Voces de eterna resistencia
Tony de Seares, histórico conductor de Siempre en Galicia. (Ignacio Naón, 2009) |
Sobre la base de los capítulos 8 y 9, del libro Galicia en Uruguay (Naón/Olveira, Montevideo, 2009).
La
idea fue de Alfredo Somoza, ex diputado republicano y exiliado
coruñés, a quien siguieron otros notables galleguistas de
Montevideo: Jesús Canabal, Pedro Couceiro, Antón Crestar, Emilio
Pita, Manuel Leiras, Luis Tobío y el entrañable Manolo
Meilán. Ellos nunca imaginaron la inusual permanencia de aquella
iniciativa concebida para “henchir de galleguismo a las tierras
rioplatenses”. Su nombre evoca al ensayo político Sempre en
Galiza, emblema del nacionalismo gallego, que Castelao había
editado el 10 de marzo de 1944, en su exilio de Buenos Aires.
Los
fundadores eran redactores, locutores, y también pagaban el espacio
de cada domingo en Radio Carve, una histórica emisora que
durante décadas trasmitió sus ideales, a lo largo y lo ancho
del territorio uruguayo, también a Buenos Aires, el litoral
argentino y el sur del Brasil.
Aquel
primer domingo, memorable, la audición fue abierta con una
interpretación al piano de la conocida Muñeira da Chantada,
por el poeta Emilio Pita. Su estructura sigue siendo semejante al
formato original: un tema musical con gaita, el editorial y pequeños
comentarios sobre la lengua, historia, geografía, noticias
culturales, cuando escaseaban las publicaciones en gallego y cuando
la cultura estaba prohibida en Galicia. En la década de 1950 el
programa era tan popular, que según registros de Carve, era
escuchado por 300.000 personas al año, y hasta el final de la
dictadura franquista, jamás bajó del cuarto de millón de oyentes,
a pesar de las presiones del régimen.
Basta
un repaso de sus colaboradores en el mundo, para comprender su
notable influencia intelectual. Desde Galicia, llegaban las voces y
los escritos de Ramón Otero Pedrayo, Ramón Piñero, Sebastián
Martínez Risco, Ricardo Carballo Calero, Xoaquín Lorenzo, Xesús
Filgueira Valverde, Francisco Fernández del Riego, Manuel Espiña,
Xesús Alonso Montero, Manuel Chamoso Lamas, Agustín Sixto Seco.
Desde la cercana Buenos Aires, recibía colaboraciones de Luis
Seoane, Rodolfo Prada, Xosé Núñez Búa, y Antonio Alonso Ríos, y
desde Estados Unidos escribían: E. Alonso López y Xerardo Álvarez
Gallego.
En
1980, con motivo de sus tres décadas, la audición fue escuchada en
directo por primera vez en Galicia, por medio de Radio Nacional de
España en La Coruña, y también recibió al presidente
del Parlamento de Galicia y al consejero de Cultura, que estuvieron
en los estudios de Carve para celebrar sus cuatro décadas.
Por entonces, la conducción cambiaba de voz, el fundador Manolo
Meilán pasaba la responsabilidad a su colaborador Toni de
Searez, y en 2006 se mudaba a CX 12 Radio Oriental. En
la actualidad es conducido también por Ana María Lorenzo,
presidenta del Patronato de la Cultura Gallega.
“La
historia de Siempre
en Galicia
forma parte inseparable del patrimonio cultural del gallego emigrado
y sus lúcidos fundadores, sabían, ciertamente, que el éxito estaba
en la permanencia, en sostener el galleguismo hasta que en Galicia
llegasen tiempos mejores. Hubo que aguadar 35 años para que Galcia
tuviese una radio en gallego”, afirma el escritor coruñés Manuel
Suárez Suárez, fundador del Patronato de la Cultura Gallega, que
vivió más de dos décadas en Montevideo.
