miércoles, 21 de julio de 2010

La Celeste, el Estadio, el Museo

Una recorrida patrimonial a través de un espacio montevideano que narra la mayor gloria futbolística de América y el Mundo

¡Gol uruguayo! ¡Gol Celeste!
(Asociación Uruguaya de Fútbol)
El fútbol es un bien cultural de Uruguay y un motivo de pasión y orgullo que tiene un símbolo intangible, el color Celeste de sus selecciones, y otro tangible: el legendario Estadio Centenario. El único Monumento Histórico del Fútbol Mundial se encuentra en el Parque José Batlle y Ordóñez, un pulmón verde de 53 hectáreas que los montevideanos buscan con entrañable fidelidad. Allí comparte un ambiente saludable con dos espacios emblemáticos del Art Déco deportivo, la Pista de Atletismo y el Velódromo Municipal, y también una memoria patrimonial con el Museo del Fútbol y notables esculturas que dialogan con una intensa naturaleza. A pocas cuadras se ubica el Gran Parque Central, donde se jugó el primer partido de los mundiales, y no lejos de allí, un original monumento al arco del desaparecido Estadio de los Pocitos donde el francés Lucién Laurent marcó el primer gol del certamen ecuménico, el 13 de julio de 1930. Se trata de una herencia vital que puede ser recorrida a pie a través de un circuito histórico, cultural, turístico, ¡fascinante!

Sobre la base del artículo publicado en la revista Ábaco, España (Diciembre 2013), y del capítulo Patrimonio Deportivo de los libros Montevideo, Manual del Visitante (ediciones 2011, 2012, 2013, 2014), y Uruguay, Manual del Visitante (ediciones 2013, 2014, 2016).

La Celeste
La camiseta de Obdulio Varela,
el Negro Jefe, capitán en la
gesta de Maracaná, sobresale
como un emblema del patrimonio
cultural uruguayo frente a una
imagen gigante del memorable
segundo gol de Alcídes Edgardo
Ghiggia contra Brasil.
(Museo del Fútbol)
—En su primer clásico contra Argentina, jugado el 16 de mayo de 1901, la selección uruguaya utilizó la camiseta azul y roja del Albion Football Club, una institución montevideana de origen inglés, fundadora, el año anterior, de la Uruguay Association Football League. Fue el primer encuentro internacional entre dos países, fuera de las Islas Británicas. Disputado en la cancha del Albion, en el Paso Molino de Montevideo, finalizó con triunfo argentino por 3-2. En aquel cotejo, Frank Chevallier Boutell, presidente de la Argentine Association Football League, hizo de juez de línea.
—Durante una década el combinado uruguayo pasó por una diversidad de uniformes, hasta que, con motivo de la VI Copa Lipton, los rivales argentinos comunicaron oficialmente que habían adoptado el celeste y blanco a franjas verticales. Fue el dirigente Ricardo Le Bas, delegado del Montevideo Wanderers, que propuso que aquí se hiciese lo mismo.
—Por ese entonces el River Plate F.C. montevideano, ganador por segunda vez del Campeonato Uruguayo, había vencido al poderoso Alumni porteño, con una camiseta de alternativa color celeste.
La selección uruguaya vestida por primera
vez de Celeste, en el partido contra
Argentina. De pie: José Benincasa, 
Oscar

Sanz, Cayetano Saporiti, Jorge Pacheco,
Juan Pena y Carlos Scarone. Sentados:
Vicente Módena, Pablo Dacal, Pedro Zibechi,
José Piendibene y Juan Carlos Bertone.
(Museo del Fútbol)
—El 15 de agosto de 1910, la selección uruguaya ganó 3 a 1 en el Estadio de Belvedere (por aquel entonces de Wanderers, en la actualidad del Liverpool Fútbol Club), con goles de Pablo Dacal, Pedro Zibechi y Carlos Scarone y del argentino Juan Enrique Hayes.
—Fue en homenaje a esa memorable victoria que la Asociación Uruguaya de Fútbol lleva por el mundo esos colores desde hace más de un siglo.
—La Celeste es una de las mallas más exitosas en la historia del deporte moderno, que conquistó 19 competiciones oficiales reconocidas por la FIFA: dos juegos olímpicos de fútbol cuando eran protagonizados por selecciones mayores (1924 y 1928), dos campeonatos del mundo (1930 y 1950) y 15 ediciones de la Copa América. 

Frente de la antigua taberna
The Freemason de Londres,
en la actualidad.
(The Football Association)
1863
—Fue el año de fundación de la Football Association británica, la primera liga organizada del deporte más popular del mundo. En la noche del 26 de octubre se reunieron once representantes de las universidades y sociedades pioneras: Kilburn, Barnes, War Office, Forest, Crusaders, Perceval House, Blackheath, Kensington School, Crystal Palace, Blackheath School y Surbiton.
—La organizadora de la actual Premier League, fue creada en la taberna The Freemason de la calle Great Queen, Londres, al mismo tiempo que se aprobaron las 13 reglas del fútbol, llamadas "The laws of the game".
El libro de actas de aquella sesión inaugural está valorado en 4.15 millones de dólares. De los clubes pioneros sólo sobrevive el War Office, que compite en una categoría semiprofesional.

1878 
—En aquel año se jugó el primer partido documentado en territorio uruguayo.  Fue en el "English Ground" de La Blanqueada, una antigua cancha de rugby ubicada en el mismo predio de la avenida 8 de Octubre, esquina Mariano Moreno, que ahora ocupa el Hospital Militar.
—Un espacio fundacional del fútbol sudamericano, en el centro geográfico de Montevideo. El acontecimiento está fechado el 20 de octubre de 1878, cuando comenzaba la primavera austral. Los rivales: un equipo de marineros ingleses contra un once improvisado de socios del Montevideo Cricket Club, propietario del campo y anfitrión del tercer tiempo posterior. No quedaron registros del resultado.

Vista de la cancha de Belvedere en el
histórico partido del 15 de agosto de 1910.
(Museo del Fútbol)
1899
—El 15 de agosto del penúltimo año del siglo XIX se disputó el primer partido entre las selecciones de Buenos Aires y Montevideo, en conmemoración de los 70 años de la reina Victoria, en el "New English Ground" de La Blanqueada. El encuentro amistoso, no oficial, finalizó con triunfo del conjunto bonaerense por 3 a 0.

1903
—A principios del siglo XX las selecciones de Argentina y Uruguay se enfrentaban en partidos anuales, en los que se intercalaba la localía. Para la edición de aquel año, la Comisión de la League citó a jugadores del Club Nacional, el primer club criollo de América Latina, por entonces campeón invicto. La respuesta de su rival, el Central Uruguay Railway Cricket Club, más conocido como "CURCC", con sede en la Villa Peñarol, molesto por la convocatoria, renunció a formar parte del combinado.
Los planteles de Argentina y Uruguay posaron
juntos, luego del partido del 13 de setiembre
de 1903. Los uruguayos ganaron 3 a 2 con
una camisa celeste cruzada por una
diagonal blanca, de derecha a izquierda
(Museo del Fútbol)
—Nacional asumió la representación uruguaya con sus futbolistas vestidos con una camisa celeste atravesada por una banda diagonal blanca, pantalón y medias azules. Parecía que el partido sería fácil para los argentinos, que el año anterior habían goleado de visitantes por 6 a 0 en la cancha del Albion, en el Paso Molino.
—El barco de vapor Tritón zarpó del puerto de Montevideo el 12 de setiembre, con la delegación que arribó a destino al día siguiente. Desde la dársena se dirigieron al estadio del Alumni en un tren eléctrico privado de Alejandro Wattson Hutto, presidente de la institución anfitriona y del Directorio de la Compañía de Tranvías Eléctricos de Buenos Aires.
—El partido del 13 de setiembre de 1903 finalizó con triunfo uruguayo por 3 a 2, con dos goles de Carlos Céspedes, uno de su hermano Bolívar y dos de Jorge Brown para los argentinos. Fue un logro histórico, el primero sobre el clásico rival rioplatense y el primero a nivel internacional. 

