—Linardi & Risso es una prestigiosa marca cultural del país, que
ocupa la antigua Casa del Vicario, en la calle Juan Carlos Gómez, a
pocos pasos del Cabildo. Fundada en 1944, por los libreros Adolfo
Linardi y Juan Ignacio Risso, se especializa en libros y
publicaciones latinoamericanas, con una larga experiencia en el apoyo
a coleccionistas, investigadores y bibliógrafos. Por allí pasaron,
Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, y en 2010 el
peruano Mario Vargas Llosa, luego de haber recibido el Premio Nobel
de Literatura.
—Cruzando
la Plaza Matriz se encuentra la Librería y Anticuario El Galeón,
del editor Eduardo Cataldo. En el local de Juan Carlos Gómez, entre
Sarandí y Buenos Aires, se preservan ejemplares únicos. Una visita
al amable Cataldo significa, por ejemplo, encontrarse con primeras
ediciones de las obras de Juan Carlos Onetti. No menos atractiva es
una visita a La Lupa Libros, en la Peatonal Bacacay, con su propuesta
informal, que vincula lo moderno y lo tradicional.
—Los
dos locales de Puro Verso ocupan puntos estratégicos de la ciudad:
18 de Julio y Cuareim, a metros de la Plaza Cagancha, y el edificio
Pablo Ferrando, de Sarandí y Bacacay. Con un acervo de más de
50.000 volúmenes, es la librería de moda y un centro artístico y
cultural preferido entre los jóvenes.
—En 2003 fue inaugurada la primera sucursal montevideana de la librería argentina Yenny. Desde entonces, Punta Carretas Shopping y la rambla de Pocitos comparten una propuesta amigable, donde el lector puede mirar todo lo que desee sin que nadie le llame la atención.
—En 2003 fue inaugurada la primera sucursal montevideana de la librería argentina Yenny. Desde entonces, Punta Carretas Shopping y la rambla de Pocitos comparten una propuesta amigable, donde el lector puede mirar todo lo que desee sin que nadie le llame la atención.
—Los
dos locales de la Librería y Papelería Papacito forman parte del
paisaje de la ciudad. El más visitado, que se ubica frente a la
Intendencia de Montevideo, inauguró la tendencia de abrir las 24
horas.
—Ediciones de la Banda Oriental es un clásico moderno. Fue
fundada en 1962 como editora de autores nacionales y de colecciones
de culto para la intelectualidad uruguaya. Tiene dos locales:
Cooperativa Magisterial, en la Ciudad, y Teatro El Galpón, en 18 de
Julio y Minas.
—En la calle
Tristán Narvaja, escenario de la centenaria feria dominical, se
encuentra Librería Ruben, referente de la compra venta de
publicaciones de segunda mano, con un reconocido sistema de canje de
volúmenes y revistas, que convoca a miles de lectores cada semana.
—Losa Libros es un sitio encantador de la calle Colonia, donde su propietario, el gallego Manuel Losa resulta un anfitrión sabio y entrañable, investigador, escritor y notable narrador oral de tantas historias de inmigrantes que construyeron el país.
—Losa Libros es un sitio encantador de la calle Colonia, donde su propietario, el gallego Manuel Losa resulta un anfitrión sabio y entrañable, investigador, escritor y notable narrador oral de tantas historias de inmigrantes que construyeron el país.
—Mosca
Hermanos es la más antigua librería montevideana, establecida en
1888 como La Popular. Su casa matriz de 18 de Julio 1578, en el
barrio Cordón, era visitada por notables figuras: José Enrique
Rodó, Carlos Vaz Ferreira, Juan Zorrilla de San Martín. En 1947
recibió su denominación actual, desde entonces asociada con la
literatura infantil y la educación de los uruguayos.
Manuel Losa Rocha, librero, escritor y editor gallego
Al pie de la letra
—Es un hombre fiel. A su patria natal, a
la adoptiva, a sus afectos, a sus ideas, a sus principios, pero,
fundamentalmente, a la memoria y la cultura de sus antepasados. Manuel Losa Rocha es continuador de
una antigua tradición de libreros gallegos, iniciada por José Serrano, el primer
editor Rodó, Francisco Vázquez Cores, Manuel Magariños, Manuel Barreiro y
Ramos.
