Una
locura transformada en destello
Rudeber Pereira: "Pensar, dibujar, no dormir, son estados mentales que nos llevan a una invención.” |
Sobre la base del fasciculo N°6 de la serie Inventos e Innovaciones Uruguayas. Trocadero Gabinete DDiseño, para el diario El País, setiembre de 2011 (ampliado y corregido). Fotos: Alejandro Sequeira y Archivo Pereira.
Era
pleno mediodía de fines de julio de 1961, no más de una semana
después de inaugurado el túnel que aún comunica a 18 de Julio con
8 de Octubre. Un automóvil Fiat Balila 1934 avanzaba con lentitud,
rumbo al por entonces novedoso paso subterráneo. A medida que se
acercaba, a muy pocos metros, todos los sentidos del conductor
estaban puestos en un sonido inminente, que también aguardaban su
esposa y su hija pequeña. Cuando el auto ingresó a la oscuridad,
hubo un leve “click” salido desde una improvisada caja ubicada en
el techo. En ese mismo instante se prendieron las luces de posición,
sin que el chofer accionara un interruptor. Sus cálculos
electromecánicos no habían fallado.
Una
historia real que describe la primera vez que funcionó un encendido
automático de iluminación automotriz. El sistema había sido
patentado dos años antes, por el técnico mecánico y electricista
Rudeber Pereira, según consta en un documento de la Oficina de la
Propiedad Industrial de Francia, con sede en París, fechado el 29 de
abril de 1959. “Para mí es inolvidable aquel sonido previo a que
las luces se encendieran”, afirmaba el inventor montevideano.
Mantuvo
la patente internacional hasta 1975, cuando decidió no renovarla,
porque no había conseguido interesados en su innovación, pero,
además, porque le resultaba imposible cumplir la exigencia legal de
pagos anuales en francos franceses. Aún después de la liberación
de su propiedad intelectual, la invención no fue utilizada hasta la
década de 1990, cuando ingenieros automotores franceses crearon
sistemas de luces automáticas que en la actualidad son estándares
industriales. “No debo decir que me copiaron. Es imposible que hayan sabido que treinta años antes, un loco
andaba por Montevideo, en una cachila a la que se le prendían solas
las luces”, reconoce.
El
sistema fue concebido y diseñado entre 1957 y 1959, en una casa de
la calle de Municipio (actual Martín C. Martínez) entre Galicia y
La Paz. “Una noche salía de ver una película con mi familia,
comentándola, manejé todo el trayecto hasta nuestra casa
con las luces apagadas. En ese momento tuve la necesidad de crear un
procedimiento a prueba de distraídos.”
Fiat Balila 1934. Fue equipado por Rudeber Pereira, a comienzos de la década de 1960, con el primer encendido automático del mundo. (Archivo Arq. Diana Pereira) |
-“Después de una patente es necesario el trabajo multidisciplinario. Un biólogo, un médico, un ingeniero, un arquitecto, un diseñador, nunca deben faltar en un equipo desarrollador de prototipos, pero también es necesario un vendedor, porque lo más difícil es darle sustentabilidad comercial.”
Nolor fue una innovación en instalaciones sanitarias que demostró su eficiencia. (Foto Alejandro Sequeira) |
Fue
a principios de 2001 que Rudeber Pereira Mendiondo presentó por primera vez su dispositivo de eliminación de olores de inodoro, a empresas sanitarias y fabricantes de artefactos de baño. Esa
tarde utilizó su infinita creatividad para sorprender a un público
exigente. Ingresó en silencio al local donde estaba colocado su
invento, y sin decir palabras, se sentó vestido sobre la tapa
abierta del inodoro, mientras colocaba un cigarrillo humeante en el
borde. Los presentes comprobaron allí, en la práctica, la
eficiencia del novedoso disipador de vapores y olores. El humo
desaparecía entre sus piernas, aspirado por la turbina.
"El Nolor fue una idea que me ha dado muchas satisfacciones personales, aunque ninguna económica. Siempre la consideré una buena solución para el problema de los gases de ese gran invento sanitario que es el váter”, afirmaba Pereira. Fue proyectado en 1984 y patentado en 2001. Con mucho humor, sus familiares, amigos y colegas inventores le llaman El Chupaculo.
"El Nolor fue una idea que me ha dado muchas satisfacciones personales, aunque ninguna económica. Siempre la consideré una buena solución para el problema de los gases de ese gran invento sanitario que es el váter”, afirmaba Pereira. Fue proyectado en 1984 y patentado en 2001. Con mucho humor, sus familiares, amigos y colegas inventores le llaman El Chupaculo.
-“Tengo
la inmensa satisfacción de haber visto muchas de mis locuras
transformadas por otros en estándares industriales. Siempre le digo
a mi esposa, que todavía faltan locuras por utilizar.”
