Pipe visto por Diana Pereira. (Marzo de 2010) |
“Pipe,
quiero reunirme con vos”, fue lo único que Álvaro Moré, director
de Young & Rubicam, le adelantó por teléfono aquella tarde.
A los pocos días se sentaron a charlar. “Pipe querido, te pido que
animes la fiesta de mi agencia”, fue la propuesta, en tono
amistoso, pero también de reconocimiento a su talento actoral. “Le
dije que sí, asumiendo que siempre seré un animador de grupos”,
evoca Stein con humor. En ese encuentro hubo más de cien invitados,
empleados de la agencia, que lo aplaudieron sin parar en cuanto salió
a escena; quizá, también como sincero homenaje a quien había
aceptado la invitación de uno de sus principales competidores. La
anécdota es real, reciente, y describe la convicción del
publicista nacido en Montevideo. Desde el estudiante de Ciencias
de la Comunicación en la Universidad Católica al actual
director de Notable Publicidad han pasado dos décadas de búsqueda
de ideas originales, tanto de fondo como de forma. Fueron años de
cultivo de una sensibilidad singular, reflejada en encuestas de
la consultora Equipos Mori. Los anunciantes uruguayos valoran a su
empresa como una de las dos más creativas y una de las
tres que recomendarían, mientras que él es señalado como el
segundo mejor creativo y el segundo mejor director de agencia de
publicidad. En su agencia, fundada en 1994, trabajan 39 personas
que comparten un espacio arquitectónico construido especialmente
para la creatividad publicitaria. “Con
Diego Lev, mi primo y socio, nos entendemos con la naturalidad que
nos entrega una relación fraterna, cultivada en familia. Diego es el
de las ideas que sorprenden, y yo soy el facilitador que dialoga cada
día con los anunciantes”, afirma quien en realidad se llama
Felipe, aunque sólo para los documentos oficiales.
-Tus
intervenciones públicas suelen ser muy originales, muy cercanas
al stand up comedy. ¿Es tu personalidad o una estrategia
premeditada para llamar la atención?
-
Es muy probable que haya de ambas. Creo que en cada presentación
hago una fusión de los conceptos publicitarios y de mi experiencia
de animador, del showman amateur que vive en mí. En 1989 comencé la
carrera de Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Católica, y me pagaba los estudios animando fiestas para
niños, y para adultos. Animé más de 200 reuniones, así conocí
gente de los más diversos ámbitos y así también me compré mi
primer auto, un Volkswagen fusca amarillo. Podía tener un cumpleaños
en el Prado, una reunión empresarial en Pocitos y un casamiento en
Carrasco, todo en un mismo día. Si bien yo sabía que me dirigía
a la publicidad como profesión, me encantaba hacer juegos,
dinámica grupal y humor. Aprendía, me entrenaba, conocía mundos.
Podía ser con los socios de un club, con los ejecutivos y empleados
de la Otis, con políticos o con Fernando Morena y los
empleados del Banco Comercial. Lo disfrutaba sin dudas, pero también
tenía su cuota de sacrificio, porque cuando mis amigos en esas
noches salían a divertirse, yo laburaba.
-¿Hay
algo innato en esa destreza o fue adquirida?
-Los
movimientos juveniles judíos, en mi caso Macabi, enseñan mucho
sobre dinámica grupal. Es algo que puede comprender alguien que
participó en los scouts o en la Asociación Cristiana, por
ejemplo. Nunca hice un personaje, ni me disfracé de payaso, sino que
hacía juegos para niños y para adultos, en camisa y vaquero. Mi
trabajo gustaba, y una fiesta traía a la otra. Así fue
hasta el día que ingresé a Punto Ogilvy, el 10 de
setiembre de 1991, una fecha que vivo con mucho cariño.
-¿Utilizaste
tu capacidad de seducción e histrionismo para convencer a Elbio
Acuña?
