En más de seis décadas de escritura publicó más de 80 libros, con 1500 ediciones traducidas a treinta lenguas del más diverso origen geográfico, étnico, cultural. Fueron tantos títulos como años cargó su pequeño físico y como resistió su intenso espíritu, con una vastedad de prosa y verso que sumó amores y desamores, exilios y desexilios –entre Montevideo, Buenos Aires, Lima, La Habana, Madrid y vuelta a Montevideo–, vidas comunes, utopías y un entrañable final. Sus temas fueron de la más humana condición. Narrados de forma tan simple y tan directa que millones de lectores son y serán siempre sus cómplices. Así fue el uruguayo, el rioplatense, el hispanoamericano, Mario Benedetti.
"Como ciudad–puerto, Montevideo ha sido sucesivamente mirada por ojos extranjeros. Despues de todo, como ha escrito Borges, el color local es un invento extranjero; surge de que otros nos miren, no de lo que nosotros seamos. Por la ciudad pasaron (y miraron), en muy distintas épocas: Sara Bernhardt y Erch Kleiber y Luis Armstrong, Enrico Caruso y Albert Camus, Arthur Rubinstein y Garcia Lorca, Roosevelt y De Gaulle, Borges y Fidel Castro, Neruda y Marcel Marceau, Juan Ramon Gimenez y Dizzy Gillespie, Gabriela Mistral y Vittorio Gassman, Andre Malraux y el Che Guevara, Maurice Chevalier y Jose Bergamin, Jorge Amado y Rafael Alberti, Margarita Xirgú y Carlos Gardel.”
Fragmento del texto "Montevideo capital provinciana”, del libro Andamios.
Sobre la base del artículo publicado en la revista Oralidad de UNESCO (La Habana, Cuba, 2009)
Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia nació el 14 de setiembre de 1920, en Paso de los Toros, la segunda ciudad del departamento de Tacuarembó, una cercanía remota del norte oriental. Brenno y Matilde, sus padres, lo bautizaron con cinco nombres, por respeto a costumbres ancestrales. Una exageración italiana que tan poco le conformaba, que alguna vez le dedicó un poema al hijo que nunca tuvo, en el que le prometía un monosílabo, para llamarlo con solo respirar.
Mario no disfrutó los encantos, rurales y ferroviarios, de su pueblo. Cuando tenía dos años fue llevado a Tacuarembó, donde su padre, químico de profesión, compró una farmacia. “Mi viejo, que era austero y probo, sufrió un gran descalabro económico y una terrible decepción: lo estafaron. Nos vinimos para Montevideo en medio de grandes tribulaciones”, solía evocar con nostalgia.
Matilde debió vender todos sus objetos de valor –“hasta los regalos del casamiento”– mientras Brenno sufría una humillante clandestinidad para evitar a los acreedores y buscaba el soñado empleo público con un sueldo inembargable. “La relación entre ellos nunca fue buena y eso marcó mi vida de niño retraído. Aunque tenía cuatro años, recuerdo el clima sombrío de nuestra casita del barrio Colón”.
En 1928 ingresó al Colegio Alemán de Montevideo, donde aprendió un idioma y adquirió un hábito también inusual en estas latitudes: la puntualidad. Pero, fue retirado cinco años después porque allí utilizaban el saludo nazi. Continuó la secundaria en el liceo Héctor Miranda, símbolo de la laicidad uruguaya, hasta que en 1935 comenzó a trabajar en Will L. Smith, una repuestera donde hizo de todo: contable, cajero, taquígrafo. En 1939 se radicó en Buenos Aires como secretario de la secta Raumsólica, a la que adhería su familia por desesperación económica.
"Estamos consternados, como escribía él cuando murió el Che Guevara, pero su lápiz nos dejó el alma llena de versos simples, simples como aquellos versos del cubano José Martí, que tanto admiraba".
Daniel Viglietti, cantante, compositor, amigo, compañero de Benedetti en A dos voces, entre tantas aventuras intelectuales.
En la capital argentina ganaba un sueldo mínimo y vivía como pobre. Compraba ediciones de bolsillo, baratísimas, en las librerías de Corrientes, que leía en la plaza San Martín de Retiro. Mientras memorizaba a Baldomero Fernández Moreno, le escribía poemas a Luz, la joven que nunca respondió aquellos textos.
Desengañado con la farsa de la secta, de vuelta en Montevideo, consiguió el anhelado puesto en la Contaduría General de la Nación, una lóbrega oficina del Ministerio de Economía que le aportaba un salario no menos oscuro. La seguridad laboral no evitó que enfermara de tifus –“un mal inapropiado para un empleado público”– con dos meses de fiebres y diarreas. Luz se atrevió a visitarle en el lecho discriminado. Ella tuvo un gesto prohibido, que le conmovió y que le robó el corazón para siempre: besó sus labios contagiosos y cuarteados. "Hasta el momento yo no había creído que fueses tan tierna, inconsciente y osada", le dedicó después.
