jueves, 30 de agosto de 2012

Siempre en Galicia, el programa radial más antiguo del mundo en lengua gallega


Voces de eterna resistencia

Tony de Seares, histórico
conductor de Siempre en Galicia.
(Ignacio Naón, 2009)
¡Buenos días, gallegos! Aquí Sempre en Galiza, audición radial al servicio del arte y la cultura del pueblo gallego, que todos los domingos a las nueve y media de la mañana es trasmitida por la onda amiga de CX 16 Radio Carve de Montevideo.” Desde hace más de seis décadas, la voz emocionada de Manuel Meilán, inolvidable exiliado republicano, sigue abriendo el programa más antiguo del mundo en lengua gallega, nacido como un espacio  democrático contra la dictadura franquista. Fue un 3 de setiembre de 1950, pocos meses después de la muerte de Alfonso Rodríguez Castelao y cuando los uruguayos aún festejaban la gesta de Maracaná.

Sobre la base de los capítulos 8 y 9, del libro Galicia en Uruguay (Naón/Olveira, Montevideo, 2009).

La idea fue de Alfredo Somoza, ex diputado republicano y exiliado coruñés, a quien siguieron otros notables galleguistas de Montevideo: Jesús Canabal, Pedro Couceiro, Antón Crestar, Emilio Pita, Manuel Leiras, Luis Tobío y el entrañable Manolo Meilán. Ellos nunca imaginaron la inusual permanencia de aquella iniciativa concebida para “henchir de galleguismo a las tierras rioplatenses”. Su nombre evoca al ensayo político Sempre en Galiza, emblema del nacionalismo gallego, que Castelao había editado el 10 de marzo de 1944, en su exilio de Buenos Aires.
Los fundadores eran redactores, locutores, y también pagaban el espacio de cada domingo en Radio Carve, una histórica emisora que durante décadas trasmitió sus ideales, a lo largo y lo ancho del territorio uruguayo, también a Buenos Aires, el litoral argentino y el sur del Brasil.
Aquel primer domingo, memorable, la audición fue abierta con una interpretación al piano de la conocida Muñeira da Chantada, por el poeta Emilio Pita. Su estructura sigue siendo semejante al formato original: un tema musical con gaita, el editorial y pequeños comentarios sobre la lengua, historia, geografía, noticias culturales, cuando escaseaban las publicaciones en gallego y cuando la cultura estaba prohibida en Galicia. En la década de 1950 el programa era tan popular, que según registros de Carve, era escuchado por 300.000 personas al año, y hasta el final de la dictadura franquista, jamás bajó del cuarto de millón de oyentes, a pesar de las presiones del régimen.
Basta un repaso de sus colaboradores en el mundo, para comprender su notable influencia intelectual. Desde Galicia, llegaban las voces y los escritos de Ramón Otero Pedrayo, Ramón Piñero, Sebastián Martínez Risco, Ricardo Carballo Calero, Xoaquín Lorenzo, Xesús Filgueira Valverde, Francisco Fernández del Riego, Manuel Espiña, Xesús Alonso Montero, Manuel Chamoso Lamas, Agustín Sixto Seco. Desde la cercana Buenos Aires, recibía colaboraciones de Luis Seoane, Rodolfo Prada, Xosé Núñez Búa, y Antonio Alonso Ríos, y desde Estados Unidos escribían: E. Alonso López y Xerardo Álvarez Gallego.
En 1980, con motivo de sus tres décadas, la audición fue escuchada en directo por primera vez en Galicia, por medio de Radio Nacional de España en La Coruña, y también recibió al presidente del Parlamento de Galicia y al consejero de Cultura, que estuvieron en los estudios de Carve para celebrar sus cuatro décadas. Por entonces, la conducción cambiaba de voz, el fundador Manolo Meilán pasaba la responsabilidad a su colaborador Toni de Searez, y en 2006 se mudaba a CX 12 Radio Oriental. En la actualidad es conducido también por Ana María Lorenzo, presidenta del Patronato de la Cultura Gallega.
La historia de Siempre en Galicia forma parte inseparable del patrimonio cultural del gallego emigrado y sus lúcidos fundadores, sabían, ciertamente, que el éxito estaba en la permanencia, en sostener el galleguismo hasta que en Galicia llegasen tiempos mejores. Hubo que aguadar 35 años para que Galcia tuviese una radio en gallego”, afirma el escritor coruñés Manuel Suárez Suárez, fundador del Patronato de la Cultura Gallega, que vivió más de dos décadas en Montevideo.