Antón Crestar Faraldo y Manuel Meilán, exiliados republicanos, fundadores de Siempre en Galicia. (Patronato de la Cultura Gallega) |
Ellos
fueron dos galleguistas comprometidos con el destino de una nación
histórica y con el exilio republicano en el Río de la Plata. Antón
Crestar Faraldo, nacido en 1896, en la villa coruñesa de Miño,
emigró a Montevideo en 1909 y poco después se radicó en La Habana,
donde se formó como dibujante. Regresó a la capital uruguaya en
1922, lo que le otorgaba el honor de haber sido el decano de los
galleguistas rioplatenses. Fue ilustrador y caricaturista de la
revista Céltiga,
dirigida por Eduardo Blanco Amor y Ramón Suárez Picallo, una
aventura intelectual que además le permitió conocer a un entrañable
compañero de ruta.
Manuel
Meilán Martínez nació en Lugo el 18 de julio de 1904, y allí pasó
su infancia y adolescencia, de las que recuerda el Congreso de las
Irmandades
da Fala
realizado en 1918. Para no ir a la Guerra de Marruecos, cuatro años
después marchó a Argentina, donde residía un hermano. De manera
casual, conoció el Café Armonía, donde se reunía una peña
galleguista en la que participaban Eduardo Blanco Amor, Ramón Suárez
Picallo, José Abraira, Lino Pérez, Rodolfo Prada, fuente
inspiradora de Céltiga
y la Sociedade
Nazonalista Pondal.
De esa época data su amistad con Blanco Amor y con Suárez Picallo,
con quien compartía una pensión. En 1931 contribuyó a fundar la
Organización Republicana Nacionalista Autónoma Galega de Buenos
Aires, de la que Rodolfo Prada fue presidente y Meilán su
secretario, antecedente de la delegación del Partido Galeguista en
Argentina.
En
1934 se mudó a Montevideo, aunque nunca perdió la fraternal
relación con su amigo Prada, que lo mantuvo cerca del galleguismo y
le ofreció la gerencia local del laboratorio de especialidades
médicas Doctor Andreu. Crestar y Meilán eran asiduos asistentes de
las tertulias del café Tupí Nambá, con Ramón Antelo, Francisco
Rial, conocieron los inicios de las Irmandades
Galeguistas
y contribuyeron a fundar el Comité Nacional de Ayuda a la República
Española. Ambos participaron en la creación de Galeusca,
un grupo español autonomista de Galicia, Euskadi y Catalunya, y en
el Congreso de la Emigración Gallega celebrado en Buenos Aires.
Meilán
estuvo en la apertura del periódico España
Republicana,
en el que firmaba con el seudónimo Tatarí,
una columna titulada Rataplán,
y también en la fundación de la Organización Republicana Galega de
Axuda ao Povo Español, de la que fue secretario general. En la
década de 1940 se integró a la masonería uruguaya con destacadas
figuras del galleguismo: Xesús Canabal, José Añón, el actor Pepe
Fernández,
entrañable amigo de Meilán, el médico Cancela Freijo, Lois Luna,
Pastor García, Eusebio Silva y Alfredo Somoza, que había llegado a
Montevideo después de una década escondido en La Coruña.
Los
dos fueron grandes amigos de Castelao, a quien homenajearon con
iniciativas que perduran en el tiempo y en su valor cultural y
social. Por una propuesta de Alfredo Somoza y Manuel Meilán, el 3 de
setiembre de 1950 comenzaron las emisiones de Siempre
en Galicia,
en Radio
Carve.
Una década después, en junio de 1960, fue creada la Escuela N° 43,
que se llamó Galicia por idea de Crestar Faraldo. Ambos fueron
cofundadores del Patronato da Cultura Galega de Montevideo,
acompañando a otro galleguista que honró la memoria de Castelao:
Xosé Cancela Freijo.
El
coruñés Antón Crestar falleció el 2 de noviembre de 1983, en
Montevideo. En Miño, su villa natal, desde hace más de dos décadas,
cuando el dirigente aún estaba vivo, hay una calle que lleva su
nombre. El lucense Manolo
Meilán falleció en 1994, en la capital uruguaya, a los 89 años.
