Paco se fue la noche antes
Monumento a Paco Espínola, en la ochava de Club San José de las calles Batlle y Ordóñez y 25 de Mayo, frente a la Plaza 33 maragata. |
Sobre la base del artículo publicado en el semanario Brecha (Montevideo, 26 de octubre de 2012), actualizado el 17 de noviembre de 2016.
–Treinta y nueve años, cuatro meses y cuatro días. Fue el tiempo que transcurrió desde la muerte del notable escritor y cuentista oral hasta la inauguración del primer monumento que evoca su memoria. “Es simple, de lenguaje plano y lineal, pero repleto de símbolos, como era él.” Así definía Heber Riguetti su obra “Paco Narrador”, que desde el 30 de octubre de 2012 ocupa la ochava del Club San José, en Batlle y Ordóñez y 25 de Mayo, frente a la céntrica Plaza Treinta y Tres de la capital maragata.
–Treinta y nueve años, cuatro meses y cuatro días. Fue el tiempo que transcurrió desde la muerte del notable escritor y cuentista oral hasta la inauguración del primer monumento que evoca su memoria. “Es simple, de lenguaje plano y lineal, pero repleto de símbolos, como era él.” Así definía Heber Riguetti su obra “Paco Narrador”, que desde el 30 de octubre de 2012 ocupa la ochava del Club San José, en Batlle y Ordóñez y 25 de Mayo, frente a la céntrica Plaza Treinta y Tres de la capital maragata.
La foto de Francisco Espínola en la que Riguetti se basó para realizar la escultura Paco Narrador. |
–Victoria,
la segunda hija del matrimonio, nació en 1904, pero Don Paco la conoció tiempo después porque estaba ausente como soldado de
Aparicio Saravia. En setiembre fue herido en Masoller, y al año siguiente nació su tercera hija, Enriqueta.
–Paco
fue a estudiar Medicina en 1919, y al poco tiempo participó en las
elecciones internas del Partido Blanco Independiente, en la “Lista de
los poetas” del escritor Javier de Viana.
–En Montevideo describía su casa familiar maragata en relatos orales que convocaban a ruedas interminables de amigos y compañeros. “Era enorme y señorial, de grandes patios cubiertos con pisos de piedra y en cuyo fondo se alineaban las caballerizas.”
–De Don Paco decía: “De
él obtuve lo fundamental: formación cristiana, tradición criolla,
devoción filial por los caudillos –mi padre es uno de ellos- paternal
conmiseración por los infelices desheredados a quienes se daba amparo en
la casa del abuelo y en su propia casa.”
–En Montevideo describía su casa familiar maragata en relatos orales que convocaban a ruedas interminables de amigos y compañeros. “Era enorme y señorial, de grandes patios cubiertos con pisos de piedra y en cuyo fondo se alineaban las caballerizas.”
Heber Riguetti, el escultor maragato autor de Paco Narrador, en octubre de 2012 cuando fue descubierta su obra. |
–En
1935, los Espínola padre e hijo, participaron en el levantamiento del
Paso del Morlán, un paraje del departamento de Colonia, donde una
treintena de rebeldes –blancos independientes, batllistas, socialistas, comunistas–
liderados por el general Basilio Muñoz, y el propio caudillo maragato
se enfrentaron a las fuerzas de la dictadura de Gabriel Terra.
–Paco
dejó su memoria de los hechos en una carta al filósofo Carlos Vaz
Ferreira, que retrata mejor que nadie aquel episodio, mientras reconoce
su miedo al peligro, a la violencia, y a la propia batalla en la que
participó de saco, camisa y corbata, con un rifle que no funcionaba. El
saldo fue de ocho muertos, decenas de prisioneros, incluido el escritor
de 33 años.
–Cuando estimó esa valerosa acción, Don Paco fue elocuente: "¡Estoy orgulloso de usted, m’hijo!"
Al viejo jefe nacionalista nunca le importó la notoriedad literaria del
joven, ni que fuera un celebrado cronista de la popular revista Mundo Uruguayo, del diario El País, ni sus celebradas críticas literarias en Marcha.