Antón Crestar Faraldo y Manuel Meilán,
exiliados republicanos,
fundadores de Siempre en Galicia.
(Patronato de la Cultura Gallega)
Voces eternas: Crestar y Meilán
Ellos fueron dos galleguistas comprometidos con el destino de una nación histórica y con el exilio republicano en el Río de la Plata. Antón Crestar Faraldo, nacido en 1896, en la villa coruñesa de Miño, emigró a Montevideo en 1909 y poco después se radicó en La Habana, donde se formó como dibujante. Regresó a la capital uruguaya en 1922, lo que le otorgaba el honor de haber sido el decano de los galleguistas rioplatenses. Fue ilustrador y caricaturista de la revista Céltiga, dirigida por Eduardo Blanco Amor y Ramón Suárez Picallo, una aventura intelectual que además le permitió conocer a un entrañable compañero de ruta.
Manuel Meilán Martínez nació en Lugo el 18 de julio de 1904, y allí pasó su infancia y adolescencia, de las que recuerda el Congreso de las Irmandades da Fala realizado en 1918. Para no ir a la Guerra de Marruecos, cuatro años después marchó a Argentina, donde residía un hermano. De manera casual, conoció el Café Armonía, donde se reunía una peña galleguista en la que participaban Eduardo Blanco Amor, Ramón Suárez Picallo, José Abraira, Lino Pérez, Rodolfo Prada, fuente inspiradora de Céltiga y la Sociedade Nazonalista Pondal. De esa época data su amistad con Blanco Amor y con Suárez Picallo, con quien compartía una pensión. En 1931 contribuyó a fundar la Organización Republicana Nacionalista Autónoma Galega de Buenos Aires, de la que Rodolfo Prada fue presidente y Meilán su secretario, antecedente de la delegación del Partido Galeguista en Argentina.
En 1934 se mudó a Montevideo, aunque nunca perdió la fraternal relación con su amigo Prada, que lo mantuvo cerca del galleguismo y le ofreció la gerencia local del laboratorio de especialidades médicas Doctor Andreu. Crestar y Meilán eran asiduos asistentes de las tertulias del café Tupí Nambá, con Ramón Antelo, Francisco Rial, conocieron los inicios de las Irmandades Galeguistas y contribuyeron a fundar el Comité Nacional de Ayuda a la República Española. Ambos participaron en la creación de Galeusca, un grupo español autonomista de Galicia, Euskadi y Catalunya, y en el Congreso de la Emigración Gallega celebrado en Buenos Aires.
Meilán estuvo en la apertura del periódico España Republicana, en el que firmaba con el seudónimo Tatarí, una columna titulada Rataplán, y también en la fundación de la Organización Republicana Galega de Axuda ao Povo Español, de la que fue secretario general. En la década de 1940 se integró a la masonería uruguaya con destacadas figuras del galleguismo: Xesús Canabal, José Añón, el actor Pepe Fernández, entrañable amigo de Meilán, el médico Cancela Freijo, Lois Luna, Pastor García, Eusebio Silva y Alfredo Somoza, que había llegado a Montevideo después de una década escondido en La Coruña.
Los dos fueron grandes amigos de Castelao, a quien homenajearon con iniciativas que perduran en el tiempo y en su valor cultural y social. Por una propuesta de Alfredo Somoza y Manuel Meilán, el 3 de setiembre de 1950 comenzaron las emisiones de Siempre en Galicia, en Radio Carve. Una década después, en junio de 1960, fue creada la Escuela N° 43, que se llamó Galicia por idea de Crestar Faraldo. Ambos fueron cofundadores del Patronato da Cultura Galega de Montevideo, acompañando a otro galleguista que honró la memoria de Castelao: Xosé Cancela Freijo.
El coruñés Antón Crestar falleció el 2 de noviembre de 1983, en Montevideo. En Miño, su villa natal, desde hace más de dos décadas, cuando el dirigente aún estaba vivo, hay una calle que lleva su nombre. El lucense Manolo Meilán falleció en 1994, en la capital uruguaya, a los 89 años.

