Estudiantes,
resistentes y poetas
Sergio Terrazo, inmigrante gallego, gestor cultural, fundador del Unibar. (Ignacio Naón, 2009) |
Sobre la base de los libros: Galicia en Uruguay (Naón y Olveira, 2009), Montevideo Manual del Visitante (KoiBooks, 2011) y Boliches corazón del barrio (Banda Oriental, 2013).
Su
historia comenzó en 1962, cuando el gallego Sergio Terrazo adquirió
un oscuro boliche de “vino y refuerzos” por entonces conocido
como El Universitario. Fueron los propios clientes que le llamaron
Unibar o solamente ”El Uni”.
Terrazo
lo decoró con viejos carteles publicitarios, de notable vigencia
artística, jarras de cerveza y objetos de indudable valor
patrimonial. Sus ventanas a la calle iluminan las mesas de madera y
mármol, sillas vienesas y un mostrador ecléctico típico de la
última etapa de los boliches de barrio. Un atractivo espejo en forma
de faja ancha, que cubre todo el perímetro del salón, crea un
ambiente especial: en las mañanas por el reflejo del sol, en las
noches por las luces de la ciudad. Allí se amparan profesores
madrugadores, que toman un café con leche con media lunas mientras
corrigen escritos, tanto como alumnos del nocturno que a última hora
se citan para beber una cerveza sin tiempo.
Cerveza verde y dos por uno, en el "after" del Uni. |
Por
sus mesas han pasado varias generaciones de profesores, funcionarios
y estudiantes de Derecho. ”Venir es una tradición de la
Facultad, antes o después de una clase o un examen, y un rito para
los que se reciben. Es nuestra seña de identidad, donde compartimos
preocupaciones personales, profesionales y académicas”, evoca
la abogada y docente Paola Maeso,
cliente del Unibar.
“Casi
en la frontera del minibar, su espacio ha sido utilizado con
escrupulosa minuciosidad, como si se tratara de equipar la estrecha
cabina de un barco, pero, el protagonismo, de día o de noche, lo
asume la luz”, afirma el arquitecto Nery González.
Su equipamiento interior y decoración le otorgan una fuerte
identidad que refuerza una tradición intelectual. Con espíritu
joven, y con la sensibilidad de la familia Terrazo.
Boliche Patrimonial
Es el título que le ha otorgado la Comisión Cafés y Bares con Historia que comparten el Ministerio de Turismo, la Intendencia de Montevideo y el Centro de Almaceneros Minoristas Baristas y Afines (CAMBADU). Es uno de los atractivos mayores de la actividad Boliches en Agosto y del Día del Patrimonio, cuando se realizan actividades culturales y artísticas que buscan revitalizar su acervo material e inmaterial y de esta forma preservar esa idiosincrasia que también hace al ser montevideano.
Cerveza Verde
Es la mayor rareza gastronómica del Unibar, convertida en una especialidad y tradición de la casa desde el momento de su apertura. Es una bebida similar a la irlandesa a la que se le añade un toque de licor que le cambia la apariencia y el gusto, secreto rigurosamente conservado.
“Pasaron cosas muy fuertes”
Boliche Patrimonial
Cerveza Verde
Es la mayor rareza gastronómica del Unibar, convertida en una especialidad y tradición de la casa desde el momento de su apertura. Es una bebida similar a la irlandesa a la que se le añade un toque de licor que le cambia la apariencia y el gusto, secreto rigurosamente conservado.
“Pasaron cosas muy fuertes”
“El
Uni era un punto de reunión política y gremial en dictadura. No
había comités, pero nuestro boliche fue un centro de resistencia.”
“Una
vez, siendo muy chico, estaba sentado cerca del mostrador cuando una
bala me pasó cerca de la cabeza. Era para dos gremialistas que
ocupaban una mesa. El proyectil pegó en una columna; dejamos la
marca como testimonio aquel tiempo.”
La esquina de Guayabo y Eduardo Acevedo. |
“Me
gusta trabajar, pero me perdí muchas cosas, sobre todo de mis hijos.
Lo pongo en la balanza y me doy cuenta que es más lo que perdí que
lo que gané. El bolichero es muy solitario.”
“Mi
padre siempre dice que si el escalón de la puerta está sucio,
también lo está adentro del boliche. Soy muy cuidadoso de mantener
limpio el escalón.”
Fernando
Terrazo, propietario del Unibar.
Sergio
Terrazo
Su
historia personal merece ser conocida. Nacido en Orense, fue
artesano, ebanista y republicano trashumante. Estuvo exiliado en
Portugal, Francia y Brasil, antes de quedarse en Montevideo
agradecido por el trato a los desterrados del franquismo. En la
década de 1950 fue fabricante de plumeros artesanales, que él mismo
vendía puerta a puerta. También fue propietario del bar El
Chevrolet, en Punta Carretas, donde concibió el café intelectual
que luego transformó en realidad: el Unibar.
Coco
Una historia que conmueve es la de Erlindo Coco Herrera, mozo del Unibar durante 42 años. “Todos lo buscaban para charlar, profesores y alumnos, porque siempre tenía una frase exacta en el momento justo”, recuerda Fernando Terrazo.
Coco
Una historia que conmueve es la de Erlindo Coco Herrera, mozo del Unibar durante 42 años. “Todos lo buscaban para charlar, profesores y alumnos, porque siempre tenía una frase exacta en el momento justo”, recuerda Fernando Terrazo.
“El
final de su historia fue muy triste. Le había salido la jubilación
un jueves, y el viernes le anunciamos que le estaban organizando una
gran despedida, a la que nadie iba a faltar. A la una de la mañana
me entregó la bandeja, nos miramos y largó unas lágrimas. Fue
hasta la máquina de café y allí cayó como si el corazón le
hubiese explotado. Su último día de trabajo también fue el último
de su vida. Murió como él quería, entre los clientes.”
Erlindo
Herrera fue homenajeado con la edición de un libro biográfico que
cuenta sus anécdotas. La obra es una narración colectiva, en la que
intervienen decenas de clientes: El Coco de blanco y negro, de
Editorial Latina.
“Fue
el 9 de noviembre de 1983. Estábamos reunidos en el Unibar antes de
ir hasta los Conventuales, donde funcionaba la sede de la ASCEEP.
Cuando íbamos por la calle Guayabo nos emboscaron. Fue una
carnicería, nos pegaron como nunca antes. Cuando fui subsecretario
del Ministerio del Interior le pregunté a un oficial que había
intervenido en aquel ataque: ¿por qué? El hombre fue sincero: la
orden había sido rodearnos y pegarnos duro. Fue la últimas
represión contra los estudiantes.”
Juan
Faroppa, abogado y docente de Facultad de Derecho.
La
oreja en el mostrador
Roberto Musso, líder del Cuarteto de Nos, con Marcelo Fernández en el Unibar. (Boliches corazón del barrio, Canal 10) |
“El
boliche era una prolongación de nuestra casa, la de mi hermano y la
mía, y la de Santiago Tavella. Más que acodado al mostrador siempre
estaba con la oreja atenta. Del boliche saqué muchas frases e ideas.
Así compuse canciones con las que me conecté emocionalmente. Bo
cartero y el Pitito
forman parte de mi pasado, pero no podría escribirlas ahora. El
putón del barrio existe, no es un invento. En el fondo es
una letra de tango que cuenta la historia de una chica con la que
compositor se terminó casando pese a todos los rumores que se decían
sobre ella. El
día que Artigas se emborrachó tuvo una repercusión que
nunca imaginamos. Fue el tema más criticado, pero también el mas
vendido.”
“Al
principio tomábamos medio y medio de boliche, mitad caña, mitad
vermouth y a veces un poco de amarga, luego grappa con miel o con
limón, después un whisky nacional y cuando las cosas andaban bien
nos tomamos un importado.”
Roberto
Musso, compositor y vocalista de El
Cuarteto de Nos.
“Siempre
andaba en la vuelta, como Mandrake
Wolf y otros músicos. Pero Eduardo me preocupaba más que los otros.
Caminaba por Guayabo de un lado para el otro. Cuando entraba pedía
un café y un pan con grasa, y así se quedaba horas sentado.
Arrancaba servilletas que llenaba de estrofas y signos musicales, las
arrugaba y las tiraba. Fui guardando esas servilletas, que luego me
pidieron varias veces, pero si él no quiso que fueran canciones, hay
que mantener el secreto. Las conservo como un tesoro.”
Fernando
Terrazo.
“El
Uni fue y será siempre un punto de encuentro entre jóvenes que
piensan en como cambiar las cosas.”
Juan
Casanova, vocalista de Traidores.
“Comenzamos
a venir al Uni en tiempos fermentales, cuando se crearon y se
desarrollaron la mayoría de las bandas uruguayas de rock.”
Pedro
Dalton, vocalista de Buenos Muchachos.
Refugio, La Peña, El Jardín, Universitario
Pero
no sólo los artistas se daban cita en este lugar, también eran
clientes asiduos otros personajes vinculados a la política como
Huidobro, Zabalza, Ramírez, Alba Roballo, por lo que el bar era una
especie de tertulia donde se cocinaba todo. Fernando recuerda
una anécdota transcurrida en la década de 1970, cuando en un momento
de tiroteos y peleas se bajaron las cortinas del lugar para cuidar al
público que estaba adentro. La gente estaba tirada en el piso y en
un momento quedó una puerta abierta y se metió al lugar un coracero
a caballo. Sergio, su padre, se puso delante y le dijo que salía en
nombre de todos esos clientes que no tenían nada que ver con todo
eso que estaba pasando afuera. Y el tipo se calmó y se fue.
Refugio, La Peña, El Jardín, Universitario
"Su esquina me trae nostalgia porque retrotrae a la vida de
estudiantes en la lejana, lejanísima década de 1960. La zona
conserva todavía un aire de barrio con toque bohemio, entre el
bullicio de los jóvenes y la tranquilidad que reina después de
terminadas las clases, no obstante su proximidad con 18 de Julio.
Barrio de librerías, de textos y de usados, de los antiguos apuntes
a mimeógrafo y de los actuales fotocopiados. Se agolpan los
recuerdos de cuando dábamos exámenes de Preparatorio y luego de
estudiantes en la Facultad de Derecho. A veces íbamos al Sportman y
otras nos refugiábamos en los pequeños barcitos que daban sobre
Eduardo Acevedo: El Refugio, La Peña, El Jardín y El Universitario,
entre otros cuyo nombre la memoria no registra. Algunos de existencia
fugaz, abrían un tiempo y luego cambiaban de nombre o de dueño,
aunque seguían manteniendo la misma modalidad de clientela de
estudiantes alrededor de una mesa, embebidos en los últimos repasos
o en la preparación de los ferrocarriles previos al examen.Eran
locales pequeños, de mesas y sillas de cármica (la panacea del
mobiliario de entonces), apropiadas tanto para tomar café como para
repasar las últimas bolillas. Amores de estudiante, comentarios de
exámenes, nerviosismo y estrategia para encarar a los profesores o
comentar la justicia o injusticia del resultado, según nos fuera. El
Universitario es el único que se mantiene hasta nuestros días.
Estaba cerca de la Biblioteca Nacional, el Ministerio de Salud
Pública, la Alliance Francaise y la Asociación Cristiana de
Jóvenes, pero la principal clientela siempre fue la de los
estudiantes.
En sus comienzos el bar podía definirse como el recreo de la facultad, el lugar de reunión de los estudiantes, de refuerzos y cafés; quedando las bebidas alcohólicas reservadas para alguna ocasión especial. Luego de rendir algún examen se brindaba con una copa de orujo que se preparaba en la casa o con alguna grappita a la que se le agregaban yuyos, frutas secas, según la inventiva y formula secreta del bolichero. Según nos cuenta Fernando Terrazo, quien actualmente está al frente del lugar, antes era un boliche más bohemio, donde se cocinaba la política entre militantes de la FEUU, sin olvidar a aquellos veteranos habitúes que se instalaban desde horas bien tempranas de la mañana a tomar su copita.
En sus comienzos el bar podía definirse como el recreo de la facultad, el lugar de reunión de los estudiantes, de refuerzos y cafés; quedando las bebidas alcohólicas reservadas para alguna ocasión especial. Luego de rendir algún examen se brindaba con una copa de orujo que se preparaba en la casa o con alguna grappita a la que se le agregaban yuyos, frutas secas, según la inventiva y formula secreta del bolichero. Según nos cuenta Fernando Terrazo, quien actualmente está al frente del lugar, antes era un boliche más bohemio, donde se cocinaba la política entre militantes de la FEUU, sin olvidar a aquellos veteranos habitúes que se instalaban desde horas bien tempranas de la mañana a tomar su copita.
Además
de los estudiantes el lugar presentaba especial atracción para los
músicos. Entre las décadas de 1970 y 1980 se reunían los integrantes
del grupo Zero y de Los Traidores, por lo que Fernando afirma que el
boliche fue la cuna del rock nacional. Entre estos artistas se
hace obligada la mención de Eduardo Mateo, uno de los más
entrañables compositores y músicos de nuestro país, creador de un
nuevo estilo que dio en llamarse candombe beat. Personaje curioso, de
pocas palabras, llegaba al Uni todos los días a la misma hora para
pedir un café y un pan con grasa, mientras se quedaba horas sentado
y arrancando servilletas que llenaba con signos musicales o con
estrofas de letras, muchas de las cuales Fernando aún conserva.
Acuarela del Unibar y su esquina. |
Si
bien en los comienzos del siglo XXI las cosas han cambiado y los
boliches son ahora la movida, el después de Facultad, el UniBar se
mantiene como un testigo y un resabio del pasado que conserva aún
su estatus de típico bar de esquina, que reclama por mantener
la cultura bolichera."
Juan Anonio Varese, escribano público, historiador, escritor, fotógrafo.
Cordón Sur, Cordón Norte
En El Gaucho nace el Cordón. |
José Artigas fue responsable de la
Guardia del Cordón antes de 1805. Allí se casó con su prima
Rosalía Villagrán con la que convivió en una casa del camino Real
a Maldonado, en la actual esquina de 18 de Julio y Carlos Roxlo.
En 1807, el espacio entre la avenida
Rivera y la Universidad fue escenario del mayor enfrentamiento de la
Invasiones Inglesas, el combate del Cardal que finalizó con una
masacre de los defensores de Montevideo, entre ellos el filántropo
Francisco Antonio Maciel.
En
la zona se instalaron los primeros molinos harineros y hornos de
ladrillos, y en 1846, en plena Guerra Grande, arribó el alemán
Johan Friedrich Francke, el primer cervecero de la ciudad, que
promovía su negocio en las afueras del antiguo Cementerio Británico,
donde hoy se encuentra la Intendencia de Montevideo, “Brewer
out the Cim”, decía su
tarjeta de presentación.
En 1861 quedó delineado el espacio
urbano del Cordón, entre la Ciudad Nueva (el Centro), la Aguada,
Palermo, Tres Cruces y el que luego se llamó Barrio Porteño, actual
Parque Rodó.
Cristo del Cordón
Cristo del Cordón. |
El
cruceiro de los hermanos Fernández era un mojón del Cordón. La
noble talla era conocida por los viajeros como “Cristo del Cardal”,
porque a su alrededor proliferaban cardos, en un campo destinado al
cultivo del maíz. Era visible a la vera de un sendero pedregoso y
difícil, iluminado devotamente cada noche, en el mismo sitio donde
hoy se alza el Monumento al Dante, en 18 de Julio y el Pasaje Emilio
Frugoni, entre la Biblioteca Nacional y la Facultad de Derecho.
El
Cristo estaba allí, sufriente, el 16 de enero de 1807, cuando los
invasores ingleses desembarcaron en la playa del Buceo para asaltar
Montevideo a sangre y fuego. Una fuerza de 6.000 soldados británicos,
al mando del general Samuel Auchmuty, avanzó sin pausa a través de
ocho kilómetros de arenales y piedras. A pocos metros del monumento
de los Fernández se enfrentaron con los heroicos pero mal armados
vecinos montevideanos, en feroz y desigual combate que manchó el
maizal con sangre criolla.
El Dante, entre la Biblioteca Nacional y la Univesidad. |
Luego
de la batalla, al pie del Cristo, los derrotados contaron sus
víctimas por cientos, hasta más de mil, mientras el invasor
marchaba rumbo a la muralla que asedió durante dos semanas hasta que
ocupó la plaza montevideana. La invasión finalizó tras la derrota
y posterior retiro de las tropas británicas en setiembre de 1807.
Durante
décadas el monumento evocó el sitio donde cayeron las víctimas del
Cardal, entre ellos José Fernández Bermella. Luego que el antiguo
“Camino al Maldonado” fue ampliado y pavimentado, el Cristo del
Cardal era trasladado a su actual ubicación: la Iglesia del Cordón, de 18 de Julio y
Tacuarembó.
Nuestra Señora del Carmen
Es el nombre de la iglesia conocida como Del Cordón, construida en 1924 por el arquitecto Elzeario Boix. En su fachada sobresale el Cruceiro, Cristo del Cordón o Del Cardal ubicado en una hornacina en el ala izquierda del frontispicio donde todavía se encuentra la imagen. Allí está expuesta a la devoción de los fieles, tras una mampara de vidrio y una artística reja forjada. El Patronato de la Cultura Gallega estampó en la base externa de la hornacina una leyenda en bronce que habla de historias entrañables repletas de vida.
Palacio Municipal
Está implantado en
el límite este de la Ciudad Nueva, que comprendía la extensión del
Ejido. Fue inaugurado en 1942, luego de seis años de construcción,
sobre un proyecto del arquitecto Mauricio Cravotto, que le otorgó el
carácter monumental de los ayuntamientos medievales, con un cuerpo
principal y una torre que representa el poder político urbano, pero que también dialoga con su entorno más
próximo. Su
Explanada,
es un espacio cívico abierto que le otorga amplitud visual al
edificio.
Es el histórico edificio renacentista donde funciona la Facultad
de Derecho, ocupa la manzana de 18 de Julio, Eduardo Acevedo,
Guayabos y el Pasaje Emilio Frugoni. Fue proyectado por los arquitectos Juan M. Aubriot y Silvio Geranio, e
inaugurado el 22 de enero de 1911, durante el rectorado
del abogado Eduardo Acevedo Vásquez.. Un símbolo de la libertad y la
cultura uruguaya es el Paraninfo,
una sala de actos para 700 personas. El
mismo año también fue estrenado el vecino Instituto
Preuniversitario Alfredo Vásquez Acevedo
(IAVA), proyectado por el arquitecto Alfredo Jones Brown.
El espacio público ocupa la manzana de 18
de Julio, Magallanes, Minas y Colonia. Inaugurada en 1855, como
“Plaza Artola”, fue escenario de los últimos fusilamientos públicos, todavía recordados por historiadores y memorialistas.
En su centro se alza la estatua de Juan Antonio Lavalleja, el Libertador uruguayo, y muy cerca surge el monumento A los Bomberos. La imagen de Carlos Vaz Ferreira y Albert Einstein, sentados juntos en un banco, es la réplica en bronce de una foto del 24 de abril de 1925. La obra de Valverde Gil fue inaugurada en 2008.
Los fusilados de la Plaza Artola
A las diez de la mañana en punto del 22 de setiembre de 1871 las campanas de los templos de Montevideo anunciaban a la población la hora del fusilamiento de los cuatro condenados por el asesinato del médico italiano Vicente Feliciangelli. A esa hora los reos salieron de la capilla en la que permanecieron dos días para "reconciliarse con Dios", llevados por guardias que los iban a conducir a su íltimo destino: la Plaza Artola.
Cuentan las crónicas periodísticas de la época que una multitud congregada en el espacio público aguardaba con ansiedad que "se hiciera justicia". Mientras la gente se transformaba en un contorno de la plaza, las azoteas, balcones y las calles estaban colmados por no menos de 25.000 espectadores, según un raconto prudente, pero que de acuerdo a otras cifras no eran menos de 50.000.
Alrededor del cadalzo se formó un cuadrado casi perfecto de 1.500 infantes. Cuando sonaron casi a las once, las bandas de todos los cuerpos, escoltadas por una compañía de sargentos y cabos, anunciaban a tambor batiente la lectura del bando de ejecución.
A las doce y cuarto ingresaron los condenados a la plaza acompañados de los sacerdotes. Todas las miradas estaban fijadas en el fatal asiento, mientras se les leía la sentencia.
"No dieron muestras de mayor alteración de su ánimo. Se pasearon delante del banquillo del brazo del sacerdote respectivo (...) y fumaron con la mayor impasibilidad", enfatizaban las crónicas. Enseguida se les colocó en el banquillo y fueron vendados y maniatados por uno de sus complices en el delito. Uno de los reos se puso él mismo la venda.
En aquella hora partió la primera descarga ordenada por el oficial. Tres de los reos se desplomaron a tierra pues la cuerda que les sujetaba había sido cortada por las balas. El cuarto, protegido por una reliquia, quedo herido; Fue necesario "hacer uso de un tercer llamado de socorro por lo mucho que penaba". Le dieron dos tiros mas.
Al final, las tropas desfilaron por delante de los cadáveres y el público se retiro a almorzar, mientras los niños de las escuelas eran llevados de regreso a las aulas por sus maestros. Así fue el último fusilamiento público realizado en Uruguay.
Nuestra Señora del Carmen
Es el nombre de la iglesia conocida como Del Cordón, construida en 1924 por el arquitecto Elzeario Boix. En su fachada sobresale el Cruceiro, Cristo del Cordón o Del Cardal ubicado en una hornacina en el ala izquierda del frontispicio donde todavía se encuentra la imagen. Allí está expuesta a la devoción de los fieles, tras una mampara de vidrio y una artística reja forjada. El Patronato de la Cultura Gallega estampó en la base externa de la hornacina una leyenda en bronce que habla de historias entrañables repletas de vida.
Palacio Municipal
Palacio Municipal. |
El
ala oeste del Palacio
Municipal, en
Ejido, entre San José y 18 de Julio, es compartida por los museos de
Historia del Arte y el Precolombino y Colonial, con más de 5.000
piezas y un atractivo principal: la momia de una sacerdotisa egipcia
que ha cumplido 2.500 años.
David y El Gaucho
En
la Explanada Municipal hay una réplica del David de Miguel Ángel,
que estuvo ubicada inicialmente en una esquina del barrio del Cordón
y que fue trasladada el 7 de abril de 1958 al concurrido espacio
abierto de la Intendencia de Montevideo. A metros de allí, en la
plazuela Lorenzo Justiniano Pérez, de 18 de Julio y Constituyente,
se alza el monumento al Gaucho, de Luis Zorrilla de San Martín. Fue
inaugurado el 30 de noviembre de 1927 como un homenaje en bronce al
héroe anónimo de nuestras luchas por la independencia.
Biblioteca Nacional
David y El Gaucho
Biblioteca Nacional. |
Biblioteca Nacional
Es un referente del
Cordón, en 18 de Julio y Tristán Narvaja. Fue fundada el 26 de mayo
de 1816, por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, con un
célebre discurso de José Artigas: “Sean
los orientales, tan ilustrados como valientes.” Su
sede actual, una construcción neoclásica de 4.000 metros cuadrados,
fue inaugurada en 1964. A su frente dos monumentos describen su
compromiso con la cultura universal: Sócrates
y Cervantes.
Universidad, IAVA
Facultad de Derecho. |
Fue abierto en
2001, en el Palacio Gastón Guelfi,
entre las calles Magallanes, Cerro Largo, Minas y Galicia. La
propuesta patrimonial recorre los títulos nacionales e
internacionales, los grandes equipos y jugadores que le entregaron
prestigio en el mundo del fútbol. Allí se exponen las camisetas de
Obdulio Varela, Juan Schiaffino, Fernando Morena, múltilples
campeones con la camiseta aurinegra y la uruguaya.
Espacio
de Arte Contemporáneo
Es un ámbito creativo
del Ministerio de Educación y Cultura, que ocupa parte la ex Cárcel
de Miguelete y Arenal Grande, en el límite entre el Cordón y La
Comercial. Está dedicado a la promoción y exhibición de todas las
expresiones plásticas contemporáneas, a través de la
investigación, experimentación e intercambio formativo.
Plaza
de los Treinta y Tres
Monumento y Cuartel de Bomberos en la Plaza de los Treinta y Tres. |
En su centro se alza la estatua de Juan Antonio Lavalleja, el Libertador uruguayo, y muy cerca surge el monumento A los Bomberos. La imagen de Carlos Vaz Ferreira y Albert Einstein, sentados juntos en un banco, es la réplica en bronce de una foto del 24 de abril de 1925. La obra de Valverde Gil fue inaugurada en 2008.
Los fusilados de la Plaza Artola
A las diez de la mañana en punto del 22 de setiembre de 1871 las campanas de los templos de Montevideo anunciaban a la población la hora del fusilamiento de los cuatro condenados por el asesinato del médico italiano Vicente Feliciangelli. A esa hora los reos salieron de la capilla en la que permanecieron dos días para "reconciliarse con Dios", llevados por guardias que los iban a conducir a su íltimo destino: la Plaza Artola.
Cuentan las crónicas periodísticas de la época que una multitud congregada en el espacio público aguardaba con ansiedad que "se hiciera justicia". Mientras la gente se transformaba en un contorno de la plaza, las azoteas, balcones y las calles estaban colmados por no menos de 25.000 espectadores, según un raconto prudente, pero que de acuerdo a otras cifras no eran menos de 50.000.
Alrededor del cadalzo se formó un cuadrado casi perfecto de 1.500 infantes. Cuando sonaron casi a las once, las bandas de todos los cuerpos, escoltadas por una compañía de sargentos y cabos, anunciaban a tambor batiente la lectura del bando de ejecución.
A las doce y cuarto ingresaron los condenados a la plaza acompañados de los sacerdotes. Todas las miradas estaban fijadas en el fatal asiento, mientras se les leía la sentencia.
"No dieron muestras de mayor alteración de su ánimo. Se pasearon delante del banquillo del brazo del sacerdote respectivo (...) y fumaron con la mayor impasibilidad", enfatizaban las crónicas. Enseguida se les colocó en el banquillo y fueron vendados y maniatados por uno de sus complices en el delito. Uno de los reos se puso él mismo la venda.
En aquella hora partió la primera descarga ordenada por el oficial. Tres de los reos se desplomaron a tierra pues la cuerda que les sujetaba había sido cortada por las balas. El cuarto, protegido por una reliquia, quedo herido; Fue necesario "hacer uso de un tercer llamado de socorro por lo mucho que penaba". Le dieron dos tiros mas.
Al final, las tropas desfilaron por delante de los cadáveres y el público se retiro a almorzar, mientras los niños de las escuelas eran llevados de regreso a las aulas por sus maestros. Así fue el último fusilamiento público realizado en Uruguay.
Inaugurado
en 1930, ocupa
una esquina frente a la Plaza
de los Treinta y Tres.
Es un ejemplo de urbanismo castrense, obra del general y arquitecto
Alfredo R. Campos en el espacio del antiguo Cuartel Artola, conocido
como el “Rincón
de los fusilamientos”. Las últimas ejecuciones públicas datan de 1871, cuando cuatro
hombres fueron condenados por el asesinato del médico italiano
Vicente Feliciangeli.
Monumento a Manuel
Oribe
Fue descubierto el 8 de octubre de 1974,
en el espacio público de 18 de Julio y Daniel Fernández Crespo. La
figura ecuestre fue realizada por Federico Moller de Berg en bronce
sobre base de hormigón revestida en ladrillo. Manuel Oribe, segundo
presidente de Uruguay y fundador del Partido Blanco, está vestido de
uniforme militar y en su mano derecha empuña un sable en actitud de
saludo.
Fue inaugurado el 16 de
noviembre de 2009 en la manzana limitada por las calles Daniel Muñoz,
Martín C. Martínez, Eduardo Víctor Haedo y Joaquín Requena. En el
área verde se plantaron especies autóctonas y exóticas, mientras
que en el sector de juegos se encuentra la placa al general Líber
Seregni, político e intelectual uruguayo, líder histórico del
Frente Amplio, partido que hoy gobierna el país. A su alrededor hay
una explanada, una cascada y un estanque.
El
Cordón alberga emblemas de la cultura nacional. El Stella D'ltalia
fue construido en 1895 por el
ingeniero Luigi Andreoni, por encargo de
la Societá
Italiana di Mutuo Socorso.
La Institución
Teatral El Galpón, creada en 1949, es un referente de la escena
uruguaya y latinoamericana, donde se forman actores, directores y
dramaturgos. Otros
teatros del barrio: El Anglo, El Notariado, El Tinglado, La Gaviota.
Es un gran monumento que remata la avenida 18 de Julio, en la entrada del Parque Batlle, un tributo a los patriotas de la Asamblea General Constituyente que sancionó la primera Constitución de la República. La pirámide alargada, de 40 metros de altura, en bronce y granito rosado martelinado, fue realizada por el escultor José Luis Zorrilla de San Martín. Su base luce tres inscripciones en relieve: Ley, Libertad, Fuerza.
