El bosque de los ingenios
La idea de título alude a los trece ejemplares arbóreos que denominan a los edificios del Parque Tecnológico ubicado en avenida Italia, entre Bolonia y Córcega, Montevideo. El libro estaba concebido en doce capítulos en los que se alternarían crónicas, biografías, informaciones, frases textuales: reflexiones, opiniones, dichos de entrevistados actuales y referentes históricos. Sugerimos artículos independientes entre sí, dentro de cada capítulo, que comenzaban y finalizaban dentro del mismo espacio de lectura, pero que también desarrollaban una continuidad narrativa que podría leerse como una historia. El libro tendría una notoria predominancia de sus valores artísticos y visuales. Las imágenes pasadas y actuales iban a ser editadas a manera de un recorrido visual por la vida del LATU, sus personajes, sus servicios, sus espacios físicos, su patrimonio inmaterial. El estilo narrativo propuesto: testimonial, entre periodístico y literario. La idea original se basaba en un lenguaje que contara las actividades científicas que se desarrollan en LATU. Se propuso una titulación creativa, que buscaba la emoción del recuerdo y toques de humor, siguiendo una línea de tiempo.
Andrés Mendizábal y su esposa Josefa Arcelus, en la Granja Pepita que fundaron en 1896, en avenida Italia, entre Bolivia y Bolonia. (Archivo Mendizábal) |
—En 1890 el espacio limitado por la actual avenida Italia y las calles Bolonia, Máximo Tajes y Córcega, era la parte más alta de un inmenso arenal adquirido por el panadero Andrés Mendizábal. El pionero vizcaíno había arribado dos décadas antes a Montevideo, desde su Ezkio-Itxaso natal, un ancestral caserío marítimo suburbano de Bilbao. Casi en secreto, se subió al bergantín que lo trajo al Río de la Plata para evadir el servicio militar obligatorio.
El
local de su primera panadería con molino, que llamó Del
Sol, todavía
perdura en la avenida Uruguay, donde casi se tocan el Centro y la
Ciudad Vieja. Cuando la tahona montevideana le dio una pequeña
fortuna compró casi 100 hectáreas limitadas por la avenida Italia,
a la que todavía se le llamaba Camino
a la Aldea, el por
entonces sendero de Juan Ferreira, hoy avenida Bolivia, el arroyo
Carrasco, y el camino de Manuel Pérez. Su vecino fue otro precursor,
Pierre Durandeau, un francés que plantó miles de árboles y creó
una laguna ecológica en el actual Parque Rivera.
—Mendizábal
fue un innovador “a la vasca”, porfiado, incansable. Al principio
se dedicó a las tareas rurales a la usanza de sus antepasados:
criaba cerdos, cultivaba alfalfa y en algún momento se dedicó al
tabaco. Pero no le fue bien. Casi al borde del siglo XX refundó su
producción sobre la base de un vivero y un viñedo.
Granja Pepita en foto de la primera década del siglo XX. (Archivo Mendizábal) |
Fue
pionero de la vitivinicultura uruguaya, al mismo nivel que Pascual
Harriague, Francisco Vidiella o Diego Pons. En el mejor momento, su
Granja y Bodega
Pepita producía
500 mil litros de vino tinto Fray
Andrés y del clarete Reserva.
Fue precursor en la utilización de toneles de roble que le aportaban
una textura única a sus sabores.
Importaba madera piamontesa, pronto transformada en barricas que alguna vez expuso en la célebre Feria de Turín, donde ganó primeros premios a la originalidad y la calidad. El éxito tenía un secreto: los cascos eran construidos por el tonelero uruguayo Adolfo Simón, admirado por su creatividad y su saber tecnológico de avanzada.
Importaba madera piamontesa, pronto transformada en barricas que alguna vez expuso en la célebre Feria de Turín, donde ganó primeros premios a la originalidad y la calidad. El éxito tenía un secreto: los cascos eran construidos por el tonelero uruguayo Adolfo Simón, admirado por su creatividad y su saber tecnológico de avanzada.
