El
primer sabio rioplatense
Fue capellán de la resistencia criolla contra la Invasiones Inglesas, expulsado de Montevideo por su apoyo a los rebeldes orientales triunfadores en la Batalla de Las Piedras. Fue decisivo en el inicio del proceso revolucionario liderado por José Artigas y uno de los dos diputados electos antes del Congreso de Tres Cruces. Fue creador y primer director de la Biblioteca Pública, actual Biblioteca Nacional. En el acto de fundación, del 26 de mayo de 1816, Artigas pronunció su memorable discurso: “Sean los orientales, tan ilustrados como valientes.” Pronto abandonó al Protector de los Pueblos Libres, hasta la traición, cuando viajó a Río de Janeiro para agradecerle su derrota al rey Juan VI de Portugal y luego como diputado al Congreso Cisplatino que votó la anexión del territorio oriental al Brasil. En la Cruzada Libertadora se mantuvo leal a la potencia ocupante, pero fue electo senador del recién creado Estado Oriental del Uruguay independiente, con proyectos memorables de restricción de la pena de muerte y abolición de la esclavitud. Fue un pionero científico y escritor prolífico. Cuando era párroco de la Iglesia Matriz, editó Diario de viaje de Montevideo a Paysandú y reunió elementos para sus ensayos sobre la desaparecida lengua chaná. En Diario de Historia Natural contó sus observaciones sobre fauna, flora y mineralogía, y en Diario de la Chácara describió su vida a orillas del arroyo Miguelete, donde vivió en la Guerra Grande. Aquel era territorio del Gobierno del Cerrito, blanco-federal, pero se declaró neutral, con tanto éxito, que a su muerte recibió honores de General de la República, también en la Montevideo colorado-unitaria. Fue el primer vicario apostólico del país y primer rector designado de la Universidad de la República, que no asumió por haber fallecido antes de su apertura.
Sobre la base de Biografías Uruguayas (El País, 2012) y un artículo publicado en el suplemento Instrucciones del Año XIII (Caras y Caretas, Montevideo, 12 de abril de 2013).
Sacerdote, político, naturalista, escritor, filósofo, antiesclavista. Nació el 9 de diciembre de 1771, cuando Montevideo alcanzó su máxima influencia hispánica como Apostadero Naval del Atlántico Sur con jurisdicción desde las Islas Malvinas y la Patagonia argentina hasta las costas
africanas de Fernando Poo y Annobón en el golfo de Guinea. Su padre, el vasco Manuel de Larrañaga, miembro del Cabildo colonial, pronto aceptó su vocación religiosa expresada en
la Escuela de los Padres Franciscanos donde estudió Latín y Filosofía. Todavía adolescente viajó a Córdoba y Buenos Aires para realizar el Seminario y la Teología, hasta su ordenación sacerdotal en 1799.
A principios de 1804 era teniente cura en la Iglesia Matriz y capellán de las milicias criollas que tres años después lucharon contra las Invasiones Inglesas. Por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras fue expulsado de Montevideo.
A principios de 1804 era teniente cura en la Iglesia Matriz y capellán de las milicias criollas que tres años después lucharon contra las Invasiones Inglesas. Por su apoyo a José Artigas y su bendición a los patriotas sublevados en la Banda Oriental, tras el memorable triunfo en la Batalla de Las Piedras fue expulsado de Montevideo.
Monumento a Larrañaga, en Montevideo, obra del escultor uruguayo Severino Pose. (MEC) |
Fue colaborador muy cercano de Artigas, y muy probable redactor de muchos de los documentos políticos, económicos y sociales de la Liga Federal, la "Patria Grande" creada sobre la base de tres ideales: Independencia, República, Federación. Muchas veces fue intermediario entre el Jefe de los Orientales y sus enemigos de Buenos Aires, pero en 1816 se sumó a la corriente antiartiguista.
Cuando los patriotas orientales fueron derrotados por los invasores portugueses aceptó acompañar a Jerónimo Pío Bianqui en una misión humillante: viajaron a Río de Janeiro para agradecerle la intervención al rey Juan VI de Portugal. En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por el general ocupante Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación de la Banda Oriental al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Trató de atenuar la crítica de sus antiguos compañeros de lucha, la mayoría presos, clandestinos o exiliados, con el argumento de que así se había conseguido la calidad de Estado autónomo, con sus fueros y privilegios.
La política era su obligación y la ciencia su pasión, como corresponsal de destacados sabios de su tiempo: Jacques Alexandre Bonpland y Agustín Saint-Hilaire. Por recomendación de ambos fue en la Sociedad de Historia Natural de París, mientras fundaba la Sociedad Lancasteriana, responsable de una escuela que formó a destacados líderes rioplatenses.