Su
diseño múltiple se basa en una fórmula (2A+B igual 64), utilizada
en la construcción, que relaciona el plano horizontal de apoyo del
pie (huella) con la altura que separa los escalones (contrahuella).
En el caso de la escalera STA, patentada en 1984, la huella tiene una
profundidad prefijada para su producción estándar e instalación
rápida. Lo que varía dentro del sistema constructivo es la ménsula
de fijación del escalón, que permite regular su ángulo para que
siempre quede horizontal. “A partir de este dispositivo se
obtienen escaleras que adaptan su desarrollo a cualquier
localización, en base a la modificación de la relación de las
contrahuellas. Es un recurso ideal para obras de reciclaje, en las
que se suele alterar el espacio original”, anota la arquitecta
Diana Pereira, una innovadora especializada en construcciones efímeras.
-“Uno
sin querer se va dando cuenta que tiene ideas que no existen y que
tiene capacidad para combinar fenómenos u objetos que consiguen
nuevos efectos físicos.”
Desde
su creación, en 1980, es el desarrollo de Rudeber Pereira que
consiguió mayor éxito comercial. Se trata de un pincho que posee un
embrague de fricción con un resorte que frena el giro del spiedo.
“El asador lo va llevando mientras se toma una cañita”, decía el inventor, que lo fabricaba en su taller, y que lo vendía con
manual de uso y recetario.
-“Los
inventos nacen por una necesidad colectiva y luego son transformados
en instrumentos útiles por el mercado.”
Intercambiador
para jet dental
Es
una innovación concebida para mejorar el desempeño del instrumento
de higiene que permite extraer el alimento que se empaqueta en las
encías. “El jet utiliza un chorro punzante de agua, para llegar
adonde no puede el cepillo. Viene con un depósito para agua tibia y
algún desinfectante, pero que no los conserva por más de uno o dos
días. En este caso realicé un intercambiador de calor que permite
entibiar el jet o renovar su contenidos.”
-“Los inventos me sirvieron para aprender y divertirme, pero jamás para ganar dinero.”
Baranda
aséptica
Es
la última innovación de Rudeber Pereira, creada en 2010 y en pleno
estudio de patente. El inventor diseñó una baranda de plástico
(por ejemplo, de policarbonato) con un mecanismo circuito interno que
genera luz ultravioleta. “Es sencilla, barata, y reduce la
posibilidad de contagio de enfermedades porque la irradiación
constante sobre las paredes del tubo tiene un efecto bactericida muy
amplio, aún para los microbios más resistentes. Mi idea es
presentarla en el Ministerio de Salud Pública y en sanatorios
privados”, explica, al tiempo que se propone formar un equipo
multidisciplinario para desarrollar y mejorar el prototipo.”
-“Pensar, dibujar, no dormir, son estados mentales que nos llevan a una invención.”
-“Pensar, dibujar, no dormir, son estados mentales que nos llevan a una invención.”
Monsieur
Bich
Rudeber
Pereira fue uno de los directores y fundadores de BIC Uruguay. Desde
1963, esa empresa fue pionera en la importación de bolígrafos y
luego continuó fabricando 50.000 por día.“Conocí a
Marcel Bich en su oficina de la sede mundial de BIC, ubicada Clichy, al norte de París.” Bich era un noble del norte italiano (nacido
en Turín), empobrecido en su juventud, que se enriqueció con la
patente del bolígrafo (que le compró al húngaro Laszlo Biro). La
primera vez que se reunió con el director mundial de BIC, lo
presentaron como “ingeniero Pereira”. A lo que él respondió con ironía: “Si quiere fundir una empresa, contrate un ingeniero.”
Pereira se retiró de la multinacional francesa a los 79 años.
Biro
–¿Ustedes
saben cuál fue el primer país sudamericano al que vino Laszlo Biro?
–suele preguntar Rudeber Pereira, a manera de acertijo.
–¡Vino
al Uruguay! Los hermanos Biro se había radicado en Montevideo,
llegados desde Budapest. Tiempo después que se fueron a Buenos
Aires, yo compré un torno revólver de su taller de la calle
Mercedes. ¡Los privilegios de la edad! –comenta el inventor.
Edison
-“Sin
dudas fue un gran talento, que inventó o patentó instrumentos de
uso diario en nuestras vidas: la lámpara eléctrica, los lentes
bifocales, el cinematógrafo (una versión propia de la cinta creada
antes por los hermanos franceses Lumiére), el fonógrafo, entre
cientos y cientos de innovaciones. Pero tanto como inventor, fue un
gran vendedor de sus patentes. Cuando creó los frenos neumáticos,
se le ocurrió instalarlos en un ferrocarril, y llamó a los
periodistas. En la primera prueba
se acostó sobre las vías, para demostrar la seguridad de su
sistema. ¡Vaya si le resultó! En el otro extremo, el creador del
casete de audio, murió pobre y olvidado mientras la empresa que lo
explotó ganó fortunas incalculables.”