—Nacido en Santiago de Compostela en
1941, vino de niño a Montevideo. El joven inmigrante comenzó a trabajar como
vendedor independiente de una editorial mexicana, hasta que en 1969 fundó M. R. Losa
Libros Técnicos, antecedente de Losa Libros. “En los primeros tiempos nuestros
clientes eran profesionales y estudiantes de ingeniería, electricidad, electrónica,
mecánica, administración En 1978 comenzamos a importar los primeros tomos de
informática, actividad en aquel momento pionera en nuestro país”, recuerda.
—En 1986 estaba instalado en Colonia 1567, hasta que
se mudó al 1551 de la misma calle, esquina Tacuarembó. “Poco a poco se fueron
incorporando áreas nuevas: educación y literatura infantil. En 1988 alquilamos
el local lindero, donde todavía estamos, para albergar los nuevos temas y para
organizar la librería en dos secciones bien diferenciadas”, explica.
—En 2006 mantuvo un encuentro
fortuito, de más de dos horas, con Patricia, hija de Manuel Ferrol, célebre fotógrafo
de la emigración. “Fue un 17 de marzo, en la exposición Galegos, presentada en el Cabildo, que narraba la diáspora de la
década del 1950. En plena charla vi una
foto y, de pronto, ¡oh sorpresa! Allí estaba el buque Juan de Garay… y ese niño
apoyado en la baranda era yo.”
—Patricia arrancó a Losa la promesa
de que iba a contar sus vivencias de viajero en un homenaje póstumo a su
padre, en La Coruña. La breve narración, de ocho páginas, causó tal sensación
que lo animó a escribir su primer libro, a los 66 años.
—Relato
de un emigrante. De Santiago de Compostela a Montevideo, traducido al gallego como Relato dun emigrante, es una
autobiografía publicada en abril de 2007, en la que describe su infancia con
sentimiento y emotividad; de sus carencias y de su felicidad; de su arraigo y a
la vez de su desarraigo, el sufrimiento, la congoja que experimenta casi todo expatriado,
en cualquier tiempo y lugar.
—“Trato de describir las historias de nuestras
instituciones, en especial el Centro Gallego de Montevideo, y aspectos de la
vida cotidiana de aquel país que me recibió; de algunos personajes, y de inmigrantes
gallegos que por algún motivo se destacaron y tuvieron alguna influencia en la
formación de Uruguay y su sociedad”, cuenta Losa.
—El
vendedor de libros,
O vendedor de libros, fue editado en
mayo del mismo año, medio siglo después que un amigo hiciera posible
que vendiera su primer libro. Fue un 26 de mayo, Día del Libro de 1949, cuando
se inició en una profesión apasionante que lo atrapó para siempre. Ese amigo
aún ignora, cuán decisivo fue en su vida.
—Luego vendría una biografía de una
influyente personalidad del galleguismo uruguayo, Don Jesús Canabal Fuentes,
hijo predilecto de O Pino, publicado en 2008. Su última obra fue presentada en
abril de 2009: Cuatro historias de
emigrantes, Catro historias de
emigrantes, con relatos sobre la vida de Isidro García García, Eduardo Martínez
Filgueiras, O'Cañotas, José Lage
Sierra, Pepe Montoya, y Antón Crestar
Faraldo.
—Así es la vida de aquel niño que sigue con su mirada fija en el puerto, desde la baranda de aquel barco, pero ahora en la tapa de un libro escrito cincuenta y dos años después. El compostelano Manuel Losa Rocha es un entrañable gestor cultural de la inmigración gallega, un apasionado de la literatura y los libros, que se hizo escritor por un hecho fortuito y una fotografía perdida.
—Así es la vida de aquel niño que sigue con su mirada fija en el puerto, desde la baranda de aquel barco, pero ahora en la tapa de un libro escrito cincuenta y dos años después. El compostelano Manuel Losa Rocha es un entrañable gestor cultural de la inmigración gallega, un apasionado de la literatura y los libros, que se hizo escritor por un hecho fortuito y una fotografía perdida.
