Ángeles y Remigio Asenjo, Lucía Cabeza, en retrato familiar montevideano, 1915. (Archivo Asenjo Cabeza) |
Poco antes
de partir hacia Uruguay, a fines del caliente agosto de 1906, el
romántico Remigio le regalaba a su Lucía la sagrada imagen que
luego cruzaría el Atlántico como guía de una historia repleta de fe y confianza. A ella le encantó el obsequio, pero no le sorprendió. Era lógico aguardar ese gesto de un esposo tan tierno y
cariñoso. Lo abrazó fuertemente mientras le repetía al oído que
lo amaba apasionadamente, aunque frente a otros mantenían
una pudorosa relación. La estatuita fue al mueble más cercano a la
cama matrimonial. Todo Valdesoto sabía que el joven emigraba al
lejano Río de la Plata en busca de una oportunidad y en rebelde
actitud contra el servicio militar de la monarquía. Lucía se quedó
en la casa paterna con Ángeles, de menos de dos años. El
reencuentro con Remigio fue en 1910. Debieron cruzar el océano
furioso en una interminable travesía de casi cuarenta días. Pero no
viajaron solas. Fueron acompañadas y protegidas por la «Santina,
pequeña y galana».
La tarde invernal del 10 de agosto de 2004, Haydeé se preparaba para recibir al insistente
desconocido que deseaba escuchar la novelesca historia de sus padres.
Al principio se había negado. «No
sé, por qué.» Así fue hasta
que una noche se sintió placenteramente invadida por sueños
amorosos, que no pudo mantener en secreto.
Para su familia siempre fue Tití. Una hermosa mujer, amable,
seductora y cautivante. Tenía una memoria inusual para sus 87 años
de entonces, ejercitada por la lectura, largos viajes y entrañables
tertulias que difícilmente terminaban antes de la madrugada. «Es
cierto, las historias familiares me brotan con mucha facilidad,
espontáneamente. Son recuerdos de una persona mayor. Retengo cada
detalle de lo que me pasó hace muchos años, pero olvido lo
reciente.»
Haydeé nació en Montevideo,
el 4 de junio de 1917, pero, por sus venas corría sangre de la más
pura estirpe astur. Con dieciocho meses se fue a vivir a Leceñes, el
pueblo de su madre y de su hermana Ángeles. «Viajamos
a buscar una herencia y nos quedamos tres años hasta 1922.»
Las niñas retornaron a Montevideo hablando un perfecto Bable. «Papá
nos esperó con un fonógrafo nuevo. Cuando empezaba a sonar me
subía a la mesa del comedor bailando y cantando: Gracias hombrín
que estáis metido ahí adentro.»
Regresó a la tierra ancestral dos veces más: en 1954 y 1982. La rica experiencia
afectiva y cultural le dejó una fraterna relación con su sobrino
Eloy Noval Cabeza, también leceñés.
Le faltó una materia para recibirse
de química farmacéutica. Conocía todos los secretos de la
profesión, gracias al íntimo contacto con la pujante industria
familiar. Luego intentó seguir el mismo camino, junto con su madre y
su hermana, pero no tenía vocación para los negocios. Prefirió
estudiar Bibliotecología y dedicarse la mejor parte de su vida a
complejos tratados de la Facultad de Medicina de Montevideo.
Haydeé conservaba la
preciosa correspondencia que, durante cuatro inacabables años, fue
el único contacto entre Lucía y Remigio. Las cartas, enamoradas y
discretas, eran tan largas como el tiempo que demoraban en llegar a
destino. También guarda muchas, muchísimas fotos, cuidadosamente
protegidas en cajas de refinada elegancia; indudablemente de otro
tiempo. Las miraba cada vez que necesitó evocar su adorable niñez o
cuando recibía una visita que disfrutaba escuchando sus añoranzas.
Su mayor tesoro era la pequeña
Santina, la misma que acompañó a su madre y a su hermana en la
travesía de 1910, iniciada en Valdesoto. Ambas cruzaron España de
norte a sur, para embarcar en Cádiz rumbo al puerto de
Montevideo, casi cuarenta días después. La virgencita protege aún
el que fuera su dormitorio, amorosamente colocada muy cerca de su cama.
El cuervo de
Luz
Remigio en Ortiguero, antes de los veinte años, 1905. (Archivo Asenjo Cabeza) |
Sus padres, Felipe y Amalia,
fundaron la legendaria taberna cabraliega El Cuervo, tan famosa como
el cartel que aun le entrega una sugestiva personalidad. El blanco
frente se conserva intacto. Como hace más de un siglo, seduce a sus
visitantes sin necesidad de palabras, porque alcanza con la antigua imagen
del ave azabache, artísticamente pintada sobre la puerta principal.
La taberna fue el único trabajo de
Remigio en su tierra natal. Tan fuerte era la identificación popular
de los Asenjo con el negocio, que pocos sabían sus verdaderos
nombres. Para el pueblo, aquellos desenfadados jovencitos eran Los
Cuervos. La fama no era gratuita. Desde niños se levantaban con
el sol de cada mañana, para plantar, criar y elaborar la materia
prima de los exquisitos alimentos que servían en el local.
La más famosa especialidad era un
queso cabrales que nadie, nunca, pudo imitar en la comarca. Su
fórmula secreta se fue a la tumba con el papá de Remigio y su
hermano mayor. La elaboración básica era similar a la de tantos de
la región. Las tres leches mezcladas –vacuna, ovina y caprina–
se colocaban en un molde de madera, forrado con hojas de platanus
acerifolia. Más conocido como plátano
arce. El suero debía fermentarse y quedar estacionado en el
lúgubre vientre de la montaña.
