El ingenioso procedimiento, creado en
1999, permite un tallado en vidrio o cristal con una mayor definición de
trazos, mucho más finos y profundos. Así nacen copas con ilustraciones del
pintor Joaquín Torres García, vasos y jarras con logos de hoteles, bodegas, y creaciones
de la emblemática organización de artesanos Manos del Uruguay. Es original su mecanismo de sujeción, que
permite no sólo que la pieza no se rompa, sino que el dibujo quede exacto, con
una perfección antes jamás lograda.
Sobre la base del artículo publicado en el fascículo Nº 12 de la serie Inventos Uruguayos (El País, 8 de noviembre de 2011).
Sobre la base del artículo publicado en el fascículo Nº 12 de la serie Inventos Uruguayos (El País, 8 de noviembre de 2011).
−Su
concepción se basa en una matriz del ingeniero industrial Alfredo Baeza.
“Inventar es juntar ideas que resuelvan problemas con los recursos reales que
tenemos a nuestra disposición.” Su éxito, reconocido dentro y fuera del país,
combina la inspiración artesanal del tallado, con la precisión mecánica y la
más moderna tecnología informática. Un trabajo que exige ingenio, observación y
paciencia. Es también un ejemplo de evolución creativa, que el innovador
uruguayo inició cuando aún no había cumplido 18 años, con una máquina talladora
de madera, luego transformada en una grabadora de espuma, y finalmente perfeccionada
hasta alcanzar el concepto industrial que permitió la modificación más precisa
del vidrio.
−Ninguno
de los procedimientos conocidos hasta aquel finisecular diciembre de 1999
–tanto el método tradicional de las piedras abrasivas, el arenado, el ácido,
como el más moderno láser– posibilitaba
la realización de un dibujo lineal con la perfección de la talladora automática
que Baeza ha instalado en su taller de la calle Cufré, en el inicio del barrio
Tres Cruces. Se trata de un instrumento de precisión donde se sujetan alineados
hasta doce objetos que se labran en forma
simultánea. “Las piezas de cristal no son perfectas, aunque lo parezcan a
simple vista: tienen muchas irregularidades que son contempladas por la
sensibilidad del mecanismo”, explica. Tanto el comando de la
operativa como el diseño que se dibuja en el cristal, se transmiten desde una
computadora de amplia versatilidad programada para organizar la tarea en
función de cada caso.
−Sólo
existen otras dos máquinas similares: una en Manos del Uruguay y otra en la
Argentina, ambas diseñados y fabricados por Baeza, pero el inventor suele
contar una anécdota sorprendente. En 2003 estaba de recorrida por Europa,
cuando tuvo la oportunidad de recopilar información sobre la calidad de los
trabajos en tallado de vidrio que se realizaban en los países líderes en la
materia. Los más avanzados, reconocidos en todo el mundo, eran los checos de
Bohemia, una región célebre por la tradición y calidad de sus cristales.
−Mientras
charlaba con un famoso fabricante bohemio, a quien visitaba en su taller, le consultó
sobre la técnica de automatización que utilizaba para mejorar el trazado en los
bordes más finos de las copas. La respuesta fue que no tenía un procedimiento
propio, pero que había visto algunos ejemplares en los que sí se había logrado
un promedio elevado de precisión artesanal y automatismo. Baeza indagó un poco
más, hasta que descubrió, para su mayor sorpresa, que aquellos ejemplos de
excelencia se referían a trabajos realizados por él mismo. Se trataba de
modelos que había llegado a Bohemia por iniciativa de turistas uruguayos.
−Los
trazos que se eligen para transformar cada pieza, tienen que ver con el
patrimonio cultural uruguayo. Eso se debe a que al ingenio técnico se le sumó la
creatividad aportada por el plástico Pablo Valls, quien ha diseñado cada
colección basándose en temas y artistas nacionales. Una innovación que ha
conseguido resultados industriales y comerciales, a través del Museo Joaquín
Torres García y de Manos del Uruguay, dos organizaciones que ofrecen copas y
vasos con variedad de dibujos. Hoteles, restaurantes y bodegas también
descubrieron la importancia de contar con su logo tallado en copas y vasos que
son utilizados en servicios turísticos y llevados a todo el mundo en forma de
obsequios muy apreciados porque representan a la cultura del país.
−Alfredo
Baeza es un inventor profesional, que además ha desarrollado maquinaria
agraria, textil y sistemas automáticos
para madera, espuma, deportes, aparatos médicos, hasta un recurso informático diseñado
para que AFE enfrentara el temido efecto Y2K por el cambio de milenio. “Lo más
ingenioso es conseguir soluciones con pocos recursos”, afirma Baeza, mientras apaga
su talladora de cristal y enciende su máquina confeccionadora de acolchados.
−“Cuando el mercado necesita una innovación, debe ser desarrollada en el momento justo, ni antes, ni después.”
Madera y espuma
−“Cuando el mercado necesita una innovación, debe ser desarrollada en el momento justo, ni antes, ni después.”
Madera y espuma
−“Mi
primer invento fue una máquina talladora de madera, que trabajaba con tonos de
grises. Era muy simple: en una mesa estaba el dibujo o foto, y en otra se
grababa en función de la intensidad de luz que emitía el papel reproducido. Mi
objetivo era conseguir relieves en cabeceras de camas, sillas, sillones. Luego
realicé una fresadora automática de espuma que podía trabajar en 3D y hasta en
4D, por el movimiento del eje de giro. Fue utilizada en escenografía teatral y
televisiva, con un ejemplo que muchos recuerdan: un David colocado al lado del
que se encuentra en la puerta de la Intendencia de Montevideo.”
−"El rulemán es un invento fascinante que revolucionó el movimiento mecánico y la industria automotriz.”
La curvatura de la cama
−"El rulemán es un invento fascinante que revolucionó el movimiento mecánico y la industria automotriz.”
La curvatura de la cama
−“Un
inventor no es alguien que crea algo fabuloso, sino quien plantea soluciones a
problemas en el momento justo. Como mi esposa sufría dolores vertebrales, hice
dos desarrollos: una cama con la curvatura exacta de su columna y una cama hidráulica
de masajes.”
−“Inventar
es aportar una solución distinta a la que ve la mayoría. Cuando trabajaba en la
Administración Nacional de Puertos me ocurrió algo gracioso, que confirma ese
concepto. Una puerta giratoria había sido trancada por un perro apretado contra
el marco. Cuando pasaron diez minutos, la cola era enorme, porque nadie se
animaba a empujar la puerta para no
matar al perro. En ese momento me animé a empujarla en la dirección opuesta: el
perro salió y todos se quedaron mirando.”
−“Un inventor jamás debe aferrarse a una idea.
Siempre he sido sincero con personas que proponen proyectos que parecen
originales, pero que no tienen futuro.”
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