–Nunca abandonó una simbología heroica a la que Paco solía aludir. “Mi padre… yo tendría ocho o nueve años, me decía: ¡usted tiene que tener un cuidado bárbaro!, más que nadie, porque usted es noble… Pero ¿sabés para qué me decía que éramos nobles? No para compadrear, sino porque así yo tenía la obligación de cumplir con los de atrás, siendo como ellos, imponiéndome deberes con todo el mundo, sirviendo a todos, y ¿qué es lo que noto yo ahora? Papá me leía también y estaba templándome. Me hacía querer y admirar a los grandes personajes.”
–Nunca abandonó una simbología heroica a la que Paco solía aludir. “Mi padre… yo tendría ocho o nueve años, me decía: ¡usted tiene que tener un cuidado bárbaro!, más que nadie, porque usted es noble… Pero ¿sabés para qué me decía que éramos nobles? No para compadrear, sino porque así yo tenía la obligación de cumplir con los de atrás, siendo como ellos, imponiéndome deberes con todo el mundo, sirviendo a todos, y ¿qué es lo que noto yo ahora? Papá me leía también y estaba templándome. Me hacía querer y admirar a los grandes personajes.”
José Mujica en la inauguración de 2012. |
–Su obra se inició con Raza ciega (1926), a la que siguieron: Saltoncito (1930), relato infantil muy difundido en las escuelas, Sombras sobre la tierra (1935), La fuga en el espejo, pieza teatral estrenada en 1937, Las Ratas (1945), El rapto y otros cuentos (1950), Milón o el ser del circo (1954), un ensayo sobre temas estéticos.
–“Sus páginas están dotadas de ese poder sugestivo que sólo poseen los narradores de garra”, afirmaba Alberto Zum Felde. En 1961 recibió el Premio Nacional de Literatura, y en 1968 publicó tres fragmentos de Don Juan, el Zorro. Una expresión representativa de la literatura latinoamericana contemporánea, que luego fue obra póstuma, editada en 1984, como una reconstrucción de fragmentos éditos e inéditos realizada por los críticos Arturo Sergio Visca y Wilfredo Penco.
–“Sus páginas están dotadas de ese poder sugestivo que sólo poseen los narradores de garra”, afirmaba Alberto Zum Felde. En 1961 recibió el Premio Nacional de Literatura, y en 1968 publicó tres fragmentos de Don Juan, el Zorro. Una expresión representativa de la literatura latinoamericana contemporánea, que luego fue obra póstuma, editada en 1984, como una reconstrucción de fragmentos éditos e inéditos realizada por los críticos Arturo Sergio Visca y Wilfredo Penco.
–En 1962 adhirió al Frente Izquierda de Liberación, junto con su amigo y cuñado Luis Pedro Bonavita (“otro maragato terriblemente olvidado”, afirma Mirtana López).
–En 1971 se afilió al Partido Comunista y al Frente Amplio, en un gran acto público, ¡justo él! que había arriesgado la vida por la divisa blanca de su padre. Lo que nunca cambió fue un heredado amor por la democracia y la libertad.
–Su muerte fue un emblema de ese legado. Falleció en la noche del 26 de junio de 1973. Un día antes del golpe de Estado más cruel y doloroso en la historia del país.
Paco y Don Paco
–Si Paquito
fue una personalidad de la cultura uruguaya, su padre, el canario Francisco Espínola Aldana fue un personaje maragato.
–Don Paco había nacido en 1871, en Yaiza, poblado cercano a un sitio de leyenda: la primera parroquia de San Marcial del Rubicón de Lanzarote, donde se inició la colonización de las Islas Canarias, muy a principios del siglo XV.
–El periodista y político blanco luchó en las revoluciones de 1897 y 1904 lideradas por Aparicio Saravia.
–En 1910, cuando participaba en la revuelta armada contra la reelección de José Batlle y Ordoñez, moría su suegro, Fernando Cabrera, quien tantas veces lo había cobijado en su estancia de Rincón del Pino, luego de sus aventuras contra el gobierno colorado de turno. Cabrera había cuidado la tropilla de caballos azulejos de Manuel Oribe.