Como regla de oro, los Asenjo jamás
sacaban una horma antes de tiempo, aunque perdieran un buen negocio.
A lo más secreto de las cuevas, solamente tenía acceso el maestro
quesero, que ordenaba el retiro de los demás. El rito era respetado,
religiosamente, por todos. La familia adjudicaba un valor fundamental
a la mística elaboración del queso más azul de Asturias. «Más
azulado y sabroso que el mismísimo roquefort.»
Otras delicias de la taberna eran las carnes de caza, cabrito y roxas de ternera, de calidad suprema por la variedad de pastos de montaña. También se servía salmón y truchas de Cares, conseguidas a poco precio negociando con vecinos que las traían del río para la venta a voluntad. Los comensales encontraban también platos regionales como la fabada, el pote y mariscos del Cantábrico.
Otras delicias de la taberna eran las carnes de caza, cabrito y roxas de ternera, de calidad suprema por la variedad de pastos de montaña. También se servía salmón y truchas de Cares, conseguidas a poco precio negociando con vecinos que las traían del río para la venta a voluntad. Los comensales encontraban también platos regionales como la fabada, el pote y mariscos del Cantábrico.
Lucía Cabeza Noval fue siempre Mamá
Luz. Nació en Leceñes de Valdesoto, en 1874, en casa de su
célebre padre Francisco. Se recibió muy joven de maestra. Trabajó
en Santa Eulalia, Yánez, Salles y otros pueblinos, antes de
ser contratada por una escuela de párvulos de Ortiguero. Allí
conoció al hombre del que se enamoró a sola vista; diez años menor
que ella. Remigio era raramente alto, mucho más de un metro setenta,
su piel trigueña y sus ojos oscuros. Montañista vocacional, su
deporte preferido era intentar el escalamiento del Naranjo de Bulnes,
que nunca logró, aunque conocía los secretos de El Cainejo.
Infatigable, era capaz de caminar decenas de kilómetros en
busca de elevaciones menos dificultosas, en las vecinas Peñamelleras,
Onís y Amieva, o en puntos alejados de la Cordillera Cantábrica. Aquella exótica vocación por los deportes de montaña, seguramente, le daba fama de conquistador implacable.
No tanto de las cumbres invictas, como de mujeres, que desesperaban
por su cortejo.
Lucía retornó a la casa paterna
sin recibir la aguardada declaración de amor. Tiempo después, su
cuervo voló sorpresivamente hasta Leceñes y allí formalizó la
relación. Se casaron y se quedaron a vivir con el famoso patriarca.
Ángeles, la primera hija del matrimonio, nació en 1904.
Remigio vino a Montevideo en 1906,
cuando iba a ser convocado a quintas militares. No
fue reclamado por paisano alguno, pero conocía historias de tantos
que habían hecho fortuna en Buenos Aires, México o La Habana. Pero
no fue sólo por dinero.
Confiaba en su buena suerte y en el
comprensivo ánimo de Lucía, pero, su mayor estímulo era la
traviesa mirada de Ángeles. Las primeras dos o tres noches las
durmió donde pudo, antes de presentarse en una reunión de
españoles. «Fue ayudado por
Rafael Alonso, José Méndez, José Nieto e Isidro Menéndez, sus
grandes amigos y compañeros de todos los momentos»,
recordaba siempre Haydeé.
No tardó mucho en conseguir trabajo
en la Compañía de Tranvías La Comercial, de capitales estadounidenses, con
oficinas en la tradicional avenida Agraciada. Estaba encantado.
Además le hacía mucha gracia el nombre del barrio que sería su
refugio: Arroyo Seco. Primero fue asistente, rápidamente ascendió a
motorman de las líneas eléctricas 46 (Prado-Estación Reducto) y 48 (Aduana-Estación Reducto), luego inspector y cerró su intachable carrera
funcional, como capataz general.
La Comisión Directiva del Centro Asturiano de Montevideo en 1928, presidida por Manuel García de la Llera, sentado en el medio. Remigio Asenjo es el quinto, de pie. (Archivo Asenjo Cabeza) |
Desde Valdesoto fue al puerto de
Cádiz. Allí abordó el majestuoso transatlántico Reina Victoria.
Tenía 34 años, viajaba sola, con una niña de seis, a un lugar
remoto y desconocido. Una excepcional aventura, que la alejaba
definitivamente de la protección paterna, pero que la acercaba a una
nueva vida, de total independencia y de responsabilidad.
Para ella, Uruguay era más que una
breve lectura de geografía en el Instituto de Magisterio de Oviedo.
Significaba una ilusión a punto de ser realidad. No sentía miedo,
quizá, por una sincera promesa de amor. Remigio describía en sus
cartas un país de avanzada, democrático, donde las mujeres tenían
derechos que en España ni soñaban. Vivía muy cómodo, en una calle
de nombre agradable: Santa Fe. Pero se sentía solo. Siempre
terminaba su enamorada correspondencia de la misma forma: «Las
extraño más cada día.»
Mamá Luz era una católica
ferviente que oró las cinco semanas de que duró el periplo marítimo, cada día y cada noche. Cuando desde el barco vio por primera vez la bahía y el puerto de Montevideo, se sintió estremecida como nunca antes. Era una ciudad gigantesca de poco más de 300.000 habitantes. Como el arribo se había adelantado unas cuantas horas, Remigio no estaba en la dársena para esperarlas. Pero no se desalentaron. Tomaron el tranvía 48, que tanto conocían por decenas de anécdotas contadas en cartas. Fue un recorrido interminable, que les pareció más extenso que el del bravo Atlántico. Sabían que la Estación Reducto, el destino, quedaba a pocas cuadras de la calle Santa Fe.