Entre ensueños amorosos, en 1945 fue convocado por Carlos Quijano, director del semanario Marcha, para sumarse a un emblema mayor de la más rebelde intelectualidad latinoamericana, donde conoció a Juan Carlos Onetti, Ángel Rama, y a la gloriosa Generación del 45. Al año siguiente, un 23 de marzo, se casó con Luz López Alegre. “Me pareció una buena inversión, porque llevaba alegría en su nombre”. El regalo de bodas fue la edición de La víspera indeleble. No vendió un solo libro, pero no se rindió, animado por el poeta Juan Cunha, compañero de Marcha. "Es un mal libro de un buen poeta", fue la frase que le empujó a publicar Sólo mientras tanto, que aumentó la venta: nueve ejemplares.
"Hoy enterramos al escritor, al oficinista, al enamorado, al militante, al compañero de Luz, al uruguayo que rompió fronteras, pero sobre todo enterramos a un hombre bueno."
Hugo Achúgar, director del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
En 1948 dirigió la revista literaria Marginalia y publicó su ensayo Peripecia y novela. Fue el paso previo al consejo de redacción de Número, y el preámbulo creativo de Esta mañana, su primera propuesta narrativa con varones y mujeres poco atractivos que se metían en amores o desamores también poco interesantes. En 1953 salió su novela Quién de nosotros, sin mayor atención. Era director literario de Marcha, todavía sin descuidar el empleo público. Una heredada obsesión, sensiblemente reflejada en Poemas de la oficina, de 1956, que describe a Uruguay como “la única oficina que ha conseguido el estado de República".
De su viaje a Estados Unidos, en 1959, quedan crónicas del absurdo que describen cómo debió jurar que no mataría al presidente anfitrión. También tuvo tiempo para publicar Montevideanos, clave en su narrativa urbana. En 1960 fue El país de la cola de paja, un ensayo sobre la crisis moral, y luego su novela más memorable, con más de 150 ediciones: La Tregua. En 1965 concebía la notoria Gracias por el fuego. Como humorista publicó numerosas crónicas bajo el seudónimo Damocles, primero en Marcha y luego en la Peloduro de Julio E. Suárez, su amigo fraterno y desopilante.
El acontecimiento político de su vida fue la Revolución Cubana. “Un sacudón que nos cambió los esquemas y que transformó en verosímil lo que hasta entonces había sido fantástico", que le aseguró tiempos frenéticos de periodismo, literatura, política. En 1971 fundó el Movimiento 26 de Marzo, que luego integró el Frente Amplio y asumió la dirección del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República. Por entonces publicaba Crónica del 71, una selección de editoriales de Marcha, Los poemas comunicantes, con entrevistas a colegas latinoamericanos, y El cumpleaños de Juan Ángel.
"Mario era un hombre que creía en la esperanza de que las cosas de la vida, esas que todos sabemos importantes -amor, justicia, solidaridad, honestidad, rigor, entrega- pueden ser alcanzables."
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, amigo y compañero en los semanarios Marcha y Brecha.
La dictadura impuesta tras el golpe de estado de 1973 le sometió al exilio en la Argentina, Cuba, España. No fueron buenos tiempos. Tras el cierre de Marcha cruzó a Buenos Aires, de donde salió en 1975, amenazado de muerte por la Triple A. Luego fue detenido en Perú, deportado y llevado a tierra cubana por Haydeé Santamaría, heroína del asalto revolucionario a Moncada y fundadora de Casa de las Américas. Muchos de sus poemas, escritos en ese tiempo, tributan un sensible homenaje a las víctimas de la represión militar. Uno memorable está dedicado al senador Zelmar Michelini, secuestrado y asesinado, su íntimo amigo.
En 1979 publicó la obra teatral Pedro y el Capitán, y las poseías Cotidianas, mientras intercambiaba utopías con Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano. Con ellos aplacaba la distancia amarga y la falta de su Luz, que había quedado en Montevideo. Ese año viajó a Palma de Mallorca para recuperar la piel con su esposa, que le devolvió ganas de vivir y de escribir sus columnas en El País de Madrid.
A principios de 1983 trasladaba su residencia a la capital hispana. Allí publicó El desexilio y otras conjeturas y Geografías. Retornó a Uruguay en 1985, recuperada la democracia, como miembro del Consejo Editor del semanario Brecha, continuidad histórica e ideológica del proyecto Marcha,
En 1987 fue galardonado en Bruselas, con el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional, por su novela Primavera con una esquina rota. En 1989 fue condecorado con la Medalla Haydeé Santamaría por el Consejo de Estado de Cuba. En 1991 publicó sus poemas Las soledades de Babel y el ensayo La realidad y la palabra, y al año siguiente otro éxito novelístico: La borra del café.