Biblioteca Pública, Biblioteca Nacional
"Sean
los orientales tan ilustrados como valientes"
—Inaugurada el 26 de mayo de 1816, por iniciativa de Dámaso
Antonio Larrañaga, con la aprobación de José Artigas, es la única
institución que perdura desde la etapa de la Provincia
Oriental histórica. Su
acervo supera el millón de ejemplares, libros, folletos, publicaciones
periódicas nacionales y extranjeras. Atesora un valioso fondo documental
literario, colecciones de mapas, planos, fotografías, postales y
grabados. Como unidad ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura,
su misión es recopilar, conservar, acrecentar y difundir el patrimonio
bibliográfico y documental del país. También recibe los depósitos
legales de las publicaciones editadas en el país, y garantiza su acceso
libre y público de todos los ciudadanos.
—El
4 de agosto de 1815 el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga envió una carta al Cabildo de
Montevideo en la que propuso crear una
biblioteca donde pudiesen concurrir los jóvenes y todos aquellos que
estuviesen interesados en acceder al saber. "Es necesario
suplir con buenos libros, la falta de maestros e instituciones",
fue su argumento. También se ofrecía para desempeñar ser el director, y solicitaba un edificio para instalarla. Ocho días después, José Artigas, por entonces en el Campamento de Purificación, capital de la
Provincia Oriental independiente, estuvo de acuerdo con la singular iniciativa: "...yo jamás dejaría de poner el sello de mi
aprobación a cualquier obra que en su objetivo llevase esculpido el
título de la pública felicidad. Conozco las ventajas de una
biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con el esfuerzo e
influjo a perfeccionarla coadyuvando los heroicos esfuerzos de tan
virtuosos ciudadano..."
Primera sede de la Biblioteca Nacional, cuando era la Biblioteca Pública, en los altos de la antigua Casa del Gobernador de Montevideo, ubicada en el ángulo suroeste de la actual Plaza Zabala, en la esquina de la calle Alzáibar. |
—El 28 de agosto, el Jefe de los Orientales le escribió una carta a Larrañaga, en la que le contaba su
convencimiento sobre la utilidad de la Biblioteca Pública: "...y su
esperanza de que el Cabildo continuará con cuanto Ud. juzgue
necesario para su mejor adorno y pronto arreglo."
—El
primer aporte bibliográfico fue una donación del presbítero
José Manuel Pérez Castellano, fallecido el 5 de setiembre de 1815, quien además legó 1.500 pesos de la época,
luego se sumaron los de José Raimundo Guerra, los padres
franciscanos y del propio Larrañaga quien poseía una colección
única en el Río de la Plata.
—La Biblioteca Pública fue inaugurada el 26 de mayo de 1816, con 5.000 ejemplares ordenados en anaqueles ubicados en los
altos del Fuerte del Gobernador de Montevideo, en el ángulo sur de la actual Plaza Zabala, sobre la calle Alzáibar.
Su fundador y primer administrador honorario pronunció en aquella fecha su memorable Oración Inaugural: "Una
biblioteca no es otra cosa que un domicilio o ilustre asamblea en que
se reúnen, como de asiento, todos los más sublimes ingenios del
orbe literario o por mejor decir, el foco en que se reconcentran las
luces más brillantes que se han esparcido por los sabios de todos
los países y de todos los tiempos. Estas luces son las que el
ilustrado y el Gobierno vienen a hacer comunes a sus conciudadanos."
—Por
resolución de Artigas, cuatro días después los centinelas del Ejército Oriental usaron como santo y seña: "Sean los
orientales tan ilustrados como valientes", como adhesión a la revolucionaria institución cultural.
—Durante la invasión luso-brasileña (1817—1828) la colección de la Biblioteca Pública fue saqueada por el ejército ocupante, quedó reducida a menos de dos mil volúmenes.
—Durante la invasión luso-brasileña (1817—1828) la colección de la Biblioteca Pública fue saqueada por el ejército ocupante, quedó reducida a menos de dos mil volúmenes.