-Ese
contacto tiene una historia muy graciosa. Yo animé una fiesta en su
casa, y al final se me acercó y me felicitó, pero al momento de
pagarme le confesé que lo que realmente quería era una oportunidad
en su agencia. Elbio me dijo: “vení a verme el lunes”. Así
comenzó mi carrera publicitaria y las fiestas quedaron en la
historia. La animación fue un muy buen entrenamiento previo a la
publicidad, porque adquirís una cierta agilidad mental, el dominio
de los tiempos de una reunión, y una expresión, a veces
convincente. Cuando presento una campaña o cuando me paro frente a
un auditorio me doy cuenta que las ideas me fluyen con naturalidad y
puedo expresarlas de forma sintética y atractiva.
-¿Ese
sentido del humor proviene de la familia?
-Nací
en un hogar liberal, en el que siempre se comió mucho y rico y nunca
faltaron buenos discos. Mi papá, Miguel Stein, tenía un
negocio de ropa que se llamaba Yelmo Sport, en 18 de Julio y Tristán
Narvaja. Un hombre bueno, derecho, de trabajo y familia. Nació en
Tacuarembó, me contagió la pasión futbolera por Defensor y el
gusto por un buen tango. Me hacía sentir su orgullo por mi carrera.
Falleció en el año 2005. Mi mamá es Bossa Nova, alegría,
mesa colorida llena de hijos y nietos. Es Vinicius, Tom Jobim, Bahía.
Una mujer con gran sentido del humor, como su padre, mi abuelo Jaime
Lev y mi abuela Masha, otro ejemplo de vida para
nuestra familia. Los abuelos tuvieron infancias duras, porque ser
inmigrante es difícil siempre, pero que nos dieron una vida muy
linda en este país maravilloso.
-¿Cuánto
influye lo judío en tu pensamiento, en tu creatividad, en tu forma
de hacer publicidad?
-Eli
Wiesel, premio Nobel de la Paz, dice que ser judío es mirar el mundo
con ojos judíos. Yo veo el mundo desde esa perspectiva. Vengo de un
hogar judío y construyo un hogar judío. Pero, como es natural, en
mí conviven la identidad judía y la uruguaya en estéreo, que
además se tocan en muchos de sus valores. Ignoro qué
responsabilidad tiene la educación judía en la habilidad de Groucho
Marx, Woody Allen, Mel Brooks, Seinfeld o Tato Bores. Si tengo que
aventurar una opinión, siempre con precaución porque las
generalizaciones no son buenas en ningún sentido, creo que los
judíos siempre priorizaron la educación y la libertad.
Nuestros padres no nos quieren en sus negocios. Están en sus
negocios para que podamos ir a la Universidad. Pero creo
que esto es algo compartido con el Uruguay todo, ¿no?
-¿Punto
fue un sueño juvenil cumplido?
-¡Sí,
sin dudas! Llegué como un admirador del aviso “Los canillas del
país”; se me ponían los pelos de punta cada vez que escuchaba
al Canario Luna. Ese aviso fue un hito de la
publicidad nacional. Los carteles carreteros del Banco de
Seguros del Estado también me despertaban admiración. Cuando
ingresé tenía veintidós años, y estaba pasmado por las luces de
una agencia muy grande, con un equipazo y liderada por un hombre
talentoso y audaz. Hoy, que me toca co-liderar una agencia de casi 40
personas, puedo entender mucho mejor los aciertos Elbio Acuña, y
valorarlos. Sobre todo en lo que respecta a la lealtad con la gente
que siempre lo acompañó. Era muy pichón cuando integraba uno de
los equipos de la agencia. Yo estaba en el Gamma, que
dirigían Michel Visillac y Pedro Botana. Mi paso fue en
una etapa muy junior, tuvo mucha relevancia para mí, pero mínima
para la agencia. Me recuerdo comprando una entrada para ver
La Campana de Oro desde el tercer piso del Solís; también mis
deseos de ir al Desachate, cuando todavía no estaba en la lista de
convocados. Yo quería pertenecer, conocer, que me conocieran, quería
entrar en las reuniones decisivas. Era un redactor creativo menos
cool que lo habitual. Me presenté a trabajar de corbata y si bien me
fascinaba escribir, redactar, me resultaba muy atractiva la relación
con el cliente, me ayudaba a hacer mejor mi trabajo. A los dos años
y medio fui tentado por mis jefes: Michel Visillac, director del
equipo, y Pedro Botana, director de arte, a abrir nuestra propia
agencia. Se llamó VBS que es la sigla de Visillac,
Botana, Stein. Nos instalamos en un local prestado en Bartolomé
Mitre y Rincón. Era un loft muy grande, muy lindo, bastante bien
puesto con dos pesos, dónde luego se instaló el café Pedemonte. De
los tres, yo era quien arriesgaba menos, porque no había cumplido 25
años y vivía con mis padres. Ni siquiera era realmente un director
creativo en ese entonces, sino apenas un tipo con ingenio, muchas
ganas y la capacidad de trabajar dieciocho horas por día. Estaba
siempre dispuesto a hacer de todo, porque en una estructura pequeña
hay más funciones que cumplir.