Miguel Nébel, el primer capitán uruguayo
—Fue el pionero de un liderazgo sagrado que continuaron dos leyendas fundacionales de la identidad cultural del país: José Nasazzi y Obdulio Varela. No quedó registradó el lugar y ni la fecha de su nacimiento, aunque nadie duda que Miguelón era uruguayo, con una fuerte impronta alemana tal cual lo indica su apellido. En su etapa universitaria jugó como mediocampista en el Albion FC, el primer club de fútbol que en principio aceptaba criollos.
Miguel Nébel en fila central, de gorro blanco.
—Nébel conoció allí a Herny Candid Lichtenberger, también uruguayo pese a su nombre y apellido, inolvidable discípulo del inglés William Leslie Poole, el padre del fútbol uruguayo, y que para incorporarar a su amigo consiguió que se cambiaran los estatutos del Albion.
—El objetivo era competir con su gran rival, el Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), "el equipo de los ingleses del ferrocarril", institución de rol clave en esta historia. Sucesivas decisiones y el jugar poco provocaron que a fines de 1898 Nébel y otros jugadores se fueran el Albion.
—Su inquietud coincidió con la de otros estudiantes, también deseosos de crear una institución futbolera alejada de las influencias inglesas. Como resultado, el 14 de mayo de ese año nació el Club Nacional de Footbal.
—Progresista y visionario, cuando en 1900 el club Defensa se fusionó con Nacional, fue designado vicepresidente y cumplió un rol clave para recibir las tierras del Gran Parque Central, el estadio más antiguo de América todavía en funciones, y el octavo más longevo del mundo. Ese mismo año, los clubes de origen extranjero le negaron a Nacional la afiliación a la novel The Uruguay Association Football League (promovida por Lichtenberger), por considerar que "no era lo suficientemente competitivo". La aprobación llegó en 1901.
—Nébel integró la primer dupla de delegados del club en la Liga, y fue uno de los que más luchó para que en las reuniones se hablara español, la lengua oficial del Uruguay, cosa que debió ser acatada por los ingleses. En 1902 era capitán y técnico del equipo que ganó invicto su primer título, y fue quien propuso un cambio revolucionario en el uniforme de su institución.
—Como la camiseta roja con puños azules desteñía, propuso adoptar una blanca, aunque sin perder los otros colores. Para eso se agregó un bolsillo con el escudo, de ahí el mote de Bolsilludos que todavía identifica al club criollo más antiguo de América.
A la izquierda, fila de atrás, capitán en 1902.
—En 1902 un combinado de equipos uruguayos salió de gira por Argentina que también se aprovechó para pactar un partido entre ambas "Leagues" rioplatenses. Aquel mismo año, Uruguay estuvo representado por jugadores de Nacional y Albion, por la negativa del CURCC. Nébel fue el capitán de un equipo que generó gran expectativa, pero perdió 6-0. "No fue una goleada, fue un escarmiento", afirmó un cronista montevideano que acompañó al equipo.
—La revancha debía jugarse el 13 de setiembre de 1903, tres semanas antes, la Liga designó titulares a ocho jugadores de Nacional y a tres del CURCC, pero los "ingleses" lo consideraron una injusticia y negaron a sus futbolistas.
"Pocos días antes del inolvidable triunfo, decía a mis compañeros, con acertada inspiración, que si votaban para que fuera Nacional solo a luchar contra el combinado argentino, como capitán del cuadro, yo me comprometía a ganar la partida", escribió Nebel desde Nueva York al recordar la hazaña en 1949.

—Fue su último partido en el "combinado" uruguayo. Miguelón siguió ligado a Nacional, incluso después de la Guerra Civil, en la que defendió el bando gubernista , liderado por el presidente José Batlle y Ordóñez, lo que le impidió jugar la final del Campeonato Uruguayo de 1904 contra el CURCC. En 1908 regresó al Albion, en un intento infructuoso por reflotar al club.
—Culto e inquieto, emigró joven a Nueva York, primero, y a Barcelona, después, donde murió con más de 100 años, a fines de la década de 1970. Nebel nunca perdió contacto con Nacional, fue el último sobreviviente de la madre de todas las hazañas.

Primer plantel del Liebig F.C en 1905.
(Museo de la Revolución
Industrial de Fray Bentos)
1905
—Fue el año de fundación del Liebig Football Club, de Fray Bentos, y cuando se jugó el primer partido internacional en el interior del país. El equipo del saladero fraybentino, el más grande del mundo en su tiempo, estaba integrado por empleados y obreros, en su mayoría extranjeros, que por entonces se iniciaban en un deporte casi desconocido en el litoral uruguayo.
—Según una leyenda popular, sus rivales fueron marinos de una balandra inglesa surta en el puerto. El resultado, estrepitosa goleada a favor de los locatarios: 6 a 0. Liebig Football Club fue antecedente directo del actual Club Atlético Anglo, la más popular institución futbolística del departamento de Río Negro. 

1916 
Combinado Uruguayo primer campeón de América, en Buenos Aires: Cayetano Saporiti (Wanderers), golero; Francisco Castellino y Alfredo Foglino (Nacional), defensas; Manuel Varela, Jorge Pacheco (Peñarol), Juan Delgado (Central) en media cancha; Pascual Somma, Ángel Romano, José Brachi (Nacional), José Piendibene, Isabelino Gradín (Peñarol), en la delantera.
(Archivo El País, 1916)
—Aquel año Uruguay ganó la primera edición de la actual Copa América, por entonces denominado Campeonato Sud Americano. Fue organizada por Argentina con el motivo del primer centenario de la declaratoria de su independencia, cuando el fútbol sudamericano era amateur y no existía la Confederación Sudamericana (Conmebol) que se fundó durante la competencia de Buenos Aires.
—Chile, Brasil, Uruguay y el anfitrión participaron en el torneo que  tuvo como sede original el polideportivo del  Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Uruguay debutó el 2 de julio, venciendo 4-0 a Chile con dos goles de José Piendibene y dos de Isabelino Gradín. Luego del partido los trasandinos reclamaron los puntos por la supuesta inclusión de dos "africanos" en la selección Celeste. Juan Delgado e Isabelino Gradín  fueron dos inolvidables atletas negros nacidos en Montevideo.
—En el segundo partido La Celeste venció a Brasil que utilizó una camiseta verde y amarilla a rayas verticales:  2-1. Como tantas veces, había comenzado ganando Brasil, y la Celeste lo dio vuelta con goles de Gradín y de José Tognola.
—Uruguayos y argentinos llegaron al último partido, el 16 de julio, ambos con posibilidades de ser campeones, los anfitriones debían vencer en el Clásico del Río de la Plata porque habían empatado en la segunda fecha con los brasileños.
—El partido, que debió jugarse el domingo en el Estadio GEBA, fue suspendido por la violencia que enfrentó a cientos de espectadores en las tribunas, hubo denuncias por sobreventa de entradas y un incendio en la gradas que quedó registrado en la prensa de la época.
—Uruguayos y argentinos continuaron jugando al día siguiente, lunes 17, en el antiguo estadio del Racin Club de Avellaneda. La Celeste se consagró luego de un empate 0-0. Los primeros campeones sudamericanos de la historia no recibieron un trofeo, premio que se instituyó en la segunda edición del Campeonato Sud Americano, que se jugó en 1917, en Montevideo.

Fecha a fecha
2 de julio: Uruguay 4-0 Chile
6 de julio: Argentina 6-1 Chile
8 de julio: Chile 1-1 Brasil
10 de julio: Argentina 1-1 Brasil
12 de julio: Uruguay 2-1 Brasil
16 y 17 de julio: Argentina 0-0 Uruguay

"Es nuestro Partenón. Como el Partenón trasciende a Grecia, el Centenario trasciende a Uruguay y a la propia FIFA. Es nuestro único Monumento Histórico del Fútbol Mundial, nuestro moderno Patrimonio de la Humanidad. Y cuando digo nuestro, me refiero a todos los hombres y a todas la mujeres, porque el fútbol es un bien cultural compartido por todos los habitantes del planeta.”
Joao Havelange, ex presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol, en una visita a Montevideo, en 2000, por los setenta años del Estadio Centenario.

"Nunca vi ninguno tan completo. Es el primero del mundo que está destinado exclusivamente al fútbol."
Jules Rimet, antes del partido UruguayPerú, 18 de julio de 1930.


Estadio Centenario, Patrimonio Mundial
El 18 de diciembre de 1982 la FIFA designó Monumento Histórico al Estadio Centenario por haber sido sede del primer Campeonato Mundial de Fútbol.
—La decisión unánime fue votada en la ciudad suiza de Zúrich, en una sesión de honor del Comité Ejecutivo de la Federación, presidido por el brasileño João Havelange.
Entre los argumentos se mencionaba que su construcción revolucionó a la arquitectura de su tiempo y que su concepto mantiene plena vigencia casi ocho décadas después. Pero hay una razón fundamental, explicada por el propio Havelange: el Estadio Centenario es el origen de una manifestación deportiva, cultural, planetaria, de la misma forma que la Olimpia griega fue para los Juegos Olímpicos.
Tribuna Ámsterdam.
(CAFO)
Es también un homenaje al médico Atilio Narancio, a Roberto Spil y a José Usera Bermúdez, los dirigentes uruguayos que en 1925 soñaron con un Campeonato Mundial de Fútbol, y al diplomático que tramitó la idea, Enrique Buero, amigo personal del francés Jules Rimet, por entonces presidente de FIFA. La astucia de Buero fue decisiva en la reunión de Ámsterdam, de 1928, cuando propuso un torneo que se jugara cada cuatro años.
Tribuna Colombes.
(CAFO)
Entre el 17 y 18 de mayo de 1929, en Barcelona, se aprobó la fecha del primer Mundial y se recibió seis propuestas de sede: España, Holanda, Hungría, Italia, Suecia y Uruguay.
—El bicampeón olímpico, invicto, con toda lógica era el candidato natural. Su petición fue aprobada por aclamación, con la certeza de que sólo un país rico podría organizar el certamen en menos de un año. Un lluvioso 18 de julio de 1930 se inauguraba el Estadio Centenario.


El monumento Art Déco.
(Alejandro Sequeira)
Torre de los Homenajes
Fue una idea del arquitecto uruguaya Juan Antonio Scasso, concebida como un esbelto tributo Art Déco a los olímpicos de 1924 y 1928, muchos de ellos campeones mundiales en 1930.
Se eleva a cien metros de altura, en el centro de la tribuna Olímpica, como el mayor ejemplo original que también se nutre del expresionismo arquitectónico nacional. 