—En
1912 fue convencido por el joven abogado Alfredo Arocena, tan vasco y tan arriesgado como él, que le presentó el proyecto de la Sociedad Anónima Balneario de Carrasco
alrededor de un glamoroso hotel y casino. Don Andrés contribuyó con
una extensa franja de casi 100 hectáreas de terreno donde se construyeron los Portones
de ingreso al camino que llegaba hasta la playa. También fueron
suyos los eucalyptus gigantes que el
paisajista Charles Thays utilizó en el diseño del espacio urbano,
que todavía son señas de identidad. Los
Mendizábal cultivaron los almácigos implantados en avenidas y
calles del balneario, luego transformado en barrio. Luego de inaugurado el Balneario, la familia Mendizábal construyó su chalet de veraneo muy próximo al de Arocena, lindante con el predio que en la actualidad ocupa el Carrasco Lawn Tenis (actual avenida Arocena Nº 1537). El proyecto y la obra fueron realizadas por el ingeniero José Foglia quién también había colaborado con la construcción de la casona y la bodega. La mansión inaugurada en 1920 poseía una pedana para la práctica de tiro.
—Josefa
Pepita Mendizábal era
su hija menor, nacida en el caserío familiar que replicaba el hogar
vasco que siempre añoró el fundador. Extrovertida, inquieta,
heredera del carácter emprendedor, se casó con su primo Basilio, un
conocido comerciante de la zona, propietario de la Provisión
Mendizábal, ubicada “enfrente” a la
granja, en la avenida Italia y Bolivia. Donde hoy existe el
restaurante que evoca al tradicional apellido vizcaíno, por entonces
la estratégica pulpería era punto de parada de carretas,
diligencias y gauchos a caballo que atravesaban pequeños senderos de un territorio todavía rural.
—Pepita
firmaba “Mendizábal de Mendizábal”, pero no era sólo la
“señora de Basilio”. Luego de la muerte de Don Andrés, en 1926,
ella fue continuadora de la empresa familiar que mantuvo en todo su
esplendor hasta avanzada la década de 1950. Cuando el gobierno
expropió una franja del predio, de oeste a este, para realizar el
ensanche de avenida Italia, lejos de oponerse, los Mendizábal vieron
una oportunidad de valorización inmobiliaria similar a la de los
Portones, ¡pero no
fue así!
Pepita con hijos y familiares en la playa Carrasco, c. 1940. (Archivo Mendizábal) |
—A partir de la década de 1960 se fraccionó la zona sur de avenida Italia y su consecuencia lógica fue un rápido crecimiento de la zona cuando se instaló el supermercado Tienda y amplias casas de familia.
Portones de Carrasco en la década de 1920. (Archivo Mendizábal) |
—La
bodega realizó las últimas vendimias entre 1966 y 1967. “Debajo de la bodega había un manantial y dos por tres se inundaba, pero cuando se construyó la avenida Italia, los terrenos quedaron más abajo y las inundaciones fueron más frecuentes”, evoca Marcelo Mendizábal, nieto de Don Andrés. Raúl Mendizábal, sobrino del pionero, instaló en la bodega un taller de estampado y un nieto de Pepita también intentó recuperar el vivero, en aquel momento casi centenario, pero no tuvo éxito, produjo sus últimos eucalyptus en 1991. Ese mismo año los
Mendizábal se fueron de la zona, el caserío, granja y bodega
cayeron demolidos por sus nuevos propietarios, y tres años después,
en 1994, se transformó en el Centro Comercial
Portones.
—En
1989, cuando los Mendizábal todavía vivían en el barrio, fue
inaugurado el Parque del Laboratorio Tecnológico del Uruguay, un
espacio de innovación que evoca la memoria del pionero vasco que
allí estableció un memorable Ezkio-Itxaso
similar al de su Bilbao natal.
La primera etapa
Del Laboratorio de Análisis y Ensayos (LAE) al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU)
La primera etapa
Del Laboratorio de Análisis y Ensayos (LAE) al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU)
Última sede del Laboratorio de Análisis y Ensayos (LAE) y primera del LATU, Galicia 1133 (Archivo LATU) |
Corrían
dos años de gobierno militar (1973—1985).
La primera sede del LATU, Galicia 1133, fue la última del
Laboratorio de Análisis y Ensayos, donde el ingeniero Adolfo Cardoso
Guani, ministro de Industria y Energía, y el coronel ingeniero
industrial Enrique Bia, titular de la Comisión Directiva Honoraria,
presidieron la ceremonia de transformación institucional. “Poseemos
una buena infraestructura para cumplir los cometidos asignados por la
Ley 13.318 que lo creó en 1964, estamos muy bien organizado y hemos
alcanzado un elevado estándar de eficiente, pero nuestro técnicos
vieron la necesidad de avanzar y ampliar los cometidos en respuesta a
una evolución científica y tecnológica cada vez más acelerada”,
afirmaba un editorial que prologaba el informe final del Laboratorio
de Análisis y Ensayos.