En
1824 fue designado Vicario Apostólico de Montevideo, y como tal no participó en la Cruzada Libertadora lidera un año después por Juan Antonio Lavalleja, porque entendió que su investidura lo obligaba a ser respetuoso y fiel a los brasileños.
Larrañaga vivió los
últimos años retirado en su quinta del arroyo Miguelete, sin
participar en la Guerra Grande (1939-1851) que enfrentó a los dos partidos históricos: blancos contra colorados. Por entonces sufría una ceguera casi total pero nunca dejó de trabajar: sus familiares escribían lo que él dictaba.
Como Vicario Apostólico, máxima autoridad eclesiástica del país, fue designado como primer rector de la Universidad de la República. Un cargo merecido, otorgado por el blanco Manuel Oribe, pero que nunca ejerció. La institución fue inaugurada un año después de su muerte, el 6 de febrero de 1848, por un ataque cerebral.
El Gobierno del Cerrito, blanco-federal, le rindió honores póstumos en su entierro en la Capilla de la Sacra Familia. El Gobierno de la Defensa, colorado-unitario, lo despidió con un oficio fúnebre en la Catedral de Montevideo en el que se le rindieron honores de General de la República. El cargo de rector, que tanto anheló, le correspondió a Lorenzo Antonio Fernández, su sucesor eclesiástico.
En 1830, luego de creado el
Estado Oriental del Uruguay, fue electo senador por el departamento
de Montevideo. Presentó proyectos de ley innovadores para su tiempo: restricción de la pena de muerte a casos
especiales, de emancipación de
los esclavos y una iniciativa de creación de cátedras
universitarias.
Retrato de Larrañaga que lo evoca como primer Vicario Apostólico de Uruguay. (Obispado de Montevieo) |
Como Vicario Apostólico, máxima autoridad eclesiástica del país, fue designado como primer rector de la Universidad de la República. Un cargo merecido, otorgado por el blanco Manuel Oribe, pero que nunca ejerció. La institución fue inaugurada un año después de su muerte, el 6 de febrero de 1848, por un ataque cerebral.
El Gobierno del Cerrito, blanco-federal, le rindió honores póstumos en su entierro en la Capilla de la Sacra Familia. El Gobierno de la Defensa, colorado-unitario, lo despidió con un oficio fúnebre en la Catedral de Montevideo en el que se le rindieron honores de General de la República. El cargo de rector, que tanto anheló, le correspondió a Lorenzo Antonio Fernández, su sucesor eclesiástico.
Tres
Cruces
La escultura se alza en el cruce de la avenida Larrañaga con 8 de Octubre y Luis A. de Herrera. (Intendencia de Montevideo) |
En
el histórico Congreso de Abril realizado en la antigua chacra de
Manuel Sainz de Cavia fueron electos los seis diputados orientales
ante la Asamblea
General Constituyente y Soberana de la Provincias Unidas del Río de
la Plata. En el encuentro se votó el
reemplazo de Dámaso Antonio Larrañaga por Tomás García de Zúñiga
y un segundo delegado montevideano: Mateo Vidal. También fueron
elegidos: Francisco Bruno de Rivarola (Soriano), Marco Salcedo ( San
José y San Juan Bautista) y otro argentino: Felipe Santiago Cardoso
(Canelones) el único que no era sacerdote. Los cinco elegidos
estaban muy cerca del Protector
de los Pueblos Libres,
y tres de ellos (Rivarola, Salcedo y Vidal, que vivían en la Banda
Oriental) fueron los encargados de llevar a Buenos Aires las
“Instrucciones del Año XIII”. El único aceptado por fue el
sacerdote argentino Juan Dámaso Gómez Fonseca, representante por
Maldonado, que asumió el
9 de abril de 1813.
Sacerdote,
naturalista, filósofo, escritor, antiesclavista, personalidad
política de su tiempo, figura influyente en el proceso
revolucionario liderado por José Artigas y en la organización la
Provincia Oriental artiguista. Como diplomático tuvo un papel
relevante en el nacimiento del Uruguay independiente.
Larrañaga
escribió, entre 1813 y 1824, un
Diario de Historia Natural,
y entre 1818 y 1823 un Diario
de la Chácara que
describe su vida a orillas del arroyo Miguelete. Publicó un libro de
Botánica
y otro de Zoología.
También se dedicó a la Astronomía mediante el uso del telescopio,
y utilizó el microscopio hasta el punto de padecer una grave
afección en su vista y quedar ciego.
Clasificó
más 646 especies de vegetales y 504 animales de nuestro territorio,
entre tantas, 216 variedades de insectos incluyendo 19 tipos de
hormigas. Describió un nuevo género de ave, al que denominó
Azarina en honor al naturalista español Félix de Azara.
