martes, 14 de junio de 2011

Pipe Stein, creativo publicitario y vocacional del stand up comedy

Pipe visto por
Diana Pereira.
(Marzo de 2010)
 
La fiesta de crear
Pipe, quiero reunirme con vos”, fue lo único que Álvaro Moré, director de Young & Rubicam, le adelantó por teléfono aquella tarde. A los pocos días se sentaron a charlar. “Pipe querido, te pido que animes la fiesta de mi agencia”, fue la propuesta, en tono amistoso, pero también de reconocimiento a su talento actoral. “Le dije que sí, asumiendo que siempre seré un animador de grupos”, evoca Stein con humor. En ese encuentro hubo más de cien invitados, empleados de la agencia, que lo aplaudieron sin parar en cuanto salió a escena; quizá, también como sincero homenaje a quien había aceptado la invitación de uno de sus principales competidores. La anécdota es real, reciente, y describe la convicción del publicista nacido en Montevideo. Desde el estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica al actual director de Notable Publicidad han pasado dos décadas de búsqueda de ideas originales, tanto de fondo como de forma. Fueron años de cultivo de una sensibilidad singular, reflejada en encuestas de la consultora Equipos Mori. Los anunciantes uruguayos valoran a su empresa como una de las dos más creativas y una de las tres que recomendarían, mientras que él es señalado como el segundo mejor creativo y el segundo mejor director de agencia de publicidad. En su agencia, fundada en 1994, trabajan 39 personas que comparten un espacio arquitectónico construido especialmente para la creatividad publicitaria. Con Diego Lev, mi primo y socio, nos entendemos con la naturalidad que nos entrega una relación fraterna, cultivada en familia. Diego es el de las ideas que sorprenden, y yo soy el facilitador que dialoga cada día con los anunciantes”, afirma quien en realidad se llama Felipe, aunque sólo para los documentos oficiales.

-Tus intervenciones públicas suelen ser muy originales, muy cercanas al stand up comedy. ¿Es tu personalidad o una estrategia premeditada para llamar la atención?
- Es muy probable que haya de ambas. Creo que en cada presentación hago una fusión de los conceptos publicitarios y de mi experiencia de animador, del showman amateur que vive en mí. En 1989 comencé la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica, y me pagaba los estudios animando fiestas para niños, y para adultos. Animé más de 200 reuniones, así conocí gente de los más diversos ámbitos y así también me compré mi primer auto, un Volkswagen fusca amarillo. Podía tener un cumpleaños en el Prado, una reunión empresarial en Pocitos y un casamiento en Carrasco, todo en un mismo día. Si bien yo sabía que me dirigía a la publicidad como profesión, me encantaba hacer juegos, dinámica grupal y humor. Aprendía, me entrenaba, conocía mundos. Podía ser con los socios de un club, con los ejecutivos y empleados de la Otis, con políticos o con Fernando Morena y los empleados del Banco Comercial. Lo disfrutaba sin dudas, pero también tenía su cuota de sacrificio, porque cuando mis amigos en esas noches salían a divertirse, yo laburaba.

-¿Hay algo innato en esa destreza o fue adquirida?
-Los movimientos juveniles judíos, en mi caso Macabi, enseñan mucho sobre dinámica grupal. Es algo que puede comprender alguien que participó en los scouts o en la Asociación Cristiana, por ejemplo. Nunca hice un personaje, ni me disfracé de payaso, sino que hacía juegos para niños y para adultos, en camisa y vaquero. Mi trabajo gustaba, y una fiesta traía a la otra. Así fue hasta el día que ingresé a Punto Ogilvy, el 10 de setiembre de 1991, una fecha que vivo con mucho cariño.