Obras en el predio de avenida Italia 6201. (Archivo LATU) |
El árbol de la vida y el tiempo, de Mario Lorieto, una forma modernista en avenida Italia y Bolivia, frente al Centro Comercial Portones de Carrasco. |
Unidad Tecnológica Fray Bentos del LATU
—Justus
von Liebig nunca estuvo en la capital del departamento de Río Negro pero conocía cada rincón
del puerto sudamericano donde nació y creció una de las mayores
agroindustrias del planeta. Al principio no estuvo de acuerdo con los
ensayos de sus inventos en un remoto paraje a orillas del río
Uruguay, pero fue convencido por su audaz compatriota, el ingeniero
hamburgués Georg Christian Giebert.
En
1863 fue inaugurado el Saladero Liebig,
una multinacional científica, tecnológica, productiva, de intenso
carácter alemán, pero de capitales anglo–belgas y aporte decisivo
del brasileño Barón de Mauá. En el establecimiento fraybentino
fueron puestas en valor las más innovadoras investigaciones que el
Padre de la Química Orgánica
concibió en su Farmacia Real de Múnich:
extracto de carne, sopa en cubos, conservas enlatadas, café soluble.
La
planta fabril recibió decenas de miles de trabajadores de más de
sesenta naciones, en casi doce décadas de actividad. Sólo entre
1914 y 1918 comercializó cien millones de OXO
cubes y doscientos millones de latas de
Corned beef, que
alimentaron a ejércitos, exploradores y ciudades europeas en
conflicto.
—Luego
de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, los publicistas
de la empresa con sede administrativa en Amberes, aconsejaron un
urgente cambio de tecnología, de capital accionario a la vista y de
denominación. En 1924 el saladero se transformó en frigorífico y
pasó a llamarse Anglo del Uruguay.
Una nuevo concepto agroindustrial, con haciendas en la Argentina,
Brasil, Paraguay y Uruguay, un puerto propio de aguas profundas, dos
company town –el
Barrio Anglo en Fray Bentos y el Pueblo Liebig en la entrerriana
Colón– y una zona residencial para gerentes y diplomáticos,
alrededor de la legendaria Casa Grande,
sede real del viceconsulado inglés en el Río de la Plata.
El gigante británico cayó en un acelerado proceso de decadencia luego de la segunda posguerra mundial, víctima de la reconstrucción económica europea. Lo compró el Estado uruguayo en 1971, parecía un buen negocio, pero los ingleses se llevaron sus inversores, sus contactos y su instinto voraz. La planta cerró definitivamente en 1979, tras el tiro de gracia dictatorial.
El gigante británico cayó en un acelerado proceso de decadencia luego de la segunda posguerra mundial, víctima de la reconstrucción económica europea. Lo compró el Estado uruguayo en 1971, parecía un buen negocio, pero los ingleses se llevaron sus inversores, sus contactos y su instinto voraz. La planta cerró definitivamente en 1979, tras el tiro de gracia dictatorial.
—Desde
1994, un sector de la histórica industria
es sede del Museo de la Revolución
Industrial, único en la región, que
custodia una memoria gloriosa de aquél tiempo de las Vacas
gordas cuando el alimento ponía a Uruguay en
boca de todo el mundo. Cuando la marca Fray Bentos era un sello de
calidad irrepetible, sinónimo de Lo mejor.
En
2008 fue creado el Paisaje Cultural Industrial Fray Bentos, propuesto
por el gobierno uruguayo a la UNESCO, está a punto de recibir un
merecido reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, porque allí
nació la revolución industrial sudamericana.
—La
Unidad Tecnológica Fray Bentos se desarrolla entre los vestigios de
la mayor innovación agroindustrial que ha conocido el mundo en
siglos pasados, en un espacio del Complejo
Liebig—Anglo,
al servicio de emprendimientos y emprendedores industriales del
litoral del país. La iniciativa responde a la necesidad de extender
los servicios del LATU a una región del país considerada
estratégica, afianzando el rol del Estado en el apoyo a los
desarrollos productivos y de investigación.