-La
agencia tuvo un desarrollo interesante, con momentos de esplendor,
pero la marca VBS se fue desgajando.
-Comenzó
a crecer en 1995 al año siguiente de su apertura, con la llegada
de Punta Carretas Shopping. Fue una experiencia muy fuerte,
porque además de ser un gran cliente, su gerente general, Mauricio
Oppenheimer, es muy exigente; y sus exigencias nos fueron armando la
agencia y enseñando. Punta Carretas Shopping fue nuestro
buque insignia, y un cliente que llamaba a otros clientes. En 1996
con Visillac compramos la parte de Botana. Tiempo después una
inundación nos echó del antiguo loft de la Ciudad Vieja.
Fue un desastre que nos obligó a una mudanza, a una casa de
estilo en Pocitos, en Obligado 984. La agencia siguió creciendo y
así llegó el Discount Bank; TVC, que luego
fue Multicanal; Motociclo, en su etapa industrial, Grupo
Fiancar, Hang Ten, Atijas Weiss Arquitectos, Alico Seguros de Vida,
la Asociación de Laboratorios Nacionales y tantos más.
-¿Cómo
nace la relación comercial con Diego Lev, tu actual socio?
-Diego
es mi primo, que ingresó como pasante en VBS Publicidad,
en la época de Bartolomé Mitre, bien al principio. Desde junior fue
demostrando un talento, una fuerza para trabajar y una visión
publicitaria poco usual. Diego tiene una capacidad de análisis que
sorprende y una fuerza creativa con aportes que vienen de la cultura
más intelectual y la más popular en simultáneo. Entonces lo que
para él se inició como una degustación de la actividad
publicitaria, se transformó en su vida profesional, lo que logra
hacer en paralelo a su vida de artista plástico. Poco tiempo después
que compré las acciones de Visillac, en los últimos días del año
2000, me fui a Madrid, donde Diego hacía un master en publicidad, y
en un bar de tapas de La Latina decidimos avanzar juntos hasta ser
socios.
-¿Qué
fue lo más original que hiciste en VBS?
-Siempre
recuerdo con mucho cariño los dibujitos animados que realizamos en
la campaña electoral de 1999 para la Vertiente Artiguista, que
decía: “Curiel no es solo una cara bonita”. Tengo la sensación
de que merece ser recordada, más ahora, que tantas campañas
políticas quieren hacer reír pero no lo logran. Tenemos una gran
amistad con Alberto. Es un tipo de un humor fenomenal, muy fino, y
muy irónico cuando se trata de reírse de él mismo. Suele hacer
muchas bromas sobre su fealdad. La campaña de la Vertiente fue una
experiencia fantástica, a pesar de no ser votante del Frente. Me
metí tanto, que iba a repartir listas a Casabó, a Cerro Norte, y a
otros lugares a los que no suelo ir, salvo cuando sigo a Defensor al
Olímpico o al Tróccoli. Para mí fue algo muy bueno, diferente, muy
revelador. Después de esas campañas no hice más propaganda
política, salvo trabajos menores. El problema es que me distrae de
la atención de mis clientes porque el trabajo político absorbe. De
todas maneras, como tiene su gustito, nunca digas nunca, ¿verdad? De
esa misma época hay una campaña comercial muy interesante, que
disfruté mucho: la que hicimos para Le Coq Sportif, la marca
francesa de ropa deportiva.
-¿Fue
aquélla de los jugadores de básquet que cantaban en francés?