-¿Utilizaste tu capacidad de seducción e histrionismo para convencer a Elbio Acuña?
-Ese contacto tiene una historia muy graciosa. Yo animé una fiesta en su casa, y al final se me acercó y me felicitó, pero al momento de pagarme le confesé que lo que realmente quería era una oportunidad en su agencia. Elbio me dijo: “vení a verme el lunes”. Así comenzó mi carrera publicitaria y las fiestas quedaron en la historia. La animación fue un muy buen entrenamiento previo a la publicidad, porque adquirís una cierta agilidad mental, el dominio de los tiempos de una reunión, y una expresión, a veces convincente. Cuando presento una campaña o cuando me paro frente a un auditorio me doy cuenta que las ideas me fluyen con naturalidad y puedo expresarlas de forma sintética y atractiva.

-¿Ese sentido del humor proviene de la familia?
-Nací en un hogar liberal, en el que siempre se comió mucho y rico y nunca faltaron buenos discos. Mi papá, Miguel Stein, tenía un negocio de ropa que se llamaba Yelmo Sport, en 18 de Julio y Tristán Narvaja. Un hombre bueno, derecho, de trabajo y familia. Nació en Tacuarembó, me contagió la pasión futbolera por Defensor y el gusto por un buen tango. Me hacía sentir su orgullo por mi carrera. Falleció en el año 2005. Mi mamá es Bossa Nova, alegría, mesa colorida llena de hijos y nietos. Es Vinicius, Tom Jobim, Bahía. Una mujer con gran sentido del humor, como su padre, mi abuelo Jaime Lev y mi abuela Masha, otro ejemplo de vida para nuestra familia. Los abuelos tuvieron infancias duras, porque ser inmigrante es difícil siempre, pero que nos dieron una vida muy linda en este país maravilloso.

-¿Cuánto influye lo judío en tu pensamiento, en tu creatividad, en tu forma de hacer publicidad?
-Eli Wiesel, premio Nobel de la Paz, dice que ser judío es mirar el mundo con ojos judíos. Yo veo el mundo desde esa perspectiva. Vengo de un hogar judío y construyo un hogar judío. Pero, como es natural, en mí conviven la identidad judía y la uruguaya en estéreo, que además se tocan en muchos de sus valores. Ignoro qué responsabilidad tiene la educación judía en la habilidad de Groucho Marx, Woody Allen, Mel Brooks, Seinfeld o Tato Bores. Si tengo que aventurar una opinión, siempre con precaución porque las generalizaciones no son buenas en ningún sentido, creo que los judíos siempre priorizaron la educación y la libertad. Nuestros padres no nos quieren en sus negocios. Están en sus negocios para que podamos ir a la Universidad. Pero creo que esto es algo compartido con el Uruguay todo, ¿no?

-¿Punto fue un sueño juvenil cumplido?
-¡Sí, sin dudas! Llegué como un admirador del aviso “Los canillas del país”; se me ponían los pelos de punta cada vez que escuchaba al Canario Luna. Ese aviso fue un hito de la publicidad nacional. Los carteles carreteros del Banco de Seguros del Estado también me despertaban admiración. Cuando ingresé tenía veintidós años, y estaba pasmado por las luces de una agencia muy grande, con un equipazo y liderada por un hombre talentoso y audaz. Hoy, que me toca co-liderar una agencia de casi 40 personas, puedo entender mucho mejor los aciertos Elbio Acuña, y valorarlos. Sobre todo en lo que respecta a la lealtad con la gente que siempre lo acompañó. Era muy pichón cuando integraba uno de los equipos de la agencia. Yo estaba en el Gamma, que dirigían Michel Visillac y Pedro Botana. Mi paso fue en una etapa muy junior, tuvo mucha relevancia para mí, pero mínima para la agencia. Me recuerdo comprando una entrada para ver La Campana de Oro desde el tercer piso del Solís; también mis deseos de ir al Desachate, cuando todavía no estaba en la lista de convocados. Yo quería pertenecer, conocer, que me conocieran, quería entrar en las reuniones decisivas. Era un redactor creativo menos cool que lo habitual. Me presenté a trabajar de corbata y si bien me fascinaba escribir, redactar, me resultaba muy atractiva la relación con el cliente, me ayudaba a hacer mejor mi trabajo. A los dos años y medio fui tentado por mis jefes: Michel Visillac, director del equipo, y Pedro Botana, director de arte, a abrir nuestra propia agencia. Se llamó VBS que es la sigla de Visillac, Botana, Stein. Nos instalamos en un local prestado en Bartolomé Mitre y Rincón. Era un loft muy grande, muy lindo, bastante bien puesto con dos pesos, dónde luego se instaló el café Pedemonte. De los tres, yo era quien arriesgaba menos, porque no había cumplido 25 años y vivía con mis padres. Ni siquiera era realmente un director creativo en ese entonces, sino apenas un tipo con ingenio, muchas ganas y la capacidad de trabajar dieciocho horas por día. Estaba siempre dispuesto a hacer de todo, porque en una estructura pequeña hay más funciones que cumplir.