—En 1926 el gobierno uruguayo adquirió el predio del actual edificio de la que pasó a llamarse Biblioteca Nacional, en 18 de Julio 1790 y Tristán Narvaja.
—La piedra fundamental se colocó el 26 de mayo de 1938, y la nueva sede fue inaugurada en 1964. Una construcción neoclásica de 4.000 metros cuadrados, proyectada por el arequitecto Luis Crespi, con dos monumentos al frente que describen su compromiso con la cultura universal: Sócrates y Cervantes.
—Su acervo está constituido por un millón de libros, folletos y publicaciones periódicas
nacionales y extranjeras. Atesora, además, un valioso archivo
documental literario, colecciones de
mapas, planos, fotografías, postales y grabados.
—Es una institución ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura, cuyos objetivos son recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental nacional. Su sentido de misión se relaciona con el preservar este patrimonio y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos.
Colecciones
—La Biblioteca Nacional posee primeras ediciones nacionales, ejemplares únicos, incunables, manuscritos, mapas, fotografías, partituras, acuarelas y grabados. Entre los que se destacan la Oración Inaugural de Larrañaga, 1816; Colección de documentos históricos correspondientes a estos años. Montevideo, Imprenta de Torres, 1822; El Parnaso Oriental o Guirnalda de la República uruguaya. Compilado por Luciano Lira, Montevideo, Imprenta de la Caridad, 1835-37. Así como el archivo documental de José Enrique Rodó, los manuscritos de Juan Carlos Onetti y las colecciones de Julio Herrera y Reissig, Eduardo Acevedo Díaz, Horacio Quiroga, Florencio Sánchez, Francisco Acuña de Figueroa, Javier de Viana, Delmira Agustini, Juan Zorrilla de San Martín, Juana de Ibarbourou, entre otros.
26 de Mayo
—Desde 1940, la inauguración de la Biblioteca Pública es evocada como Día Nacional del Libro. El Día Internacional se celebra en todo el mundo el 23 de abril, fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Revista de la Biblioteca Nacional
—Fue publicada por primera vez en 1966, es el principal medio de divulgación del Departamento de Investigaciones y Archivo Literario, la institución también publica los Cuadernos de Historia y Cuadernos de Literatura.
Salas de lectura
—La principal es la General José G. Artigas, donde los lectores tienen acceso a libros, folletos y publicaciones periódicas nacionales y extranjeros.
—En la Sala de Diarios se encuentra la prensa nacional y extranjera, actual y retrospectiva.
—La Sala Uruguay atesora todos los libros y folletos impresos en el país, sean o no de autores uruguayos, así como las obras de escritores nacionales publicadas en el extranjero y trabajos sobre Uruguay que se publican fuera del país. Desde 1978 ofrece un área independiente, con una confortable sala de lectura para investigadores nacionales y extranjeros, diseñada para la preservación del acervo. Posee un catálogo cronológico donde se registran, por año de publicación, todos los libros y folletos que ingresan a la BIBNA.
—La
Sala de Materiales Especiales custodia las obras más valiosas que posee
la institución: ejemplares raros y únicos, incunables, volúmenes de
gran antigüedad, libros iluminados. La colección bibliográfica incluye
materiales de Historia, libros de Arte, relatos de viajeros. En esta
sala—museo
se custodian primeras ediciones americanas, ediciones del siglo xvi y
de manuscritos históricos. Se encuentran ejemplares únicos de folletos
nacionales y extranjeros; primeros periódicos del país, tales como La Estrella del Sur,
periódico británico publicado en 1807, primero en el actual territorio
uruguayo. Este sector posee una mapoteca: dibujos, acuarelas,
fotografías, postales, partituras musicales, medallas, monedas y
material audiovisual. Por su inestimable valor, una recopilación de un
material único en Uruguay, el préstamo está restringido a
investigadores.
—La Hemeroteca posee más de 100.000 ejemplares de todo tipo de revistas uruguayas.
—La Sala Francisco Acuña de Figueroafue remodelada para reuniones, seminarios, congresos, encuentros.
—La Sala José Pedro Varela es utilizada para realizar exposiciones, actividades artísticas y culturales.
