Tauromaquia a la uruguaya
Fue
inaugurada el 18 de Febrero de 1855, durante el gobierno del general
Venancio Flores, luego de tres años de construcción dirigida por el
arquitecto catalán Jaume Fontgiball sobre un proyecto de su colega
vasco Francisco Xavier de Garmendia quien por entonces también
participaba en el diseño del Teatro Solis. Con su llamativo estilo
“neomudéjar” y sus espacios amplios que albergaban hasta 12.000
espectadores, fue el principal estadio taurino del país y de la región, mayor en
capacidad y convocatoria que la Plaza del Real de San Carlos, en
Colonia del Sacramento. Luego de un escándalo público, por la muerte del famoso torero valenciano Punteret, mientras intentaba banderillear a un miura sentado en una silla, las corridas fueron prohibidas en 1890. Desde entonces, la Plaza se transformó en un fantasma gigante, que se deterioró hasta su demolición en 1923. De la arena circular, con un diámetro de 100 metros, ubicada en una amplio "coso" imaginariamente limitado por las actuales calles Purificación, Odense, Trípoli y Pamplona, solo perduran vestigios de la “casa del torero”, los vestuarios donde se cambiaban los “diestros” en Odense y José Irureta Goyena, y restos de la cimentación alrededor de la circunvalación entre las calles Odense y Pamplona.
—La
iniciativa de los inversores Tomás Basañez y Norberto Larravide fue
una respuesta comercial a la popularidad de la tauromaquia en
Uruguay, luego de la Guerra Grande, cuando la zona cambió su primera
denominación, “Villa Restauración”, por “La Unión”. Tanta
fue la “fiebre taurina” entre mediados y fines del siglo XIX, que
una agencia marítima, La Platense, fletaba un barco, El Apolo, traía
a miles de aficionados porteños que arribaban de mañana y
regresaban a Buenos Aires de noche.
—La
arena de forma circular, con un diámetro de 100 metros, estaba
ubicada en una amplia manzana limitada por las calles Purificación,
Odense, Trípoli y Pamplona, a seis cuadras al norte de la avenida
Ocho de Octubre por la calle Lindoro Forteza. De la antigua plaza de
toros apenas perduran vestigios de la “casa del torero”, los
vestuarios donde se cambiaban los “diestros” en Odense y José
Irureta Goyena, y restos de la cimentación alrededor de la
circunvalación entre las calles Odense y Pamplona.
—La actual denominación del espacio público evoca la memoria de Joaquín
Sanz Almenar, “Punteret”, el torero valenciano muerto el 26 de febrero
de 1888 cuando intentaba banderillear sentado en un "pase de silla" al bravo “Cocinero”, un miura de 500 kilos gestado en la ganadería del
célebre criador D. Felipe Victova. Algunos testigos
dijeron que la acción fue por una apuesta, por mucho
dinero, otros aseguran que “Punteret” sufría una depresión
biológica y que ingresó al ruedo bajo una fuerte crisis. La prensa
definió aquella maniobra como “descabellada y suicida”.
—Luego
de la muerte del valenciano, el dictador Máximo Tajes firmó el
decreto—ley Nº 2017, del 12 de setiembre del mismo año, que
prohibió las corridas. Se cuenta que en la decisión influyó su
ministro más cercano, Julio Herrera y Obes, atento a la opinión
popular y con apetencia presidencial. Tajes pospuso la vigencia
ejecutiva de la orden hasta el final de su período. El 1 de marzo de
1890 asumió la primera magistratura Herrera y Obes, el domingo 2 se celebró la
última lidia en la Unión, a beneficio del Hospital Asilo Español.
El 3 de marzo de 1890 comenzó a regir la prohibición.
Estacionamiento de la Plaza, repleto de carretas. |
—Una
placa colocada por la Intendencia de Montevideo informa que allí
estuvo el principal escenario de la tauromaquia en el Cono Sur
sudamericano, donde actuaron los más famosos matadores españoles,
mexicanos, colombianos, enfrentados contra los mejores ejemplares
taurinos del mundo en su tiempo.
El
incendio de 1871
—La
tragedia fue una primicia del diario El Siglo en su edición del día
después que las llamas destruyeran las tribunas de madera de la
Plaza de Toros de la Unión, el domingo 14 de mayo. El investigador y
coleccionista Gustavo Fernández Galván, vecino del barrio, investigó los principales episodios del mayor circo
taurino montevideano durante las casi siete décadas que estuvo en
pie. “Hubo dos incendios, uno en 1869 y otro, el mayor, en 1871,
según nos contaron ancianos de la zona que a su vez recordaban los
relatos de sus abuelos”, cuenta Fernández Galván.
La muerte de Punteret, óleo. |
—Las
pérdidas fueron totales, pero “como todavía era muy bueno el
negocio de la tauromaquia, sus propietarios invirtieron en su
reconstrucción con materiales más sólidos, así lo transformaron
en un sólido estadio de ladrillos”, explica.
—“Lo que
no pudieron los incendios, sí lo consiguió el escándalo por la
muerte de Punteret. Desde 1890, año en que fueron prohibidas las
corridas de toros, La Unión sufrió un rápido proceso de
despoblación, similar al de la Posguerra Grande, y la Plaza se
transformó en un fantasma gigante, que se deterioró hasta su
demolición en 1923. En la actualidad solo queda la casa de los
toreros, donde poco después nació el jurista José Irureta Goyena,
un inmueble histórico pero muy mal conservado”, afirma Fernández
Galván.
—Luis Bonavita Fábregat (1895—1971), erudito en historiador de la Unión, recogió la biografía del ingeniero hamburgués Rudolph Katz. El técnico nacido en Hamburgo, emigrado a Montevideo en 1870, participó en la reconstrucción de la Plaza de Toros luego del último incendio. "Fue quien opinó que la única solución viable era el ladrillo y el metal con buenos cimientos. Así se realizó la obra, pese a la protesta de los empresarios que preferían mantener la madera para gastar menos”, anotaba Bonavita.
—Luis Bonavita Fábregat (1895—1971), erudito en historiador de la Unión, recogió la biografía del ingeniero hamburgués Rudolph Katz. El técnico nacido en Hamburgo, emigrado a Montevideo en 1870, participó en la reconstrucción de la Plaza de Toros luego del último incendio. "Fue quien opinó que la única solución viable era el ladrillo y el metal con buenos cimientos. Así se realizó la obra, pese a la protesta de los empresarios que preferían mantener la madera para gastar menos”, anotaba Bonavita.
—Katz trabajó también en las principales propiedades del dictador Máximo Santos. De él se cuenta que una tarde de
octubre de 1885 hubo una discusión con el tirano en la Plaza de Toros. Se sentaban juntos, aunque no eran amigos y pese a que el hamburgués consideraba que aquel espectáculo era "bárbaro e inhumano”. Ofendido por un comentario de
Santos, a quien le llevaba más de 40 centímetros de altura, al
otro día se fue a vivir a Buenos Aires. “Cuánta soberbia y despotismo en un
envase tan pequeño”, fue su comentario cuando embarcaba en el
puerto de Montevideo, mientras juraba que nunca más iba a regresar.
Así fue, como buen alemán, Rudolph cumplió con su palabra.
Calle Odense sobre la plaza, 2017. |
5.000
—Fue
la cantidad de espectadores que asistieron a la última jornada
taurina en la Plaza de la Unión. Una muy buena concurrencia si se
tiene en cuenta que después de la muerte de “Punteret” hubo un
gran movimiento contra la tauromaquia, con protestas, debates y enfrentamientos
entre taurófilos y opositores al espectáculo.
“Embolados”
—En
1899 se restablecieron las corridas sin sangre, con toros
“embolados”, con sus astas cubiertas por protectores que hacían casi imposible una cornada, y con toreros que tenían prohibido matar. El retorno fue nueve años después de la última faena, un tiempo extenso en el que el fervor taurino quedó casi extinguido. Luis Bonavita Fabregat afirmaba que “la demolición de la plaza
fue inevitable cuando la perspectiva de la restauración de la fiesta
se presentaba como lejana e improbable."
Plaza de la Caridad, Del Mercado, Del Cordón
La histórica arena alberga a otras crías. |
—Los
primeros antecedentes taurinos en la Banda Oriental se remontan a 1761, cuando el picador Sancho Escudero se celebró tres
corridas en honor de la proclamación del Rey Carlos III. Según el
historiador Ernesto Daragnés, quince años después el Cabildo de
Montevideo autorizó al Hospital de la Caridad a construir un “coso”
en la Plaza Fuerte, para organizar espectáculos con fines de
beneficencia. La plaza de forma octogonal, construida en madera, estaba ubicada en la manzana limitada por las actuales calles Maciel, Sarandí, Guaraní y Washington, a la altura de la
escollera Sarandi.
—En 1785 fue abierto un escenario en la
Plaza Mayor (actual Plaza Constitución o Matriz). Durante más de un año fueron organizados más de cien
espectáculos taurinos en el espacio limitado por las calles del Mercado (Sarandí), Ituzaingó, Juan Carlos Gómez y Rincón.
—En 1823 se
reanudaron las corridas en la Plaza Matriz, las autoridades las seguían desde el piso superior del Cabildo y
Reales Cárceles.