-La agencia tuvo un desarrollo interesante, con momentos de esplendor, pero la marca VBS se fue desgajando.
-Comenzó a crecer en 1995 al año siguiente de su apertura, con la llegada de Punta Carretas Shopping. Fue una experiencia muy fuerte, porque además de ser un gran cliente, su gerente general, Mauricio Oppenheimer, es muy exigente; y sus exigencias nos fueron armando la agencia y enseñando. Punta Carretas Shopping fue nuestro buque insignia, y un cliente que llamaba a otros clientes. En 1996 con Visillac compramos la parte de Botana. Tiempo después una inundación nos echó del antiguo loft de la Ciudad Vieja. Fue un desastre que nos obligó a una mudanza, a una casa de estilo en Pocitos, en Obligado 984. La agencia siguió creciendo y así llegó el Discount Bank; TVC, que luego fue Multicanal; Motociclo, en su etapa industrial, Grupo Fiancar, Hang Ten, Atijas Weiss Arquitectos, Alico Seguros de Vida, la Asociación de Laboratorios Nacionales y tantos más.

-¿Cómo nace la relación comercial con Diego Lev, tu actual socio?
-Diego es mi primo, que ingresó como pasante en VBS Publicidad, en la época de Bartolomé Mitre, bien al principio. Desde junior fue demostrando un talento, una fuerza para trabajar y una visión publicitaria poco usual. Diego tiene una capacidad de análisis que sorprende y una fuerza creativa con aportes que vienen de la cultura más intelectual y la más popular en simultáneo. Entonces lo que para él se inició como una degustación de la actividad publicitaria, se transformó en su vida profesional, lo que logra hacer en paralelo a su vida de artista plástico. Poco tiempo después que compré las acciones de Visillac, en los últimos días del año 2000, me fui a Madrid, donde Diego hacía un master en publicidad, y en un bar de tapas de La Latina decidimos avanzar juntos hasta ser socios.

-¿Qué fue lo más original que hiciste en VBS?
-Siempre recuerdo con mucho cariño los dibujitos animados que realizamos en la campaña electoral de 1999 para la Vertiente Artiguista, que decía: “Curiel no es solo una cara bonita”. Tengo la sensación de que merece ser recordada, más ahora, que tantas campañas políticas quieren hacer reír pero no lo logran. Tenemos una gran amistad con Alberto. Es un tipo de un humor fenomenal, muy fino, y muy irónico cuando se trata de reírse de él mismo. Suele hacer muchas bromas sobre su fealdad. La campaña de la Vertiente fue una experiencia fantástica, a pesar de no ser votante del Frente. Me metí tanto, que iba a repartir listas a Casabó, a Cerro Norte, y a otros lugares a los que no suelo ir, salvo cuando sigo a Defensor al Olímpico o al Tróccoli. Para mí fue algo muy bueno, diferente, muy revelador. Después de esas campañas no hice más propaganda política, salvo trabajos menores. El problema es que me distrae de la atención de mis clientes porque el trabajo político absorbe. De todas maneras, como tiene su gustito, nunca digas nunca, ¿verdad? De esa misma época hay una campaña comercial muy interesante, que disfruté mucho: la que hicimos para Le Coq Sportif, la marca francesa de ropa deportiva.

-¿Fue aquélla de los jugadores de básquet que cantaban en francés?
-Surgió la oportunidad de esponsorizar a la selección uruguaya de básquetbol, que se vistió con Le Coq Sportif para un Campeonato Sudamericano. En ese momento entendíamos que la sponzorización debía recorrer otros caminos, que no era solamente ponerle ropa a los jugadores. El presidente de la Federación Uruguaya nos propuso filmar un entrenamiento, pero nosotros queríamos realizar una idea que abonara al posicionamiento francés de la marca. El guión hacía que los jugadores cantaran Chanson d’amour. Había que verlos. Cuando llegamos al Cilindro, con toda una gran producción, nos enteramos que la Federación no les había avisado, y ellos no querían saber de nada con andar cantando en francés para la televisión. Entonces fui hasta el vestuario para intentar convencerlos. La sensación que tuve al ingresar fue irrepetible. Aquellos gigantes sentados en banquitos, con la cabeza entre las piernas. Cuando les cuento que teníamos preparada una producción, con las cámaras instaladas en la cancha, Luis Pierri empieza a hablar, y termina diciendo que lo hacían por respeto a la gente que estaba trabajando. Con ese aviso ganamos una Campana de Oro. VBS fue la génesis de Notable: una agencia chica, con mucha alegría; con esa magia que le daba la pretensión de ser grande. Recuerdo de los primeros tiempos la campaña con Chelle, dueño de la zapatería que lleva su nombre, que es un personaje único. Yo tenía como una obsesión de hacer algo con él que no fuera una promoción de calzados, pero tenía claro que no era alguien que se arreglara con dinero. Mi padre era vecino de su negocio, así que ubicaba muy bien a mi familia. Una tarde lo llamé para ofrecerle protagonizar un aviso para el Grupo Fiancar: un plan de leasing en 37 cuotas. Para que aceptara le ofrecí que donara su cachet, y nosotros al final del aviso destacaríamos su donación. Le encantó la propuesta. Nos pidió 5.000 dólares para una persona que debía operarse de la vista en Cuba; y a los amigos de Fiancar les pareció muy bien. En el aviso se veía a Chelle en un mostrador diciendo “tengo lo mejor en suela de goma” mientras mostraba un Volkswagen Gol. Pero lo más interesante fue lo que se sucedió después, cuando en la conferencia de prensa el hombre que recibía el dinero para operarse destacó cómo una idea publicitaria podía cambiar una vida. Casi sin quererlo se transformó en algo muy emocionante. También el “¿qué podemos hacer hoy por usted?” de Discount Bank nace en VBS y las campañas de radio de TVC son buenos recuerdos de esa época.

-¿Por qué Notable?
-Porque me pareció divertido. No hay una explicación muy profunda pero es una buena cosa que la publicidad se note, ¿no? Además los nombres comerciales se van resignificando con el paso del tiempo. ¿Qué es Saeta o Montecarlo? ¿Qué es Punto o Ímpetu? Lo que tenía claro era que estaba cansado de las siglas, porque había muchas, y quería algo que no fuera mi nombre, porque eso me iba a achicar la agencia. La iba a limitar. Si la agencia soy yo, el cliente sólo desea hablar conmigo; además tenía pensado asociarme con Diego y el nombre debería permitir integrar a un nuevo socio. Notable es una expresión muy uruguaya. Recuerdo que cuando cambiamos el nombre hicimos una campaña de prensa, radio y vía pública que decía: “Ahora VBS es Notable”.

-¿Qué es lo que más te atrapa de la publicidad?
-Que siempre va cambiando. Al principio fue tener una idea genial y que me felicitaran en los cumpleaños y en las reuniones. Es una fase un tanto inmadura desde el punto de vista profesional, porque podés llegar a confundirte estratégicamente con el afán de lucirte. En un momento te das cuenta que una estrategia bien estructurada tiene mucho más valor que un aviso ocurrente, y comprendí que hay que decir lo justo para que las marcas sigan un rumbo adecuado. No alcanza con el avisito ingenioso, sino que es necesario un trabajo consistente, coherente, de mucho tiempo. Entonces allí lo que disfrutás es la evolución de las marcas trabajando en equipo con el cliente. Creo que el tiempo ayuda a entender que los publicistas hacemos un trabajo que hasta cierto punto se alimenta del arte, que se nutre de la creatividad, de las emociones y los conocimientos, pero, en definitiva somos simples vendedores; gente de marketing. Con mucho status dentro del proceso, es cierto, con sofisticados instrumentos de venta, pero vendedores al fin. La publicidad, como la vemos nosotros, nos permite meternos en mundos diferentes y eso es divertido: campañas con Héctor Perry o Juan Carlos Calabró. Campañas de Mejoral con Naná o Rubén, propietario del club nocturno Píkaros. Ir a ensayos de Carnaval para contratar murgas. Trabajar con Los Fatales, recién salidos del horno, con Max Capote o escribir una canción con la gente de Cursi. La publicidad como la sentimos te deja escribir con humor a Juan Ramón Carrasco, una mención de radio al otro día que la selección que él dirige se come tres con Venezuela. O escribir una canción para Riogas en época de Mundial y que la pasen en las fiestas de quince. Podría darte más ejemplos: Lágrima Ríos, Trasante y Peña, convivieron hace muchos años en un aviso de Multicanal. Trabajando en publicidad no tenés cómo aburrirte. En los medios hay gente interesante, en las productoras, cada locutor, fotógrafos, la gente de marketing que nos contrata. Todas esas relaciones te hacen crecer un poco más.

-Son historias muy amenas, pero hasta ahora nada has dicho del fin último de la publicidad: vender.
-Es que no es el fin último, ni el primero. ¡Es el único! Los publicistas defendemos la plata de nuestros clientes, desde el momento que buscamos optimizar la rentabilidad de su inversión y el valor de sus marcas, que son su capital. Claro que trabajando con respeto a los valores y a la inteligencia del público. Porque la publicidad es una herramienta del marketing pero al mismo tiempo es parte del patrimonio cultural del país, un espejo de las motivaciones de una sociedad y de su forma de expresarse, por tanto merece que lo hagamos con profesionalismo y responsabilidad. Observando su publicidad, se puede entender un país, un momento histórico, económico, viendo la tanda de la televisión, los avisos de la prensa, de la radio, lo que circula por internet, los avisos en la vía pública.

-¿Te gusta la publicidad uruguaya?
-Es muy profesional en algunos casos y muy artesanal en otros. Hay una gran distancia entre lo que propone Lever para Nevex o Skip, a una casa de repuestos de la calle Galicia. Creo que las nuevas tecnologías nos acercan aún más a la televisión argentina, por ejemplo. Y esto nos desafía, porque ellos hacen buenos avisos y nuestro público educa su paladar. Al mismo tiempo nos condicionan, porque son referencias ineludibles que pueden hacer que perdamos frescura o identidad. Los miramos demasiado. Y eso a veces nos lleva a producir ideas que luego quedan mal porque aquí faltan recursos; el dinero no hace que una idea sea genial, pero logra disimular una mediocre y eso en los grandes mercados salva las debilidades. Creo que la profesionalización se va dando también gracias a las carreras universitarias que nacieron hace tres décadas. Los egresados de Ciencias de la Comunicación, de Diseño Gráfico, de Marketing, han hecho que la publicidad tenga más calidad y compromiso con la profesión. Cuando yo ingresé a la industria estaba lleno de gente valiosa, pero muchos no eran vocacionalmente publicitarios. Eran tipos creativos refugiados de una dictadura que no daba espacio para otras manifestaciones. Eran tiempos duros para la literatura, el teatro y ni que hablar para cine. Eran tiempos del predominio absoluto de las carreras clásicas, que reforzaban la idea de un Uruguay con pocas alternativas, gris. Creo que las universidades privadas, primero la Católica y luego la ORT, tienen mucho mérito en el crecimiento de la profesión y sus industrias paralelas como por ejemplo la producción audiovisual. Lamentablemente la Universidad de la República ya estaba malherida cuando debía operar estos cambios.