Tribuna Olímpica y su Torre.
(CAFO)
—De noche se la divisa desde muy lejos, realzada por grandes reflectores que la muestran tal cual es: monumental. Inspira tanto respeto, que en su parte alta se iza la bandera uruguaya cada vez que un acontecimiento conmueve al país.
—Posee un mirador al que se puede llegar en ascensor o subiendo sesenta escalones; desde allí se ve casi todo Montevideo: el puerto, las playas, el mar, el Cerro y muchas barriadas. Es imposible pensar en el fútbol uruguayo sin su Estadio, tanto, como es imposible pensar en el Estadio sin su Torre de los Homenajes.

"La idea de un estadio circular y no rectangular como la mayoría de los existentes en Europa a principios del siglo pasado, fue una innovación. El modelo lineal, con tribunas de madera techadas venía de las ciudades inglesas, y se explicaba por la abundancia de lluvias del clima británico. En el Estadio, el arquitecto Scasso concibió un proyecto absolutamente futurista para la época."
Andrés Morales, en Identidad nacional y monumentos. El caso del Estadio Centenario.

América, Olímpica, Colombes, Ámsterdam
Son las cuatro tribunas que se extienden armónicas a una altura de tres metros sobre el campo de juego, con un diseño elíptico que permite la visión perfecta desde todos los sectores.
Plano del Estadio Centenario impreso por
el Servicio Oficial de Difusión Radio
Eléctrica (SODRE) para informar
las ubicaciones del partido
inaugural del Mundial 1930.
(Museo del Fútbol)
Al oeste se ubica la Tribuna América, con dos entradas, una para el público y otra para el Palco Oficial y las cabinas de trasmisión. En ese sector funciona un Centro Médico Deportivo y el Colegio de Árbitros y allí está la placa en la que se lee: "Estadio Centenario Monumento del Fútbol Mundial.”
Al este se alza la Tribuna Olímpica, que al principio se llamó Montevideo, un nombre oficial que no prosperó. Es la mayor de las cuatro, tan grande que alberga la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO), oficinas de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol (AUDEF), la Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol (AUDAF), la Escuela N° 100 y el Museo del Fútbol.
Entrada para la final.
(CDF)
Al norte está la Tribuna Colombes que recuerda el triunfo olímpico de 1924, con un sector destinado al tablero electrónico. Debajo funciona la Seccional 9ª de la Policía de Montevideo, una pequeña cafetería, un centro de emergencias médicas, la Liga Universitaria de Deportes y la Asociación de Funcionarios de Recaudación de la AUF.
Al sur brilla la Tribuna Ámsterdam, que evoca la victoria olímpica de 1928, la preferida de los hinchas, por ser la que recibe el sol de tarde.

El Estadio siempre cumplió con las medidas reglamentarias de FIFA: 100 metros de largo por 83 de ancho.

VIDA DE ARTISTA
Juan Antonio Scasso
Juan Scasso en 1930.
(Museo del Fútbol)
Nacido en Montevideo en 1892, recibido en 1916, a los 23 años, fue Medalla de Oro de la primera promoción de egresados de la Facultad de Arquitectura creada a partir de la de Matemáticas.
Viajó a Europa becado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, para completar sus estudios, regresó en 1920 como arquitecto de la Intendencia de Montevideo y catedrático de Trazado de Ciudades y Arquitectura Paisajista de su Facultad. Al año siguiente construyó el Estadio de Pocitos del Club Atlético Peñarol y la Pista Ofical de Atletismo del Parque Batlle.
A los 37 años, cuando era director de Paseos Públicos de Montevideo, fue proyectista, director de obras del Estadio Centenario y creador de la Torre de los Homenajes, en colaboración con los arquitectos José H. Domato y Pedro Danner y el dibujante Cayetano Magliano.
Construcción de la tribuna Colombes con
el Hospital Pereira Rossell en el fondo.
(CDF)
Scasso integró el equipo ganador del Concurso Internacional para el Plan Regulador de la ciudad argentina de Mendoza, con su compatriota y notable colega Mauricio Cravotto, mientras era subdirector del Instituto de Teoría de la Arquitectura y Urbanismo.
Otras realizaciones: Escuelas Experimentales de Malvín y de Las Piedras; Hotel Municipal del Lago, en el Parque Rivera; Hotel Miramar, actual Escuela Naval de Carrasco; los restaurantes Tajamar de Carrasco y El Retiro del Parque Rodó. El célebre arquitecto, reconocido en todo el mundo, falleció en 1975, a los 83 años.

La Ámsterdam en obra, diciembre de 1929.
(CDF)
Endomingados
La construcción comenzó en agosto de 1929, con la nivelación del terreno, la apertura de zanjas para dar salida a las abundantes vertientes de agua que pasaban por un terreno anegadizo. Era una zona de tembladerales, donde nacían los arroyos de los Pocitos y de la Viuda.
Se formó así una especia de laberinto en el este del Campo Chivero. Desde el primer día, miles de curiosos se acercaban para ver las obras, pero los domingos era una verdadera manifestación popular. La gente iba a pasar el día, con sus viandas; llegaban desde toda la ciudad y también en excursiones desde el interior. Eran los “endomingados”.

Empate
Con el paso de las semanas y los meses, entre los "endomingados", en todo el país, se había formado dos bandos. Estaban los optimistas, que eran los menos, que decían que el Estadio llegaba a la fecha de inauguración del Mundial, y los pesimistas, que eran los más, que estaban convencidos de que no se iban a cumplir los plazos y que sería un papelón internacional.
La realidad tomó el camino del medio. El Estadio no estuvo pronto para la inauguración oficial del 13 de julio, pero sí para el primer partido de Uruguay.

La noche anterior fue necesario
 secar la cancha con braseros y
estufas de queroseno, porque
no se había conseguido
una lona para protegerla.
(Museo del Fútbol)
En los descuentos
La superficie del Centenario es muy similar a la del Coliseo de Roma. En un año de trabajo se excavaron 60.000 metros cúbicos de tierra en 450.000 metros cuadrados de terreno.
Entre febrero y julio de 1930 se instalaron 14.000 metros de cemento armado. En la última semana, del 10 al 17 de julio de 1930, hubo jornadas de tres turnos, con los reflectores del campo encendidos. 
—Pocas horas antes de su inauguración los obreros celebraron "la obra terminada". Una empresa suministró los 200.000 panes de gramilla para el campo de juego que debía estar pronto el 25 de mayo. Pero las lluvias atrasaron la tarea. No paró de llover en toda la semana previa a la inauguración. 

70.000
Fue la cantidad de público que presenció el partido inaugural del Estadio y el primero que jugaba la selección uruguaya en el Mundial de 1930. Fue un viernes feriado, muy especial para el país, porque se celebraba el Centenario de la primera Constitución. Según el recordado periodista deportivo Ricardo Lombardo una multitud colmó las cuatro tribunas dos horas antes del comienzo del partido contra Perú.
“La gente esperaba ansiosamente el espectáculo, que tuvo un resultado a favor de Uruguay, era un nacimiento con historia y con gloria”, evocaba el cronista. Fue la jornada con más espectadores, más que en la propia final con la Argentina, cuando hubo 65.000.

102.000
El proyecto original del arquitecto Juan Antonio Scasso preveía esa capacidad de espectadores, pero la obra debió acomodarse a los recursos disponibles y a la falta de tiempo para su inauguración.

Pelota de la final de 1930 ganada
por Uruguay a la Argentina: 4-2.
(Museo del Fútbol)
Museo del Fútbol
La Asociación Uruguaya de Fútbol narra su gloriosa historia en un museo deportivo de prestigio internacional que preserva documentos, objetos e imágenes de la selección Celeste y de sus instituciones.
Está organizado en dos pisos de 3.000 metros cuadrados. En la planta alta hay una exposición permanente, con dos atracciones principales: la camiseta N° 5 del legendario Obdulio Jacinto Varela en la gesta de Maracaná y los objetos del Mariscal José Nasazzi, el capitán de capitanes.
Allí también se expone el mobiliario utilizado por los directivos Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, reunidos un 16 de diciembre de 1916 para crear la Confederación Sudamericana de Fútbol. Cientos de casacas deportivas, botines, banderas y trofeos, forman parte de un tesoro histórico.
En la planta baja está el área de exposiciones temporarias y el auditorio donde se exhibe una película del Mundial de 1930. La visita guiada incluye una recorrida por las tribunas, zona de vestuarios y campo de juego.

Los botines utilizados por Héctor Scarone,
el mejor jugador del mundo antes de Pelé,
en los Juegos Olímpicos de 1924.
(Museo del Fútbol)
Info
Ciudad: Montevideo.
Barrio: Parque Batlle.
Ubicación: Tribuna Olímpica del Estadio Centenario.
Teléfono: 24801259.
Visitas: Martes a sábado, de 9 a 17 horas. 
Cómo llegar: Líneas de ómnibus que pasan por las avenidas Italia, Alfredo Navarro, Ramón Anador, Américo Ricaldoni.

Foto histórica que describe la colocación
de la piedra fundamental del Estadio
Centenario, puesta sobre el propio
bloque de granito recuperado.
(Museo del Fútbol)
Secreto fundamental
El domingo 21 de julio de 1929, en un rincón perdido del antiguo Campo Chivero debajo de la Torre de los Homenajes se colocó la piedra fundamental del Grand Stadium Centenario que sólo tenía seguro su nombre, en honor a la venerable edad de la primera Constitución de la República Oriental del Uruguay.
Un trozo de aquel basamento fue descubierto en 2004, por técnicos de la Comisión Administradora del Field Oficial, cuando realizaba la tarea de instalación del ascensor panorámico que había sido proyectado por el arquitecto Scasso.
Una foto exhibida en el Museo del Fútbol muestra el acto presidido por César Batlle Pacheco, en representación del Consejo Nacional de Administración, gobierno colegiado de la época, cuando fue colocado el bloque de granito original. 