–En el alzamiento de Paso del Morlán fue uno de los jefes del frustrado motín contra la dictadura de Gabriel Terra, al que llevó a su primogénito que luego describió sus temores y su captura por las tropas gubernamentales, en una crónica memorable.
–Francisco Espínola Aldana murió el 11 de abril de 1948, cuando Paco era una de las cumbres narrativas del país, ensayista, dramaturgo (que firmaba “Francisco Espínola hijo” por pura devoción paterna, según Carlos Maggi).
Con Heber Riguetti, autor de la escultura Paco Narrador
–¿Cómo surgió la idea de crear una escultura de Paco Espínola?–En 1971 se afilió al Partido Comunista y al Frente Amplio, en un gran acto público, ¡justo él! que había arriesgado la vida por la divisa blanca de su padre. Lo que nunca cambió fue un heredado amor por la democracia y la libertad.
–Su muerte fue un emblema de ese legado. Falleció en la noche del 26 de junio de 1973. Un día antes del golpe de Estado más cruel y doloroso en la historia del país.
Paco y Don Paco
Los Espínola Cabrera en fiesta familiar de la década de 1920. El cuarto de izquierda a derecha, sentado, es "Don Paco", el tercero desde la izquierda con una niña en la falda, el joven "Paquito". |
–Don Paco había nacido en 1871, en Yaiza, poblado cercano a un sitio de leyenda: la primera parroquia de San Marcial del Rubicón de Lanzarote, donde se inició la colonización de las Islas Canarias, muy a principios del siglo XV.
–El periodista y político blanco luchó en las revoluciones de 1897 y 1904 lideradas por Aparicio Saravia.
–En 1910, cuando participaba en la revuelta armada contra la reelección de José Batlle y Ordoñez, moría su suegro, Fernando Cabrera, quien tantas veces lo había cobijado en su estancia de Rincón del Pino, luego de sus aventuras contra el gobierno colorado de turno. Cabrera había cuidado la tropilla de caballos azulejos de Manuel Oribe.
–En el alzamiento de Paso del Morlán fue uno de los jefes del frustrado motín contra la dictadura de Gabriel Terra, al que llevó a su primogénito que luego describió sus temores y su captura por las tropas gubernamentales, en una crónica memorable.
–Francisco Espínola Aldana murió el 11 de abril de 1948, cuando Paco era una de las cumbres narrativas del país, ensayista, dramaturgo (que firmaba “Francisco Espínola hijo” por pura devoción paterna, según Carlos Maggi).
–“Paco no
era amigo de protocolos, ni homenajes, pero ese no es el motivo de su
mínima presencia en la ciudad. A su alrededor, el poder político
maragato tejió una leyenda negra, al principio notoria, por mandato de
la dictadura, pero con el paso del tiempo, y pese a que llevamos casi
tres décadas de democracia, la censura persiste: más disimulada, más
ambigua, pero igual de implacable. Es el castigo oficial al blanco que
adhirió al Frente Amplio”, afirma
el periodista Pablo Fernández, miembro de la comisión designada por el
Club San José para coordinar la instalación del monumento, integrada
también por respresentantes de sus otras dos pasiones intelectuales: la
docente Mirtana López y el escritor Pedro Peña. Hasta entonces, Francisco Espínola solo estaba presente en una corta calle del barrio Parque Rodó y en una escuela.
Un gran vacío
Un gran vacío
–“De niña, recuerdo a Paquito
en mi casa, conversando con mi padre y otros amigos maragatos. Tenía en
sus manos, un ramito de jazmines del país que mi mamá cortaba para
ofrecerle. Sus lentes, redonditos, su frente anchísima, prominente su
mandíbula. Era la década de 1950. Su voz y sus manos imantaban al
pequeño auditorio. Estos amigables recibimientos cambiaron a partir de
su admiración por la Revolución Cubana y su adhesión al Frente Izquierda
de Liberación. Sus posteriores esporádicas visitas, respondieron a
invitaciones institucionales, como conferencista.”