Pedro Couceiro Corral visto por su amigo, el pintor galaico-argentino Luis Seoane. (Archivo Couceiro) |
Fue
uno de los más geniales científicos que trabajó en Uruguay, desde
su arribo al país hasta el último día. Su vida recorrió todas las
etapas imaginables, y también las más inimaginables que debió
enfrentar un hombre de su tiempo. Su inteligencia infrecuente, su
sensibilidad humanista, su creatividad irrepetible, marcaron sus casi
ocho décadas repletas de vitalidad, ingenio y compromiso
intelectual. El coruñés Pedro Couceiro Corral fue un científico
formado en la España pre republicana de fines de la década de 1920,
con un doctorado en Alemania a inicios de 1930 y una activa
participación en la defensa de la República entre 1936 hasta su
exilio en 1939.
Arribó
a Montevideo al año siguiente, y desde un principio demostró una
vigorosa y polifacética personalidad, la forja de una familia
incorporada a la vida del país de adopción y su permanente y
consecuente adhesión a la causa republicana y a la defensa de la
cultura gallega.
Pedro
era hijo de un abogado destinado en La Coruña, como secretario
judicial. Allí hizo el bachillerato, hasta que en 1922 viajó a
Santiago de Compostela, como uno de los primeros alumnos de la
Sección de Químicas da Facultad de Ciencias. En 1927 era profesor
titular de Química Orgánica, y dos años después su vida cambió
por la llegada del profesor Fernando Calvet, con quien completó un
posgrado que le permitió viajar a Múnich para trabajar en síntesis
de hidratos de carbono, con Heinrich Otto Wieland, el célebre premio
Nobel.
Tras
su paso por las mejores universidades alemanas se decidió por la
Bioquímica, hasta doctorarse con una investigación sobre a
oxidación de la levadura de cerveza. En 1935 viajó a Madrid para
dedicarse a la bioquímica aplicada a los animales, pero debió
suspender sus estudios cuando se incorporó al ejército leal al
gobierno republicano.
En
la Guerra Civil fue oficial en una fábrica de armamentos de
Alicante, hasta que se quitó los galones para combatir en el frente
de Guadalajara y Madrid, compartió con miles de milicianos el
martirio provocado por los aviones Fiat italianos y los alemanes
Stuka. Tras la derrota se exilió en París, donde fue contratado
como investigador del Instituto Pasteur, pero al poco tiempo debió
escapar de urgencia, sin rumbo, ahora perseguido por los nazis que
ocupaban el territorio francés.
Su
destino fue Montevideo, una ciudad que admiraba y acogía a los
exiliados republicanos. En la capital uruguaya fue técnico-químico
del Instituto de Biología Animal, mientras fundaba su laboratorio
Sur, especializado en la elaboración de productos sanitarios para
ganado vacuno, y poco después, con dos colegas uruguayos creó el
laboratorio farmacológico Proteo.
Pedro
Couceiro realizó una labor científica de primer nivel
internacional, pero, siempre tuvo tiempo para colaborar con el
movimiento galleguista en el exilio. Murió en 1982, como uno de los
mayores innovadores científicos del Río de la Plata, como memorable
docente universitario, y con el honor de haber sido uno de los
impulsores del programa radial Siempre
en Galicia.
Patronato
de la Cultura Gallega
Un palacete modernista de principios del siglo XX, situado en la avenida Rondeau montevideana, acoge al único patronato de cultura vinculado a la diáspora gallega, creado el 8 de junio de 1964 por iniciativa del inmigrante José Cancela Freixo.
Directiva del Patronato: Nelson Regueiro, José Otero Méndez, Ana Lorenzo (presidenta), Nelly Crestar y Carmen Fernández Salgueiro. (Foto Ignacio Naón, 2009) |
Un palacete modernista de principios del siglo XX, situado en la avenida Rondeau montevideana, acoge al único patronato de cultura vinculado a la diáspora gallega, creado el 8 de junio de 1964 por iniciativa del inmigrante José Cancela Freixo.
La
notable institución, reconocida y admirada en todo el mundo, cumple
una sostenida acción de defensa de la lengua y la identidad gallega,
promoviendo sus manifestaciones culturales y desarrollando una amplia
labor editorial. Desde hace 45 años realiza actividades de
divulgación en lengua y literatura gallega, danza gallega y criolla,
teatro, declamación, Historia de Galicia, pintura, fotografía,
lectura de cuentos, exposiciones, conferencias, una completa
biblioteca y una cedeceta de música gallega. Su publicación
periódica, Guieiro, es un ejemplo notable de permanencia y
compromiso con ideales culturales, políticos y sociales.