Vuelta Olímpica original, que inauguró
un rito de triunfal que el año
próximo cumplirá nueve décadas.
(Museo del Fútbol)
Vuelta Olímpica
El 9 de junio de 1924, once bravos uruguayos derrotaban a la poderosa selección suiza, para consagrarse campeones olímpicos de fútbol. El estadio parisino de Colombes, fue escenario de una hazaña sin par, que culminó con un 3 a 0 rotundo, por goles de Pedro Perucho Petrone, Pedro Vasco Cea y Ángel El Loco Romano.
Tras el histórico partido, las dos delegaciones se saludaron caballerosamente y escucharon los himnos. Medallas doradas al cuello, los Celestes fueron aclamados por 60 mil espectadores. En ese momento los admirados atletas comenzaron a caminar, espontáneamente, por la pista que rodeaba la cancha. Llorando.
Saludando a los franceses que les tiraban flores. Así dieron la primera Vuelta Olímpica. Un rito entrañable que sigue renovando cada gallardo triunfador de una justa deportiva. Desde entonces, aquella jornada memorable se celebra en todo el continente como "Día del Fútbol Sudamericano".

El gol de córner de Cesáreo
Onzari a los "olímpicos".
(Museo del Fútbol)
Gol Olímpico
De regreso en América, y como parte de las celebraciones por el título de París,  el 2 de octubre de 1924 se realizó un amistoso entre los campeones olímpicos y la selección argentina, en la antigua cancha de Sportivo Barracas de Buenos Aires
—A los 15 minutos, y sin saberlo, el puntero argentino Cesáreo Onzari se metió para siempre en la historia del fútbol mundial. El jugador del Huracán porteño pateó un tiro de esquina y mandó la pelota al fondo de la red sin que nadie la tocara. ¡Gol!, gritaron alborozados los argentinos.
—Aquella rareza y el posterior triunfo albiceleste permitieron que esa insólita jugada trascendiera. De allí en más, cada vez que había un gol parecido se lo compraba con "el gol de Onzari a los olímpicos”. De allí a la eternidad, apenas un paso. La denominación "gol olímpico” se extendió por toda América y luego a Europa, en menos de un paso.

¡Tuya Héctor!
¡Tuya Héctor! Una jugada memorable,
que es frase popular de los uruguayos.
(Museo del Fútbol)
La medalla de oro del fútbol olímpico en los Juegos de Ámsterdam 1928, necesitó dos finales entre Uruguay y Argentina. En la primera empataron 1 a 1, con gol celeste de Pedro Petrone y del argentino Manuel Nolo Ferreira.
En la segunda, disputada el 13 de junio, ganaron los uruguayos 2 a 1, con goles de Roberto Chueco Figueroa y Héctor Scarone, mientras que para los argentinos convirtió Luis Doble Ancho Monti.
El segundo tanto de los bicampeones olímpicos es un patrimonio intangible de la cultura popular del país, retratado en la planta alta del Museo.
Un mural fotográfico describe una de las jugadas más memorables en la historia del fútbol uruguayo. La gloriosa peinada de René Tito Borjas para El Mago Scarone, al grito de “¡Tuya, Héctor!”. 

Los campeones sudamericanos en el
Estadio Santa Beatriz, en Lima, Perú.
En la final del 27 de enero de 1935,
ganada 3 a 0 a sus rivales argentinos,

 no vistieron de celeste. Los uruguayos
disputaron el clásico con camiseta roja.
(Museo del Fútbol)
Escuela 100
Debajo de la Tribuna Olímpica también está la Escuela N° 100, Héctor Fígoli, que recuerda a un benefactor conocido como Pirulo, hermano de Ernesto Matucho Fígoli, famoso masajista de los dos campeonatos olímpicos y los dos mundiales ganados por Uruguay.
Pirulo propuso crear una institución educativa dentro del Estadio y organizó una campaña “del vintén”, en la antigua radio Sport, que permitió su concreción.

Parque Batlle es también es un barrio que se extiende al sur de la avenida Italia y al norte de la avenida Rivera, que limita con La Blanqueada, Tres Cruces, Pocitos y Buceo. Con frente a la avenida Rivera se encuentra el Parque Zoológico Dolores Pereira de Rossel, conocido como "Villa Dolores", nombre que se le daba en un principio a toda la zona.

Parque Batlle y Ordóñez
Foto satelital del Parque Batlle, 2010.
(Google Earth)
Es el hogar del Estadio Centenario. Es un paisaje natural del Montevideo urbano, un pulmón metropolitano dominado por el verde, que convive con edificios, monumentos y estadios deportivos que refieren a la historia del país.
En los albores del siglo pasado había una zona agreste, desnivelada y oscura, por entonces conocida como Campo Pereira, que se extendía desde el final de la avenida 18 de Julio, hacia el este del bulevar Artigas.
El paraje tenía el nombre de su propietario, Antonio Gabriel Pereira y Vidal tío de los Pereira Rossell quien en testamento cerrado legó once hectáreas para la construcción de un parque, creado por ley en marzo de 1907. Un lugar conocido por los vecinos como Campo Chivero, porque allí se llevaba a pastar chivas.
Vista aérea del Parque Batlle, en agosto de
1929, cuando todavía era "de los Aliados".
Se observa el movimiento de tierra en
el predio destinado al Estadio Centenario,
a la derecha: la Pista de Atletismo.
(CDF)
Al principio fue el Parque Central, proyectado y embellecido por el arquitecto y paisajista francés Carlos Thays, que pronto cambió su nombre por Parque de los Aliados en honor a los triunfadores de la Primera Guerra Mundial (19141918).
El crecimiento de este espacio público acompañó la expansión de la ciudad, hasta alcanzar las sesenta hectáreas actuales con nuevas avenidas y bulevares.
Cuando se inició la obra del Estadio Centenario todavía era de los Aliados, hasta que el 5 de mayo de 1930 pasó a llamarse Parque Batlle y Ordóñez, en homenaje al presidente de la República fallecido el año anterior, creador de una Comisión Nacional de Educación Física.
—Desde entonces los uruguayos disfrutan de un espacio encantador, un pulmón verde propio de su salud, de su esparcimiento, de su arte y de su pasión deportiva. Es un paisaje patrimonial que combina elementos de naturaleza, historia y cultura. Con edificios que coexisten con campos deportivos y monumentos que mantienen una íntima relación con la identidad nacional.

Tribuna principal de la Pista de Atletismo.
(Trocadero Gabinete DDiseño)
Pista Oficial de Atletismo
Es el campo del Ministerio de Deporte y Juventud –creado para la Comisión Nacional de Educación Física– y sede del Instituto Superior de Educación Física.
Está ubicada en la antigua cancha de fútbol donde se jugó la Copa América de 1917 y donde dos años después se disputó el Campeonato Sudamericano de Atletismo de Montevideo.
La obra se inició en 1921, con proyecto del arquitecto Juan Antonio Scasso, y se inauguró el 2 de mayo de 1922. Allí hubo dos hechos históricos que relacionan al fútbol con el atletismo.
Isabelino Gradín, velocista del Club Olimpia, delantero de Peñarol, batió la marca continental de 400 metros llanos, en 51 segundos 2/5. Andrés Mazzali, velocista del Olimpia, golero de Nacional, campeón olímpico en 1924 y 1928, consiguió la marca sudamericana de 200 metros vallas, en 25 segundos 4/5.

El Velódromo, fiel exponente
del Art Déco deportivo.
(Trocadero Gabinete DDiseño)
Velódromo Municipal
Construido en 1936, es el principal escenario del ciclismo uruguayo, con una cancha de fútbol infantil en el interior de la pista donde se disputan finales de ligas barriales y departamentales.
Está administrado por una comisión integrada por representantes municipales, de la Federación Ciclista del Uruguay y la Organización de Fútbol Infantil.
Luego de las últimas reformas, con un aforo de 14.000 personas, fue la sede de los Juegos Panamericano de Ciclismo 2008.
Es uno de los espacios predilectos de músicos nacionales e internacionales, y de las agrupaciones carnavaleras, para sus presentaciones en Montevideo.

Escudo de la Asociación Uruguaya
de Fútbol, modernizado para
las competencias del siglo XXI.
(AUF)
Parque Palermo y Parque Méndez Piana
Son dos antiguas canchas de fútbol, de los clubes Central Español y Miramar Misiones, ubicadas sobre la avenida de circunvalación Ramón Benzano, detrás de la Tribuna Ámsterdam del Estadio Centenario.
Fundado en 1905 en el barrio Palermo, el “viejo” Central y su continuidad Central Español, producto de una fusión de 1971, conforman una institución campeona uruguaya en 1984.
Fundado en 1906 el “viejo” Misiones Fútbol Club nació en el conventillo “Muchas Puertas” de Rivera y Pereira, y el Club Sportivo Miramar en el barrio de Villa Dolores, en 1915.
Las instituciones se fusionaron como un gesto de hermandad barrial en 1980. Las canchas, como los clubes, tienen una forma casi simétrica, ambas con una capacidad para seis mil espectadores.
A continuación del Parque Palermo, sobre la avenida Ricaldoni, hay otra institución deportiva, el Polígono de Tiro, dependiente del Ministerio de Defensa Nacional.