"Vamos a extrañarle mucho, como se extraña a un hermano del alma, pero no voy a llorarle, porque la vida de Mario fue un canto a alegría y así le recordaré siempre, con una sonrisa."
Joan Manoel Serrat, cantante y autor catalán, amigo e intérprete de sus poemas en El sur también existe.
En 1994 las librerías madrileñas conocieron Inventario dos (1985-1994), una recopilación de su obra poética, y poco después sus Cuentos completos, su ensayo El ejercicio del criterio y El olvido está lleno de memoria. En 1996 presentó su última novela sobre el desexilio: Andamios. Ese mismo año recibió el Premio Morosoli de la Fundación Lolita Rubial de Uruguay y fue distinguido con la Orden Gabriela Mistral al Mérito Docente y Cultural de Chile.
En 1997 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante y en Ciencias Filológicas de la Universidad de La Habana, y también recibió el Premio León Felipe, en mención a sus valores cívicos. En 1999 fue galardonado con el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, y en 2001 con el I Premio Iberoamericano José Martí.
El 19 de noviembre de 2002 fue nombrado Ciudadano Ilustre de Montevideo. En 2004 se exhibió por primera vez, en Roma, un documental sobre su vida y su poesía, Mario Benedetti y otras sorpresas, escrito y dirigido por Alessandra Mosca. En 2005 presentó el poemario Adioses y bienvenidas, con otro documental: Palabras verdaderas. El 7 de junio recibió el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo, en reconocimiento a su labor literaria.
"Con la pérdida del entrañable Mario nos despedimos de una parte grande de nuestra historia."
María Simón, ministra de Educación y Cultura de Uruguay.
Su esposa Luz falleció el 14 de abril de 2006, el día más triste. Desde entonces, el escritor no se movió de su apartamento montevideano de San José y Michelini, quizá, por eso, no dudó al donar parte de su biblioteca al Centro de Estudios Iberoamericanos de Madrid. Con las fuerzas que aún le quedaban concibió Vivir adrede, presentado el 29 de setiembre de 2007, desde entonces, el libro más vendido de Uruguay. “Una reflexión sobre la guerra, el imperialismo, el fanatismo, las religiones, el odio, la injusticia social y la droga, con sentido crítico, pero sin perder el humor”. El 18 de diciembre recibió la orden Francisco de Miranda, la más alta distinción que otorga la República Bolivariana de Venezuela, en acto celebrado en el paraninfo de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.
En uno de sus libros, titulado Canciones del que no canta, alude a su historia personal. "No fue una vida fácil, francamente", afirmaba. Sus últimos trabajos publicados fueron las poesías reunidas en Testigo de uno mismo y un cuento: El viaje de salida, ambos de 2008.
A fines de abril de 2009 tras su internación, por una dolencia intestinal crónica, se organizó una Cdena de poesía, en su apoyo, por iniciativa de Pilar del Río, esposa del escritor portugués José Saramago.
Había sido dado de alta, pero el pasado domingo 17 de mayo, poco después de las seis de la tarde, Mario fallecía en su departamento montevideano, a los 88 años de edad. El gobierno uruguayo decretó duelo nacional y dispuso que su velatorio se realizara con honores patrios en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo. Fue enterrado en la mañana del martes 19, en el Cementerio Central, en un emotivo acto popular que congregó a miles de personas, en su mayoría jóvenes que llevaban sus libros a manera de profundo homenaje.
Nunca dejó de escribir, pero, cuentan sus familiares y sus amigos que solo tenía pensares para la memoria de su amada esposa, y a veces, para evocar su siempre presente desexilio. “Cuando voy a Uruguay echo de menos a España, cuando vuelvo a Madrid añoro Montevideo”. Fue la frase de su vida y de su desvida.
"Siempre estuvo presente a la vida de su familia. El Mario bueno y sensible que se veía en público, era el mismo que disfrutamos en la intimidad".
Raúl Benedetti, su hermano menor.