-Surgió
la oportunidad de esponsorizar a la selección uruguaya de
básquetbol, que se vistió con Le Coq Sportif para un Campeonato
Sudamericano. En ese momento entendíamos que la sponzorización
debía recorrer otros caminos, que no era solamente ponerle ropa a
los jugadores. El presidente de la Federación Uruguaya nos
propuso filmar un entrenamiento, pero nosotros queríamos realizar
una idea que abonara al posicionamiento francés de la marca.
El guión hacía que los jugadores cantaran Chanson
d’amour. Había que verlos. Cuando llegamos al Cilindro, con
toda una gran producción, nos enteramos que la Federación no les
había avisado, y ellos no querían saber de nada con andar cantando
en francés para la televisión. Entonces fui hasta el vestuario para
intentar convencerlos. La sensación que tuve al ingresar fue
irrepetible. Aquellos gigantes sentados en banquitos, con la cabeza
entre las piernas. Cuando les cuento que teníamos preparada una
producción, con las cámaras instaladas en la cancha, Luis Pierri
empieza a hablar, y termina diciendo que lo hacían por respeto a la
gente que estaba trabajando. Con ese aviso ganamos una Campana de
Oro. VBS fue la génesis de Notable: una
agencia chica, con mucha alegría; con esa magia que le daba la
pretensión de ser grande. Recuerdo de los primeros tiempos la
campaña con Chelle, dueño de la zapatería que lleva su nombre, que
es un personaje único. Yo tenía como una obsesión de hacer algo
con él que no fuera una promoción de calzados, pero tenía claro
que no era alguien que se arreglara con dinero. Mi padre era vecino
de su negocio, así que ubicaba muy bien a mi familia. Una tarde lo
llamé para ofrecerle protagonizar un aviso para el Grupo Fiancar: un
plan de leasing en 37 cuotas. Para que aceptara le ofrecí que donara
su cachet, y nosotros al final del aviso destacaríamos su donación.
Le encantó la propuesta. Nos pidió 5.000 dólares para
una persona que debía operarse de la vista en Cuba; y a los amigos
de Fiancar les pareció muy bien. En el aviso se veía a Chelle en un
mostrador diciendo “tengo lo mejor en suela de goma” mientras
mostraba un Volkswagen Gol. Pero lo más interesante fue lo que se
sucedió después, cuando en la conferencia de prensa el hombre que
recibía el dinero para operarse destacó cómo una idea publicitaria
podía cambiar una vida. Casi sin quererlo se transformó en algo muy
emocionante. También el “¿qué podemos hacer hoy por usted?” de
Discount Bank nace en VBS y las campañas de radio
de TVC son buenos recuerdos de esa época.
-¿Por
qué Notable?
-Porque
me pareció divertido. No hay una explicación muy profunda pero es
una buena cosa que la publicidad se note, ¿no? Además los
nombres comerciales se van resignificando con el paso del tiempo.
¿Qué es Saeta o Montecarlo? ¿Qué
es Punto o Ímpetu? Lo que tenía claro
era que estaba cansado de las siglas, porque había muchas, y quería
algo que no fuera mi nombre, porque eso me iba a achicar la
agencia. La iba a limitar. Si la agencia soy yo, el cliente sólo
desea hablar conmigo; además tenía pensado asociarme con Diego y el
nombre debería permitir integrar a un nuevo socio. Notable es
una expresión muy uruguaya. Recuerdo que cuando cambiamos el nombre
hicimos una campaña de prensa, radio y vía pública que decía:
“Ahora VBS es Notable”.
-¿Qué
es lo que más te atrapa de la publicidad?