—En la Sala Japón se ubica el centro de cómputos donde se puede encontrar un escáner de planos y otro para imágenes hasta tamaño A3, y el equipamiento necesario para la grabación en CD y DVD.
—Dámaso Antonio Larrañaga, Francisco Acuña de Figueroa y Alberto Zum Felde, fureron notables directores de la Biblioteca Nacional. En las últimas cuatro décadas fueron sus titulares: Arturo Sergio Visca (1976—1985), Rafael Gomensoro (1985—1999), Raúl Vallarino (2000—2005), Tomás De Mattos (2005—2010), Carlos Liscano (2010—2015). En la actualidad es dirigida por la bibliotecóloga Esther Pailos Vázquez.
—Es una institución ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura, cuyos objetivos son recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental nacional. Su sentido de misión se relaciona con el preservar este patrimonio y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos.
Colecciones
—La Biblioteca Nacional posee primeras ediciones nacionales, ejemplares únicos, incunables, manuscritos, mapas, fotografías, partituras, acuarelas y grabados. Entre los que se destacan la Oración Inaugural de Larrañaga, 1816; Colección de documentos históricos correspondientes a estos años. Montevideo, Imprenta de Torres, 1822; El Parnaso Oriental o Guirnalda de la República uruguaya. Compilado por Luciano Lira, Montevideo, Imprenta de la Caridad, 1835-37. Así como el archivo documental de José Enrique Rodó, los manuscritos de Juan Carlos Onetti y las colecciones de Julio Herrera y Reissig, Eduardo Acevedo Díaz, Horacio Quiroga, Florencio Sánchez, Francisco Acuña de Figueroa, Javier de Viana, Delmira Agustini, Juan Zorrilla de San Martín, Juana de Ibarbourou, entre otros.
26 de Mayo
—Desde 1940, la inauguración de la Biblioteca Pública es evocada como Día Nacional del Libro. El Día Internacional se celebra en todo el mundo el 23 de abril, fecha del fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Revista de la Biblioteca Nacional
—Fue publicada por primera vez en 1966, es el principal medio de divulgación del Departamento de Investigaciones y Archivo Literario, la institución también publica los Cuadernos de Historia y Cuadernos de Literatura.
Sala Artigas de la Biblioteca Nacional. |
—La principal es la General José G. Artigas, donde los lectores tienen acceso a libros, folletos y publicaciones periódicas nacionales y extranjeros.
—En la Sala de Diarios se encuentra la prensa nacional y extranjera, actual y retrospectiva.
—La Sala Uruguay atesora todos los libros y folletos impresos en el país, sean o no de autores uruguayos, así como las obras de escritores nacionales publicadas en el extranjero y trabajos sobre Uruguay que se publican fuera del país. Desde 1978 ofrece un área independiente, con una confortable sala de lectura para investigadores nacionales y extranjeros, diseñada para la preservación del acervo. Posee un catálogo cronológico donde se registran, por año de publicación, todos los libros y folletos que ingresan a la BIBNA.
Ficheros históricos. |
Fachada en 2010 (Archivo BIBNA). |
—La Sala Francisco Acuña de Figueroafue remodelada para reuniones, seminarios, congresos, encuentros.
—La Sala José Pedro Varela es utilizada para realizar exposiciones, actividades artísticas y culturales.
—En la Sala Japón se ubica el centro de cómputos donde se puede encontrar un escáner de planos y otro para imágenes hasta tamaño A3, y el equipamiento necesario para la grabación en CD y DVD.
—Dámaso Antonio Larrañaga, Francisco Acuña de Figueroa y Alberto Zum Felde, fureron notables directores de la Biblioteca Nacional. En las últimas cuatro décadas fueron sus titulares: Arturo Sergio Visca (1976—1985), Rafael Gomensoro (1985—1999), Raúl Vallarino (2000—2005), Tomás De Mattos (2005—2010), Carlos Liscano (2010—2015). En la actualidad es dirigida por la bibliotecóloga Esther Pailos Vázquez.
—Fue capellán de la resistencia criolla contra la
Invasiones Inglesas, expulsado de Montevideo por su apoyo a los
rebeldes orientales triunfadores en la Batalla de Las Piedras.
