Sainete europeo con involuntarios actores rioplatenses, amargo ejemplo de economía (anti)social
Todo belga preocupado por su autoestima puede comprar en supermercados de las principales ciudades de su país, un producto que, según sus importadores, le permitirá perder en forma natural 16 kilos, además de tonificar sus músculos, energizar su personalidad y, mejor aún, potenciar sus virtudes sexuales. La seductora propuesta es presentada en el semanario de distribución gratuita Vlan, de Bruselas. Con una tirada de 300 mil ejemplares, este popular periódico presenta cada miércoles notas de interés general y muchas ofertas tan irresistibles como la comentada. Lo dudoso del caso es que la mágica sustancia no es otra que nuestra entrañable yerba, imprescindible para consumar (y consumir) el más rioplatense rito cultural: el mate.
Artículo publicado en la revista Ábaco (Gijón, España, Mayo 2003).
Al principio el aviso fue tomado con irónico humor, tan típico de uruguayos y argentinos, pero, luego, provocó preocupación y, hasta cierta tristeza mezclada con angustia. No era para menos, el consumo de la tradicional yerba mate, a manera de té, se ha transformado en una verdadera moda entre miles de incautos “beneluxanos” (permítaseme el gentilicio anticuado y poco ortodoxo, pero que sirve para indicar la rápida expansión del negocio en Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
Una caja de 50 saquitos de cuatro gramos de yerba, peso ideal para un buen mate cocido individual, cuesta 25 euros (800 pesos uruguayos). Claro que para sus promotores belgas la mercadería los vale. Más teniendo en cuenta que la reventa de la hoja molida del autóctono árbol ylex paraguariensis, les reporta ingresos de más de 500 mil euros al año.
Como dato básico para comparar costos y confirmar ganancias, basta saber que el producto, bajo la misma forma de envasado, valor público, cuesta desde 0,40 euros en Asunción del Paraguay, hasta un euro, o muy poco más, en supermercados de Montevideo o Buenos Aires. Los importadores belgas tienen sus contactos con productores paraguayos a quienes les pagan 0,20 por caja.
Carina Regnier, una profesional uruguaya de la salud, ciudadana belga, hija de exiliados políticos, resume el pensamiento de la colonia rioplatense en Bruselas. “El problema es que inescrupulosos se están enriqueciendo deshonestamente con un negocio básicamente legal. La yerba es una hierba medicinal y natural, con reconocidos beneficios para la salud, pero no de la manera que le adjudican aquí. A quienes disfrutamos la tradición del mate, aún viviendo lejos, nos duele que se desprestigie una costumbre ancestral, tan nuestra, tan sana, tan querida por argentinos y uruguayos, a favor de un negocio ambiguo y malintencionado”.
La sencilla infusión fue presentada por primera vez, el 19 de marzo de 1999, en la contratapa del Vlan, la página más leída del popular semanario. Desde ese momento hasta hoy, se ha multiplicado matemáticamente el consumo de yerba como reductora de siluetas, tonificadora muscular, energizante y potente afrodisíaco (imaginamos que único en el mercado belga hasta la aparición del promocionado Viagra).
¿Quién me manda diez kilos de yerba belga?
Todo
belga preocupado por su autoestima puede comprar en supermercados de las
principales ciudades de su país, un producto que, según sus
importadores, le permitirá perder en forma natural 16 kilos, además de
tonificar sus músculos, energizar su personalidad y, mejor aún,
potenciar sus virtudes sexuales. La seductora propuesta es presentada
regularmente, desde hace cuatro años, en el semanario de distribución
gratuita Vlan, de Bruselas. Con una tirada de 300 mil ejemplares, este
popular periódico presenta cada miércoles notas de interés general y
muchas ofertas tan irresistibles como la comentada. Lo dudoso del caso
es que la mágica sustancia no es otra que nuestra entrañable yerba,
imprescindible para consumar (y consumir) el más rioplatense rito
cultural: el mate.El sorprendente aviso de media página es devorado (sin riesgo de engordar) por millones de consumidores incautos. “Adelgace al menos 16 kilos por mes”, propone un atractivo titular, en cuerpo más que llamativo y sobre un contundente diapo negro. No es necesario ser belga para sentirse asaltado por la duda. ¿Cómo?
El imaginativo redactor responde, intentando penetrar directamente en el corazón de millones de hombres y mujeres muy poco conformes con su figura. “Luego de su enorme suceso en los Estados Unidos, somos los primeros en presentar en Europa la yerba mate paraguaya. No se trata de un régimen de adelgazamiento clásico”. ¿Qué?