Pedro Couceiro Corral visto por
su amigo, el pintor
galaico-argentino Luis Seoane.
(Archivo Couceiro)
Pedro Couceiro Corral
Fue uno de los más geniales científicos que trabajó en Uruguay, desde su arribo al país hasta el último día. Su vida recorrió todas las etapas imaginables, y también las más inimaginables que debió enfrentar un hombre de su tiempo. Su inteligencia infrecuente, su sensibilidad humanista, su creatividad irrepetible, marcaron sus casi ocho décadas repletas de vitalidad, ingenio y compromiso intelectual. El coruñés Pedro Couceiro Corral fue un científico formado en la España pre republicana de fines de la década de 1920, con un doctorado en Alemania a inicios de 1930 y una activa participación en la defensa de la República entre 1936 hasta su exilio en 1939.
Arribó a Montevideo al año siguiente, y desde un principio demostró una vigorosa y polifacética personalidad, la forja de una familia incorporada a la vida del país de adopción y su permanente y consecuente adhesión a la causa republicana y a la defensa de la cultura gallega.
Pedro era hijo de un abogado destinado en La Coruña, como secretario judicial. Allí hizo el bachillerato, hasta que en 1922 viajó a Santiago de Compostela, como uno de los primeros alumnos de la Sección de Químicas da Facultad de Ciencias. En 1927 era profesor titular de Química Orgánica, y dos años después su vida cambió por la llegada del profesor Fernando Calvet, con quien completó un posgrado que le permitió viajar a Múnich para trabajar en síntesis de hidratos de carbono, con Heinrich Otto Wieland, el célebre premio Nobel.
Tras su paso por las mejores universidades alemanas se decidió por la Bioquímica, hasta doctorarse con una investigación sobre a oxidación de la levadura de cerveza. En 1935 viajó a Madrid para dedicarse a la bioquímica aplicada a los animales, pero debió suspender sus estudios cuando se incorporó al ejército leal al gobierno republicano.
En la Guerra Civil fue oficial en una fábrica de armamentos de Alicante, hasta que se quitó los galones para combatir en el frente de Guadalajara y Madrid, compartió con miles de milicianos el martirio provocado por los aviones Fiat italianos y los alemanes Stuka. Tras la derrota se exilió en París, donde fue contratado como investigador del Instituto Pasteur, pero al poco tiempo debió escapar de urgencia, sin rumbo, ahora perseguido por los nazis que ocupaban el territorio francés.
Su destino fue Montevideo, una ciudad que admiraba y acogía a los exiliados republicanos. En la capital uruguaya fue técnico-químico del Instituto de Biología Animal, mientras fundaba su laboratorio Sur, especializado en la elaboración de productos sanitarios para ganado vacuno, y poco después, con dos colegas uruguayos creó el laboratorio farmacológico Proteo.
Pedro Couceiro realizó una labor científica de primer nivel internacional, pero, siempre tuvo tiempo para colaborar con el movimiento galleguista en el exilio. Murió en 1982, como uno de los mayores innovadores científicos del Río de la Plata, como memorable docente universitario, y con el honor de haber sido uno de los impulsores del programa radial Siempre en Galicia. 
  