Estadio Centenario y Parque Batlle son dos paisajes montevideanos que conviven uno dentro del otro, que se complementan como señas colectivas de identidad, como huellas de un camino que los uruguayos seguimos transitando, de cultura, salud, libertad.

Instituto Superior de Educación Física
"Ataca Argentina, gol uruguayo",
refrán futbolero del Río de la Plata
.
(Museo del Fútbol)
El centro universitario que forma a los docentes del deporte, la salud y la recreación está ubicado entre el Estadio Centenario y la Pista de Atletismo.
Se llama Alberto Langlade, un justo homenaje al más notable profesor e investigador uruguayo de las ciencias del deporte, pero se le conoce popularmente como ISEF (sigla de Instituto Nacional de Educación Física).
Fue creado en 1939 como un curso de preparación de docentes de gimnasia, de la Comisión Nacional de Educación Física, que en 1942 tuvo sus primeros egresados tras cumplir un plan de estudios de tres años y una tesis final.
La histórica sede del Parque Batlle fue inaugurada en 1943, con tres aulas, un gimnasio, vestuarios, una pequeña sala de pesas, y fue creciendo con la progreso de la enseñanza y con la apertura de un Curso de Entrenadores obligatorio para trabajar en fútbol, basquetbol y otras disciplinas deportivas.
La selección boliviana participante en el
Mundial de 1930 homenajeó en todos sus
partidos a los anfitriones.
(Museo del Fútbol)
La iniciativa de los estudiantes fue decisiva para que en 1952 evolucionara en un Instituto Superior de Educación Física.
Allí el erudito Langlade fue docente titular de Teoría de la Gimnasia y Gimnasia Práctica y Jefe de Estudios, mientras entrenaba a Peñarol y a la selección uruguaya.
Sus trabajos científicos sobre deporte, gimnasia, salud con énfasis en la rehabilitación cardíaca aun son consultados en universidades y centros de alto rendimiento de todo el mundo.
Langlade se retiró del ISEF en 1967, seis años antes de la peor época de la institución: la dictadura que destituyó a los mejores docentes. El retorno de la democracia recuperó valores éticos de libertad de pensamiento como reflejo de la libertad física –nunca más justa la antigua cita romana: "Mens sana in corpore sano"– y fue el escenario de un nuevo tiempo de descentralización, con la apertura de sedes en Maldonado y Paysandú.
Por entonces ya se planteaba la necesidad de transformarlo en un centro universitario. El 17 de julio de 2001 fue reconocido el nivel de Licenciatura de sus estudios, en un proceso que culminó en 2006 con el ingreso del ISEF a la Universidad.

El Estadio desde los pisos altos
del vecino Hospital de Clínicas.
(Trocadero Gabinete DDiseño)
18.213
Es la Ley, con artículo único, que declara obligatoria la educación física en la enseñanza primaria de todo el país, a partir de 2009.

Datos
El primer curso uruguayo de Educación Física fue realizado en el Magisterio que inauguró el reformador de la escuela José Pedro Varela.
La Comisión Nacional de Educación Física fue creada el 26 de julio de 1912 bajo la presidencia de José Batlle y Ordóñez.

Por aquí pasó la Copa del Mundo”
Es el testimonio inscrito en el antiguo pórtico de granito colocado en una vereda de la avenida 18 de Julio, donde nace el barrio montevideano del Cordón. Es un monolito de casi cuatro metros de altura, ubicado frente a las direcciones que van del 1520 al 1528, donde estuvo la  sede histórica de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
La monumental portada es un punto de encuentro de uruguayos y extranjeros, convocados por una historia deportiva sin igual.
En junio de 2012 estuvo Joseph Blatter, expresidente de la FIFA,  que registró su paso por la mitológica abertura. El por entonces máximo dirigente del fútbol mundial se sacó fotos como un turista más, emocionado por haber cruzado el dintel imaginario de las gloriosas gestas Celestes.

Puerta de la AUF
Así se le llama al monumento que posee dos placas históricas. El bronce superior es el mismo que permaneció por más de siete décadas en cada sede del organismo rector del primer deporte del país, y dice: “Asociación Uruguay de Football 1900.”
El segundo evoca el traslado de la Copa Jules Rimet al otro día de la final ganada a la selección argentina, el 30 de julio de 1930.
Es una frase corta, pero muy significativa para los uruguayos: “Por aquí pasó la Copa del Mundo.” El preciado trofeo permaneció cuatro años en el legendario recinto montevideano, hasta el Mundial de Italia.



Casa Mayor del Fútbol
Es una de las denominaciones populares de sede de la AUF, una institución creada el 30 de marzo de 1900 cuando el pionero Enrique Lichtenberger organizó una institución que incorporaba a los principales clubes de un deporte que todavía era de los extranjeros y sus hijos: “The Uruguay Association Football League”.
Sede actual de la AUF, la "Casa Mayor
del Fútbol", en Guayabos 1531. Está

 ubicada en la misma manzana del
histórico local de 18 de Julio 1520.
(Asociación Uruguaya de Fútbol)
Cinco años después, el presidente Félix Ortiz de Taranco propuso castellanizar la marca que en 1915 se llamaba "Liga Uruguaya de Football" y que pronto fue "Asociación Uruguaya de Football".
El nombre se mantuvo hasta el 6 de abril de 1932, cuando se creó la Liga Uruguaya de Football Profesional, y con el presidente Mario Ponce de León volvió a ser “Asociación Uruguaya de Football”.
El 30 de junio de 1936, el titular de entonces, Raúl Jude propuso castellanizar el término “football”, que en 1970 adquirió el definitivo “Asociación Uruguaya de Fútbol”, en el mandato de Américo Gil.

Escudo de la AUF
bordado en la Celeste.

(Asociación Uruguaya
de Fútbol)
Las sedes
Enrique Lichtenberger fundó el Albion Football Club, en 1891, y nueve años después la “League” constituida por cuatro clubes de ingleses, alemanes y sus descendientes. Central Uruguay Railway Cricket Club (CURCC), Uruguay Atlhetic Club y Deustcher Fussball Klub se sumaron al decano Albion.
Su primera sede fue en la compañía de Seguros The Sun, en Solís No. 65, Ciudad Vieja. Luego pasó por varios locales hasta que en 1928 adquirió el edificio de 18 de Julio 1520 al 28. Allí se proyectó el edificio actual, inaugurado en 1976, al otro lado de la misma manzana, en Guayabos 1531, desde entonces la "Casa Mayor del Fútbol".


1878
Fue en octubre de aquel año, cuando comenzaba la primavera austral, que se jugó el primer partido de fútbol en territorio uruguayo. Fue en el English Ground de La Blanqueada, una antigua cancha de rugby ubicada en el mismo predio de la avenida 8 de Octubre, esquina Mariano Moreno, que ahora ocupa el Hospital Militar. Los rivales: un equipo de marineros ingleses contra un once improvisado de socios del Montevideo Cricket Club, propietario del campo y anfitrión de la fiesta posterior.

Equipo uruguayo que obtuvo la medalla
de oro en el fútbol olímpico de los Juegos
de París 1924:  Andrés Mazzali, José
Nasazzi y Pedro Arispe; José Leandro
Andrade, Alfredo Ghierra y José Vidal;
Santos Urdinarán, Héctor Scarone, Pedro

Cea, Pedro Petrone y Ángel Romano.
(Museo del Fútbol)
De América y el Mundo
La generación de futbolistas de la década de 1920 fue la más notable expresión del deporte uruguayo, liderada por el carácter del capitán José Nassazi y el talento de Héctor Scarone, considerado por la FIFA el mejor jugador del mundo hasta la aparición del brasileño Pelé.
Ganaron los Juegos Olímpicos de París (1924) y Ámsterdam (1928), el Mundial de 1930 y seis campeonatos sudamericanos, hoy llamados Copa América (1917, 1920, 1923, 1924, 1926, 1935).

Maracaná
Es el triunfo más memorable para los uruguayos siempre será en tiempo presente de los campeonatos mundiales de fútbol. Está resumido en el último partido del torneo disputado en el imponente estadio de Río de Janeiro, antes más de 200 mil espectadores, un 16 de julio de 1950.
Una final que no fue tal, sino que en realidad se trató del último partido de un cuadrangular final entre Uruguay, Brasil, Suecia, España. Fue la tarde más triste de la moderna historia brasileña y un hito fundamental de la identidad nacional uruguaya.
Fue triunfo celeste por 2 a 1 con goles de Juan Alberto El Maestro Schiaffino y Alcides Ñato Ghiggia. Con un emblema: la camiseta número 5 de Obdulio Jacinto Varela, el Negro Jefe inolvidable.

Selección uruguaya campeona olímpica en
Ámsterdam 1928. De pie: Juan Píriz, 
Juan
Pedro Arremón, 
Pedro Arispe, Álvaro Gestido,
Andrés Mazzali, José Leandro Andrade
y el entrenador Luis Grecco. Abajo:
José Nasazzi, Héctor Scarone, René Borjas,
José Pedro Cea y Roberto Figueroa.
Altura olímpica
En los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, la selección uruguaya consiguió un admirable tercer puesto, detrás de las mayores potencias de la especialidad: Estados Unidos y Unión Soviética.
Entre 24 países presentes en el torneo, el equipo celeste liderado por Oscar Moglia obtuvo la medalla de bronce con cinco triunfos y tres derrotas.
Cuatro años después, el virtuoso Moglia fue incluido en el equipo ideal de los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956.