Decisivo en el inicio del proceso revolucionario liderado por José
Artigas y uno de los dos diputados electos antes del Congreso de Tres
Cruces, fue creador y primer director de la Biblioteca Pública,
actual Biblioteca Nacional.
—Cuando
abandonó al Protector de los Pueblos Libres, hasta la traición, viajó a Río de Janeiro para agradecer la intervención del emperador
Juan VI de Portugal, luego fue diputado al Congreso Cisplatino que
votó la anexión del territorio oriental al Brasil. En la Cruzada
Libertadora se mantuvo leal a la potencia ocupante, pero fue electo
senador del recién creado Estado Oriental del Uruguay independiente,
con proyectos memorables de restricción de la pena de muerte y
abolición de la esclavitud.
—Fue
un pionero científico y escritor prolífico. Cuando era párroco de
la Iglesia Matriz, editó Diario de viaje de Montevideo a Paysandú y
reunió elementos para sus ensayos sobre la desaparecida lengua
chaná. En Diario de Historia Natural contó sus observaciones sobre
fauna, flora y mineralogía, y en Diario de la Chácara describió
su vida a orillas del arroyo Miguelete, donde vivió en la Guerra
Grande. Aquel era territorio del Gobierno del Cerrito,
blanco—federal, pero se declaró neutral, con tanto éxito, que a su
muerte recibió honores de General de la República, también en la
Montevideo colorado—unitaria.
—Fue el primer vicario apostólico del país y primer rector designado de la Universidad de la República, que no asumió por haber fallecido antes de su apertura.
—Fue el primer vicario apostólico del país y primer rector designado de la Universidad de la República, que no asumió por haber fallecido antes de su apertura.
—Sacerdote,
naturalista, filósofo, escritor, antiesclavista, personalidad
política de su tiempo, figura influyente en el proceso
revolucionario liderado por José Artigas y en la organización la
Provincia Oriental hasta la invasión portuguesa de 1817. Como diplomático tuvo un papel
relevante en el nacimiento del Uruguay independiente.
—Larrañaga
escribió, entre 1813 y 1824, un Diario de Historia Natural, y entre
1818 y 1823 un Diario de la Chácara que describe su vida a orillas
del arroyo Miguelete. Publicó un libro de Botánica y otro de
Zoología. También se dedicó a la Astronomía mediante el uso del
telescopio, y utilizó el microscopio hasta el punto de padecer una
grave afección en su vista y quedar ciego.
—Clasificó
más 646 especies de vegetales y 504 animales de nuestro territorio,
entre tantas, 216 variedades de insectos incluyendo 19 tipos de
hormigas. Describió un nuevo género de ave, al que denominó
Azarina en honor al naturalista español Félix de Azara.
—“Una
biblioteca es el foco en que se reconcentran las luces más
brillantes, que se han esparcido por los sabios de todos los
tiempos.”
Reflexión
de Larrañaga en el acto de apertura de la Biblioteca Popular.
—“Yo
siempre gustaba mucho conversar con nuestras gentes porque sé que
más descubrimientos se deben a la casualidad, mejor diré, a la
práctica, que a los vanos y estériles sistemas de la Filosofía.”
Evocación
escrita en la Quinta de Miguelete, c. 1845.
—“Amante,
desde niño, del estudio, comenzó la carrera de medicina, que luego
abandonó por la eclesiástica. La primera le familiarizó con la
ciencia y sus problemas, dejando en su espíritu una permanente
inquietud por descubrir los secretos de la naturaleza; la segunda,
lejos de sumergirlo en la vida puramente contemplativa, le permitió
cumplir con su deber de patriota. Trabajó con dignidad y humanismo
para mejorar las leyes del país. Se debe recordar que le cupo el
honor de presentar un proyecto de ley por el cual se abolía la pena
de muerte.”
Carlos
Alberto Garibaldi, historiador argentino.