-¿Habrías sido publicista sin pasar por una carrera de Comunicación?
-Por un tema generacional pertenezco a los publicistas que venimos del ámbito académico, si bien no fui un alumno destacado. Mis compañeros me recuerdan más por mis chistes, que por mis análisis semióticos. Eso sí, desde que ingresé a la Universidad jamás me vi haciendo otro trabajo que no fuera en la publicidad. Percibo y siento la comunicación todo el tiempo. Mi fuerte siempre fueron las materias humanísticas. Matemática de quinto la salvé recién en julio. Todos tenemos áreas que nos funcionan, y otras que no tanto; la cuestión está en descubrirlas a tiempo. Mi suegro siempre dice que hay dos decisiones que te marcan la vida: qué vas a hacer y con quién. Si te vas a casar y con quién; de qué vas a trabajar y con quién te vas a asociar. Son decisiones muy fuertes, que van demostrando tu inteligencia emocional. Me gusta decir que yo soy publicista vocacional. No soy un frustrado del cine, del teatro o de la literatura. Me ofrecieron hacer radio, tele, escribir libros, hacer stand up en teatro, pero lo mío es la publicidad y mi agencia.

-¿En qué momento te sentiste un empresario?
-No hay un momento único. La empresa tomó una buena dimensión cuando terminamos de construir nuestras nuevas oficinas, aunque también sentí el cambio cuando llegaron nuevos clientes, más exigentes, y la cartera se completó con marcas de peso como Motociclo, y el Discount, Conaprole, Pilsen, Divino, Ricard, Canal 10, laboratorios de prestigio, el Club de El País. Cuando el equipo crece también tenés otro panorama. Cuando gerenciás un equipo de más de treinta personas y manejás con criterio el dinero de la agencia. La crisis de 2002 fue un buen training, una prueba de fuego, pero de gran aprendizaje en mi vida empresarial. La agencia se quedó con trece personas, fue una etapa dura, pero nos demostró a nosotros mismos nuestra verdadera ética empresarial y personal. Porque en época de bonanza somos todos buenísimos, pero cuando no se cobra y hay que cumplir compromisos es cuando se ven los pingos. Creo que me demostré a mí mismo que podía ser leal a la gente y cumplir con mi palabra. En definitiva podría decir que gerencio la empresa con una alta dosis de creatividad, y genero publicidad con una constante visión empresarial. Eso es bueno para nuestro equipo, porque el clima que se respira es diferente. También es bueno para los clientes, porque pueden ver a un tipo que siente algunas cosas como ellos.

-De la misma forma en que puede ver tu intención de ser distinto a los otros. ¿En qué se diferencia Notable de sus colegas?
-Somos la única agencia del país liderada por dos creativos publicitarios. Nos propusimos y conseguimos tener una baja rotatividad de clientes y de equipo de trabajo. Sólo tomamos nuevos clientes cuando entendemos que los vamos a atender bien. Muchas veces hemos renunciado a buenos negocios para no desestabilizar a la agencia, ni el servicio que presta. Somos una empresa nacional colada en un viaje de agencias multinacionales, que no está obsesionada con una asociación internacional. No lo descartamos, pero no lo buscamos. Somos felices así. No sueño con tener cuentas del exterior que me manden campañas o avisos predeterminados, a los que hay que ponerle poco pienso. Aunque paguen mucho. Me gusta trabajar para las marcas de mis clientes, porque puedo darles contenido y un perfil local, de acuerdo a nuestras ideas y nuestra creatividad. Creo que ponemos mucho énfasis en generar oportunidades para la buena gente que nos acompaña. Dirigir una agencia te permite seleccionar a los colaboradores con quienes compartir el camino, eso es un privilegio. Y contamos con gente inteligente, interesante y divertida, lo que nos hace felices. Le damos mucha importancia a la vida grupal de la agencia, en su justa medida naturalmente. Porque siempre tiene que haber tiempo para los amigos, la familia, y sobre todo para mi esposa y para mi hija Catalina, lo más lindo que tengo en la vida. El día que no pueda escaparme a buscarla al jardín, a almorzar con ella o a tener las mejores vacaciones en familia, nada de lo profesional habrá valido la pena.