Mamá Luz llevaba en la cartera la hermosa imagen que su esposo le había obsequiado poco antes de partir, a la que acudía siempre que estaba en problemas. Cuando descendieron, en la avenida Agraciada, sintieron, como tantas veces, que habían sido guiadas por su dulce protección. Sin mayores explicaciones, allí estaba él, aprontándose para salir hacia el puerto. ¿Casualidad o intuición amorosa? Ninguna de las dos. Para ellas fue un nuevo milagro de la Santina.
Mamá Luz llevaba en la cartera la hermosa imagen que su esposo le había obsequiado poco antes de partir, a la que acudía siempre que estaba en problemas. Cuando descendieron, en la avenida Agraciada, sintieron, como tantas veces, que habían sido guiadas por su dulce protección. Sin mayores explicaciones, allí estaba él, aprontándose para salir hacia el puerto. ¿Casualidad o intuición amorosa? Ninguna de las dos. Para ellas fue un nuevo milagro de la Santina.
Fuente de
vida
Corría el año 1922. Como buen
paisano, Remigio tenía la obsesión de la independencia económica.
Con el dinero que pudo ahorrar, más una herencia de Lucía y su
habilidad negociadora, compró una fábrica. Con los años fue una
marca de época en el comercio montevideano: Fuentes de Soda y
Bebidas sin Alcohol. No fue el único pionero de los refrescos cola
en el país, pero sí su más creativo promotor.
La firma había pertenecido a su
amigo José Méndez Jardón, quien, generosamente, le facilitó sus
relaciones comerciales con la casa matriz de los refrescos
estadounidenses Hires. Además, tenía la elaboración exclusiva de
la soda Paraíso.
Se trataba de un muy buen negocio,
pero José también era paisano, y, como tal, audaz emprendedor. Le
entregó las Fuentes a Remigio y se dedicó a exportar tasajo e
importar ron y tabaco cubano. Antes de 1930, Méndez Jardón tenía
una de las fortunas más sólidas de Montevideo y una reconocida
firma de comercio exterior rioplatense. Así fue durante toda la
primera mitad del siglo pasado.
«Méndez
había dejado un puente con las principales tecnologías para la
elaboración, transporte y venta de bebidas. Le facilitó contactos y
le enseñó todos los secretos para comprar buenos repuestos, y para
conseguir el jarabe de Hires en las mejores condiciones. Años
después nosotras seguíamos recibiendo los catálogos de nuevos
productos norteamericanos», contaba Haydeé.
Asenjo fue el primer importador de
tanques de soda con capacidad de sesenta litros, construidos en
estaño y forrados de hierro. Se colocaban en el piso, desde donde
salía una disimulada cañería, hasta una canilla que quedaba a la
altura de la tapa del mostrador. El sistema era la última moda en
Estados Unidos. Allí se servía la cerveza con alcohol. Pero el
estaño perdía rápidamente sus cualidades y las tapas se quebraban
muy fácilmente.
Remigio pasó varias semanas
pensando una solución para el problema, hasta que, una tarde la
encontró cuando caminaba por la calle Dante. Intuitivamente se
metió en la marmolería de Laviere, Biataca e hijos. Con
ellos diseñó un mostrador muy especial. «Como
primer atributo, era precioso.»
La tapa indestructible fue fabricada
en mármol, calculando espacios para perforarla a la altura de cada
uno de los tanques desde donde salía la soda. Encima de los huecos
se colocaban conos de distinto color que indicaban la bebida que se
estaba sirviendo. Detrás de cada cono estaban las canillas
conectadas directamente al barril. «Era
encantador ver aquellos grandes vasos con refresco Hires, elaborado
al pie del barril y coronado con una atractiva espuma», evocaba Haydeé.
Remigio Asenjo en la portada del libro Héroes sin Bronce. Crónica de pasiones asturianas en tierra uruguaya, Gijón, 2005. (Principado de Asturias) |
Allí vendía solamente dos
productos: cerveza americana y sándwiches de miga. Enfrente tenía
la dura competencia del histórico restorán Forte di Makale; pero
comenzó a crecer proporcionalmente con la espontánea publicidad
boca a boca de sus clientes.
«La
playa Ramírez era mucho más linda que ahora. Tenía una hermosa
terraza de madera, igual que Pocitos y Capurro. La gente caminaba por
la rambla y luego cenaba allí mismo. Si deseaban algo más formal, o
ya era de noche, lo lógico era el restorán. Pero en un día de sol
primaveral o veraniego, el paseo era la calesita, la ola gigante, los
botecitos, o el circo Sarrasani. Luego, casi siempre iban a los
quioscos. Era lo mejor, porque les permitía, a padres e hijos, comer
y jugar al aire libre. Aunque compartían muchos clientes con el
Forte di Makale, en general eran públicos y horarios distintos.»
El parador era obligado punto de
reunión de todos los asturianos, a muchos de los cuales Remigio
jamás negó una invitación en sincero gesto de agradecimiento.
«Los amigos de Papá iban a
pasear y a comer, sábados y domingos. Su socio Ceferino Martínez
solía enojarse, porque era muy generoso con las visitas. Y no es que
fuera derrochón, porque el negocio iba realmente muy bien y le
permitía convidar a su costo.»