Campo Euskaro. |
—En
las temporadas de 1834 y siguientes, en la Plaza del Cordón actuó
el célebre matador sevillano Manuel Domínguez Desperdicios. Otros
toreros de relieve que ofrecieron su arte taurino en el Uruguay
fueron Pedro Aixelá "Peroy", Fernando Gómez "El
Gallo" y Luis Mazzantini, quien además de torero era un melómano aficionado a la ópera que frecuentaba los principales teatros montevideanos, su preferido: el Solis.
Villa Colón, Euskaro
—Otra
plaza en la que hubo corridas fue la de Villa Colón, una arena
portátil, regenteada entre 1894 y 1899 por la sociedad Curro
Cúchares. El palenque más concurrido a principios del siglo XX fue inaugurado el 6 de Enero de 1900 en el
Campo Euskaro, construido en madera por Juan Pedro y Bernardo Gazet.
Sus tribunas que rodeaban un diámetro de 30 metros, albergaban a
6.500 espectadores. En el Euskaro actuó la Cuadrilla de Niñas
Toreras dirigida por Emilio Soler Canario, con primeras figuras:
Isabel Cerro, Lola Salinas y María Soriano. Permaneció abierto solo un año, hasta el 20 de enero de
1901.
Real
de San Carlos
—Hubo
corridas en Paysandú, Mercedes, Melo, Salto y Rosario, pero el
escenario más significativo fuera de Montevideo fue la Plaza de
Toros del Real de San Carlos, ubicada en el paraje que fuera un antiguo campo militar colonial, a cuatro quilómetros del Barrio Histórico de Colonia del Sacramento que UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad
en 1995.
—La única plaza de toros uruguaya, muy similar a las de España, conserva arcos y algunos detalles de circunferencia realizados por el arquitecto argentino José Marcovich sobre una estructura importada desde Gran Bretaña, armada bajo supervisión del ingeniero Juan Dupuy.
—En el recinto de hierro y cemento, diseñado en estilo “mudéjar”, se extiendía un ruedo de 50 metros de diámetro, con patio de caballos, diez chiqueros, enfermería, capilla, sala de toreros y oficinas.
—En el recinto de hierro y cemento, diseñado en estilo “mudéjar”, se extiendía un ruedo de 50 metros de diámetro, con patio de caballos, diez chiqueros, enfermería, capilla, sala de toreros y oficinas.
—El "coso" coloniense fue inaugurado el 9 de Enero de 1910, con ocho lidias de ejemplares de Juan Nandín por las cuadrillas de Ricardo
Torres "Bombita" y su hermano Manuel. Entre los
banderilleros figuraba el valenciano Vicente Gisbert "Pala". El espectáculo fue presenciado por más de 8.000 espectadores, en su mayoría argentinos que llegaron en los vapores Rivadavia, Tritón y Colonia, de la Compañía Mihanovich.
—Manuel Caballero, hijo del cónsul español, había tramitado un permiso municipal para edificar el Complejo Turístico Nicolás Mihanovich con muelle, hotel, restaurante y un teatro donde se ofrecían veladas artísticas, deportivas y sociales. Allí hubo un centenar de corridas taurinas, a pesar de las protestas populares, hasta la prohibición decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez.
—En 1943 fue transferido a la Intendencia de Colonia, a causa de las demandas judiciales contra la Sociedad Real de San Carlos. Su estructura de estilo sevillano puede visitarse y apreciarse desde las afueras del recinto, cercado por vallas para limitar el acceso al interior. Desde hace más de medio siglo, el complejo declarado Monumento Histórico Nacional aguarda una recuperación edilicia que le permita cumplir con los fines culturales que merece.
—Manuel Caballero, hijo del cónsul español, había tramitado un permiso municipal para edificar el Complejo Turístico Nicolás Mihanovich con muelle, hotel, restaurante y un teatro donde se ofrecían veladas artísticas, deportivas y sociales. Allí hubo un centenar de corridas taurinas, a pesar de las protestas populares, hasta la prohibición decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez.
—En 1943 fue transferido a la Intendencia de Colonia, a causa de las demandas judiciales contra la Sociedad Real de San Carlos. Su estructura de estilo sevillano puede visitarse y apreciarse desde las afueras del recinto, cercado por vallas para limitar el acceso al interior. Desde hace más de medio siglo, el complejo declarado Monumento Histórico Nacional aguarda una recuperación edilicia que le permita cumplir con los fines culturales que merece.