Directiva del Patronato: Nelson Regueiro,
José Otero Méndez, Ana Lorenzo
(presidenta), Nelly Crestar y
Carmen Fernández Salgueiro.
(Foto Ignacio Naón, 2009)
Patronato de la Cultura Gallega  
Un palacete modernista de principios del siglo XX, situado en la avenida Rondeau montevideana, acoge al único patronato de cultura vinculado a la diáspora gallega, creado el 8 de junio de 1964 por iniciativa del inmigrante José Cancela Freixo.
La notable institución, reconocida y admirada en todo el mundo, cumple una sostenida acción de defensa de la lengua y la identidad gallega, promoviendo sus manifestaciones culturales y desarrollando una amplia labor editorial. Desde hace 45 años realiza actividades de divulgación en lengua y literatura gallega, danza gallega y criolla, teatro, declamación, Historia de Galicia, pintura, fotografía, lectura de cuentos, exposiciones, conferencias, una completa biblioteca y una cedeceta de música gallega. Su publicación periódica, Guieiro, es un ejemplo notable de permanencia y compromiso con ideales culturales, políticos y sociales.
Muchos compatriotas han sabido realizar su trabajo con dignidad y dedicación, para convertirse en referentes de la cultura uruguaya, cargando sobre sus hombros, al mismo tiempo, la responsabilidad de mantener y difundir su cultura original. Hombres como Jesús y Manuel Canabal, José Cancela Freijo, Antón Crestar Faraldo, Federico Do Campo, Manuel Meilán, fueron conscientes portadores de sus dos patrias, haciendo posible el encuentro de los gallegos con sus raíces, la valoración de su condición de galleguistas, al tiempo que se integraban a su nueva tierra”, afirmaba la presidenta de la institución Ana María Lorenzo.
La nueva sede del Patronato da Cultura Galega fue inaugurado el sábado 15 de noviembre de 2008, con la asistencia de una representación oficial de la Diputación de la Coruña, con su presidente, Salvador Fernández Moreda, y los diputados provinciales Juan Manuel Sande Muñiz y Adolfo Gacio. La Diputación de A Coruña, a través de sus programas de cooperación exterior y de apoyo a la emigración, fue la impulsora del proyecto de la nueva sede del Patronato, para la adquisición y rehabilitación del nuevo edificio del alto valor arquitectónico.

Alumnos de la Escuela Galicia
celebrando el 25 de Julio.
(Foto Ignacio Naón, 2009)
Haciendo escuela, sembrando cultura
El historiador Carlos Zubillaga, miembro de la Real Academia Gallega, la definió como la “expresión más lograda de la simbiosis que el fenómeno migratorio consagró en América, entre las viejas culturas europeas y las nuevas sociedades emergentes”.
Es la Escuela Galicia, fundada en 1962, para servir como ámbito de amparo y educación en una zona podre de Montevideo. Fue por iniciativa de un galleguista entrañable, Antón Crestar Faraldo, que consiguió los medios para que llevara el nombre de su patria natal. Durante casi cuatro décadas tuvo el número oficial 43, hasta que fue reubicada en el año 2000. Ahora se encuentra en el barrio del Prado, con el número 163, y en sus aulas se desarrolla, con apoyo de la Xunta de Galicia, una experiencia innovadora que pone en contacto a los alumnos con la historia, la cultura y las tradiciones gallegas.
En Ciencias Sociales, los niños aprenden: ubicación en el planisferio de la región gallega, sus rías, ciudades, límites con Portugal. La zona portuaria, el océano Atlántico como vía de salida y de entrada. Inmigración. Emigración. El idioma que se habla. Similitudes con otras lenguas conocidas. También investigan en los barrios montevideanos, cuántos almacenes, bares y panaderías llevan nombres de lugares de Galicia, y cuántos lugares de Galicia se llaman La Cumparsita o Mocosita. Historia de Galicia. Los Celtas. Convivencia de gallegos y de italianos en los orígenes de la Patria Oriental. Apellidos españoles en nuestro nomenclator. Clima de Galicia. Riqueza de su suelo y de sus mares, la industria pesquera. En Ciencias Naturales se estudian: los hórreos ¿para qué sirven? ¿Por qué se cultiva en esa tierra y se cría ganado en forma intensiva? Energía Eólica.
En Lenguaje y Oralidad: narración de anécdotas contadas por abuelos, de fotos familiares, de documentos traídos desde Galicia: gaitas, hórreos, botas de vino. Las razones de la inmigración. Cotejar con las causas verdaderas. Canto gallego y tradiciones.
Los alumnos leen cada semana poemas de Rosalía de Castro, cartas de niños gallegos, recetas de comidas gallegas y de queimada. Estudian a José Alonso y Trelles, Viejo Pancho, un gallego que escribió sobre nuestras costumbres campestres. También interpretan cuadros de Picasso niño, cuando vivió en Galicia. En Relaciones con la Comunidad, realizan visitas a los abuelos gallegos del Hogar Español, participan del Cuerpo de Baile de Casa de Galicia, ensayan con los gaiteros de Valle Miñor y participan en las clases de gallego del Patronato.
La Escuela Galicia es un ámbito de custodia e irradiación de la lengua y la cultura gallega, en los labios y la acción de los niños uruguayos”, afirma el erudito Zubillaga. Con toda razón.