-Que
siempre va cambiando. Al principio fue tener una idea genial y que me
felicitaran en los cumpleaños y en las reuniones. Es una fase un
tanto inmadura desde el punto de vista profesional, porque podés
llegar a confundirte estratégicamente con el afán de lucirte. En un
momento te das cuenta que una estrategia bien estructurada tiene
mucho más valor que un aviso ocurrente, y comprendí que hay que
decir lo justo para que las marcas sigan un rumbo adecuado. No
alcanza con el avisito ingenioso, sino que es necesario un trabajo
consistente, coherente, de mucho tiempo. Entonces allí lo que
disfrutás es la evolución de las marcas trabajando en equipo con el
cliente. Creo que el tiempo ayuda a entender que los publicistas
hacemos un trabajo que hasta cierto punto se alimenta del arte, que
se nutre de la creatividad, de las emociones y los conocimientos,
pero, en definitiva somos simples vendedores; gente de marketing. Con
mucho status dentro del proceso, es cierto, con sofisticados
instrumentos de venta, pero vendedores al fin. La publicidad,
como la vemos nosotros, nos permite meternos en mundos diferentes y
eso es divertido: campañas con Héctor Perry o Juan
Carlos Calabró. Campañas de Mejoral con Naná o
Rubén, propietario del club nocturno Píkaros. Ir a ensayos de
Carnaval para contratar murgas. Trabajar con Los Fatales, recién
salidos del horno, con Max Capote o escribir una canción con la
gente de Cursi. La publicidad como la sentimos te deja
escribir con humor a Juan Ramón Carrasco, una mención de radio al
otro día que la selección que él dirige se come tres con
Venezuela. O escribir una canción para Riogas en época de Mundial y
que la pasen en las fiestas de quince. Podría darte más ejemplos:
Lágrima Ríos, Trasante y Peña, convivieron hace muchos años en un
aviso de Multicanal. Trabajando en publicidad no tenés
cómo aburrirte. En los medios hay gente interesante, en las
productoras, cada locutor, fotógrafos, la gente de marketing que nos
contrata. Todas esas relaciones te hacen crecer un poco más.
-Son
historias muy amenas, pero hasta ahora nada has dicho del fin último
de la publicidad: vender.
-Es
que no es el fin último, ni el primero. ¡Es el único! Los
publicistas defendemos la plata de nuestros clientes, desde el
momento que buscamos optimizar la rentabilidad de su inversión y el
valor de sus marcas, que son su capital. Claro que trabajando con
respeto a los valores y a la inteligencia del público. Porque la
publicidad es una herramienta del marketing pero al mismo tiempo
es parte del patrimonio cultural del país, un espejo de las
motivaciones de una sociedad y de su forma de expresarse, por tanto
merece que lo hagamos con profesionalismo y responsabilidad.
Observando su publicidad, se puede entender un país, un momento
histórico, económico, viendo la tanda de la televisión, los avisos
de la prensa, de la radio, lo que circula por internet, los avisos en
la vía pública.
-¿Te
gusta la publicidad uruguaya?
-Es
muy profesional en algunos casos y muy artesanal en otros. Hay una
gran distancia entre lo que propone Lever para Nevex o Skip, a una
casa de repuestos de la calle Galicia. Creo que las nuevas
tecnologías nos acercan aún más a la televisión argentina, por
ejemplo. Y esto nos desafía, porque ellos hacen buenos avisos y
nuestro público educa su paladar. Al mismo tiempo nos condicionan,
porque son referencias ineludibles que pueden hacer que perdamos
frescura o identidad. Los miramos demasiado. Y eso a veces nos lleva
a producir ideas que luego quedan mal porque aquí faltan recursos;
el dinero no hace que una idea sea genial, pero logra disimular una
mediocre y eso en los grandes mercados salva las debilidades. Creo
que la profesionalización se va dando también gracias a las
carreras universitarias que nacieron hace tres décadas. Los
egresados de Ciencias de la Comunicación, de Diseño Gráfico,
de Marketing, han hecho que la publicidad tenga más
calidad y compromiso con la profesión. Cuando yo ingresé
a la industria estaba lleno de gente valiosa, pero muchos no eran
vocacionalmente publicitarios. Eran tipos creativos refugiados de una
dictadura que no daba espacio para otras manifestaciones. Eran
tiempos duros para la literatura, el teatro y ni que hablar para
cine. Eran tiempos del predominio absoluto de las carreras clásicas,
que reforzaban la idea de un Uruguay con pocas alternativas, gris.
Creo que las universidades privadas, primero la Católica y luego la
ORT, tienen mucho mérito en el crecimiento de la profesión y sus
industrias paralelas como por ejemplo la producción audiovisual.
Lamentablemente la Universidad de la República ya estaba malherida
cuando debía operar estos cambios.
-¿Habrías
sido publicista sin pasar por una carrera de Comunicación?