La vida de la familia Asenjo Cabeza
transcurrió entre los barrios Arroyo Seco y Prado, en el oeste de la
capital uruguaya. Haydeé había nacido en la calle Aguilar entre
Agraciada y Rondeau, al lado de la Imprenta Nacional de Montevideo.
Allí vivió hasta 1923. Luego se mudaron a Santa Fe 1207, entre
Zapicán y Arroyo Grande. «En
1928, surgió la oportunidad de comprar un terreno vacío muy barato que le permitió construir la planta industrial y una casa muy
cómoda. Por supuesto, como era decidido, no se lo perdió.»
El viernes 17 de febrero de ese año, inauguraba la vivienda en
San Fructuoso 1229 y la fábrica en el 1231.
Pequeña
y galana
Haydeé Asenjo Cabeza, Tití, en 2004,con la imagen de la Santina que acompañó a su madre Lucía y a su hermana Ángeles en la travesía de Valdesoto a Montevideo. (Revista Galería, de Búsqueda) |
A mediados de la década de 1950 sus
hijas sintieron la necesidad de ver la documentación que registraba
el heroico arribo a Montevideo. Las hermanas revisaron cada archivo
de Inmigración y de la Aduana. Así encontraron, luego de una paciente
búsqueda, las fichas de ingreso de su madre y de su padre.
Las jóvenes mujeres sintieron una
serena paz. Era el resultado de aquella milagrosa historia que tantas
veces les contaron, transformada luego en digna vida de inmigrantes.
Mamá Luz falleció en febrero de 1966, a los 92 años.
Ángeles en 1994, pocos días antes de cumplir los 90.
Haydeé recibió de ellas la
Santina. Su amada guía espiritual, que fue su sagrada compañera
hasta el último día, a fines de 2008. Seguramente, el primero del reencuentro con su
añorada familia. «Orar no es
solo agradecer, también es suplicar, pedir auxilio.»
Para ella, la devoción era mucho más que una cuestión de fe. Para sus sobrinas y sus sobrinos siempre será Tití.
Liberal y
republicano
Remigio Asenjo era un demócrata
convencido. Un opositor de la Restauración borbónica impuesta tras
la caída de la Primera República. Criticaba con dureza al rey
Alfonso XIII y al férreo conservadurismo de Alejandro Pidal y Mon.
Sentía una profunda aversión por el servicio militar obligatorio.
«La palabra ejército le provocaba escozor, de solo mencionarla. Era un idealista sin medida. Un inmigrante libertario que nunca se propuso hacer fortuna. Lo que logró, fue fruto del ingenio y la responsabilidad, más que de la ambición material», repetía Haydeé con una amplia sonrisa.
«La palabra ejército le provocaba escozor, de solo mencionarla. Era un idealista sin medida. Un inmigrante libertario que nunca se propuso hacer fortuna. Lo que logró, fue fruto del ingenio y la responsabilidad, más que de la ambición material», repetía Haydeé con una amplia sonrisa.
Cerveza
americana
El creativo empresario traía desde
los Estados Unidos un extracto pastoso que luego transformaba en
jarabe, al que adicionaba sabores de hierbas naturales; por ejemplo: zarzaparrilla. En el vaso se colocaba el sabor elegido, un poco de
azúcar y espumina. El efecto se completaba con la presión de la
soda. Era la famosa «cerveza
americana»,
sin alcohol, furor montevideano de las primeras décadas del siglo
pasado.
Bolita y
corona
«Los
primeros refrescos venían en oscuras botellitas de vidrio, de 180
centímetros cúbicos. Cerradas con un complejo sistema, conocido
como la bolita. El consumidor debía presionar con el dedo la tapa
esférica de metal, para desplazarla hasta un pequeño recipiente
ubicado al lado del pico. Alguien dijo que la bolita era
antihigiénica y la cambió por la chapa corona. Papá siempre estaba
al día con la tecnología», reseñaba Haydeé
Asenjo Cabeza.
El
Vixilu
Francisco Cabeza Vigil, El Vixilu, visionario emprendedor e inventor de talento inusual. El Ayuntamiento de Siero, su máxima obra, fue abierto el 24 de octubre de 1888. (La Nueva España, Oviedo) |
A los 24 años se casó con Brígida Noval Casal, de Cotiellos de Valdesoto. La pareja tuvo ocho hijos, cinco varones y tres mujeres. Quedó viudo a los 36, mientras iniciaba la mayor obra de su pueblo por encargo de adinerados «americanos» de Cuba: la Casona de Faes, en Leceñes. Poco después se casó con Eulogia, su ama de llaves, de 56 años. «La tenía guardada en el armario», comentaba Haydeé con picardía.
Era un republicano liberal, severo y responsable, pero también religioso y caritativo; admirado por el desinterés de sus obras de solidaridad con vecinos desamparados. A los 50 años, construyó el Ayuntamiento de Siero. Poco después diseñó y levantó estaciones del Ferrocarril Económico de Asturias, desde Oviedo a Infiesto. En el último año del siglo XIX reconstruyó la antigua iglesia de San Bartolomé de Nava.