—"Como
escritor, pertenece más a la arqueología literaria que a la
verdadera literatura. Sin embargo, el Diario de viaje de Montevideo a
Paysandú es un relato de singular interés. Sin pretensiones de
hacer obra literaria, Larrañaga logra una descripción veraz de
nuestro campo. Aunque le preocupan fundamentalmente las observaciones
sobre fauna, flora y mineralogía de esta provincia, lo que se
entrevé en el relato es el estado de abandono de la campaña, la
absoluta ausencia de industrias, la generalizada pobreza, rayana en
la miseria. Tal vez un recurso literario de Larrañaga consista en
mostrar las cosas directamente, no en nombrarlas o describirlas. Lo
que se advierte a cada trecho es la falta de colonización, la
ruinosa presencia del latifundio, el ausentismo del propietario, aun
la falta de propietarios. Bien que Larrañaga, a fines de su relato,
se anime a decir las cosas por su nombre -discreta, punzantemente- y
se refiera al pueblo de Víboras (actual Carmelo) y a su aspiración
de trasladarse hasta la costa del río Uruguay y tener allí un
puerto. 'Pero se lo impide un individuo poderoso que se ha apropiado
de aquellas tierras y las tiene enteramente despobladas, no
permitiendo ni que se construya un rancho.' El Uruguay es, en este
documento, tierra semi—baldía poblada por cardales y perros
cimarrones.”
—“Larrañaga
es extremadamente objetivo. No se permite la menor efusión. Si se
emociona es cuando contempla, maravillado, el majestuoso río
Uruguay, y piensa que nunca jamás volverá a verlo. De sus
compatriotas nos deja retratos que tienen un verismo casi
fotográfico. La imagen de Fructuoso Rivera (a quien llama Ribero)
difiere mucho de la que nos han proporcionado los románticos, aunque
reconozca que el joven vencedor de Guayabos tenía bastante
desembarazo y urbanidad. A José Artigas lo muestra sumido en un
espartanismo al que mejor habría que llamar pobreza lisa y llana."
—"Su
obra, más allá de previsibles arideces, tiene lo que hoy día hemos
dado en llamar valor testimonial. Como documento debe ser leída, y
no como composición literaria. Es un primitivo, en la mejor acepción
del vocablo. Larrañaga escribió también una Oración Inaugural con
motivo de la apertura de la Biblioteca pública, y Fábulas
americanas (1826), donde se denota la influencia de Iriarte y
Samaniego."
Tres
citas de la obra 100 autores del Uruguay. Alberto Paganini, Alejandro
Paternain, Gabriel Saad, edición de Capítulo Oriental.
Para
leer
—Diario
del viaje de Montevideo a Paysandú. Dámaso Antonio Larrañaga,
edición del Instituto Nacional del Libro, 1994, con prólogo del
historiador José de Torres Wilson.
—Página
web del Ministerio de Educación y Cultura:
http://www.mec.gub.uy/academiadeletras/DANNOMBRE/Larranaga.htm
—Dámaso Antonio Larrañaga nació
el 9 de diciembre de 1771, cuando Montevideo alcanzó su máxima
influencia hispánica como Apostadero Naval del Atlántico Sur con
jurisdicción desde las Islas Malvinas y la Patagonia argentina hasta
las costas africanas de Fernando Poo y Annobón en el golfo de
Guinea.
—Su padre, el vasco Manuel de Larrañaga, miembro del Cabildo colonial, pronto aceptó su vocación religiosa expresada en la Escuela de los Padres Franciscanos donde estudió Latín y Filosofía. Todavía adolescente viajó a Córdoba y Buenos Aires para realizar el Seminario y la Teología, hasta su ordenación sacerdotal en 1799.
—Su padre, el vasco Manuel de Larrañaga, miembro del Cabildo colonial, pronto aceptó su vocación religiosa expresada en la Escuela de los Padres Franciscanos donde estudió Latín y Filosofía. Todavía adolescente viajó a Córdoba y Buenos Aires para realizar el Seminario y la Teología, hasta su ordenación sacerdotal en 1799.
—A
principios de 1804 era teniente cura en la Iglesia Matriz y capellán
de las milicias criollas que tres años después lucharon contra las
Invasiones Inglesas.
—En mayo de 1811 fue expulsado de Montevideo por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras.