Convencido de estar ofreciendo una sustancia tan maravillosa como infalible, el entusiasta creativo gasta buena parte del espacio en promesas, comparaciones y hasta algún amigable consejo. “Elimine los kilos superficiales. Los regímenes conocidos, productos de adelgazamiento y otros métodos son insuficientes. Nosotros tenemos la última solución para usted. Los indígenas de América del Sur utilizan la yerba mate desde hace miles de años (sic). Es un producto cien por cien natural que corta el apetito de manera extraordinaria. No es un régimen alimentario. Le aconsejamos que mantenga una nutrición equilibrada y sana. Contiene todas las vitaminas y minerales necesarios. Es suficiente un poco de yerba mate para calmar el apetito, manteniendo su forma y salud”. ¿Cuánto?
La sugerente propuesta también presenta una especie de manual de uso. “¿Cómo se utiliza? Mate cocido: Coloque un poquito en una tetera con agua caliente, deje infusionar, filtre el contenido para separar el agua del té. Cuanto más se infusione mejores serán los resultados”. ¿Cuándo?
Plenamente convencido de los mágicos beneficios del exótico producto, los vendedores no dudan en demostrar virtuosismo en géneros tan distintos como la botánica, la historia y la sociología.
“La yerba mate es el producto de las hojas del árbol de la yerba. Los indios guaraníes, primeros habitantes del Paraguay, descubrieron los efectos benéficos de esas hojas silvestres. Más tarde, los misioneros jesuitas que llegaron al Nuevo Mundo en el 1500 comenzaron a cultivarlas. A través de los siglos, la yerba mate, gracias a su importante contenido en vitamina C y cafeína, permitió a las siguientes generaciones trabajar mucho más y sobrevivir en las situaciones más duras”. ¿Dónde?
El aviso informa también sobre el respaldo de una dudosa institución cuyo nombre original suena a rara mezcla de inglés y francés: “A fin de tener una idea sobre la calidad específica de la yerba mate, citaremos a la Society of Hygiene Française: la yerba mate levanta la moral, refuerza el sistema muscular y aumenta la fuerza física...”. Pero la mejor de sus aplicaciones prácticas fue presentada como la fantasía más sugerente: “Es también un poderoso estimulante sexual”. ¿Para quién?
Es cien veces más cara, es cierto, pero la yerba que consumen los belgas tiene algunas mágicas virtudes que los rioplatenses no conocíamos. Quizá, en este caso funcione aquello de la fe, o la mala fe. O lo del título. Es una historia de yerbas buenas y yerbas malas, o un caso paradigmático de economía (anti)social.
Notas:
Yerba buena. Modismo rioplatense que se refiere a una buena persona, de sentimientos y gestos nobles (“Es más bueno que yerba recién molida”). Sirve para definir una yerba mate de primera calidad. También es el nombre popular de una hierba medicinal silvestre.
Yerba mala. Modismo rioplatense que, por oposición al anterior, enjuicia a alguien que actúa con mala fe o de manera deshonesta (“Yerba mala nunca muere”).
Sainete. Pieza dramática en un solo acto, jocosa, generalmente popular, con enorme vigencia en el teatro rioplatense de principios del siglo XX.
Patrimonio económico y cultural del Mercosur
La yerba mate es un buen ejemplo de integración regional y de rubro económico en expansión sustentable. Es un verdadero patrimonio de cuatro países que, no casualmente, integran el Mercosur (Mercado Común del Sur). Algunos datos lo avalan: Sólo en tres países existe cultivo de yerba mate: Argentina, Brasil y Paraguay con una superficie de 500 mil hectáreas. Paraguay, es la madre tierra de la yerba, pero Argentina es el mayor productor mundial, el mayor industrializador y envasador, aunque posean superficies cultivadas similares. De distinta forma, Argentina y Paraguay son los primeros exportadores mundiales del sector. Uruguay no posee cultivo de yerba, pero es el primer importador mundial y el mayor consumidor per cápita.
El mate paraguayo
La yerba es una planta nativa de la región oriental del Paraguay de ambos lados de la Sierra del Amambay y Mbaracayú, y se cultiva en los departamentos de Itapúa, San Pedro, Guairá, Amambay, Alto Paraná y Canindeyú. Es una herencia cultural de los tupí-guaraní. Ellos la utilizaban en forma de té. Después de la conquista y la colonización, los Jesuitas generalizaron su cultivo en las reducciones, enlazando así tradiciones y costumbres populares. Con un área cultivada de 150 mil hectáreas, fue, hasta la década de los '60, el líder en todos los rubros del sector. Pero debió ceder el privilegio frente a modernos métodos de producción y el empuje industrial argentino. Cosecha 150 mil toneladas para el consumo interno y exporta de 200 mil toneladas, con una fuerte orientación hacia la venta de yerba molida y hoja pronta para industrializar bajo el formato de té.