En 1883, el gobierno sierense
todavía funcionaba en una casa de la calle San Antonio N° 8, de Pola de Siero. Era una construcción en piedra y adobe, vieja y
destartalada, con dos
puertas principales que lindaban con una callejuela que iba
directamente a la Plaza de Cabo Noval. Fue el 5 de febrero de ese año que las autoridades decidieron hacer un nuevo edificio. Más acorde
con las necesidades políticas y administrativas de una comarca en
crecimiento. Debía ser un punto céntrico, con capacidad y
dependencias que permitieran la actividad consistorial. Escogieron un terreno de la
carretera Oviedo–Torrelavega, propiedad del Marqués de Santa Cruz
de Marcenado. El 25 de febrero de 1884 se presentaron
expropiaciones, presupuestos y planos. El noble recibió 73.673
pesetas de la época, ¡mucho dinero!
El Ayuntamiento y la Plaza de Pola de Siero, antes de 1900. (Principado de Asturias) |
Cuando cumplió un siglo el
histórico proyecto del Ayuntamiento hubo una gran
celebración popular en Pola de Siero, en honor a tan magnífica iniciativa. En medio
de grandes festejos, las autoridades de Valdesoto rescataron dos
desinteresadas obras de El Vixilu. La reconstrucción de la
antigua iglesia de San Bartolomé de Nava y el heroico proceso de
creación de las estaciones de segunda clase de Colloto, Noreña, El
Berrón, Pola de Siero, Lieres e Infiesto y los aparaderos de Mieres
y Ceceda. Los revisionistas descubrieron que había realizado todos
los trabajos a su costo. Hasta 1894 no cobró, siquiera un «duro».
El periodista Enrique Medina, en el
diario La Nueva España, informó hace pocos años sobre originales descubrimiento del leceñés. El más creativo fue un
sistema de transmisión mecánica diseñado en piezas de madera. «En
aquella época Valdesoto tenía en activo 28 molinos. Era necesario
que funcionasen de la mejor forma posible, pero tenían muchos
problemas y estaban parados frecuentemente por averías. Francisco
estudió el caso e ideó una reforma, no conocida hasta entonces, que
presentó en una fábrica muy importante de Oviedo: La Majonya»,
cuenta su bisnieto Eloy Noval Cabeza, autor de un libro
biográfico.
El histórico edificio en la actualidad. (Principado de Asturias) |
El Vixilu
falleció el 4 de octubre de 1915, a los 80 años, en su casa de La
Rotella. Nunca estuvo en Uruguay, ni en la Argentina, ni en Cuba,
adonde emigraron sus hijos. Tierras remotas que amó
entrañablemente, a la distancia. Sus restos descansan en Valdesoto.
Su memoria progresista fue liberada de la injusta cárcel del olvido.
Cabeza
«El aporte y la influencia de un
pueblo no se puede medir por el esplendor de algunas figuras, sino
por su continuidad», opina José Luis Pérez de Castro, en
Huella y Presencia de Asturias en el Uruguay. El erudito se
refería a muchos de sus colegas y compatriotas. En especial, a un
recordable narrador que marcó época en la prensa montevideana: Juan
Antonio Cabeza.
El cronista astur escribió sobre
temas españoles y europeos, en revistas, semanarios, y en los
suplementos culturales y femeninos del tradicional matutino La
Mañana. Su pluma vertiginosa, denotaba a un valiente
intelectual, que aceptó el titánico desafío de describir la
dolorosa «España Interior» humillada por el
franquismo. Pérez de Castro subraya una inolvidable colaboración,
publicada el 14 de agosto de 1960, con el título: Junto a la
butaca de Pérez de Ayala.
Huella y Presencia de Asturias en Uruguay, de José Luis Pérez de Castro, Montevideo, 1961. (Centro Asturiano- Casa de Asturias) |
El pianista y compositor Manuel
Campoamor nació en 1877, en una sólida familia de
Vegadeo radicada en el Arroyo Seco. Fue pionero de la llamada
«Guardia Vieja». Un grupo de autores de tangos «nostálgicos
y amilongados». Eximio cultor de la música popular rioplatense,
con una señalada producción: En el séptimo cielo; La
metralla; La cara de la luna; Sargento Cabral. Más
tarde escribió: Pablo viejo; Muy de la garganta; Mi
capitán; La percanta; Ahí nomás y el célebre
Gallo viejo. Don Manuel murió en su ley –con una copa,
entre un piano y un bandoneón– en la madrugada de 18 de noviembre
de 1941.
Memoria sonora
Descendiente de bimenenses, el
compositor y director de orquesta Carlos Estrada, nació el 15 de
setiembre de 1909. Su primera creación fue Rocío en 1930,
para canto y piano. En 1936 fundó la Orquesta de Cámara de
Montevideo y en 1939 dirigió en Inglaterra y Francia. Fue director
del Conservatorio Nacional de Música y de la Orquesta Sinfónica
Municipal. Sus obras más importantes: Dos suites para cuerdas
y Sinfonía en Concierto N° 1. Su muerte, el 8 de mayo de
1970, impidió la terminación de una segunda sinfonía. Una
tranquila calle de dos cuadras, en el barrio La Chacarita, evoca su
sonoro talento.
Manuel De
la Llera
El gijonés emigró a Montevideo a
principios del pasado siglo. Aquí alcanzó fama como concertista de
flauta e integrante de la Orquesta Sinfónica del SODRE. Fue director
de coros de los institutos de formación docente y del Orfeón del
Centro Asturiano de Montevideo. Presidió la institución en dos
períodos: 1928-1930 y 1937-1938. En el primero, acompañado por
Remigio Asenjo.
En el archivo del musicólogo Lauro Ayestarán, hay dos obras del maestro. Ante la
estatua de Artigas, himno a dos voces con acompañamiento de
piano y letra de Fermín Garicoits. La Aurora, canción-danza
para tres grupos de niños y a dos voces, con acompañamiento de
piano, armonium e instrumentos acordados y poesía. Manuel García de
la Llera falleció en julio de 1938.