En
1815, cuando era párroco de la Iglesia Matriz, viajó a Paysandú
para acercar la posición de Artigas con el Cabildo de Montevideo, pero nunca llegó a Purificación, donde
se instaló el primer gobierno patrio. En el trayecto escribió su
Diario de viaje de Montevideo a Paysandú, y reunió elementos
para sus ensayos sobre la desaparecida lengua chaná.
Dámaso
Antonio Larrañaga fue creador y primer director de la Biblioteca
Pública, luego llamada Nacional. En el acto de fundación, del 26 de
mayo de 1816, José Artigas pronunció su memorable discurso: “Sean
los orientales, tan ilustrados como valientes.”
Oso hormiguero dibujado por Larrañaga. (Apuntes de Historia Natural) |
“Yo
estuve muy divertido viendo la habilidad de nuestros paisanos que
miraban el paso del río como una diversión para ellos… Con cueros
hicieron pelotas con el pelo para dentro, formando unos cuatro picos
recogidos con huascas y dejando plano el fondo, las cargaron de los
fusiles y recados y demás ropa y por medio de unas cuerdas las
tiraban, o bien por los caballos o bien por ellos mismos a nado, a
pesar de la mucha corriente. Otros que tenían confianza en su
caballo se
arrojaban al agua con silla y vestidos llevando el fusil levantado y
pasaban muy fácilmente mojándose
solamente los calzadores.
Uno
de los que hicieron esto fue el sargento. Nosotros que veíamos esto
tomamos confianza y nos resolvimos a pasar. Para ello ataron dos
lazos largos a la cola de dos caballos, y prendiéndolos al
coche tiraban de él como lo hicieran las mulas a la cincha. Este fue
para mí y para cualquier otro observador del mundo antiguo un
espectáculo tan extraño que creo no se practica sino en América,
en donde la falta de recurso hace descubrimientos cuya práctica
sería utilísima, aún en la misma Europa, cuando urge muchas veces
vadear los ríos sin puentes en retiradas apuradas o sorpresas del
enemigo. Bien que siempre se echaría de menos la destreza de nuestra
gente en el caballo.”
Diario
de Viaje de Montevideo a Paysandú,
fechadas el 2 de junio de 1815, a las 11 de la mañana.
Frases
Viaje de Montevideo a Paysandú, edición 1993. (Banda Oriental) |
Reflexión de Larrañaga
en el acto de apertura de la Biblioteca Popular.
Evocación escrita en la Quinta de Miguelete, c. 1845.
“Amante, desde niño, del estudio, comenzó la carrera de medicina, que luego abandonó por la eclesiástica. La primera le familiarizó con la ciencia y sus problemas, dejando en su espíritu una permanente inquietud por descubrir los secretos de la naturaleza; la segunda, lejos de sumergirlo en la vida puramente contemplativa, le permitió cumplir con su deber de patriota. Trabajó con dignidad y humanismo para mejorar las leyes del país. Se debe recordar que le cupo el honor de presentar un proyecto de ley por el cual se abolía la pena de muerte.”
Carlos Alberto Garibaldi, historiador argentino.
"Como
escritor, pertenece más a la arqueología literaria que a la
verdadera literatura. Sin embargo, el Diario de viaje de Montevideo a
Paysandú es un relato de singular interés. Sin pretensiones de
hacer obra literaria, Larrañaga logra una descripción veraz de
nuestro campo. Aunque le preocupan fundamentalmente las observaciones
sobre fauna, flora y mineralogía de esta provincia, lo que se
entrevé en el relato es el estado de abandono de la campaña, la
absoluta ausencia de industrias, la generalizada pobreza, rayana en
la miseria. Tal vez un recurso literario de Larrañaga consista en
mostrar las cosas directamente, no en nombrarlas o describirlas. Lo
que se advierte a cada trecho es la falta de colonización, la
ruinosa presencia del latifundio, el ausentismo del propietario, aun
la falta de propietarios. Bien que Larrañaga, a fines de su relato,
se anime a decir las cosas por su nombre -discreta, punzantemente- y
se refiera al pueblo de Víboras (actual Carmelo) y a su aspiración
de trasladarse hasta la costa del río Uruguay y tener allí un
puerto. 'Pero se lo impide un individuo poderoso que se ha apropiado
de aquellas tierras y las tiene enteramente despobladas, no
permitiendo ni que se construya un rancho.' El Uruguay es, en este
documento, tierra semi-baldía poblada por cardales y perros
cimarrones.”
Carlos Alberto Garibaldi, historiador argentino.
Museo de Historia Natural Dámaso Antonio Larrañaga, rambla del Buceo, Montevideo. (MEC) |
Busto de Larrañaga en el Museo de Historia Natural. (MEC) |
Tres citas de la obra 100
autores del Uruguay.
