más eficaz método anticonceptivo, con 99.5% de seguridad demostrada. En estas siete décadas evolucionó un concepto que inspira y acompaña a las nuevas tendencias en Ginecotocología, que posiciona a la “píldora”, su denominación genérica original, como una herramienta del ginecólogo en su tarea fundamental: el cuidado integral de la mujer.

Sobre la base del capítulo 1 del libro La libertad de elegir, 20 años de anticoncepción, derechos sexuales y reproductivos en Uruguay (Laboratorio Urufarma, Diciembre 2015). 

El profesor Justo Alonso, director de la Clínica C de Ginecotocología de la Facultad de Medicina de UdelaR, no duda en calificar al anticonceptivo oral como el más revolucionario recurso farmacéutico en la historia de salud sexual y reproductiva, un eficaz aliado en la planificación familiar, decisivo en la evolución de una sensibilidad social que concibió nuevos derechos.
También recuerda el aporte del notable científico nacido en Montevideo. “Alejandro Zaffaroni tuvo un papel decisivo en el desarrollo de la pastilla anticonceptiva y los sistemas de administración transdérmica de fármacos: nicotina, anovulatorios y otros, además de inventar el primer DIU con progesterona”, afirma Alonso.
Luis Miramontes.
Por entonces hubo otros estudios relevantes, el de Russel Marker, el de Gregory Goodwin Pincus, mientras Margaret Sanger, enfermera y activista en favor de la maternidad consentida por la mujer, financiaba su desarrollo a través de la organización no gubernamental Planned Parenthood.
Pasó casi una década de ensayos con la novedosa sustancia, al principio indicada como reguladora de la menstruación, hasta que el 11 de mayo de 1960, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos autorizó la venta de la primera marca comercial de un anticonceptivo.
El profesor Washington Lauría, director de la Clínica B de Ginecotocología de la Facultad de Medicina de UdelaR, es un testigo privilegiado de la evolución de la “píldora”, de su prescripción cada vez más personalizada y precisa. “Antes se decía que la carga hormonal provocaba efectos colaterales, pero ya no quedan sospechas de que sea así. Ahora existe un abanico increíble de nuevos productos, tan seguros y precisos que nos permiten indicarlos con la tranquilidad de que se acercan mucho a la necesidad de cada usuaria.”
Las últimas dos décadas han sido de una evolución sin antecedentes en la investigación y desarrollo en Ginecotocología, en la formación académica y profesional de la especialidad, en la toma de conciencia y la adquisición de nuevos derechos, el disfrute de más garantías sanitarias, una mayor accesibilidad socioeconómica a terapias de última generación, un impulso de la planificación familiar sobre la base de la educación y la difusión de los métodos anticonceptivos.
Russell Marker.
El profesor Leonel Briozzo, director de la Clínica A de Ginecotocología de la Facultad de Medicina de UdelaR,  asegura que los cambios son tan profundos que impactan en la calidad de vida como nunca antes. “Comencé mi residencia en 1994, por lo tanto los viví como estudiante y los vivo como docente y profesional. El inicio de la transformación coincide con la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo, cuando por primera vez la ONU definió los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos. Desde entonces, somos testigos de una revolución que involucra a las usuarias en forma personal y colectiva, a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, a las instituciones de atención, a la formación técnica, médica y no médica, a nosotros en tantos técnicos y a la industria farmacéutica vista como aliada cercana.”
Una evolución que recorre todos los ámbitos del saber médico. “La salud es un estado, es mucho más que no estar enfermo, significa tener afecto, cobijo, alimento, trabajo, independencia para decidir, libertad para planificar nuestra vida, y también estar sanos. La mujer ha ganado en esos derechos”, reflexiona Justo Alonso.
Margaret Sanger, enfermera estadounidense,
activista en favor de la maternidad
consentida por la mujer.
Lauría define a la educación como un recurso clave para fortalecer los derechos sexuales y reproductivos. “Formar en valores desde la escuela, para disfrutar a plenitud, para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Es necesario hablar mucho con niñas y niños, con jovencitas y jovencitos, de sus derechos, y también de sus responsabilidades personales y colectivas.”
Briozzo vincula a la anticoncepción saludable con el disfrute de la sexualidad, con derechos humanos, y evoca las dos décadas de su compromiso académico con la especialidad. “También influye sobre un nuevo y más profundo contenido en la formación universitaria y en la Educación Médica Continua. Hace veinte años, en los exámenes nos preguntaban sobre dosis, lo puramente químico y biológico. Hoy preguntamos sobre los efectos de la píldora en los derechos sexuales y reproductivos, sobre planificación familiar.”

Leonel Briozzo en la Clínica A.
(Pablo Bielli, 2015)
Dixit
Uruguay es el país del 'hacete el Papanicolau muchacha', como decía la cantante Tita Merello. Desde la pubertad las mujeres van por lo menos una vez al año al ginecólogo, por consejo de la mamá, de amigas, de compañeras.”
Justo Alonso

La salud sexual y reproductiva se basa en tres pilares sanitarios: educación, anticoncepción y servicios. Educación para ejercer una sexualidad libre y responsable. Anticoncepción para que la mujer sea libre de decidir cuando se embaraza, porque su cuerpo lleva el gran peso social de la reproducción. Servicios para la atención primaria y para tratar problemas sanitarios.”
Leonel Briozzo
Washington Lauría en la Clínica B.
(Pablo Bielli, 2015)
Los ginecólogos tenemos un papel relevante en la atención primaria, somos agentes de mantenimiento de la salud de la mujer y su familia. Yo atiendo en consulta a más de 50 usuarias por día, más del 80% son sanas.”
Cuando comenzamos en la profesión había preconceptos arcaicos, por ejemplo, sobre la ingesta de anticonceptivos, muchas mujeres los tomaban tres meses seguidos y descansaban uno.”
Washington Lauría

La píldora fue fundamental para consolidar la moderrna evolución de la Ginecotocología transformada en una herramienta social.”
Leonel Briozzo

Justo Alonso en la Clínica C.
(Pablo Bielli, 2015)
En el futuro cercano, el ginecólogo indicará la molécula que más y mejor le sirva a cada usuaria. A partir del genoma recetaremos la sustancia y la dosis exacta. No estamos lejos.
“En estos veinte años de evolución de la píldora anticonceptiva se trazó un cruce de caminos inevitable entre la Ginecotocología y la industria farmacéutica, que debemos cuidar con responsabilidad ética. Nuestra tarea es clínica, aportar a la prevención, informar bien, con claridad, realizar el seguimiento de la planificación familiar de cada usuaria. El ginecólogo es un médico generalista de la familia, de la sociedad, porque cuida la salud integral de la mujer”
Justo Alonso

“No puedo imaginar a otra persona, en la historia moderna de la biotecnología, que fuera responsable directo o indirecto de más compañías que Alejandro.”
Peter Schultz, profesor del Scripps Research Institute en San Diego, con quien Zaffaroni fundó dos empresas, la más destacada Alza.
 
Alejandro Zaffaroni, inspirador de Silicon Valey
Alejandro Zaffaroini recibiendo el
Biotechnology Heritage Award, 2006.
El médico y bioquímico uruguayo fue pionero de la industria biotecnológica global, fundador de empresas, su papel fue decisivo en el desarrollo de las pastillas anticonceptivas y el parche de nicotina. Fue una figura de culto entre los emprendedores que se han desarrollado en el célebre Valle del Silicio ubicado en la zona sur del Área de la Bahía de San Francisco. "Una leyenda científica", según lo evocó The New York Times en una destacada nota de obituario publicada al otro día de su muerte, el 1 de marzo de 2014.
Nacido en el barrio montevideano  Pocitos, el 27 de febrero de 1923, su madre falleció cuando tenía trece años y antes de cumplir los dieciocho perdió a su padre, un reconocido banquero.
−Estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR) donde se recibió de médico 1945. Por sus calificaciones accedió a una beca del programa Fulbright para estudiar en Estados Unidos. Fue aceptado por las universidades de Harvard y Rochester, entre las que optó por la segunda pues le ofrecía más opciones de investigación.
En 1949 obtuvo el Doctorado en Bioquímica en 1949, y dos años después fue contratado por Syntex, en aquel entonces una pequeña compañía química mexicana. Allí participó en las primeras etapas del desarrollo de la píldora anticonceptiva, una innovación concebida desde una experimentación que permitió aislar la materia prima para extraer esteroides de los boniatos.
En la década de 1950 fue estratégico su trabajo para transformar aquella empresa mediana en una multinacional de la innovación farmacéutica con sede en Palo Alto, California. La firma mexicana fue adquirida en 1994 por el laboratorio francés Roche.
En 1968 fundó la empresa Alza (acrónimo del nombre de su fundador), dedicada al desarrollo de tratamientos médicos a partir de la administración dirigida de fármacos.​ Su primer desarrollo fue utilizado en el tratamiento del glaucoma. Otros productos incorporados fueron Glucotrol, para diabéticos sin dependencia de insulina; Duragesic, para el tratamiento de dolores crónicos severos;  TransdermScop, para prevenir náuseas y vómitos asociados con cinetosis.
−Por la investigación de los equipos científicos liderados por él, fueron los parches cutáneos para el tratamiento de la angina, la hipertensión y el déficit atencional. Su mayor éxito tecnológico y comercial fue NicoDerm CQ, que se aplica para el tratamiento de la adicción a la nicotina. Alza fue adquirida en 2001 por Johnson & Johnson por doce mil millones de dólares.
En 1980 creó DNAX, un desarrollador de productos macromoleculares que combina tecnologías propias de la ingeniería genética y de la inmunología.​ En 1988 cofundó Affymax, empresa especializada en química combinatoria, con la finalidad de reducir el costo y el tiempo necesarios para la identificación de nuevos medicamentos.
 En 1991 fundó Affymetrix, especializada en el uso de la genética para el desarrollo de nuevos medicamentos, también participó de la formación de Perlegen Sciences, un spinoff de Affymetrix dedicado a la búsqueda de las causas genéticas de diversas enfermedades. 
Con la Medalla Nacional de
Tecnología e Innovación que

1995 le entregó el entonces
presidente Bill Clinton.
En 1994 fundó la  compañía Symyx Technologies, especializada en la utilización de tecnologías de química combinatoria. En 1997 abrió Maxygen, referente mundial en tecnologías para la optimización del desarrollo de proteínas y elementos genéticos.
En 2000 fue el turno de SurroMed, una desarrolladora de tecnologías para marcadores sustitutos de enfermedades; y el mismo año nació Alexza Pharmaceuticals, que trabaja en tecnologías de administración de fármacos con rápido inicio de acción.

Premios & Distinciones
En 1995 recibió la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación que le entregó el presidente Bill Clinton, por sus contribuciones a las industrias farmacéutica y biotecnológica. En 2004, con George Rosenkranz recibió la Medalla Winthrop–Sears otorgada por Chemical Heritage Foundation y The Chemists’ Club.
En 2005 obtuvo el Premio Bower al Liderazgo Empresarial del Instituto Franklin, por su creación de nuevos procesos bioquímicos y tecnologías de administración de fármacos. Aquel año recibió el Premio Gregory Pincus de la Worcester Foundation y en 2006 el Biotechnology Heritage Award.
−Con su esposa Lidia crearon una fundación que impulsó un fondo de incentivo para la investigación y tratamiento de enfermedades prevalentes en la zona de influencia de Standford y la instalación de un centro de Imagenología Mamaria. En 2006, la prestigiosa universidad estableció un programa de ayuda financiera de diez millones de dólares para estudiantes latinoamericanos.
−Alejandro Zaffaroni falleció en su casa de Atherton, California, el 1 de marzo de 2014, a los 91 años, por una complicación de la enfermedad neurodegenerativa que sufríó por años.
 

"Impulsó a jóvenes emprendedores y lideró proyectos empresariales y científicos en las décadas de 1980 y 1990, a una edad que la mayoría de sus colegas busca la tranquilidad del retiro. Dnax, Affymax, Symyx Technologies, Maxygen, SurroMed, Affymetrix fueron pioneras e inspiradoras de empresas tecnológicas que se desarrollaban en Silicon Valley. Varias pasaron a dominio público y se transformaron en parte de otras más grandes."
Pasaje de un artículo publicado en el diario The New York Times, a la mañana siguiente de la muerte de Alejandro Zaffaroni.

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