El mate argentino
Argentina se convirtió en el primer productor mundial de yerba con una superficie cultivada de 194 mil hectáreas, dejando segundo a Paraguay el líder histórico del sector. La cuenca productiva se desarrolla en dos provincias del norte mesopotámico: Misiones con el 85% de la superficie cultivada y Corrientes con el 15% restante. Además de ser el principal productor, también es el mayor consumidor de la infusión a nivel mundial. El consumo doméstico requiere unas 250 mil toneladas de yerba molida y para la exportación unas 500 mil toneladas. La hoja canchada (groseramente cuarteadas por deshidratación), proveniente de secaderos, cámaras de estacionamiento acelerado o depósitos de estacionamiento natural, es materia prima para las industrias molineras. Mediante sucesivas operaciones de clasificación, trituración y mezclas, adecuan al gusto de los consumidores de distintas regiones argentinas o de países importadores. Posteriormente se realiza el fraccionamiento y empaquetado, en máquinas volumétricas. Allí prensan el producto dentro de los paquetes, o en máquinas envasadoras automáticas, las que al tiempo de imprimir y confeccionar los envases, los llena y previo control electrónico de su peso, cierra con sistemas de termo sellado o adhesivos adecuados, imprime la fecha de envasado y fecha de vencimiento, además del número de lote (requerimiento actual según Resolución Nº 34/96 del Código Alimentario Argentino). La mercadería es acondicionada en paquetes, cajas o fardos de variables cantidades de unidades, listas para ser enviadas al mercado consumidor. El negocio representa ingresos por U$S 500 millones de dólares al año.
El mate oriental
Los indígenas de la Banda Oriental (hoy Uruguay) consiguieron yerba muy tempranamente, a causa de intercambios con la población guaraní. Desde entonces los orientales practican la "ceremonia" de compartir el mate. En el campo, en las ciudades, antes, después, durante el trabajo, en las playas y paseos, incluso en las calles, los uruguayos toman mate. El Uruguay es porcentualmente el mayor consumidor de yerba mate. La tradición de tomar mate puede considerarse un factor de identidad nacional. Si bien no produce, exporta 200.000 kilos anuales a los uruguayos dispersos por el planeta. El antropólogo uruguayo Daniel Vidart dice: "Tras el ademán litúrgico de preparar, cebar, y tomar mate hay una concepción del mundo y de la vida...el mate vence las tendencias aislacionistas del criollo...empareja las clases sociales...Y en todos los tiempos fue el mate el que hizo la rueda y no la rueda la que trajo al mate".
El mate brasileño
El consumo de yerba tiene un fuerte arraigo en el sur del Brasil, especialmente entre los "gaúchos" (habitantes de Río Grande do Sul). Aunque en superficie plantada es muy similar a Paraguay, y muy poco inferior a la de Argentina, su actividad exportadora es casi nula, fundamentalmente, porque lo producido apenas alcanza para cubrir el mercado interno y vender un resto al Uruguay.
100% natural y terapéutica
La yerba se produce en forma totalmente ecológica, no recibe tratamiento químico en ninguna fase de su producción y procesamiento. Actúa como estimulante natural por su contenido de cafeína. Mucho antes de que su composición química fuera reconocida, los indígenas usaron la yerba mate no solamente por su sabor, sino también y principalmente porque reconocieron sus virtudes: aumenta la resistencia al cansancio y reduce la sed y el hambre. Posee los siguientes componentes: agua, celulosa, chicle, dextrin, mucilago, glucosa, pentosa, grasa, resinas aromáticas, albúmina, xanthina, teophyllina, cafeína, ácido fólico, ácido cafeico, ácido virídico, clorophila, colesterina y aceites esenciales. Las cenizas contienen enormes cantidades de potasio, litio, sulfuros, carbón, ácidos cítricos, además de rastros de magnesio, manganeso, hierro, aluminio, y arsénico. Xantina, Teophyllina y Teobromine son tres alcaloides relacionados que se encuentran en la yerba mate y son los elementos mas interesantes desde un punto de vista terapéutico. El nivel de xantine de la yerba pura es 1.60 % promedio y 1.10% en infusiones.