El
Laboratorio Tecnológico del Uruguay allí también controla el
cumplimiento de las normativas ambientales y productivas. Ofrece
asesoramiento al sector forestal en puesta a punto y desarrollo de
innovaciones tecnológicas, asistencia técnica a la fabricación de
pulpa de celulosa y papel, y a la cadena de la madera sólida y sus
derivados.
Sus
técnicos realizan evaluaciones ambientales, diseño de planes de
monitoreo y puesta en práctica de programas de producción más
limpios, y comparte una herramienta para la protección de los
recursos acuáticos y ecosistemas intervenidos por la industria.
—La
Unidad Tecnológica Fray Bentos posee un Laboratorio de Microbiología
que realiza ensayos acreditados en las matrices de alimentos y
ambiente. Dentro de un espacio de 900 metros cuadrados con
infraestructura de primer nivel funcionan los laboratorios
Microbiología, Monitoreo Ambiental, Forestal, Mantenimiento y
Administración.
El
Espacio Interactivo en Ciencia y Tecnología, dedicado a la educación
y divulgación, al aprendizaje creativo, estímulo de la creatividad,
el espíritu crítico y emprendedor de niños y jóvenes, con
preferencia de los ámbitos suburbano y rural.
—En
1868 los ingenieros del Saladero Liebig diseñaron y construyeron la
primera bomba hidráulica de compresión instalada en el país, y ese
mismo año iniciaron los estudios para producir extracto de café,
antecedente del instantáneo. La tarea fue supervisada por Justus
Liebig en Múnich y continuada por uno de sus alumnos: Henri Nestlé.
—Entre
fines de 1869 y principios de 1870, se realizaron los primeros
experimentos para fabricar leche condensada y huevos disecados, y al
mismo tiempo era lanzado un proyecto de elaboración de albúmina de
sangre.
—Para
cooperar con el ejército alemán, en Fray Bentos se intentó
fabricar nitroglicerina como subproducto especial de la gordura de
carne, un plan secreto que no se concretó por falta de resultados.
—En
1872 el médico y químico C. Kemmerich estudió las cualidades y
usos sanitarios de la yerba mate. Poco después remitió las muestras
para que colegas alemanes estudiasen los “efectos psicológicos”
de la infusión.
—En
marzo de 1873, el primer barco con sistema de frío del mundo, Le
Frigorifique, realizó su viaje inicial con
productos de la Liebig.
El
nombre de Fray Bentos fue de los primeros en llegar a la luna. El
imaginativo Julio Verne, cuando describió la dieta de sus viajeros
en la novela Autour de la lune,
hizo que sus astronautas bebieran un sustancioso caldo hecho con
extracto de carne.
—En
1883, en Fray Bentos se encendió la primera lamparita eléctrica de
América del Sur, al mismo tiempo que en Río de Janeiro y La Plata.
Fue comprada a la Edison Co,
e importada directamente desde la planta estadounidense de Ohio. “Se
colocaron sesenta picos idénticos a los del gas en la playa de
matanza, en el galpón de la fabricación del extracto, en los
salones que ocupa la escuela y en el club. Antes de haber adquirido
toda su intensidad se midió aquella, dando como resultado igual a la
luz de diez y nueve velas de estearina por cada lámpara o pico.”
La crónica del diario El
Ferrocarril, de agosto de ese año, fue un
homenaje al departamento de Río Negro. “Le
cabrá la gloria de ser el primero donde se haya reemplazado el
candil y la lámpara de kerosene por la luz eléctrica, una de las
más grande conquistas del progreso humano.”
Recién a mediados de junio de 1886 se inauguraron en Montevideo diez
picos de luz en la Plaza Constitución.
Museo Interactivo
Espacio Ciencia
Prohibido
no tocar
Creado
en 1995, es un servicio dedicado a la divulgación del conocimiento
científico y tecnológico, reconocido por sus recursos didácticos,
su originalidad y por ser pionero en América Latina. Un centro de
interpretación patrimonial que permite la libre participación, la
creatividad y el espíritu crítico, de jóvenes de cero a 80 años.
—Cuando
bajaron del ómnibus, en la parada de Avenida Italia y Bolonia, las
tres hermanas se hacían bromas entre ellas, adelantándose a una
experiencia novedosa que en minutos iban a compartir.