Lecturas cordonenses
Ediciones
de la Banda Oriental es un clásico moderno. Fue fundada en 1962 como
editora de autores nacionales y de colecciones de culto para la
intelectualidad uruguaya. Tiene dos locales: en la Cooperativa
Magisterial y en el emblemático Teatro El Galpón, de 18 de Julio y
Minas, Barrio Cordón.
Lecturas cordonenses
Una recorrida por la librerías del barrio se inicia en Papacito, con
sus dos locales en la avenida 18 de Julio, el más visitado frente a
la Intendencia de Montevideo, que forman parte del paisaje de la ciudad. Librería y Papelería Papacito en sus tres décadas se ha transformado en una marca de referencia, con su
extenso horario de atención hasta la madrugada
Ediciones de la Banda Oriental en el Teatro El Galpón. |
Mosca
Hermanos es la más antigua librería montevideana, todavía en
funcionamiento, establecida en 1888, con el nombre de "Popular".
Su sede central de 18 de Julio 1578, del barrio Cordón, era visitada
por notables figuras: José Enrique Rodó, Carlos Vaz Ferreira y Juan
Zorrilla de San Martín. En 1947 recibió su denominación actual,
que es un referente de la literatura infantil y educativa de los
uruguayos.
Losa
Libros es un sitio encantador de la calle Colonia, donde su
propietario, el gallego Manuel Losa resulta un anfitrión sabio y
entrañable. En la calle Tristán Narvaja, escenario de la centenaria
feria dominical, se encuentra Librería Ruben, con su sistema de
canje de volúmenes y revistas, que convoca a miles de lectores cada
semana.
Montevideo
tiene una larga tradición de ferias vecinales al aire libre, con un
emblema de la cultura y la recreación que ha trascendido fronteras:
Tristán Narvaja. La mayor y más popular feria del país se
desarrolla los domingos, desde la mañana temprano hasta avanzada la
tarde por las calles del Cordón norte limitadas por 18 de Julio,
Daniel Fernández Crespo, Miguelete y Minas. Su eje comercial es la
calle Tristán Narvaja, de allí su nombre, donde la oferta de
artículos es tan amplia y rica, como extravagante.
También
es una buena oportunidad para conocer más a fondo la realidad social
uruguaya, mientras se compran libros, casetes, discos compactos o de
pasta, antigüedades, adornos, repuestos, juegos, muebles, mascotas,
ropa, o la pasta del domingo. La Feria de Tristán Narvaja es
una de las postales de Montevideo, inaugurada en 1909. Es casi un
ritual, para montevideanos y turistas.
También
conocido como “De los Judíos”, se extiende entre callejuelas
angostas y pintorescas buhardillas rematadas por mansardas parisinas.
Fue una idea del inversionista catalán Emilio Reus, que también creó un
sector Sur en el actual Palermo. Está ubicado al norte del Palacio Legislativo, en la
zona de Villa Muñoz, entre la avenida General Flores y la calle
Arenal Grande. Construido en dos años, e inaugurado en 1889, parecía un negocio inmobiliario millonario pero
que resultó un rotundo fracaso.
Sus estrechas calles corredor Emilio Reus, Colegiales o el Pasaje de la Fuente, comparten un área patrimonial con la plazoleta Roberto Fugazot. Sus viviendas de dos plantas, unidas entre sí, se asemejan a las tradicionales buhardillas parisinas del arquitecto François Mansard.
Sus estrechas calles corredor Emilio Reus, Colegiales o el Pasaje de la Fuente, comparten un área patrimonial con la plazoleta Roberto Fugazot. Sus viviendas de dos plantas, unidas entre sí, se asemejan a las tradicionales buhardillas parisinas del arquitecto François Mansard.
Mansardas del Barrio Reus. |
Muy cerca de allí, en
la iglesia del Inmaculado Corazón de María, de Inca y Pagola, cada
12 de mayo es venerado San Pancracio. En realidad, el mártir
católico, asesinado en Roma en el año 305, es visitado todos los
meses, en peregrinaciones, misas y una feria que convoca a miles de
creyentes.
Armando
ResponderEliminarbonito o seu blog e interessei-me pela história da sueca. Sou neta de suecos e já estive em Estocolmo. Vou voltar aqui com calma para ler tudo.
Obrigada pela indicação.