-Por
un tema generacional pertenezco a los publicistas que venimos del
ámbito académico, si bien no fui un alumno destacado. Mis
compañeros me recuerdan más por mis chistes, que por mis análisis
semióticos. Eso sí, desde que ingresé a la Universidad jamás me
vi haciendo otro trabajo que no fuera en la publicidad.
Percibo y siento la comunicación todo el tiempo. Mi
fuerte siempre fueron las materias humanísticas. Matemática de
quinto la salvé recién en julio. Todos tenemos áreas que nos
funcionan, y otras que no tanto; la cuestión está en descubrirlas a
tiempo. Mi suegro siempre dice que hay dos decisiones que te marcan
la vida: qué vas a hacer y con quién. Si te vas a casar y con
quién; de qué vas a trabajar y con quién te vas a asociar. Son
decisiones muy fuertes, que van demostrando tu inteligencia
emocional. Me gusta decir que yo soy publicista vocacional. No soy un
frustrado del cine, del teatro o de la literatura. Me ofrecieron
hacer radio, tele, escribir libros, hacer stand up en teatro, pero lo
mío es la publicidad y mi agencia.
-¿En
qué momento te sentiste un empresario?
-No
hay un momento único. La empresa tomó una buena dimensión cuando
terminamos de construir nuestras nuevas oficinas, aunque también
sentí el cambio cuando llegaron nuevos clientes, más exigentes, y
la cartera se completó con marcas de peso como Motociclo, y el
Discount, Conaprole, Pilsen, Divino, Ricard, Canal 10,
laboratorios de prestigio, el Club de El País. Cuando el
equipo crece también tenés otro panorama. Cuando gerenciás un
equipo de más de treinta personas y manejás con criterio el dinero
de la agencia. La crisis de 2002 fue un buen training, una
prueba de fuego, pero de gran aprendizaje en mi vida empresarial. La
agencia se quedó con trece personas, fue una etapa dura, pero nos
demostró a nosotros mismos nuestra verdadera ética empresarial y
personal. Porque en época de bonanza somos todos buenísimos, pero
cuando no se cobra y hay que cumplir compromisos es cuando se ven los
pingos. Creo que me demostré a mí mismo que podía ser leal a la
gente y cumplir con mi palabra. En definitiva podría decir que
gerencio la empresa con una alta dosis de creatividad, y genero
publicidad con una constante visión empresarial. Eso es bueno para
nuestro equipo, porque el clima que se respira es diferente. También
es bueno para los clientes, porque pueden ver a un tipo que siente
algunas cosas como ellos.
-De
la misma forma en que puede ver tu intención de ser distinto a los
otros. ¿En qué se diferencia Notable de sus colegas?
-Somos
la única agencia del país liderada por dos creativos publicitarios.
Nos propusimos y conseguimos tener una baja rotatividad de clientes y
de equipo de trabajo. Sólo tomamos nuevos clientes cuando entendemos
que los vamos a atender bien. Muchas veces hemos renunciado a buenos
negocios para no desestabilizar a la agencia, ni el servicio que
presta. Somos una empresa nacional colada en un viaje de agencias
multinacionales, que no está obsesionada con una asociación
internacional. No lo descartamos, pero no lo buscamos. Somos felices
así. No sueño con tener cuentas del exterior que me manden campañas
o avisos predeterminados, a los que hay que ponerle poco pienso.
Aunque paguen mucho. Me gusta trabajar para las marcas de mis
clientes, porque puedo darles contenido y un perfil local, de acuerdo
a nuestras ideas y nuestra creatividad. Creo que ponemos mucho
énfasis en generar oportunidades para la buena gente que nos
acompaña. Dirigir una agencia te permite seleccionar a los
colaboradores con quienes compartir el camino, eso es un privilegio.
Y contamos con gente inteligente, interesante y divertida, lo que nos
hace felices. Le damos mucha importancia a la vida grupal de la
agencia, en su justa medida naturalmente. Porque siempre tiene que
haber tiempo para los amigos, la familia, y sobre todo para mi esposa
y para mi hija Catalina, lo más lindo que tengo en la vida.