—Enana,
si sentís que la electricidad te corre por el cuerpo o se te
enciende la nariz, no te asustes que es sólo un juego, científico,
pero sólo un juego
—le advertía María Clara, de 16 años, estudiante de
bachillerato, a Bruna, de diez.
—¡Qué
me voy a asustar!, si ya vine con la escuela. Sé que no voy a quedar
pegada, aunque la corriente me pase de los pelos a los pies ¡Conozco
todos los trucos!
—respondió la más pequeña, mientras recordaba que su sueño era
ser la primera astronauta uruguaya.
—Genial,
si ahí adentro hay una nave espacial, seguro que te mandamos a la
Luna, ¡por favor quedate por allá!
—le suplicó a las risas Sofía, la mayor, de 20, estudiante de
Psicología, a quien le encanta el diseño gráfico e industrial.
—Era
el último domingo de las Vacaciones de Julio, cuando las tres
hermanas salieron solas por primera vez, sin sus padres.
—No
se olviden que soy la más vieja y la que sabe más de ciencia y
tecnología, ¡y me hacen caso!
—alertó
Sofía a sus hermanas, con dudosa seriedad.
—No
te la creas nena, porque ya sabés que nos dejan salir solas tan
lejos de casa, porque venimos al Espacio
Ciencia!
—fue el comentario de Bruna, cuando llegaban a la puerta del LATU.
—El Museo Interactivo Espacio Ciencia es una experiencia innovadora que se desarrolla en un sitio amigable, plenamente adecuado para sus funciones educativas y recreativas. En la actualidad recibe más de 50 mil visitas en la temporada de cinco meses cuando permanece abierto. Del total más de 60% son estudiantes del sistema educativo formal y no formal.
—Su
acción social se refleja en toda la población, porque un tercio de
nuestros invitados viene desde los sectores más vulnerables de la
capital y del interior del país
—afirma
la ingeniera Martha Cambre, responsable del servicio.
Espacio
Ciencia diseña y
produce exhibiciones a medida de los más diversos sectores
educativos y sus intereses. También
se han realizan muestras itinerantes que nos acercan a los puntos
más cercanos y más distantes del país
—anota la anfitriona, experta en didáctica.
—Sofía, María Clara y Bruna fueron recibidas por una estudiante de la Facultad de Ciencias que forma parte de un equipo interdisciplinario de animadores culturales que también incluye a las facultades de Química y Psicología de la Universidad de la República, de Ingeniería y de la Licenciatura en Biotecnología de la Universidad ORT.
—Es
fundamental que tengamos la cabeza y las manos libres, para realizar
y disfrutar muchas experiencias, tan educativas como divertidas
—propuso
con una sonrisa, la joven entrenada para motivar la participación y
estimular la indagatoria de los visitantes, en especial los más
pequeños.
—¡A
esta gurisa la conozco —comentó
Sofía a sus hermanas, mientras cruzaba miradas con la anfitriona,
que aparentaba su misma edad.
—Las
tres recorrieron los 2.000
metros cuadrados del museo interactivo disfrutándolo como si fuera
un parque temático de diversiones. Desde
la de Electricidad y Magnetismo, dedicada a fenómenos eléctricos,
donde están las bolas y el tubo de plasma o el generador de Van der
Graff, al Viaje a la Antártida, que recrea el ambiente y el trabajo
científico en el Continente
Blanco y que
informa sobre la actividad de la Base
Artigas, la flora,
fauna, y otras como El Hormiguero, Arte Rupestre, El Sistema Solar,
entre tantas más.
—Cuando
pasaron frente a reproducciones de las pictografías de Chamangá, el
mayor yacimiento prehistórico del país, ubicado en el departamento
de Flores, a María Clara se le ocurrió hacerle una broma a su
hermana menor.
—Bru,
no toques esa piedra pintada que tiene más de mil años y se puede
romper. ¡No le arruines el trabajo a los arqueólogos!
—le advirtió entre risas.
La
guía, que estaba cerca de ellas, le respondió:
—¡Aquí
está permitido tocar todo! ¡Lo único que está prohibido es no
tocar!
—Respira
Uruguay es una
exhibición temporal concebida para difundir los efectos del
tabaquismo, seleccionada por la Directora de la Organización Mundial
de la Salud para su presentación en la Tercera COP Sudáfrica 2008,
del Convenio Marco del Control del Tabaco en Sudáfrica. También
obtuvo una mención especial por su aporte didáctico en el Primer
Premio de Ibermuseos 2010.