Alberto Paganini, Alejandro Paternain, Gabriel Saad, edición de
Capítulo Oriental.
Para
leer
Diario
del viaje de Montevideo a Paysandú.
Dámaso Antonio Larrañaga, edición del Instituto Nacional del
Libro, 1994, con prólogo del historiador José de Torres Wilson.
Página web del
Ministerio de Educación y Cultura:
http://www.mec.gub.uy/academiadeletras/DANNOMBRE/Larranaga.htm
De Montevideo a Paysandú
Es un relato minucioso y ameno sobre la travesía que inició a fines de mayo de 1815 con destino al cuartel sanducero de José Artigas. Fue un viaje largo y difícil, por la constante amenaza de fieras, la falta de alimentos y de sitios para descansar. Atravesó la naciente Provincia Oriental como mediador del Cabildo de Montevideo que proponía un acercamiento con el caudillo. La reunión duró tres días y luego regresó a su ciudad.
Larrañaga describió a Paysandú como un “pueblo de indios”, ubicado a unas 22 leguas (110 kilómetros) de Mercedes, con una población de no más de 25 vecinos, en su mayoría cristianizados. "Hasta la iglesia era un rancho que no se distinguía demasiado de los demás", comentó luego el sacerdote.
En abril de 1815 el Jefe de los Orientales había trasladado su cuartel de Mercedes a Paysandú, como paso previo a la creación del Campamento de Purificación, a orillas del arroyo Hervidero. "Nuestro alojamiento fue la habitación del General. La habitación era de dos piezas de azotea, una de cuatro varas, otra de seis, con otro rancho contiguo que servía de cocina. Sus muebles se reducían a una petaca de cuero y unos catres sin colchón que servían de cama y de sofá al mismo tiempo.”
"En cada pieza había una mesa ordinaria como las que se estilan en el campo, una para escribir y otra para comer. Me parece que había también un banco y unas tres sillas muy pobres. Todo daba indicio de un verdadero espartanismo. Fuimos recibidos por Miguel Manuel Francisco Barreiro, joven de 25 años, pariente y secretario del general, y que ha participado de sus trabajos y privaciones: es menudo y débil de complexión, tiene un talento extraordinario, es afluente en su conversación y su semblante es cogitabundo, carácter que no desmienten sus escritos en las largas contestaciones, principalmente con el gobierno de Buenos Aires, como es notorio.Mapa de la Liga Federal liderada por José Artigas. (Uruguay Educa) |
Larrañaga describió a Paysandú como un “pueblo de indios”, ubicado a unas 22 leguas (110 kilómetros) de Mercedes, con una población de no más de 25 vecinos, en su mayoría cristianizados. "Hasta la iglesia era un rancho que no se distinguía demasiado de los demás", comentó luego el sacerdote.
En abril de 1815 el Jefe de los Orientales había trasladado su cuartel de Mercedes a Paysandú, como paso previo a la creación del Campamento de Purificación, a orillas del arroyo Hervidero. "Nuestro alojamiento fue la habitación del General. La habitación era de dos piezas de azotea, una de cuatro varas, otra de seis, con otro rancho contiguo que servía de cocina. Sus muebles se reducían a una petaca de cuero y unos catres sin colchón que servían de cama y de sofá al mismo tiempo.”
Sello postal que conmemoró los 200 años del nacimiento de Dámaso Antonio Larrañaga, 1971. (Dirección Nacional de Correos) |
Billete de 2.000 pesos uruguayos con la imagen de Larrañaga en el anverso, 2003. (Banco Central del Uruguay) |
Descripción de su encuentro con José Artigas, en Diario de viaje de Montevideo a Paysandú.
Biblioteca Popular, Biblioteca Nacional
Primera sede de la Biblioteca Popular en la planta alta del Fuerte de la Ciudad Vieja, actual Plaza Zabala. (CDF-Montevideo) |
Actual sede de la Biblioteca Nacional, en 18 de Julio y Tristán Narvaja, con Cervantes a la izqueirda de su frente. (MEC) |
Por resolución de Artigas, el 30 de mayo de 1816, los centinelas del ejército oriental usaron como santo y seña: "Sean los orientales tan ilustrados como valientes", como adhesión al nuevo centro cultural.
En 1926 el gobierno uruguayo adquirió el predio del actual edificio de la Biblioteca Nacional, de 18 de Julio 1790 y Tristán Narvaja. La piedra fundamental se colocó el 26 de mayo de 1937, se ocupó en 1955 y la nueva sede fue inaugurada en 1964. Una construcción neoclásica de 4.000 metros cuadrados, con dos monumentos al frente que describen su compromiso con la cultura universal: Sócrates y Cervantes.
Sócrates en la Biblioteca Nacional. (MEC) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario