A
corazón abierto
El marcapaso que implantaron Fiandra y Rubio fue fabricado en 1958 por la corporación sueca Siemens Elema. (Archivo Fiandra) |
Sobre la base del artículo publicado en el fascículo Nº 8 de la serie Inventos Uruguayos (Trocadero Gabinete DDiseño para El País, Setiembre de 2011).
La
historia comenzó a gestarse en 1952, cuando el estadounidense Clarence
Crafoord, precursor de la cirugía cardíaca, visitó Montevideo para presentar
los últimos progresos de su especialidad. Crafoord luego cruzó a Buenos Aires,
acompañado por un estudiante uruguayo que lo había sorprendido por su saber y
su creatividad. Era Orestes Fiandra, quien al año siguiente, tras recibirse,
fue becado por el Instituto Karolinska de Estocolmo para entrenarse en
cateterismo cardíaco, el procedimiento previo a la cirugía cardíaca.
Orestes Fiandra y Roberto Rubio en 2000. (Archivo Fiandra) |
El
científico sueco le respondió que la idea era muy buena en teoría, pero creía que
el germanio tenía un consumo que superaba las baterías con las que se podrían
alimentar aquellos instrumentos, y tampoco tenía pruebas de que el cuerpo
humano pudiera tolerarlos. “¿Qué podía hacer yo, un joven médico sudamericano,
con algunos conocimientos de electrónica frente a ese gran hombre? No volvimos
a hablar más del tema durante mi estadía en Estocolmo”, solía contar Fiandra.
Placa de homenaje a los médicos uruguayos Orestes Fiandra y Roberto Rubio, en el edificio del CASMU Nª 1, Colonia y Arenal Grande, Montevideo. (Archivo CASMU) |
Cuando
se dio cuenta que el problema era su consumo demasiado elevado para las
baterías existentes, sugirió la utilización de tres acumuladores de níquel
cadmio que generaban 50 microamperes hora cada uno, que podían ser recargados
por inducción con una bobina aplicada en la pared abdominal. Elmqvist no creyó
en la idea, pero aceptó fabricar un prototipo con esas características, por la
insistencia del cardiólogo uruguayo y su paciente, y porque ambos se comprometieron
a asumir la responsabilidad del resultado final.
Una medida para comparar. (Siemens Elema) |
Con
el resultado a la vista, Elmqvist fabricó otros dos marcapasos similares. Uno implantado
en el Hospital San Jorge de Londres, el
31 de marzo; otro en el Hospital de Buffalo, Estados Unidos, donde un equipo
multinacional y multidisciplinario lo colocó el 6 de junio de ese mismo año. Lo
distinto entre las tres hazañas fue su difusión. Una permaneció reducida al
ámbito académico. Las otras fueron celebradas como hitos de la medicina mundial,
por los medios de comunicación anglosajones.
La
paciente uruguaya sobrevivió sin sufrir otras crisis de Adams-Stokes, hasta
fines de 1960, cuando falleció por una septicemia no vinculada con su enfermedad.
Su esposo donó el marcapaso como un aporte a su fabricación nacional, y como un
gesto profundo de admiración y agradecimiento. Orestes Fiandra y Roberto Rubio
fueron dos pioneros de la cirugía cardíaca del mundo, quienes, con palmaria
“uruguayez”, apenas recibieron el mínimo homenaje de una placa colocada con
discreción en la planta baja del antiguo edificio de Colonia y Arenal Grande.
En
1999 la revista PACE publicó diez
casos descriptos por Fiandra, sobre pacientes que habían superado los 100 años
con marcapasos fabricados en Uruguay.
Adams-Stokes
Es
un síndrome cardiovascular que se refleja en una bradicardia (lentitud anormal
del pulso), con pérdida repentina del conocimiento, paro cardíaco momentáneo y
violentas convulsiones musculares de uno o más miembros del cuerpo. Se denomina
así por sus descubridores: el cirujano irlandés Robert Adams y el médico inglés
William Stokes.
Era
un cilindro dentro de una cobertura de epoxi-resina Araldit, cuya superficie
lateral tenía una lámina metálica interrumpida en un sector para permitir el
acceso de la inducción hacia una bobina por donde emergía el electrodo que se
implantaba sobre el ventrículo izquierdo. La inducción eléctrica era creada por
un equipo accionado por corriente de 220 voltios transmitida por un generador que
se colocaba en la pared abdominal.
Tarda,
pero llega
La
hazaña pionera de Fiandra y Rubio fue reconocida en Estados Unidos casi cuatro
décadas después de concretada, luego de rebatida la tesis que señalaba al
cardiólogo Ake Senning como el primero que realizó un implante exitoso de
marcapaso. En realidad, Senning fue el primero en realizar el procedimiento, el
8 de octubre de 1958, pero que falló a las tres horas. Lo intentó nuevamente en
noviembre de 1961, pero tampoco funcionó. Finalmente, en enero del año
siguiente colocó un modelo de mercurio-zinc que resultó eficiente en el corazón
del paciente sueco Arne Larsson. Seymour Furman, editor de la revista PACE (Pacing and Clinical
Electrophysiology), en carta del 3 de mayo de 1997, le escribió a Fiandra que la
tesis uruguaya había sido confirmada por
el Comité Histórico de la Sociedad Norteamericana de Electrofisilogía y
Marcapasos.
Nació
el 9 de febrero de 1917, muy cerca del paraíso, en Castillos, a pasos de la costa atlántica uruguaya, pero su niñez y
adolescencia transcurrieron en capital departamental Rocha. El eminente cirujano cardiovascular
recordaba con calidez su relación personal y científica con Orestes Fiandra. “Nos
conocimos estudiando en Suecia. Juntos colocamos un marcapaso del laboratorio
Elema, pero, con los años la técnica cambió. Primero a través de la toracotomía
y luego por el abordaje de una vena, que es mucho más sencillo”, era su humilde
comentario sobre una proeza legendaria. Contaba con una foja difícil de
igualar: catedrático y decano universitario, consultante nacional e internacional,
dirigente gremial, activista democrático en tiempos de dictadura, y médico
personal de Wilson Ferreira Aldunate a quien atendió hasta su último día.
Roberto Rubio falleció en 2010.
En 1959 el doctor Rubio intervino a una joven veinte años que sufría Tetralogía de
Fallot, por entonces una enfermedad congénita mortal derivada de una arteria
pulmonar estrecha.
Arteria
crítica
Rubio
fue el primer médico iberoamericano, en 1956, que trató una lesión grave en una
arteria crítica mediante innovador procedimiento de sutura que le permitió
recuperar el miembro de un joven apuñalado. “Había sufrido seccionamiento de
arteria y vena femoral, que antes se ligaban y, casi siempre, después se
amputaba el órgano”, explicaba el notable cirujano.
Nació
el 4 de agosto de 1921 en Montevideo, pero vivió su niñez en la coloniense
Nueva Palmira, que lo declaró su ciudadano más ilustre. Muy joven soñaba con
ser ingeniero, pero se recibió de médico, una profesión que orientó hacia la innovación
en el estudio del sistema cardiovascular. En la década de 1950 lideró las
técnicas de perfusión extracorpórea y
hemodinamia en las operaciones a corazón abierto. Fue reconocido como uno de
los más notables cardiólogos latinoamericanos del siglo XX, recordado por su enseñanza de la especialidad a través
de innovadores modelos electro-acústicos. Fue creador del Instituto Nacional de Cirugía Cardíaca, catedrático de la Facultad de Medicina,
presidente del Instituto Nacional de Cirugía Cardíaca, del Centro de
Construcción de Cardioestimuladores del Uruguay, académico titular de la
Academia Nacional de Medicina y miembro de la Academia de Ciencias de Nueva
York. Orestes Fiandra falleció el 22 de abril de 2011.
Un
corazón artificial implantable, un electrodo de autofijación y un electrodo
para estimulación eléctrica de tejidos vivos, fueron tres patentes científicas
registradas por Orestes Fiandra.
Primer marcapaso. (CASMU) |
Fue la gran innovación estratégica concebida por Orestes Fiandra, con apoyo de la Academia Nacional de Medicina y el Instituto Nacional de Cirugía Cardíaca. Fue creado por ley de 1980, tras catorce años de oposición de los ministros de Economía de turno, para colaborar con los pacientes cardíacos que no podían adquirir un marcapaso. “El FNR ha sido ponderado por todos los gobiernos, desde su nacimiento. Cuando hace poco, tras dura lucha, el presidente de los Estados Unidos pudo sentirse satisfecho, como lo manifestó públicamente, porque en su país todos los habitantes iban a tener derecho a diálisis renal ¡30 años después que nosotros! me hizo pensar que en este pequeño pero honorable país lo podemos hacer con muchas otras tecnologías de alto costo”, afirmaba el científico en 2010.
Es algo maravilloso los logros de estos dos médicos uruguayos yo nací con un problema en el corazón un CIV una comunicación entre ventrículos creo que se dice así me operaron por el año 1969 el doctor fiandra y el doctor rubio fue una operación de corazón abierto una de las primeras en aquellos años fue en el hospital de clínicas en Montevideo el día de hoy tengo casi 55 años tuve tres hijos una vida totalmente normal y el agradecimiento que tengo hacia esos dos médicos es enorme me gustaría contactar con alguno de los y también con el doctor filgueira era estudiante en esos años un saludo grande para ese equipo que le debo la vida
ResponderEliminarUn Grande de la Cardiología a Nivel Mundial.
ResponderEliminarReflexión: Nadie es profeta en su tierra.
Realmente es maravilloso que este país pequeño tenga aportes científicos para mejorar y salvar vidas estoy urgolloso de ser uruguayo
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