–“Carlos Martínez Moreno desarrolló una simbología muy profunda, que los maragatos nunca debemos olvidar. Si bien el cierre del Parlamento fue en la madrugada del 27, se venía preparando tan morosamente como la propia enfermedad de Paco, que prefirió no ver lo que iba a ocurrir en su país."
–“Carlos Martínez Moreno desarrolló una simbología muy profunda, que los maragatos nunca debemos olvidar. Si bien el cierre del Parlamento fue en la madrugada del 27, se venía preparando tan morosamente como la propia enfermedad de Paco, que prefirió no ver lo que iba a ocurrir en su país."
–“A Paco no
se le ha criticado expresamente en San José; quizá porque es demasiado
grande, pero sí se lo ha transformado en un gran nombre vacío. Los
profesores y los maestros han intentado, con altibajos, revivir su obra.
Algunos grupos teatrales locales, lo mismo. Pero ha faltado la decisión
oficial de mantener viva su forma de relatar, su pensamiento, sus
reflexiones éticas, estéticas, políticas, sociales. Bienvenida sea la
obra de Riguetti si su fuerza visual contribuye a quebrantar la
escasísima lectura actual, pero, paradójicamente, existe un riesgo: que
un legado tan vivo quede hecho una estatua.”
Mirtana López, investigadora, ensayista, profesora de Literatura, amiga cercana de Francisco Espínola.
Heber Riguetti con su obra "Paco Narador" recién terminada, en el jardín de su casa en San José de Mayo, 2012. (Diego Praderi) |
–Su obra no es nueva en mi trabajo, porque desde el punto de vista de la composición va como de medida con lo que más me gusta construir: figuras simbólicas. Hace unos años el periodista Sergio Saccomani, por entonces director de las radios del SODRE, me pidió que hiciera una estatuilla de Paco para un premio literario que se entregó aquí en San José. Hice dos bocetos, de los que eligieron el que llamé “Paco Pluma” por su forma más estilizada, y quedó guardado el otro: "Paco Narrador".
Hace un tiempito vino a verme Rolando Silveira, presidente del Club San
José, para contarme que deseaba colocar un monumento en la ochava de la
sede social que da a la calle Batlle y Ordóñez. Le mostré el "Narrador", sentado a una mesa, tomando un café o un vino, y escribiendo, gestos tan típicos de Paco.
Muchos maragatos aún lo recuerdan cuando pasaba las tardes en la
antigua sede del Club San José. Yo nunca lo vi, porque no lo conocí
personalmente, pero me hubiese encantado compartir una copa con él. Armé
un boceto de 15 centímetros, escuchando anécdotas, mirando fotos y
caricaturas, que pude transformar en una escultura geométrica, con
grandes planos lisos, sostenidos por piernas que parecen un libro
abierto. Hay una foto que me pareció una síntesis perfecta del
personaje, en la que está fumando, sentado en una escalinata, mientras
parece contar una de sus historias maravillosas. El resultado final es
una imagen muy de plano, muy lineal: más figurativa de los hombros para
arriba, y más abstracta hacia abajo. ¡Eso sí!, le saqué el cigarrillo de
la mano derecha (se ríe).
Paco en la ochava del Club San José. |
–Es verdad hubo un intercambio muy lindo de opiniones. La profesora Mirtana López, conocedora de la vida de Paco,
me dijo que no era él sin los lentes redondos; pero investigando vimos
que en sus últimos años ya no los usaba. Sobre la marcha fui resolviendo
el diseño del rostro, algo que parecía sencillo, por lo característico
del personaje, ¡pero que tuvo sus complejidades! Había que delinear
elementos que lo identificaran, y me gustó jugar con las líneas de su
frente limpia. La mano derecha parece más grande que lo normal, porque
era la que utilizaba para expresar con mayor énfasis su gestualidad. Le
quité el cigarrillo, porque no aportaba valor, pero compuse un humo
imaginario con las líneas ascendentes de su tronco. La escultura es un
conjunto dinámico, aunque Paco esté sentado. Y los lentes
redondos quedan sugeridos en un armazón grueso, recto arriba, pero
circular en la base, que permite mostrar su gesto narrativo, tan
querible. Hice lo mismo en una escultura de Rodó, porque el personaje se
reconoce por sus rasgos, es cierto, pero mucho más por su expresión.