Cuerito glorioso
El boxeador Washington Rodríguez Medina tenía solo 20 años cuando ganó la medalla de bronce en boxeo, en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. En el camino al podio derrotó al camboyano Sam An Ek, al checoslovaco Jaroslav Slajs, y al nigeriano Kamiru Young.
Solo fue vencido, en fallo dividido, por el japonés Takao Sakurai, luego campeón olímpico. Rodríguez Medina es conocido popularmente con el apodo de Cuerito.

Celestes campeones del mundo en 1930.
De pie: Álvaro Gestido, José Nasazzi, Enrique
Ballestrero, Ernesto Mascheroni, José 
Leandro

Andrade, Lorenzo Fernández y el entrenador
Alberto Suppici. Abajo: Pablo Dorado,
Héctor Scarone, Héctor Castro, José
Pedro Cea y Victoriano Santos Iriarte.
(Museo del Fútbol)
Frontón celeste
Uruguay tiene tres campeones mundiales en un deporte no tradicional para el país: pelota vasca. Andrés Iraizos, César Bernal y Néstor Iroldi.
Andruco Iraizos fue titular de la categoría mano –la más vasca de las disciplinas del frontón– en 1955.
La célebre pareja del Perro Bernal y el Negro Iroldi, fue campeona de la especialidad paleta cuero en tres oportunidades: Montevideo (1966), San Sebastián (1970) y Biarritz (1978). Los tres pelotaris compatriotas son reconocidos como verdaderas leyendas mundiales de este deporte.

Trelles en la ruta
Entre 1996 y 1999, el uruguayo Guatavo Trelles fue campeón mundial de Rally en la categoría N. El piloto nacido en Minas comenzó su relación con el volante a los seis años, cuando estacionaba los coches de la automotora de su padre.
Fue siete veces campeón nacional y dos veces sudamericano. La gran oportunidad le llegó en España, donde fue campeón en 1988, 1989, 1990, 1992. Desde entonces corrió con la famosa marca italiana Lancia que lo aprecia como uno de sus más grandes pilotos y como una figura de la marca en los cinco continentes.


El equipo uruguayo del partido contra Brasil en
Maracaná. De pie: Obdulio Varela, Juan López (DT),
Eusebio Tejera, Shubert Gambetta, Matías
González, Roque Máspoli, Víctor Rodríguez
Andrade. Abajo: Alcides Ghiggia, Julio Pérez,
Oscar Omar Míguez, Juan Alberto
Schiaffino y Ruben Morán.
(Museo del Fútbol)
Pedal de plata, corazón de oro
Su rostro emocionado y la bandera abrazada a su cuerpo, fueron captados por la televisión y vistos en todo el planeta, como un gesto de amor patriótico luego de un esfuerzo que superaba todos los sueños. Una escena conmovedora, acompañada por un grito: “Uruguay pa' todo el mundo” (así, textual).
El ciclista Milton Wynants estaba festejando un sorprendente tercer puesto en la categoría prueba pista por puntos, cuando supo que la realidad era aún superior. El humilde deportista sanducero había ganado la medalla de plata en los Juegos de Sidney 2000, solo aventajado por el profesional español José Llaneras. Era un momento de gloria, luego de 36 años sin medallas olímpicas. Wynants fue condecorado por el gobierno uruguayo con la Orden al Mérito Deportivo.

Una joven leyenda
El 7 de junio de 2008 es una fecha memorable para el tenis sudamericano. Un uruguayo y un peruano se consagraban campeones en la categoría dobles masculino del famoso Torneo Roland Garros, uno de los más competitivos del circuito profesional. Era la primera vez que una pareja de esta zona del mundo ganaba la deseada copa francesa.
El salteño Pablo Cuevas y el limeño Luis Horna vencieron esa tarde parisina a la pareja formada por el canadiense Daniel Nestor y el serbio Nenad Zimonjic. Fue por 6-2 y 63, en solo 56 minutos. Cuevas es una joven leyenda de deporte uruguayo, a sus 22 años.

¡El Loco la picó!
El penal picado "a lo Panenka" por
Sebastián El Loco Abreu, que le
dio el triunfo a Uruguay contra
Ghana en Sudáfrica 2010.
(FIFA)
En el Mundial Sudáfrica 2010, la selección uruguaya se clasificó en cuarta posición, luego del campeón España, del vice Holanda y de Alemania.
El partido de cuartos de final contra Ghana, disputado el 2 de julio en el Soccer City de Johannesburgo, fue considerado el más sorprendente, apasionante y emotivo espectáculo del campeonato.
Los 120 minutos habían terminado 11, luego que los africanos erraron un penal en la última jugada, en la que también fue expulsado el delantero Luis Suárez.
Con sufrimiento y algo de fortuna, pero también con carácter y pasión, Uruguay venció en la definición por penales, tras mantener el empate 11. Así se clasificó para la semifinal del 6 de julio, que perdió 32 con Holanda.
El partido comenzó parejo, tranquilo, pero levantó temperatura con el correr de los minutos. Hubo que esperar al minuto 45 del primer tiempo para que el ghanés Sully Muntari abriera el marcador con un remate bajo, desde unos treinta metros, que encontró mal parado al portero uruguayo Fernando Muslera. Uruguay se iba al descanso en pérdida, con toda la bronca.
Diego Forlán en Sudáfrica.
(FIFA)
A los diez del segundo llegó el empate por un potente disparo de Diego Forlán, motor y alma de la Celeste, que comandó los ataques contra el arco del ghanés Richard Kingson. El delantero lo gritó con todo, con un gesto claro: había que ir por más. Pero el rival era duro y complicado.
Fueron al tiempo suplementario de media hora, sin sacarse diferencias. En el último minuto del segundo período extra, llegó el momento que marcó el comienzo de todo para los uruguayos y el final para los ghaneses.
Luego de varios rebotes y una tapada de Muslera, un cabezazo empujado por millones de africanos enviaba la pelota “Jabulani” a la red, pero en el camino estaba Luis Suárez, quien no lo dudó: puso la mano y la sacó. Pena capital y expulsión con el reloj pasando los 120 minutos. Noche cerrada, oscura, para Uruguay.
Asamoah Gyan fue el encargado de devolverle el corazón a todo Montevideo. El delantero remató fuerte, arriba, al medio, la pelota pegó en el travesaño y salió disparada a la tribuna. Pitazo final y penales.
Forlán inició la serie, con toda lógica. Sereno, marcó y dio confianza. Luego fue el turno de Asamoah Gyan, que volvió a elegir pegarle alto. Esta vez sí entró. Siguió el defensa Mauricio Victorino y la cruzó. Atephen Appiah no falló. Empate. Turno de Andrés Scotti y adentro. Llegó John Mensah, tomó poquísima carrera y Muslera vaticinó el palo. Pero la ventaja duró poco: Maximiliano Pereira la mandó a la tribuna. Sin embargo, Muslera contuvo el siguiente, a Dominic Adiyiah.
El último penal merece una crónica aparte, digna de la mejor película de suspenso. Tranquilo, Sebastián El Loco Abreu fue el que se llevó todos los flashes: picó la pelota suavemente, apenas por encima de Kingson que se arrojó hacia la derecha. Fiesta Celeste en el Soccer City y un canto que desde entonces pertenece a la cultura popular uruguaya: “El Loco la picó”.
La Celeste que participó en el Mundial 2010.
(Museo del Fútbol)
La ruta Celeste hacia el cuarto puesto del Mundial de Sudáfrica 2010 se inició en el Grupo A: Francia (00), Sudáfrica (30, dos de Diego Forlán, Álvaro Pereira), México (10, Luis Suárez). Como primero disputó los octavos de final con Corea del Sur (21, los dos de Luis Suárez), los cuartos de final con Ghana (11, ganó por penales 42), la semifinal con Holanda (23, Diego Forlán, Maximiliano Pereira) y finalizó su participación contra Alemania (23, Edinson Cavani, Diego Forlán). 

Balón de Oro
—Fue otorgado al delantero uruguayo Diego Forlán, con 23,4% de los votos de las personas acreditadas en el Mundial de Sudáfrica 201, por delante del holandés Wesley Sneijder y el español David Villa.
—Forlán convirtió cinco goles y fue uno de los goleadores del torneo, con el alemán Thomas Müller (declarado Botín de Oro, por haber realizado tres asistencias), el español David Villa y el holandés Wesley Sneijder.
—Su gol contra Alemania, en el partido por el tercer puesto, fue considerado el mejor del Mundial. Una volea, desde el borde del área, luego de un centro de Egidio Arévalo Ríos, quien había armado una jugada con Luis Suárez por punta la derecha.


Los campeones de América en 2011.
(Museo del Fútbol)
Copa América 2011
Uruguay fue campeón del torneo también denominado Campeonato Sudamericano, la 43.ª edición que se disputó en la Argentina. La selección Celeste compitió en el Grupo C con Perú (11), Chile (11) y México (10). Disputó los cuartos de final con la Argentina (empató 11, ganó por penales 54), la semifinal con Perú (2-0)  y derrotó por 30  a Paraguay en la final del Estadio Monumental de Buenos Aires. Así consiguió invicto la 15° Copa América en su historia y jugó la Copa FIFA Confederaciones 2013 en Brasil. 