—Además
de sus 30 exhibiciones, permanentes y temporales, Espacio
Ciencia está
actualizado en las últimas tendencias en museológicas,
museográficas, y en pedagogía museística, con talleres y
actividades especiales diseñados por el estímulo del pensamiento
científico en niños y jóvenes.
—Nuestro
principal objetivo es promover la participación del niño, quien, al
interactuar con ella, puede descifrar y comprender el mensaje que se
intenta transmitir. Aspiramos a tener un museo que sea punto de
partida y que se comporte como un círculo virtuoso de un proceso
pedagógico —explica Martha Cambre.
—Entre
la exhibición y la educación, Espacio
Ciencia apuesta
fundamentalmente a desarrollar un proceso educativo enriquecido por
la exhibición. Una muestra interactiva y lúdica que optimice y
enriquezca la experiencia de aprender, pero también la de construir
significados
—confirma la anfitriona.
—En
1996 la Cité de
Sciences et de L’Industrie de
París designó
a Espacio Ciencia
como uno de los Diez
Centros de Ciencia y Tecnología del Mundo.
También aquel año la Asociación de Dirigentes de Empresas le
otorgó una Mención Especial como emprendimiento de apoyo a la
comunidad.
—Desde
1997 es miembro activo de la Red de Popularización de América
Latina y el Caribe y en 2002 recibió el Premio
Morosoli, de la
Fundación Lolita Ruibal, por su aporte al desarrollo científico
entre los jóvenes.
—Las
tres hermanas se pasaron una tarde de domingo en Espacio
Ciencia, un museo
tan divertido, que no se dieron cuenta que era la hora de cierre.
Cuando se iban, Sofía no pudo más con su curiosidad y se atrevió a
preguntarle a la guía.
—Nos
conocemos, ¿no? pero te miro y te miro y no me doy cuenta.
—¡Claro
que nos conocemos! Íbamos al mismo liceo, vos estabas en el
Bachillerato Biológico y yo en el Científico —recordó
la simpática anfitriona.
—¡Qué
memoria! ¿Cómo hacés? —le
respondió Sofía, con espontánea admiración.
—Es
una de las ventajas que tiene trabajar en Espacio
Ciencia, ¡te
ejercita la mente! —le
contó la jovencita, entre risas, mientras le sugería:
—¿Por
qué no te presentás? A principios de año podés llevar tus
antecedentes en la Sección Capital Humano del LATU.
—¿Por
qué no? ¡me encanta!
—comentó Sofía antes de despedirse, al tiempo que miraba a sus
hermanas para anunciarles:
—Chicas,
la próxima vez que vengan a Espacio
Ciencia, las voy a
recibir yo.
Las
tres se fueron caminando a la parada de Avenida Italia y Bolonia, de
regreso a casa, luego de una tarde inolvidable, de ciencia,
tecnología, diversión, independencia y fraternidad.
Medio
siglo del Laboratorio Tecnológico del Uruguay
Estructura
editorial
—El
título alude a los treces edificios del Parque Tecnológico ubicado en Avenida Italia y Bolonia, que
refieren a ejemplares arbóreos.
—Los
artículos estarán organizados en doce capítulos en los que se
alternarán crónicas, biografías, informaciones, frases textuales:
reflexiones, opiniones, dichos de entrevistados actuales y referentes
históricos.
—Los
artículos de cada capítulo serán independientes entre sí,
comenzarán y finalizarán dentro del mismo espacio de lectura, pero
también tendrán una continuidad narrativa que podrá leerse como
una historia del tema abordado.
—El
libro tendrá una notoria predominancia de sus valores artísticos y
visuales.
—Las
imágenes pasadas y actuales serán editadas a manera de un recorrido
visual por la vida del LATU, sus historias, sus personajes, sus
servicios, sus espacios físicos.
—Cada
artículo tendrá un máximo de 2.000 caracteres con espacios
incluidos.
—El
estilo narrativo será testimonial,
entre periodístico y literario. La idea es encontrar un lenguaje en
el que se pueda contar a cualquier persona la interminable cantidad
de actividades científicas que se desarrollan en LATU.
—Será
titulado con creatividad, buscando la emoción del recuerdo, toques
de humor siguiendo una línea de tiempo.
II. Doce capítulos sugeridos
II. Doce capítulos sugeridos
1.
Prehistorias de calidad.