El día que no pueda escaparme a buscarla al jardín, a almorzar
con ella o a tener las mejores vacaciones en familia, nada de lo
profesional habrá valido la pena.
“La
agencia debe ser cómplice de su cliente. No alcanza con un creativo
talentoso, también debe ser talentoso el anunciante.”
Carrasco
Uruguay
había perdido 3 a 0 con Venezuela en el mismísimo Estadio
Centenario por las Eliminatorias 2006. Un día después, sonaba esta
mención en la radio, con tanta repercusión, que los directores
de Notable fueron entrevistados en Sarandí
690 y El Espectador. La pieza fue premiada con
una Campana de Oro.
Actor:
Mirá
Juan… Venezuela, ¡Ve-ne-zue-la!
Lo
que quiero decir Juan es que… ejem, ejem…
Mirá
que tu vocación ofensiva bárbaro… bárbaro… ¡bárbaro!
Tenés
tus pilchas… es tu vida Juan…
Lo
que quiero decir Juan es que ¡ejem! (cof, cof).
Hay
gente… hay gente que no quedó muy conforme… ¡ejem!
(cof, cof).
Ojalá
me equivoque Juan, pero lo que te quería decir es que (cof, cof)
Locutor:
Si
tenés algo en el pecho que no podés sacar, tomá Webtusin, el
jarabe expectorante que descongestiona las vías respiratorias.
“Que
una idea genial se realice depende menos de la genialidad de la
agencia y más del vínculo con su cliente.”
Casa
tomada
Una
evocación cortaziana describe al primer edificio uruguayo
especialmente diseñado para el trabajo publicitario. “Con Diego
elegimos una vista al mar: fue un sueño cumplido”. En la calle
Luis Piera los espacios son abiertos, luminosos, evocadores del Arte
Pop; invitan a una creativa apropiación de su entorno. Perla
Taranto, mi esposa, me enseñó a amar su profesión, la
arquitectura. Ella y sus socias hicieron un trabajo innovador, que ha
sido publicado en revistas de diseño”. En junio de 2006, la
agencia editó un libro en homenaje al Parque Rodó, que habla de
sitios inspiradores: El parque de diversiones, el Teatro de
Verano, la playa Ramírez, la Facultad de Ingeniería, el Club
de Pesca. “Fue una forma de interpretar nuestra realidad: los
clientes, los amigos, los vecinos, desean que estemos más cerca, no
que seamos más grandes.”
“Cada
anunciante tiene la agencia que se merece.”
Vacas
flacas, ideas gordas
Pipe Stein
fue docente de Publicidad e integra el Consejo
Académico de la Universidad ORT. Ha recorrido su ciudad, su país y
el mundo, despertando un inusual interés en sus conferencias. Fue
convocado por todas las universidades nacionales, las fundaciones
Zonamérica y Endeavor; la Universidad Cardenal Herrera de
Valencia para su Congreso Internacional Brand Trends, y por la
Asociación Argentina de Marketing Bancario. Fue jurado de
la Campana de Oro, del Ojo de Iberoamérica, del Wave Festival de Río
de Janeiro, del Festival de Montreaux, Suiza, y en 2007 fue
presidente del Desachate. Fue memorable su conferencia en la
Universidad Complutense de Madrid, invitado en febrero de 2008 por el
Club de Creativos de España. Allí dejó ideas que pueden ser vistas
y oídas en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=ByRg5vJXHgM.
“Todo
bien con Facebook,
pero el taxista sigue escuchando radio.”
Effie
Notable fue
ganadora de la primera edición uruguaya del premio internacional que
otorga puntaje a la creatividad y la estrategia publicitaria para
evaluar los resultados del trabajo en equipo. Fue en marzo de
2009, con un aviso de Pilsen para incrementar el consumo de cerveza
en invierno.
Racismo
Pipe Stein es director estratégico y creativo de la campaña "Borremos el Racismo del Lenguaje" para la Casa de la Cultura Afrouruguaya, lanzada en Enero de 2013:
http://www.espectador.com/noticias/257441/pipe-stein-aventure-que-la-campana-iba-a-trascender
http://www.espectador.com/noticias/257441/pipe-stein-aventure-que-la-campana-iba-a-trascender
No hay comentarios:
Publicar un comentario