Los Celestes obtuvieron Campeonatos Sudamericanos, desde 1975 denominado Copa América, en cinco países: Argentina (1916, 1987, 2011), Brasil (1983), Chile (1920, 1926), Ecuador (1959), Perú (1935), Uruguay (1917, 1923, 1924, 1942, 1956, 1967, 1995)

Jules Rimet
El histórico presidente de
FIFA estuvo presente en
los partidos del Estadio
Centenario. Tras la final
ganada por los Celestes
entregó la copa que
llevaba su nombre, una
pieza de orfebrería de
1.800 kilogramos de oro.

19 Mundiales
1930. Sede: Uruguay. Campeón: Uruguay. Vice: Argentina.
1934. Sede: Italia. Campeón: Italia. Vice: Checoslovaquia.
1938. Sede: Francia. Campeón: Italia. Vice: Hungría.
1950. Sede: Brasil. Campeón: Uruguay. Vice: Brasil.
1954. Sede: Suiza. Campeón: Alemania. Vice: Hungría. Uruguay 4º
1958. Sede: Suecia. Campeón: Brasil. Vice: Suecia.
1962. Sede: Chile. Campeón: Brasil. Vice: Checoslovaquia.
1966. Sede Inglaterra. Campeón: Inglaterra. Vice: Alemania.
1970. Sede: México. Campeón: Brasil. Vice: Italia. Uruguay 4º
1974. Sede: Alemania. Campeón: Alemania. Vice: Holanda.
1978. Sede: Argentina. Campeón: Argentina. Vice: Holanda.
1982. Sede: España. Campeón: Italia. Vice: Alemania.
1986. Sede: México. Campeón: Argentina. Vice: Alemania.
1990. Sede: Italia. Campeón: Alemania. Vice: Argentina.
1994. Sede: Estados Unidos. Campeón: Brasil. Vice: Italia.
1998. Sede: Francia. Campeón: Francia. Vice: Brasil.
2002. Sede: Japón y Corea. Campeón: Brasil. Vice: Alemania.
2006. Sede: Alemania. Campeón: Italia. Vice: Francia.
2010. Sede: Sudáfrica. Campeón: España. Vice: Holanda. Uruguay 4º.
2014. Sede: Brasil. Campeón: Alemania. Vice: Argentina. Uruguay 12°.

Afiche de la  primera
Copa del Mundo.
(Museo del Fútbol)
La I Copa Mundial de Fútbol se desarrolló entre el 13 y el 30 de julio de 1930.
Participaron trece selecciones nacionales: Argentina, Chile, Francia México, Bolivia, Brasil, Yugoslavia, Bélgica, Estados Unidos, Paraguay, Perú Rumania y Uruguay. Los 19 partidos del torneo se realizaron en tres sedes: Parque Central, Pocitos y Estadio Centenario.
Uruguay jugó contra cuatro rivales para ser el campeón. Venció a 1–0 a Perú y 4–0 a Rumania en la primera serie, 61 a Yugoslavia en la semifinal y por score “olímpico” 4–2 a la Argentina.
Copa Jules Rimet
(Museo del Fútbol)
El equipo de la final: Enrique Ballesteros, José Nasazzi, Ernesto Mascheroni, José Leandro Andrade, Lorenzo Fernández, Álvaro Gestido, Pablo Dorado, Héctor Scarone, Héctor Castro, José Pedro Cea y Victoriano Santos Iriarte. El director técnico era Alberto Supicci.
Los goles uruguayos fueron de Dorado, Cea, Iriarte, Castro y los argentinos de Peucelle y Stábile. El juez fue el belga John Langenus.

Boicot
El Mundial de Uruguay 1930 contó con la menor cantidad de participantes europeos porque la mayoría no estuvo de acuerdo en venir a un país tan lejano, por lo difícil y costoso del viaje.
La respuesta de FIFA fue una circular en la que advertía que estaba comprometido el futuro del fútbol mundial. Sólo Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania asistieron a la cita.

Tribuna Olímpica en la final del Mundial 1930
vista y relatada desde uno de sus sectores
por dos niños que amaban la radio:
Raúl Barbero y Hugo Alfaro.
(CDF)
Los niños relatores
El Mundial de Fútbol de 1930 fue trasmitido por CX6, la primera radio del SODRE, con la cobertura de Ignacio Rodríguez Riera y Emilio Elena, ambos presentes en los diez partidos disputados en el Estadio Centenario. Pero no fueron los únicos.
En la memorable final ganada por los uruguayos a los argentinos, un frío 30 de julio, los afamados periodistas tuvieron una competencia de la que, quizá, nunca se enteraron.
Dos jovencitos de trece años, que compartían una entrañable amistad y una pasión por el fútbol, realizaron una trasmisión que solo escucharon ellos y sus eventuales vecinos de la tribuna Olímpica.
Uno era el relator, otro el comentarista, ambos con sus micrófonos imaginarios. Luego del partido, los precoces cronistas volvieron a La Comercial, su barrio, de la mano de sus padres.
Aquellos pequeños soñadores, que jugaron a ser narradores de la gloria, luego fueron grandes hombres de la comunicación uruguaya. Hugo Alfaro (1917—1996), periodista, escritor, editor, y Raúl Barbero (1917—2014), locutor, guionista, periodista y publicista que contó la encantadora anécdota hasta el último día de su vida, con una memoria prodigiosa a los 97 años.

La copa robada y Pickles
Jules Rimet entregó la Copa del Mundo al
capitán uruguayo Obdulio Varela, luego
del triunfo de Maracaná, en 1950. El
presidente de FIFA ni siquiera había
preparado un discurso en español,
convencido de que el campeón iba
a ser el locatario Brasil.
(Museo del Fútbol)
La historia del trofeo que se entrega al campeón del mundo de fútbol es realmente apasionante. El primero se llamó Jules Rimet, en honor al presidente de FIFA que creó la justa deportiva.
Fue realizado en 1946, por el escultor francés Abel Lafleur en oro con una base de piedras semipreciosas— como una representación de la diosa de la victoria, que alzaba por encima de su cabeza un recipiente octagonal.
Pasó toda la II Guerra Mundial escondida en una caja de zapatos debajo de una cama y fue robada en 1966 durante su exhibición en Inglaterra.
Con ayuda de un perrito llamado Pickles, detectives de Scotland Yard la encontraron en el jardín de una ciudad británica. En aquella época, las reglas de la FIFA establecían que la nación que ganara tres copas mundiales se quedaba con el trofeo.
Brasil lo consiguió y se la llevó en 1970. Entonces, sobrevino la tragedia. En 1983 desapareció de nuevo, esta vez en Río de Janeiro, y nunca se encontró.
A principios de la década de 1970, la FIFA encargó un nuevo trofeo para el campeonato que se iba a disputar en 1974, en Alemania.
Entre 53 diseños de artistas de siete países fue elegida la obra del italiano Silvio Gazzaniga. La aunténtica Copa Mundial de la FIFA tiene 36.8 centímetros de altura, 6,175 gramos de peso, y está elaborado en oro de 18 quilates. La base contiene dos anillos de malaquita, una piedra semipreciosa, y en la cara inferior aparecen grabados los años y los nombres de todos los campeones.

"¿Sabrá el cemento de la ciudad cuántas moñas esconde?"
Juan Capelán, investigador del Museo del Fútbol.

Selección de Perú en la inauguración
del Mundial 1930, en el Parque Central.
(Museo del Fútbol)
Gran Parque Central 
Es el estadio del Club Nacional de Football. Allí se disputaron siete partidos del Mundial de 1930, entre ellos el inaugural: Estados Unidos 3Bélgica 0, por el Grupo D del primer campeonato organizado por la FIFA.
Vaya si el mítico estadio del barrio La Blanqueda, el más antiguo de América, tiene una historia para contar. Inaugurado el 25 de mayo de 1900, es un patrimonio del fútbol uruguayo y mundial, que preserva la memoria de la Quinta de la Paraguaya, el sitio donde el héroe uruguayo José Artigas fue proclamado Jefe de los Orientales, entre las actuales calles Carlos Anaya, Jaime Cibils, General Urquiza y Comandante Braga.
Monolito colocado en el campo
de juego del Parque Central que
evoca el primer partido en la
historia de los mundiales:

Estados Unidos 3Bélgica 0.
(Museo del Fútbol)
En 1918 el campo de juego fue escenario de un hecho trágico transformado en narrativa literaria, el suicidio de Abdon Porte, el mediocampista que se pegó un tiro cuando perdió la titularidad del club de sus amores. Un drama humano relatado por el escritor salteño Horacio Quiroga en el cuento Juan Polti, half-back.
En el Parque Central hubo duelos, el más célebre cuando el presidente José Batlle y Ordóñez mató al abogado y periodista Washington Beltrán, corridas de toros, memorables espectáculos teatrales y musicales.
Allí se realizó la Ceremonia Inaugural del primer Campeonato Mundial de Fútbol, frente a un público de 20.000 espectadores que llenó sus tribunas. Fue el gran reemplazo utilizado por la organización, mientras no finalizaba la obra del Estadio Centenario. 
La FIFA reconoció su valor histórico, con un monolito colocado a un costado de la cancha. “Gran Parque Central. Aquí se jugó el primer partido de la historia de los Mundiales de Fútbol. 13 de julio de 1930.”