–“Paco Narrador” fue financiado por un acuerdo del Club San José
con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. También hubo
contribuciones anónimas de materiales y dinero, y de la marmolería
Aníbal Abbate que donó el granito negro que recubre la base.
"Está donde lo merece"
–"Fui a visitar a Heber (Riguetti) en busca de alguna escultura para colocar en la mejor esquina de la ciudad. La idea era regalarle al club una obra de arte, medio siglo después de inaugurada su sede social propia, un edificio vanguardista para su época, del arquitecto Ildefonso Arostegui. Heber me iba mostrando todo lo que tenía hecho, hasta que vimos esa figura de Paco... ¡y dejamos de buscar! No sólo por su belleza, sino porque además evoca al más genial escritor de esta tierra, injustamente relegado a la periferia por el nomenclator oficial. Está donde se merece estar: en el mismo sitio donde tantas veces se sentaba a tomarse un vinito, los más veteranos todavía lo recuerdan. Paco fue un parroquiano entrañable de la institución, y su memoria resume en sí misma la bohemia y la intelectualidad maragata."
Rolando Silveira, presidente del Club San José
Cuchara y pala
–"Paco Narrador" es un monumento de 1.80 metros de altura, construido en mortero de arena y portland, reforzado por una estructura de metal. "Tiene el material y el hierro suficiente para soportar las peores travesuras", aseguraba
Riguetti, quien utilizó las herramientas del albañil: cuchara, pala
naceta, tenaza, cortafierros, soldadora eléctrica. Fue inaugurado el 30
de octubre de 2012, en la séptima edición de la Feria de Promoción de la Lectura y el Libro de San José.
Heber Riguetti
Heber Riguetti en la Exposición Travesías, Centro Cultural La Paloma, Febrero 2016. (San José Ahora) |
–Se definía como un autodidacta de la escultura, sin ocultar su admiración y gratitud por sus maestros e inspiradores Hugo Nantes, Octavio Podestá y Nelson Romero. “Me encanta ver algo donde parece haber nada”, afirmaba en 2012, entrevistado en su casa luego de culminar "Paco Narrador".
–Participó en más de 30 exposiciones individuales y colectivas, desde fines de la década de 1960, en Uruguay y el exterior.
–En 1982 obtuvo el Primer Premio del 46° Salón Nacional de Artes Plásticas de Montevideo, en 1996 y 1997 realizó la “Mejor vestimenta de Murgas” del Carnaval capitalino.
–Algunas de sus obras más conocidas: Garufo que desde 2003 se otorga a las figuras más destacadas del Carnaval de San José; Trabajador Rural (2007) ubicado en el bulevar Aparicio Saravia y Ruta 3, en la entrada de San José; Monumento a Pablo Bengoechea instalado en 2001 en Los Aromos, concentración del Club Atlético Peñarol; intervención vertical en el Teatro Macció que ocupa una esquina desde la planta baja hasta el Paraíso.
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Colocando un querubín de la Plaza Treinta y Tres. (Primera Hora, 2013) |
–Heber Riguetti, el artista plástico más representativo de San José en las primeras décadas del siglo XXI, falleció el 17 de noviembre de 2016, a los 58 años. En la tarde anterior había sufrido un accidente cardiovascular mientras trabajaba en su taller.
“Travesías”
–Fue la última gran muestra de Heber Riguetti. que convocó a multitudes en la temporada veraniega 2016 del balneario La Paloma.
–Entre febrero y marzo el escultor maragato expuso obras inéditas de gran porte alusivas a naufragios en costas uruguayas, en el marco del proyecto San José Demuestra.