El
Intérprete
Agraciada.
Estratégica
avenida que cruza Montevideo de centro a oeste. Comienza en el
Palacio Legislativo y finaliza en Carlos María Ramírez, tradicional
camino al Cerro. Recuerda a la pequeña playa de «La
Graseada» del
río Uruguay, donde
desembarcaron los Treinta y Tres Orientales, el 19 de abril de 1825,
en el episodio inicial de la «Cruzada
Libertadora»
contra la ocupación brasileña.
Amieva.
Concejo oriental de los Picos de
Europa, de 113,90 kilómetros cuadrados y 950 habitantes, de sólidas
alturas rocosas y abundante masa forestal. Capital: Sames.
Gentilicio: amievano.
Arroyo Seco. Durante muchos
años, los montevideanos discutieron sobre el topónimo de este
legendario barrio del centro-oeste, vertebrado por la avenida
Agraciada. Algunos se lo adjudicaban a una corriente de poco caudal,
que se secaba en el verano, mientras que otros, sostenían que lleva
el nombre del saladerista Juan José Seco. Fuentes documentales
permiten afirmar que la versión cierta es la primera. El famoso
empresario porteño se radicó en la zona, años después del
fraccionamiento.
Batalla de Covadonga. Gesta,
leyenda, mito. La más célebre acción militar de la alta Edad
Media, tuvo lugar en 722, en un paraje de Cangas de Onís. Enfrentó
al noble –visigodo o gijonés, según contradictorias teorías–
Pelayo y al berebere Al Qama, enviado de Munuza, gobernador musulmán
de Gijón. Fue la primera victoria de los rebeldes cristianos, hito
de la Reconquista e inicio del Reino de Asturias. El combate ha sido
puesto en duda por la ortodoxia histórica, que considera
inaceptables algunos datos de las Crónicas de Alfonso III,
con referencias a una intervención milagrosa de la virgen.
Cabrales. Concejo
suroccidental, de 238,29 kilómetros cuadrados y dos mil habitantes.
Se caracteriza por una accidentada geografía, donde reina el
incomparable Naranjo de Bulnes, conmovedora elevación de los Picos
de Europa. Los primeros documentos municipales datan de 1188, con
firma de Alfonso IX, pero, durante siglos, fue escenario de
sanguinarias guerras dinásticas, que cambiaron su extensión y
administración. En Cabrales nació Diego de Colio, segundo de Hernán
Cortés, en la conquista de México. Capital: Carreña. Gentilicio:
cabraliego o cabralés.
Cádiz. Tacita de Plata.
El puerto más antiguo de occidente, capital de la homónima
provincia andaluza, de 135 mil habitantes. Según la leyenda, fue
fundada por fenicios de Tiro, en 1100 de la era anterior. La
bautizaron Gadir, sinónimo de fortaleza. Para los griegos fue
Gadeira y para los romanos Gades, conmovidos por la leyenda de
Hércules, vencedor de Gerión, gigante de tres cabezas. Ciudad de
aventureros y conquistadores, punto de partida hacia el Nuevo Mundo y
escenario de las mayores batallas navales de la historia hispana.
Gentilicio: gaditano.
Cangas de Onís. Cangues
d’Onís. Histórica capital y emblemático concejo
septentrional de los Picos de Europa, de 212,75 kilómetros cuadrados
y seis mil habitantes. Es la gloriosa cuna del Reino de Asturias y
punto inicial de la gesta reconquistadora contra el invasor árabe.
Fue escenario de la mítica batalla de Covadonga, en 722, ganada por
los rebeldes cristianos, refugiados en las montañas, imponentes e
invencibles. El nombre «Kangas»
aparece en un documento del año 946, transformado en Cangas, en
1115. El apelativo de Onís data de 1378. Alfonso XIII le otorgó
título de ciudad, en 1908. Fue duramente reprimida por el
franquismo, aunque le resultó imposible someter por completo a un
pueblo bizarro, destinado a resistir. En la segunda mitad del
decimonoveno siglo, sufrió una fuerte emigración hacia las
Américas. El 11 de noviembre de 1978, en el salón de sesiones del
Ayuntamiento de Cangas de Onís, se constituyó el Consejo Regional,
antecedente de la actual Junta General del Principado. El cuerpo
elaboró el proyecto de Estatuto de Autonomía, sancionado por el rey
Juan Carlos, el 30 de diciembre de 1981. Gentilicio: cangalés.
Capurro. Barrio del oeste
montevideano, que recuerda a los políticos,
ingenieros y empresarios, Juan Alberto y Federico Capurro. Entre los
méritos compartidos, es memorable la instalación de una gran
destilería de alcoholes, base para la creación de la planta de la
estatal ANCAP, en la pequeña playa que lleva sus nombres.
Cares.
Poderoso río del oriente asturiano, de 50 kilómetros de extensión,
famoso por su agua límpida y esmeraldada. Nace en la cordillera
Cantábrica, a mitad de camino confluye con el Deva y desemboca en el
mar. Además de su agreste belleza, ofrece la mejor variedad de
truchas y salmones de la región. En temporada de pesca, es un sitio
privilegiado para el turismo de aventura.
Colombes.
Localidad de las afueras de París, en cuyo «stadium» se disputaron
los IX Juegos Olímpicos, en 1924. La selección uruguaya
campeona de fútbol, formó así: Andrés Mazzali,
José Nasazzi y Pedro Arispe; José Leandro Andrade, José Vidal y
Alfredo Ghierra; Santos Urdinarán, Héctor Scarone, Pedro Petrone,
Pedro Cea y Ángel Romano.