Una crónica sobre la
evolución del concepto de calidad, normas e instituciones dedicadas
al control y la certificación, en el mundo, la región, el país.
2.
Memorias de innovación.
Del Laboratorio de Análisis y Ensayos (LAE) al
LATU. Historias, anécdotas y biografías de los pioneros de la
institución y sus antecedentes.
3.
Latu, latus. (“Latu,
significa lado o cara, en latín).
Misión y visión,
principios y valores, calidad que promueve calidad. Alianzas para el
desarrollo, presencia en foros nacionales e internacionales, acuerdos
institucionales, reconocimientos.
4.
Trazas metrológicas. Una
evolución del concepto de mejora continua, sustentabilidad,
trazabilidad, gestión y evaluación. Metrología como aseguradora de
calidad: científica, industrial, legal. Servicios analíticos:
equipamiento y desarrollo de análisis. Apoyo al sector lácteo, a la
agroindustria y los forestales.
5.
¡Te garanto! Una
crónica sobre normas, sellos, certificados de calidad, y la
creación de valores en gestión del desarrollo tecnológico.
Certificación de exportaciones, de alimentos industrializados y
bebidas importadas, juguetes, calefones, cascos. Certificación IWTO
de la lana. Oficina Técnica de Generadores de Vapor.
6.
Futuro continuo.
Investigación, desarrollo, innovación y transferencia en:
alimentos, inocuidad alimentaria, plantas piloto y unidad de
irradiación, productos forestales, textiles y vestimenta,
biotecnología, modelos de gestión, desarrollo local, transferencia
de tecnología en la gestión pública y privada, información
técnica. Desarrollo de productos nuevos o
modificaciones de los existentes, con el respaldo de los análisis
nutricionales y microbiológicos necesarios, evaluaciones
sensoriales con potenciales consumidores. Estudios de vida útil de
alimentos. Desarrollo de proyectos de
innovación tecnológica en conjunto con empresas e instituciones,
con posibilidad de transferencia tecnológica (I+D+i).
7.
Importa lo que exporta.
El LATU como promotor del comercio exterior y apoyo a las empresas
industriales. Admisión temporaria, Toma de Stock. Régimen
devolutivo (Drawback), Certificado del uso Industrial de azúcar
refinado y del uso apícola. Desarrollo de tecnologías a pedido de
las industrias, consultorías.
8.
El bosque de los ingenios.
Un reportaje patrimonial, tangible e intangible, del Parque
Tecnológico del LATU. Una historia del espacio, su construcción,
evolución, actividades, instituciones y empresas que comparten el
sitio.
Una
recorrida por sus edificios productivos: Los
Nogales, Los Naranjos, Los Tilos, Los Laureles, Los Pinos, Los
Sauces, Los Ceibos, Los Talas, Los Cedros, Los Olmos, Los Olivos, Los
Abetos, Los Robles. La
Unidad Tecnológica Fray Bentos, una propuesta de desarrollo local en
el antiguo Saladero Liebig y Frigorífico Anglo, un espacio
industrial, histórico y cultural cerca de ser declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO.
9.
Ideas en el Parque.
Centro de Incubación de Empresas (Ingenio). Centro de Desarrollo de
Empresas Tecnológicas (CDET). Centro de Desarrollo del Conocimiento
(CDC). Centro de Reuniones y Eventos (CRE). Organización de
simposios y conferencias internacionales que apoyen la innovación y
el
desarrollo
de alimentos en la industria, actualizando los conocimientos y
oportunidades de los profesionales y los estudiantes
10.
Espacios y Ciencias.
Conocimiento interactivo. Crónicas sobre Espacio Ciencia, un centro
de difusión y educación continua en desarrollos tecnológicos y de
la calidad.
11.
Transparentes, solidarios, responsables.
Reflexiones e informaciones sobre los conceptos de integridad,
transparencia y confidencialidad. Innovar en Responsabilidad Social
Empresaria. Compromiso con el ambiente.
12. Sin cuenta. 50 biografías breves de innovadores uruguayos.
12. Sin cuenta. 50 biografías breves de innovadores uruguayos.
Me gusta el proyecto. También la crónica previa. De chicos pasábamos por la quinta camino a la Costa de Oro y era un contraste más que notable ver a un lado de Av Italia la Tienda Inglesa y enfrente las tierras cultivadas de Mendizábal. ¡Qué viejos estamos!
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