—En mayo de 1811 fue expulsado de Montevideo por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras.
—A
principios de 1813 fue electo diputado a la Asamblea General
Constituyente y Soberana convocada por el Segundo Triunvirato que
gobernaba las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero nunca
asumió el cargo.
—En el Congreso de Tres Cruces fue sustituido por Tomás García de Zúñiga, luego rechazado por la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires. Larrañaga vivía por entonces en la capital argentina, donde permaneció hasta principios de 1815, cuando retornó para sumarse al gobierno de la Provincia Oriental.
—En el Congreso de Tres Cruces fue sustituido por Tomás García de Zúñiga, luego rechazado por la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires. Larrañaga vivía por entonces en la capital argentina, donde permaneció hasta principios de 1815, cuando retornó para sumarse al gobierno de la Provincia Oriental.
—Fue
colaborador muy cercano de Artigas, y muy probable redactor de muchos
de los documentos políticos, económicos y sociales de la Liga
Federal, la Patria Grande creada sobre la base de tres
ideales: Independencia, República, Federación. Muchas veces fue
intermediario entre el Jefe de los Orientales y sus enemigos de
Buenos Aires, pero en 1816 se sumó a la corriente antiartiguista.
—Cuando
los patriotas orientales fueron derrotados por los invasores
portugueses aceptó acompañar a Jerónimo Pío Bianqui en una misión
humillante: viajaron a Río de Janeiro para agradecerle la
intervención al rey Juan VI de Portugal.
—En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por el general ocupante Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Trató de atenuar la crítica de sus antiguos compañeros de lucha, la mayoría presos, clandestinos o exiliados, con el argumento de que así se había conseguido la calidad de Estado autónomo, con sus fueros y privilegios.
—En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por el general ocupante Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Trató de atenuar la crítica de sus antiguos compañeros de lucha, la mayoría presos, clandestinos o exiliados, con el argumento de que así se había conseguido la calidad de Estado autónomo, con sus fueros y privilegios.
—La
política era su obligación y la ciencia su pasión, como
corresponsal de destacados sabios de su tiempo: Jacques Alexandre
Bonpland y Agustín Saint-Hilaire. Por recomendación de ambos fue en
la Sociedad de Historia Natural de París, mientras fundaba la
Sociedad Lancasteriana, responsable de una escuela que formó a
destacados líderes rioplatenses.
—En
1824 fue designado Vicario Apostólico de Montevideo, y como tal no
participó en la Cruzada Libertadora lidera un año después por Juan
Antonio Lavalleja, porque entendió que su investidura lo obligaba a
ser respetuoso y fiel a los brasileños.
—En
1830, luego de creado el Estado Oriental del Uruguay, fue electo
senador por el departamento de Montevideo. Presentó proyectos de ley
innovadores para su tiempo: restricción de la pena de muerte a casos
especiales, de emancipación de los esclavos y una iniciativa de
creación de cátedras universitarias.
—Larrañaga
vivió los últimos años retirado en su quinta del arroyo Miguelete,
sin participar en la Guerra Grande (1939—1851) que enfrentó a los
dos partidos históricos: blancos contra colorados. Por entonces
sufría una ceguera casi total pero nunca dejó de trabajar: sus
familiares escribían lo que él dictaba.
—Como
Vicario Apostólico, máxima autoridad eclesiástica del país, fue
designado como primer rector de la Universidad de la República. Un
cargo otorgado por su creador, Manuel Oribe, jefe del Gobierno del Cerrito sitiador de Montevideo, pero que nunca
ejerció. La institución fue inaugurada un año después de su
muerte, el 6 de febrero de 1848, por un ataque cerebral.
—El
Gobierno del Cerrito, blanco—federal, le rindió honores póstumos en
su entierro en la Capilla de la Sacra Familia. El Gobierno de la
Defensa, colorado—unitario, lo despidió con un oficio fúnebre en la
Catedral de Montevideo en el que se le rindieron honores de General
de la República. El cargo de rector, que tanto anheló, le
correspondió a Lorenzo Antonio Fernández, su sucesor eclesiástico.