Cordillera
Cantábrica. Barrera
física y climática del norte de España, que se extiende por 483
kilómetros, a lo largo de la línea costera del mar homónimo. Es un
ecosistema
de grandes masas boscosas, que dan refugio a flora y fauna, declarada
Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Covadonga. Real Sitiu de
Covadonga. Es el principal atractivo religioso, cultural y turístico
del Principado de Asturias. Se ubica en las estribaciones del macizo
central de los Picos de Europa, al fondo de un estrecho valle,
cerrado a poniente por el monte Auseva, labrado por el curso del
penetrante río homónimo. El relieve agreste y la abundante
vegetación, hacen de este paisaje uno de los más evocadores y
emocionantes de la geografía española. La Santa Cueva es un hueco
natural formado por disolución de la roca caliza. En su interior se
encuentra la sagrada imagen de la Santina, que según la tradición,
se apareció a Pelayo, en el campo de batalla. El caudillo recibió
su aliento, que trasmitió a los combatientes cristianos, en el mismo
lugar donde está el santuario. El vocablo significa «Cova
longa» o «Cueva
larga».
Duro. Antigua moneda española
de plata, de valor cinco pesetas.
Guardia Vieja. Período
juvenil del tango, que duró hasta 1925. El primer cuatro del siglo
de la música «típica»
del Río de la Plata, fue altamente creativo. Se basó en la
interpretación de tercetos –flauta, guitarra y arpa– y cuartetos
iniciales, que incorporaban al violín, como aporte de la inmigración
judía o al bandoneón, reemplazante del órgano en las pequeñas
iglesias rurales alemanas. Luego se sumó el piano, procedente de la
cultura francesa, para completar la fisonomía de la orquesta
tradicional. La madurez del género que deslumbra al mundo, se
consolidó con la presencia cosmopolita de Carlos Gardel.
Habanero. Gentilicio de La
Habana, capital de Cuba.
Hombrín. Hombre pequeño.
Imprenta Nacional. Institución
dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, dedicada a la
edición de libros y publicaciones.
Miguelete. Extenso arroyo que
cruza Montevideo de norte a suroeste, muy apreciado hasta principios
del siglo anterior, por los vergeles naturales de su costanera que
embellecían el Prado. Actualmente sufre la contaminación de
residuos industriales tóxicos. Debe el nombre a
los Migueletes, antiguo regimiento hispano de caballería.
Motorman. Conductor de
tranvías.
Naranjo de Bulnes. Picu
Urriello. La montaña más emblemática de la Cordillera Cantábrica,
símbolo del montañismo español. La hermosa silueta de este
singular monolito, de 2.519 metros, es inconfundible cuando se le
divisa desde diversos puntos de Cabrales. Pedro Pidal, marqués de
Villaviciosa, y el pastor Gregorio Pérez, El Cainejo,
tuvieron el honor de dominar su cima por primera vez, el 5 de agosto
de 1904. Medio siglo después, fue instalada allí, una imagen de la
virgen de las Nieves, del artista Antonio Rodríguez Sampedro.
Onís. El más pequeño concejo cordillerano, tiene 75,42 kilómetros cuadrados y 900 habitantes. Su célebre cueva del Oso contiene esqueletos únicos, de una cría de rinocerontes lanudos. También hay huellas abundantes de poblamiento humano, en las paleolíticas Vitatrescueva, Valpori y Quiliama. Por su territorio huyeron los musulmanes derrotados por Pelayo, descendiendo el Cares. Muy cerca de allí, fueron sorprendidos por el argayo (corrimiento de tierra) del monte Subiedes. En 1994, Felipe de Borbón visitó la pradería de Lindebobia, para entregar a pastores, el Premio al Pueblo Ejemplar. «Mujeres y hombres que han sabido ganarse la admiración y respeto de todo, por su abnegada y ejemplar lealtad a tradiciones y modos de vida, cuyas raíces se hunden en el tiempo.» Un sólido monolito recuerda esa fecha. Capital: Benia de Onís. Gentilicio: onisano.
Onís. El más pequeño concejo cordillerano, tiene 75,42 kilómetros cuadrados y 900 habitantes. Su célebre cueva del Oso contiene esqueletos únicos, de una cría de rinocerontes lanudos. También hay huellas abundantes de poblamiento humano, en las paleolíticas Vitatrescueva, Valpori y Quiliama. Por su territorio huyeron los musulmanes derrotados por Pelayo, descendiendo el Cares. Muy cerca de allí, fueron sorprendidos por el argayo (corrimiento de tierra) del monte Subiedes. En 1994, Felipe de Borbón visitó la pradería de Lindebobia, para entregar a pastores, el Premio al Pueblo Ejemplar. «Mujeres y hombres que han sabido ganarse la admiración y respeto de todo, por su abnegada y ejemplar lealtad a tradiciones y modos de vida, cuyas raíces se hunden en el tiempo.» Un sólido monolito recuerda esa fecha. Capital: Benia de Onís. Gentilicio: onisano.
Peñamellera. Son dos, muy
parecidas entre sí –Alta y Baja–, una al lado de la otra.
Peñamellera Alta tiene 92,18 kilómetros cuadrados y 750 habitantes.
Alles, su capital, se ubica en la ladera de la sierra de Cuera.