La agencia debe ser cómplice de su cliente. No alcanza con un creativo talentoso, también debe ser talentoso el anunciante.”

Carrasco
Uruguay había perdido 3 a 0 con Venezuela en el mismísimo Estadio Centenario por las Eliminatorias 2006. Un día después, sonaba esta mención en la radio, con tanta repercusión, que los directores de Notable fueron entrevistados en Sarandí 690 y El Espectador. La pieza fue premiada con una Campana de Oro.
Actor:
Mirá Juan… Venezuela, ¡Ve-ne-zue-la!
Lo que quiero decir Juan es que… ejem, ejem…
Mirá que tu vocación ofensiva bárbaro… bárbaro… ¡bárbaro!
Tenés tus pilchas… es tu vida Juan…
Lo que quiero decir Juan es que ¡ejem! (cof, cof).
Hay gente… hay gente que no quedó muy conforme… ¡ejem! (cof, cof).
Ojalá me equivoque Juan, pero lo que te quería decir es que (cof, cof)
Locutor:
Si tenés algo en el pecho que no podés sacar, tomá Webtusin, el jarabe expectorante que descongestiona las vías respiratorias.

Que una idea genial se realice depende menos de la genialidad de la agencia y más del vínculo con su cliente.”

Casa tomada
Una evocación cortaziana describe al primer edificio uruguayo especialmente diseñado para el trabajo publicitario. “Con Diego elegimos una vista al mar: fue un sueño cumplido”. En la calle Luis Piera los espacios son abiertos, luminosos, evocadores del Arte Pop; invitan a una creativa apropiación de su entorno. Perla Taranto, mi esposa, me enseñó a amar su profesión, la arquitectura. Ella y sus socias hicieron un trabajo innovador, que ha sido publicado en revistas de diseño”. En junio de 2006, la agencia editó un libro en homenaje al Parque Rodó, que habla de sitios inspiradores: El parque de diversiones, el Teatro de Verano, la playa Ramírez, la Facultad de Ingeniería, el Club de Pesca. “Fue una forma de interpretar nuestra realidad: los clientes, los amigos, los vecinos, desean que estemos más cerca, no que seamos más grandes.”

Cada anunciante tiene la agencia que se merece.”

Vacas flacas, ideas gordas
Pipe Stein fue docente de Publicidad e integra el Consejo Académico de la Universidad ORT. Ha recorrido su ciudad, su país y el mundo, despertando un inusual interés en sus conferencias. Fue convocado por todas las universidades nacionales, las fundaciones Zonamérica y Endeavor; la Universidad Cardenal Herrera de Valencia para su Congreso Internacional Brand Trends, y por la Asociación Argentina de Marketing Bancario. Fue jurado de la Campana de Oro, del Ojo de Iberoamérica, del Wave Festival de Río de Janeiro, del Festival de Montreaux, Suiza, y en 2007 fue presidente del Desachate. Fue memorable su conferencia en la Universidad Complutense de Madrid, invitado en febrero de 2008 por el Club de Creativos de España. Allí dejó ideas que pueden ser vistas y oídas en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=ByRg5vJXHgM.

Todo bien con Facebook, pero el taxista sigue escuchando radio.”

Effie
Notable fue ganadora de la primera edición uruguaya del premio internacional que otorga puntaje a la creatividad y la estrategia publicitaria para evaluar los resultados del trabajo en equipo. Fue en marzo de 2009, con un aviso de Pilsen para incrementar el consumo de cerveza en invierno.

Racismo
Pipe Stein  es director estratégico y creativo de la campaña "Borremos el Racismo del Lenguaje" para la Casa de la Cultura Afrouruguaya, lanzada en Enero de 2013:
http://www.espectador.com/noticias/257441/pipe-stein-aventure-que-la-campana-iba-a-trascender

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