Partido Francia 4, México 1, en el Estadio
de Pocitos donde el francés Lucien
Laurent marcó el primer gol de las
copas mundiales, el 13 de julio de 1930.
(Museo del Fútbol)
El primer gol de los mundiales
Lo marcó el francés Lucien Laurent en un arco de la desaparecido Estadio de los Pocitos del Club Atlético Peñarol, entre las actuales calles Coronel Alegre y Charrúa.
El mítico escenario tenía una capacidad máxima de 1.000 espectadores. Fue proyectado y construido, “sin un peso”, por el arquitecto Juan Antonio Scasso, en un predio de la Estación Pocitos de la Compañía Transatlántica de Tranvías.
Inaugurado el 6 de noviembre de 1921, con el encuentro internacional entre Peñarol y River Plate argentino, fue utilizado por la Asociación Uruguaya de Fútbol para dos partidos del Mundial de 1930, porque se demoraba el final de obra del Estadio Centenario.
Escultura que señala
la mitad de la cancha
en la calle Coronel
Alegre, en Pocitos.
(Wikipedia)
El primer gol de los mundiales es un hito que la FIFA preserva como un patrimonio inmaterial de escala planetaria, pero se produjo ante solo mil personas. Fue marcado el 13 de julio de 1930, por el francés Lucien Laurent, en el minuto 19 del partido: Francia 4México 1.
Peñarol dejó de utilizar su vieja cancha en 1933, y se la llevó la piqueta fatal del progreso allá por 1940. El crecimiento de la ciudad, sus avenidas, calles, veredas, edificios y casas ocuparon la cancha, sus áreas, las tribunas y plateas. Se esfumaron los tablones, los arcos. El palco y los portones de entrada, de estilo Art Nouveau, marcharon a Las Acacias, luego que el escenario mundialista pasó a ser un baldío donde alternaban picados con remontadas de cometas"dice Juan Capelán, investigador del Museo del Fútbol.
Monumento que evoca al arco que recibió
el primer gol de los mundiales, ubicado entre
las calles Coronel Alegre y Charrúa.
(Wikipedia)
Más de 76 años después, una investigación multidisciplinaria de la Intendencia Municipal de Montevideo, Museo del Fútbol, Servicio Geográfico Militar, Biblioteca Nacional, Archivo de la Imagen del SODRE y la Dirección Nacional de Meteorología, encontró el sitio donde fue marcado el histórico gol.
Allí se alza un original monumento diseñado por el arquitecto Eduardo Di Mauro, ganador del Concurso “En busca del arco perdido”.

"En mi época de gurí Montevideo terminaba en Bulevar. Cuando mandábamos una carta había que poner la localidad: Unión, Carrasco, Prado, Paso Molino, Villa Peñarol."
José Nasazzi, legendario capitán uruguayo, en el programa radial Tierra de campeones, 1967.

José Nasazzi, a la izquierda, con los jueces
de la final olímpica de Ámsterdam 1928 y
el capitán argentino Manuel Nolo Ferreira.
(Museo del Fútbol)
El Mariscal
José Nasazzi fue el capitán de los olímpicos de 1924 y 1928 y de los campeones mundiales de 1930.
Siempre fue el jefe, el caudillo, el responsable, El Mariscal. Si a todos, jugadores y público, preguntaran quién podría asumir la representación más genuina de todo lo que fueron los olímpicos y campeones mundiales, nadie dudaría jamás en dar el nombre de Nasazzi.”
Las palabras del periodista deportivo Dalton Rosas Riolfo, despidiendo sus restos un 17 de junio de 1968, describen la personalidad humana y futbolística del líder de la generación de deportistas uruguayos más laureados de la historia. Verdaderos padres fundadores de la moderna "nacionalidad" y de la proyección internacional del país en los comienzos del siglo pasado.
Nasazzi nació en la Villa Peñarol en 1901, pero creció entre los barrios Arroyo Seco y Bella Vista, junto a otros campeones inolvidables: Pedro El Vasco Cea, Héctor El Mago Scarone, José Leandro Maravilla Negra Andrade.
Vistió sólo cuatro camisetas en más de dos décadas de deportista. La azul y roja del desaparecido Lito, la amarilla y blanca de Bella Vista, la alba de Nacional y la Celeste que le dio fama en todo el mundo.
Desde hace más de tres décadas, lleva su glorioso nombre la antigua calle Olivos, desde la Estación Lorenzo Carnelli de AFE hasta la avenida Agraciada, y el estadio del Club Atlético Bella Vista, ubicado en el corazón del Prado de Montevideo.

Luz, cámara, tango
Los uruguayos campeones del Mundial 1930
dedican la Copa Jules Rimet a Carlos Gardel.
(Museo del Fútbol)
Investigadores de la FIFA que en 1999 revisaban los archivos de la Asociación Uruguaya de Fútbol, encontraron un extraño cartel que anunciaba una película oficial de noventa minutos sobre el Campeonato Mundial de 1930.
El largometraje era producido por un tal Max Glucksmann, empresario teatral y cinematográfico argentino, muy conocido en su tiempo por una estrecha vinculación con Carlos Gardel.
Tan íntima era la relación que El Mago lo consideraba su descubridor artístico. Gardel y Glucksmann llegaron pocos días antes de la inauguración del Estadio Centenario, desde Buenos Aires, para presenciar el campeonato que iba a ser la revancha de la final de Ámsterdam ganada por los uruguayos por 21.
El Mago en la concentración argentina de
Santiago Vázquez, a orillas del río Santa Lucía.
(Museo del Fútbol)
Gardel con sus guitarristas y cantó en las dos concentraciones, quizá, porque se sentía uruguayo de nacimiento y argentino como el que más.
Glucksman trajo a sus camarógrafos y filmo escenas de la construcción del Estadio, la ceremonia de apertura del Mundial, las concentraciones argentina y uruguaya, la final y las celebraciones de Montevideo.
La FIFA y la AUF iniciaron una búsqueda de ese documento único. Finalmente lo encontraron en el archivo de Cinemateca Uruguaya, una institución especializada en la preservación cinematográfica.
La película estaba bien cuidada pero necesitaba una restauración compleja y una edición de sus rollos. La tarea realizada en Londres demostró que no estaba la completa, por lo que se sigue buscando en todo el mundo. Una copia del material recuperado es exhibido todos los días en el Museo del Fútbol, como parte de sus visitas guiadas.

Podocarpus o mañío, una conífera de
origen australiano frente a la
Tribuna Olímpica del Centenario.
(Alejandro Sequeira)
Monumento vegetal
—Frente a la tribuna Olímpica del Estadio Centenario, ubicado sobre un terraplén, a pocos metros del Hospital de Clínicas, se encuentra un árbol considerado “monumento vegetal”.
—Se trata de uno de los diez ejemplares de mañíos o podocarpus (Podocarpus sp) preservados en Montevideo; de casi 20 metros de altura y un diámetro aproximado de 1,27 metros.
—A corta distancia hay otro magnífico testimonio natural: una higuera de Bengala o baniano (Ficus benghalensis) de grandes dimensiones.
—En el Parque Batlle conviven árboles de gran tamaño, muchos ancianos: araucarias, palmeras, ombúes, una aruera (Litrhraea molleoides) y una hermosa encina (Quercus ilex) junto a la Pista de Atletismo.

Esculturas en el Parque
La Carreta
Es el monumento de José Belloni, que recuerda el clásico medio de transporte rural del pasado, construido en bronce, sobre basamento de granito rosado.
Fue fundido en Florencia por Aldo Marinelli, finalizado el 9 de setiembre de 1930, inaugurado el 10 de octubre de 1934 y declarado Monumento Histórico en 1976.

—La obra maestra que muestra una carreta, cuatro yuntas de bueyes, un gaucho a caballo con picana, está ubicada en la avenida de circunvalación Lorenzo Mérola, frente al extremo norte de la Tribuna América casi sobre la Colombes.

A los Campeones
La obra del escultor uruguayo Amado Chiahan homenajea a los futbolistas olímpicos y mundiales. Sus desnudos alegóricos, que representan los cuatro capitanes que levantan la Copa Jules Rimet, están realizados en bronce sobre monolito con placas de mármol aplicadas. Se ubica en el espacio público del sector oeste de la Tribuna Colombes, sobre la avenida Ricaldoni.

Atilio Narancio
Creación del uruguayo Stelio Belloni que inmortaliza al médico, filántropo, político y deportista que presidió la Comisión Nacional de Educación Física, y que fuera decisivo en la participación de Uruguay en los Juegos Olímpicos de París 1924.
El bronce que representa a Narancio de pie, sobre una estructura alada de granito gris con bajorrelieve en su basamento, está ubicado en una espacio público exterior de la Tribuna Ámsterdam casi sobre la Olímpica.

El Discóbolo
Esta réplica en bronce sobre piezas de hormigón de la obra del escultor griego Mirón, muestra a un atleta desnudo preparándose para el lanzamiento del disco. La pieza original se encuentra en el Museo del Louvre, la copia uruguaya en el Parque Batlle.


Agradecimientos: Dr. Mario Romano (Gerente de la Comisión Administradora del Field Oficial–CAFO), Juan Capelán (Historiador del Museo del Fútbol), Raúl Barbero (publicista, periodista, escritor, pionero de la radio uruguaya, directivo de la Comisión de Amigos del Museo del Fútbol).

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