Canciones sin tregua
Benedetti trascendió más allá de sus libros. Ha escrito numerosas letras reunidas en el volumen Canciones del más acá, de 1988, e incorporadas al repertorio de más de cuarenta intérpretes, entre los que figuran: Joan Manuel Serrat (El sur también existe), Nacha Guevara, Los Olimareños, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Pablo Milanés, Soledad Bravo, Amparo Ochoa, Laura Canoura, Rosa León, Los Gambino, Eduardo Darnauchans, Adriana Varela, Numa Moraes, Tania Libertad, Marilina Ross. El recital A dos voces, con Viglietti en guitarra y canto, y Benedetti en la poesía, cumpliría tres décadas este año, con presentaciones en veinte ciudades de América Latina y Europa. Sus historias y cuentos fueron adaptadas al teatro, radio y televisión. Sus poesías entraron al cine de la mano de Eliseo Subiela, en aquella maravillosa El lado oscuro del corazón y más recientemente en Espabílate amor. Pero su adaptación más memorable fue La Tregua, con guión de Aida Bortnik y Sergio Renán, nominada alguna vez para el Oscar de Hollywood.
Su Obra
Abarcó los géneros narrativos, dramáticos y poéticos. Fue autor de ensayos y su voz recitando sus poemas fue grabada en varios casetes y cedés en compañía de Daniel Viglietti o en solitario.
Cuentos
Esta mañana y otros cuentos (1949)
Esta mañana y otros cuentos (1949)
Montevideanos (1959)
Datos para el viudo (1967)
La muerte y otras sorpresas (1968)
Con y sin nostalgia (1977)
La casa y el ladrillo (1977)
Geografías (1984)
Recuerdos olvidados (1988)
La vecina orilla
Despistes y franquezas (1989)
Buzón de tiempo (1999)
El porvenir de mi pasado (2003)
El otro yo
Los pocillos
Almuerzo y dudas
Esa boca
El parque esta desierto
Historias de París (2007)
Drama
El reportaje (1958)
Ida y vuelta (1963)
Pedro y el Capitán (1979)
El viaje de salida (2008)
Novela
Quién de nosotros (1953)
La tregua (1960)
Gracias por el fuego (1965)
El cumpleaños de Juan Ángel (Novela escrita en verso, 1971)
Primavera con una esquina rota (1982)
Geografías (1984)
Las soledades de Babel (1991)
La borra del café (1992)
Andamios (1996)
Poesía
La víspera indeleble (1945)
La víspera indeleble (1945)
Sólo mientras tanto (1950)
Te quiero (1956)
Poemas de la oficina (1956)
Poemas del hoy por hoy (1961)
Inventario uno (1963)
Noción de patria (1963)
Cuando éramos niños (1964)
Próximo prójimo (1965)
Contra los puentes levadizos (1966)
A ras de sueño (1967)
Quemar las naves (1969)
Letras de emergencia (1973)
Poemas de otros (1974)
La casa y el ladrillo (1977)
Cotidianas (1979)
Viento del exilio (1981)
Preguntas al azar (1986)
Yesterday y mañana (1987)
Ex presos (1980)
Canciones del más acá (1988)
Las soledades de Babel (1991)
Inventario dos (1994)
El amor, las mujeres y la vida (1995)
El olvido está lleno de memoria (1995)
La vida ese paréntesis (1998)
Rincón de Haikus (1999)
El mundo que respiro (2001)
Insomnios y duermevelas (2002)
Inventario tres (2003)
Existir todavía (2003)
Defensa propia (2004)
Memoria y esperanza (2004)
Adioses y bienvenidas (2005)
Canciones del que no canta (2006)
Testigo de uno mismo (2008)
Ensayo
Peripecia y novela (1946)
Marcel Proust y otros ensayos (1951)
El país de la cola de paja (1960)
Literatura uruguaya del siglo XX (1963)
Letras del continente mestizo (1967)
El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974)
Notas sobre algunas formas subsidiarias de la penetración cultural (1979)
El desexilio y otras conjeturas (1984)
Cultura entre dos fuegos (1986)
Subdesarrollo y letras de osadía (1987)
La cultura, ese blanco móvil (1989)
La realidad y la palabra (1991)
Perplejidades de fin de siglo (1993)
El ejercicio del criterio (1995)
Vivir adrede (2007)
Daniel Viglietti, desalambrando (2007)
Discografía
Individual
Individual
Poemas de la oficina (1960)
Inventario (1969)
Quemar las naves (1969)
Déjanos caer / Familia Iriarte (1978)
La palabra viviente (1986)
Inventario 1950 - 1975 (Edición en casete de 1991 y en cedé de 2002)
Inventario 1976 - 1985 (Edición en casete de 1991 y en cedé de 2002)
Inventario 1986 - 1990 (Edición en casete de 1991 y en cedé de 2002)
Benedetti lee a Benedetti (1993)
Cuentos escogidos (1995)
El amor, las mujeres y la vida (1995)
Poesía con los jóvenes (1996)
Inventario 1991 - 2003 (2004)
Con Daniel Viglietti
A dos voces vol. I (1985)
A dos voces vol. II (1987)
A dos voces I y II (reedición en cedé de los dos primeros álbumes, 1994)
A dos voces (2000).