“Muchos
compatriotas han sabido realizar su trabajo con dignidad y
dedicación, para convertirse en referentes de la cultura uruguaya,
cargando sobre sus hombros, al mismo tiempo, la responsabilidad de
mantener y difundir su cultura original. Hombres como Jesús y Manuel
Canabal, José Cancela Freijo, Antón Crestar Faraldo, Federico Do
Campo, Manuel Meilán, fueron conscientes portadores de sus dos
patrias, haciendo posible el encuentro de los gallegos con sus
raíces, la valoración de su condición de galleguistas, al tiempo
que se integraban a su nueva tierra”, afirmaba la presidenta de la
institución Ana María Lorenzo.
La
nueva sede del Patronato da Cultura Galega fue inaugurado el sábado
15 de noviembre de 2008, con la asistencia de una representación
oficial de la Diputación de la Coruña, con su presidente, Salvador
Fernández Moreda, y los diputados provinciales Juan Manuel Sande
Muñiz y Adolfo Gacio. La Diputación de A Coruña, a través de sus
programas de cooperación exterior y de apoyo a la emigración, fue
la impulsora del proyecto de la nueva sede del Patronato, para la
adquisición y rehabilitación del nuevo edificio del alto valor
arquitectónico.
Alumnos de la Escuela Galicia celebrando el 25 de Julio. (Foto Ignacio Naón, 2009) |
El
historiador Carlos Zubillaga, miembro de la Real Academia Gallega, la
definió como la “expresión más lograda de la simbiosis que el
fenómeno migratorio consagró en América, entre las viejas culturas
europeas y las nuevas sociedades emergentes”.
Es
la Escuela Galicia, fundada en 1962, para servir como ámbito de
amparo y educación en una zona podre de Montevideo. Fue por
iniciativa de un galleguista entrañable, Antón Crestar Faraldo, que
consiguió los medios para que llevara el nombre de su patria natal.
Durante casi cuatro décadas tuvo el número oficial 43, hasta que
fue reubicada en el año 2000. Ahora se encuentra en el barrio del
Prado, con el número 163, y en sus aulas se desarrolla, con apoyo de
la Xunta de Galicia, una experiencia innovadora que pone en contacto
a los alumnos con la historia, la cultura y las tradiciones gallegas.
En
Ciencias Sociales, los niños aprenden: ubicación en el planisferio
de la región gallega, sus rías, ciudades, límites con Portugal. La
zona portuaria, el océano Atlántico como vía de salida y de
entrada. Inmigración. Emigración. El idioma que se habla.
Similitudes con otras lenguas conocidas. También investigan en los
barrios montevideanos, cuántos almacenes, bares y panaderías llevan
nombres de lugares de Galicia, y cuántos lugares de Galicia se
llaman La Cumparsita o Mocosita. Historia de Galicia.
Los Celtas. Convivencia de gallegos y de italianos en los orígenes
de la Patria Oriental. Apellidos españoles en nuestro nomenclator.
Clima de Galicia. Riqueza de su suelo y de sus mares, la industria
pesquera. En Ciencias Naturales se estudian: los hórreos ¿para qué
sirven? ¿Por qué se cultiva en esa tierra y se cría ganado en
forma intensiva? Energía Eólica.
En
Lenguaje y Oralidad: narración de anécdotas contadas por abuelos,
de fotos familiares, de documentos traídos desde Galicia: gaitas,
hórreos, botas de vino. Las razones de la inmigración. Cotejar con
las causas verdaderas. Canto gallego y tradiciones.
Los
alumnos leen cada semana poemas de Rosalía de Castro, cartas de
niños gallegos, recetas de comidas gallegas y de queimada. Estudian
a José Alonso y Trelles, Viejo Pancho, un gallego que
escribió sobre nuestras costumbres campestres. También interpretan
cuadros de Picasso niño, cuando vivió en Galicia. En Relaciones
con la Comunidad, realizan visitas a los abuelos gallegos del Hogar
Español, participan del Cuerpo de Baile de Casa de Galicia, ensayan
con los gaiteros de Valle Miñor y participan en las clases de
gallego del Patronato.