La Plaza Galicia es un sitio entrañable
de la Rambla Sur montevideana, donde
están representadas las cuatro
provincias originales: Lugo, 
Orense,

Pontevedra y La Coruña.
(Foto Ignacio Naón, 2009)
Plaza Galicia y la mirada de Rosalía
Fue inaugurada en el año 2002, en un acto solemne que contó con la presencia de Manuel Fraga Iribarne, por entonces presidente de la Xunta de Galicia. Está ubicada en un espacio privilegiado de la rambla costanera del tradicional barrio Sur. Su creación fue resuelta por disposición conjunta de la Intendencia Municipal de Montevideo y Junta Departamental, en respuesta al pedido de todas las entidades gallegas en el país.
Allí está colocado el busto de la poetisa Rosalía de Castro, trasladado desde la Plaza España, que preside un espacio limitado con monolitos con los emblemas de las cuatro provincias gallegas.
El momenclator montevideano define a Galicia como una región del noroeste de España, sobre el mar Cantábrico y el océano Atlántico; hallase dividida en cuatro provincias: La Coruña, Pontevedra, Orense y Lugo. “Sus principales ciudades son Vigo, La Coruña, El Ferrol, activos puertos de exportación de productos de pesca; Santiago de Compostela, pintoresca ciudad de tipo medieval, con una de las más hermosas catedrales barrocas de Europa. Esta región ha sido, desde los albores de nuestra historia, patria de millares de inmigrantes venidos al Río de la Plata, incorporados en crecida proporción a la numerosísima colonia española de ambas márgenes del estuario.”
Todo el color de una calle repleta de
diversidad, describe la influencia
de nobles inmigrantes gallegos
que durante décadas llegaban al
barrio popularmente conocido
como Galicia Chica, delimitado
por la avenida del Libertador
y la rambla portuaria.
(Foto Ignacio Naón, 2009)

Galicia Chica, gallego grande
De los tres espacios montevideanos que evocan al territorio gallego, la calle Galicia es el más antiguo. Fue creada el 25 de julio de 1918, con motivo del Día de Galicia, por iniciativa de un grupo de ciudadanos uruguayos, hijos de gallegos. La idea fue aceptada por la Junta Económica Administrativa, el gobierno departamental de principios del siglo pasado, que dictó una ordenanza que denominó Galicia al antiguo camino Orillas del Plata.
La vía original tenía tres kilómetros de extensión, desde la rambla portuaria, en la céntrica zona conocida décadas atrás como Galicia Chica, pasando por los históricos puentes de la antigua calle Sierra, hasta su final, en el bulevar Artigas del barrio Tres Cruces. En los últimos años, la Junta Departamental
de Montevideo cambió la denominación del tramo final de la estratégica arteria por el nombre de un político: Salvador Ferrer Serra.
El nombre Galicia Chica cayó en desuso; el barrio hoy forma parte del Centro montevideano, en un eje de seis cuadras de la calle homónima, hasta la diagonal Agraciada, actual avenida del Libertador Juan Antonio Lavalleja. Los vecinos le llamaban así porque era el destino, a veces pasajero, a veces definitivo, de miles y miles de inmigrantes gallegos que venían a “hacer la América”.
Su más recordado poblador fue el pontevedrés Juan Vicente Arcos Sabarís, nacido en Nogueira, en 1838, primigenio de una notable familia de abogados, notarios y políticos. El paisano se fue a vivir muy joven a la Galicia Chica. Allí crió a sus hijos, hizo una buena fortuna, y allí también se dedicó a trabajar a favor de sus compatriotas.
Juan Vicente Arcos brindaba protección a los vecinos que sufrían frecuentes inundaciones, porque la Galicia Chica estaba emplazada en la zona más baja de la ciudad, pero también organizaba los famosos paseos de la Asociación Española.
El fallecimiento del pontevedrés fue un hecho que enlutó a los vecinos de la calle Galicia y a toda la colectividad. “A Juan Vicente Arcos Sabarís, padre de los españoles residentes en la República. Comparten este recuerdo los vecinos del barrio Galicia Chica, sus amigos, y los admiradores de sus méritos, talentos, y virtudes.” Así dice la placa colocada en su tumba en 1903, que recuerda su memoria de paisano sensible y solidario.

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