Valores nutricionales
Dos ingestas diarias de la infusión (100 gr. de yerba mate en dos litros de agua caliente) aportan los siguientes valores nutricionales: Energía: 13 Kcal: Carbohidratos: 2,1% Proteínas: 0,6% Lípidos: 0,2%; Cafeína: 0,1%; Potasio: 148,4 mg; Magnesio: 44,2 mg; Calcio: 10,7 mg; Fósforo: 9,6 mg; Sodio: 0,35 mg; Hierro: 0,1 mg; Cobre: 0,065 mg; Vitaminas Tiamina (B1): 0,57 mg; Riboflavina (B2): 0,06 mg; Piridoxina (B6): 2,0 mg; Niacina: 0,04 mg; Pantotenato de Calcio: 3,0 mg.
El idioma del mate
Caä: yerba mate. Caá-guará: tomador de mate. Caá-i-guá: calabaza (literalmente, contenedor del líquido infusionado por la yerba). Caá-u-ei: sed de mate. Mboroviré: yerba ligeramente "canchada" (literalmente, disecada y quebrada). Sapeca, sambeca o sapeá: abrir los glóbulos o vesículas de la planta de yerba para el proceso de calentamiento. Ticuá cá ay: cebar el mate (literalmente, echar agua en el agujero).
Mate. Es la infusión naturalmente amarga de las hojas secas de la yerba, que se prepara con agua caliente. Bebida estomacal, levemente estimulante, diurética y parcialmente nutritiva, típica de Paraguay, Argentina, Uruguay y el sur de Brasil. En tiempos de la conquista el mate fue prohibido por la Iglesia por considerar la una “hierba del demonio". El ritual de la infusión practicado por los nativos resultaba una suerte de amenaza para los recién llegados europeos que desconocían la práctica y sus efectos. Se condenó a los tomadores de mate por "haraganes". Sostenían que este rito paralizaba durante muchas horas, sin otra justificación que el ocio. Ese intento de erradicación fracasó tan rotundamente que, según la tradición rioplatense el primer mate debe tomarse muy temprano, en ayunas.
Mate amargo. Es el sabor natural de la yerba. El gusto amargo proviene de los taninos, la espuma, de los glicósidos y la acción estimulante, de la cafeína. Un tomador de mate que participa en dos rondas de mate diarias, consume al año 14 gramos de cafeína. Cada kilo de yerba mate lista para ser utilizada contiene 2,5 gramos de cafeína, un kilo de café contiene 2,6 gramos .
Mate dulce. Una típica costumbre de mujeres argentinas y paraguayas, que suelen agregar azúcar, edulcorante o miel al mate. La infusión puede complementarse con otras hierbas medicinales, menta, anís o limón. En Paraguay suele reemplazarse el agua con leche, especialmente para los niños.
Cimarrao. Denominación del mate amargo que ceban los gauchos del sur de Brasil.
Tereré. Bebida refrescante típica del Paraguay. Se elabora infusionando yerba con agua caliente, pero se deja reposar durante varias horas. Se sirve helada, casi siempre en taza o vaso.
Mate cocido. Bebida típica del noreste argentino (Corrientes, Chaco, Misiones, Formosa), también usual en las provincias litoraleñas de Santa Fé y Entre Ríos, en Buenos Aires y en el Paraguay. Se consigue infusionando la yerba mate en dosis de dos a cuatro gramos, normalmente, en un sobre de papel. Se toma en vaso o taza, caliente o tibio, dulce o amargo, igual que un té.
Matí. Voz quechua que significa calabacita. La palabra definía a la calabaza seca, vaciada y convenientemente abierta para tomar mate u otros usos domésticos. La calabaza es el fruto de la "lagenaria vulgaris", originariamente llamada "tacuarí", en cuyo extemo se colocaba una semilla ahuecada que servía de filtro. Los conquistadores españoles lo usaron para referirse a lo que los guaranies llamaban "caiguá" (káa, yerba; y el sufijo de procedencia gua, agua) que quiere decir "lo que pertenece a la yerba", o "lo de la yerba". En Uruguay también se lo llama “porongo”.
Cebar. Echar agua caliente en una calabaza, taza o vaso, llena de yerba.
Bombilla. Canuto o varilla hueca, de unos 25 centímetros de largo, generalmente de plata, que sirve para sorber el agua caliente infusionada. Se coloca dentro del recipiente, penetrando la yerba húmeda.
Matear. Tomar mate, solo o acompañado por familiares, amigos e inclusive, desconocidos (“Un mate no se le niega, a nadie”, dice una regla no escrita pero moralmente obligatoria para el buen matero).