“La
Escuela Galicia es un ámbito de custodia e irradiación de la lengua
y la cultura gallega, en los labios y la acción de los niños
uruguayos”, afirma el erudito Zubillaga. Con toda razón.
La Plaza Galicia es un sitio entrañable de la Rambla Sur montevideana, donde están representadas las cuatro provincias originales: Lugo, Orense, Pontevedra y La Coruña. (Foto Ignacio Naón, 2009) |
Fue
inaugurada en el año 2002, en un acto solemne que contó con la
presencia de Manuel Fraga Iribarne, por entonces presidente de la
Xunta de Galicia. Está ubicada en un espacio privilegiado de la
rambla costanera del tradicional barrio Sur. Su creación fue
resuelta por disposición conjunta de la Intendencia Municipal de
Montevideo y Junta Departamental, en respuesta al pedido de todas las
entidades gallegas en el país.
Allí
está colocado el busto de la poetisa Rosalía de Castro, trasladado
desde la Plaza España, que preside un espacio limitado con monolitos
con los emblemas de las cuatro provincias gallegas.
El
momenclator montevideano define a Galicia como una región del
noroeste de España, sobre el mar Cantábrico y el océano Atlántico;
hallase dividida en cuatro provincias: La Coruña, Pontevedra, Orense
y Lugo. “Sus principales ciudades son Vigo, La Coruña, El Ferrol,
activos puertos de exportación de productos de pesca; Santiago de
Compostela, pintoresca ciudad de tipo medieval, con una de las más
hermosas catedrales barrocas de Europa. Esta región ha sido, desde
los albores de nuestra historia, patria de millares de inmigrantes
venidos al Río de la Plata, incorporados en crecida proporción a la
numerosísima colonia española de ambas márgenes del estuario.”
Galicia Chica, gallego
grande
De los tres espacios
montevideanos que evocan al territorio gallego, la calle Galicia es
el más antiguo. Fue creada el 25 de julio de 1918, con motivo del
Día de Galicia, por iniciativa de un grupo de ciudadanos uruguayos,
hijos de gallegos. La idea fue aceptada por la Junta Económica
Administrativa, el gobierno departamental de principios del siglo
pasado, que dictó una ordenanza que denominó Galicia al antiguo
camino Orillas del Plata.
La vía original tenía
tres kilómetros de extensión, desde la rambla portuaria, en la
céntrica zona conocida décadas atrás como Galicia Chica, pasando
por los históricos puentes de la antigua calle Sierra, hasta su
final, en el bulevar Artigas del barrio Tres Cruces. En los últimos
años, la Junta Departamental
de Montevideo cambió
la denominación del tramo final de la estratégica arteria por el
nombre de un político: Salvador Ferrer Serra.
El nombre Galicia Chica
cayó en desuso; el barrio hoy forma parte del Centro montevideano,
en un eje de seis cuadras de la calle homónima, hasta la diagonal
Agraciada, actual avenida del Libertador Juan Antonio Lavalleja. Los
vecinos le llamaban así porque era el destino, a veces pasajero, a
veces definitivo, de miles y miles de inmigrantes gallegos que venían
a “hacer la América”.
Su más recordado
poblador fue el pontevedrés Juan Vicente Arcos Sabarís, nacido en
Nogueira, en 1838, primigenio de una notable familia de abogados,
notarios y políticos. El paisano se fue a vivir muy joven a la
Galicia Chica. Allí crió a sus hijos, hizo una buena fortuna, y
allí también se dedicó a trabajar a favor de sus compatriotas.
Juan Vicente Arcos
brindaba protección a los vecinos que sufrían frecuentes
inundaciones, porque la Galicia Chica estaba emplazada en la zona más
baja de la ciudad, pero también organizaba los famosos paseos de la
Asociación Española.
El fallecimiento del
pontevedrés fue un hecho que enlutó a los vecinos de la calle
Galicia y a toda la colectividad. “A Juan Vicente Arcos Sabarís,
padre de los españoles residentes en la República. Comparten este
recuerdo los vecinos del barrio Galicia Chica, sus amigos, y los
admiradores de sus méritos, talentos, y virtudes.” Así dice la
placa colocada en su tumba en 1903, que recuerda su memoria de
paisano sensible y solidario.