Peñamellera Baja tiene 83,85 kilómetros cuadrados y 1.600
habitantes. Panes, su capital, esta situada en la amplia vega del
Deva-Cares.
Parque
Rodó. Tradicional espacio de esparcimiento,
creado a principios del siglo pasado, como Parque Urbano. Está
ubicado frente a la playa Ramírez.
Tiene tres áreas definidas: la verde, con un amplio lago artificial;
la de juegos infantiles y la del Museo Nacional de Artes Plásticas y
Visuales, la Facultad de Ingeniería y el Teatro de Verano Ramón
Collazo, dedicado a espectáculos populares y de carnaval. El 14 de
junio de 1917 recibió el nombre del notable escritor, por decreto de
la ex Junta Económico-Administrativa.
Picos de Europa. Picos
d’Europa. Constituye la principal y casi única representación de
la alta montaña en Asturias. En el mapa parece un nudo rocoso de la
cordillera Cantábrica, pero, geomorfológicamente es un sistema
independiente alzado sobre un bloque de caliza carbonífera, de dos
mil metros es espesor. Esta divido en tres unidades orográficas, de
oeste a este: Picos de Cornión, Picos de Urrieles y Andra. La
complejidad estructural se traduce en fuertes desniveles físicos,
condiciones ambientales heterogéneas y diversidad biológica. Su
cota más elevada es el Torrecerredo, de 2.648 metros. El Parque
Nacional de los Picos de Europa, tiene una superficie total de 247
kilómetros cuadrados, que se extienden a través de los concejos
asturianos de Amieva, Cangas de Onís, Onís, Cabrales y Peñamellera
Baja. El 9 de julio de 2003, la UNESCO le concedió la más alta
distinción que puede recibir un espacio protegido, Reserva de la
Biosfera.
Pola.
Puebla.
Pote. Sazonado plato
asturiano, elaborado con verzas, fabas, patatas, cebolla, repollo y
compango.
Prado
(Oriental). Tradicional barrio del centro-oeste montevideano,
caracterizado por mansiones finiseculares, museos y el tradicional
parque
de 102 hectáreas, situado a tres kilómetros del Centro. Está
bañado por el arroyo Miguelete y rodeado por las avenidas,
Agraciada, Lucas Obes, Joaquín Suárez y Luis Alberto de Herrera.
Tuvo su origen en la Quinta del Buen Retiro, del millonario José
Buschental, que contrató al célebre paisajista francés Lasseaux.
La propiedad de veinte mil varas fue rematada el 1 de enero de 1872 y
adquirida por un descendiente de villaviciosinos, Adolfo del Campo,
que la denominó Prado Oriental y la inauguró como espacio público.
Tiene un Jardín Botánico, un rosedal único en el continente, un
hotel de reminiscencia romántica y obras maestras de la escultura
nacional.
Primera República. Primer
periodo democrático en la historia de España, iniciado el 11 de
febrero de 1873, proclamado tras la abdicación de Amadeo de Saboya.
En sus agitados once meses, tuvo cuatro presidentes: Estanislao
Figueras y Moragas, Francesc Pi i Margall, Nicolás Salmerón y
Alonso y Emilio Castelar. Finalizó en 1784, con el golpe de Estado
del general Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque, que disolvió
el parlamento y restauró la monarquía, con Alfonso XII.
Queso
cabrales. Quesu cabrales. Variedad
original de Asturias, de textura grasa y corteza natural. Su color es
blanco con zonas y vetas de color azul verdoso. El sabor es levemente
picante, más acusado cuando se agrega leche de oveja y cabra, puras
o en mezcla. Se produce en la comarca de los Picos de Europa,
especialmente en los concejos de Cabrales y Cangas de Onís. Cuenta
con denominación de origen, desde 1981.
Quintas. Acción y efecto de
ser sorteado para el servicio militar.
Rambla. Amplia
faja costera de veinte kilómetros de extensión, que permite
recorrer las playas de Montevideo. Las más concurridas: Ramírez,
Pocitos, Buceo, Malvín y Carrasco.
Ramírez.
La más antigua y la que inicia la cadena de playas del este
montevideano. Está ubicada frente al Parque Rodó.
Reino de Asturias. Reinu
d’Asturies. Pequeño
territorio de montaña, fundado en 718 por Pelayo, quien, tras la
victoria de Covadonga, se estableció en la inexpugnable Cangas de
Onís. El primer monarca fue Favila, hijo del mítico caudillo,
sucedido por Alfonso I, iniciador de la expansión cantábrica, desde
Galicia a Vizcaya. Ramiro I construyó riqueza patrimonial, y la
regia ovetense de Alfonso II El Casto,
gozó de esplendor político y militar. El último fue Alfonso III El
Magno, culto y humanista. El
historiador oficial de la Monarquía Asturiana, debió repartir
posesiones entre sus hijos mayores. Astures
y leoneses fueron aglutinados por Fruela II, creador en 924, del
Reino de León.
Restauración
borbónica. Periodo
de la historia hispana, que se inició en 1874. Se caracterizó por
la estabilidad institucional, la conformación de un modelo
conservador y el surgimiento de movimientos sociales y políticos de
la revolución industrial. La decadencia llegó con la Guerra de
Marruecos y la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Se cerró con la
proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931.
Santina.
Imagen sagrada de la virgen de Covadonga.
SODRE. Servicio Oficial de
Radiodifusión del Estado. Ente público creado en 1927, que
administra salas culturales, radios y canales de televisión.
Zarzaparrilla. Bebida refrescante
preparada con las bayas globosas y la raíz del arbusto esmiláceo
medicinal.