Mateada. Ronda colectiva de mate, normalmente de tres o más personas.
Matero(a). Que le gusta tomar mate.
Mateador(a). Que está tomando mate.
Cebador. Encargado de “hacer” un mate colectivo. Es quien “empieza” la mateada, llena el mate con agua caliente cada vez que le es devuelto por sus compañeros y controla la “ronda” para que la toma sea ordenada y respetando turnos. Normalmente, se elige al matero más habilidoso o al más veterano del grupo. La tarea cambia de responsable, solamente por ausencia del titular u otro motivo de fuerza mayor.
Cebadura. Yerba necesaria para “hacer” un mate. La cantidad varía según el tamaño de la calabaza, aunque el promedio no supera los 50 gramos .
Empezar el mate. Es el rito de inicio. Cuando el mate está bien “empezado” tiene mejor gusto (más amargo) y la yerba dura muchas más cebadas. La calabaza, sostenida en forma vertical, se llena con yerba “nueva” hasta quedar a un centímetro del borde. Posteriormente se tapa la boca del mate con la mano y se lo coloca en forma horizontal. El buen cebador vuelve lentamente a la posición original, dejando un hueco lateral en la yerba. El primer chorro debe ser de agua tibia, nunca caliente. La yerba de arriba permanece completamente seca, pero asentada sobre una base húmeda. El cebador debe aguardar diez minutos hasta que húmeda se “hinche”. Recién en ese momento se coloca la parte más gruesa de la bombilla en el hueco y se llena con aguda caliente cuidando de no mojar la yerba seca. Si no “hinchó” bien, seguramente el mate se tapará o no tendrá el sabor deseado.
Cambiar el mate. Sacar la bombilla de la parte que perdió el sabor amargo y pasarla a la opuesta de la boca, donde la yerba se mantuvo seca. Si está bien cebado, el mate recuperará el gusto original, por lo menos cuatro veces.
Ensillar el mate. Sacar parte de la yerba, luego que la infusión pierde todo el sabor amargo. Se la cambia por yerba “nueva”.
Mate lavado. Infusión que ha perdido el gusto luego de varias horas de matear.
Barajar el mate. Tomar el mate, al pasar, una persona a la que no le toca el turno.
Curar el mate. La infusión debe ser tomada en un mate curado. La curación apropiada tiene dos objetivos: remover los tejidos suaves y adaptar la calabaza al tipo de infusión preferida (amargo o dulce). Para remover los tejidos, hay que llenar el mate con yerba usada, agregar agua caliente y dejar dicha preparación durante un día.
Incurable. Los mates se dividen en dos categorías: curables e incurables. Los mates incurables son aquellos hechos de materiales no-porosos (vidrio, metal, porcelana, loza, etc). Estos deben ser usados para el mate amargo porque pierden toda la "memoria" del sabor cuando se lavan y además. No tienen la capacidad de proporcionarle ese sabor añejo que sólo un mate curado puede dar.
“Dale un beso”. Gesto que debe realizar quien recibe un mate cuando no le corresponde. Es obligación besar la calabaza antes de devolvérsela al cebador. No cumplirlo significa mala suerte.
Yerba seca. Cebadura utilizada en una mateada que se deja secar “por si falta, mañana o pasado”. Aunque pierde casi todo su valor para una buena infusión, la yerba “vieja” expuesta al rayo directo el sol parece recuperar algo de su sabor.
Yerbal. Plantación de árboles de yerba.
Yerbatera. Planta industrializadora y envasadora de yerba mate.
Yerbatero. Relativo a la yerba.
Yerbera. Recipiente donde se guarda la yerba lista para cebar.
Pava o caldera. Utensilio de acero inoxidable o aluminio que permite hervir más rápidamente el agua y verterla fácilmente a través de un pico lateral. En la Argentina , el mate es casi siempre cebado directamente desde la pava. En Uruguay, el agua hervida en la caldera es colocada en un termo.
Termo. Botellón aislante de vidrio, cubierto de cuero, metal o plástico, que mantiene caliente el agua del mate durante varias horas. Una típica actividad recreativa de los uruguayos es salir a caminar en grupo, con el mate y termo debajo del brazo.
Matera. En Uruguay, es un bolso especialmente adaptado para llevar el mate y el termo.
Posamate. Utencilio que hace de sostén, debido a que los mates en el punto de apoyo son de forma redonda.
Virola. Abrazadera de metal que se coloca en la boca de la calabaza. Se hace con metal ferroso: aluminio, alpaca, plata u otro similar.
mis saludos desde Santiago de Chile
ResponderEliminarLeo Lobos