Parque Central, Parque Rodó
—Luego de la prohibición definitiva de la tauromaquia, decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez, hubo corridas en plazas de toros, una en el Parque Central, abierta por iniciativa del Club Guerrita, y otra en la cancha del Club Atlético Defensor. En el estadio de Club Nacional de Football, el 29 de febrero de 1920 se presentó el célebre matador sevillano “Joselito”, con quien alternaron José Antonio Sotomayor y Gabriel Hernández "Posadero". En 1930 fueron organizadas las corridas en el “coso” del Parque Rodó, sin mayor brillo y sin emociones, porque, como dicen los taurófilos “sin sangre no hay pasión”.
—Luego de la prohibición definitiva de la tauromaquia, decretada en 1912 por el presidente José Batlle y Ordóñez, hubo corridas en plazas de toros, una en el Parque Central, abierta por iniciativa del Club Guerrita, y otra en la cancha del Club Atlético Defensor. En el estadio de Club Nacional de Football, el 29 de febrero de 1920 se presentó el célebre matador sevillano “Joselito”, con quien alternaron José Antonio Sotomayor y Gabriel Hernández "Posadero". En 1930 fueron organizadas las corridas en el “coso” del Parque Rodó, sin mayor brillo y sin emociones, porque, como dicen los taurófilos “sin sangre no hay pasión”.
Eduardo Poggio. |
—Allí se presentó el matador valenciano Manolo Martínez, el peruano Adolfo Rojas, y Guillermo Marín, el primer torero “doctorado” en el país. La ceremonia fue muy difundida por la prensa nacional e internacional, pero su título nunca tuvo validez en España. La Plaza de Toros Central permaneció en pie hasta el 22 de Marzo de 1941.
Eduardo Poggio
—Fue el único torero profesional uruguayo, nacido en San José el 4 de octubre de 1914. Recibió la borla de doctor en
la plaza de toros de Barcelona el 25 de Mayo de 1947, con un padrino ejemplar, Juan Belmonte Campoy, y un testigo reconocido, el peruano Raúl Acha "Rovira". El toro de la cesión fue Campolargo, del hierro de Marcelino
Rodríguez.
La muerte de Punteret
—"La suerte no tuvo el lucido fin acostumbrado; pero
como siempre sucede, fue muy aplaudida. Estos aplausos excitaron el
amor propio de Punteret, que, por desgracia suya, no había salido a
la plaza en perfecto estado de serenidad, y proponiéndose obtener
una ovación cogió un par de rehiletes y una silla, para quebrar tan
arriesgada suerte."
—"Era el nombre de Punteret, torero valenciano nacido en Játiva el 10 de octubre de 1853. Realizó su primer paseíllo el
9 de enero de 1879, en la Plaza de
Madrid, acompañado por el novillero Juan Pastor. Para completar su todavía escasa formación taurina, se alistó en
calidad de subalterno en la cuadrilla del coletudo toledano Ángel
Pastor Gómez."
—"Acabada
en España la temporada taurina de 1896, embarcó rumbo a Uruguay en donde pronto cosechó grandes triunfos
entre los buenos aficionados montevideanos. Como quiera que a su
regreso a España no alcanzó ni por asomo el éxito logrado en
plazas de ultramar, retorno a Montevideo para hallar allí el triste fin
que le tenía deparado su destino."
Afiche sobre la muerte del torero valenciano. |
—"Se
dio suelta al toro tercero de la tarde, Cocinero, que salió del toril con tantos pies que el buen banderillero
Serranito lo juzgó a propósito para ejecutar el salto de la
garrocha y hasta lo intentó dos veces, pero en ambas demostró la
res su picardía, porque se arrancaba rápida como una bala en cuanto
le citaba el torero, y cuando éste, confiado, armaba la garrocha
para dar el salto, se paraba en seco el toro para medir el terreno y
asegurar la cogida y se arrancaba otra vez con las de Caín."
—"Entraron
en funciones los piqueros, y en este tercio dio nuevas pruebas de
mala intención el bicho, que sólo embestía cuando podía colarse
sorteando la puya. Consecuencia de esto fue que Cocinero pasó a
banderillas con todas sus facultades, y conociéndolo Hierro y el
Ecijano, quisieron ver si lo aplomaban algo antes toreándolo al
alimón. El toro entró bien a los dos primeros capotazos, pero no
quiso dejarse engañar por el tercero; miró los bultos, eligió el
que mejor le parecía, y en vez de irse hacia el percal, embistió al
Ecijano con tal ímpetu, que no le cogió y le destrozó por
verdadero milagro."
"La cogida de Punteret", grabado, c. 1900. |
—"Al coger la silla se dio con ella un tremendo
golpe en la cabeza y ya, completamente aturdido, por su anormal
estado y por el golpe, colocó el asiento en la jurisdicción del
toro, en sitio en que todos los inteligentes vieron que no había
escape. No se pudo evitar la desgracia. Cocinero, que repitió sus
faenas de la garrocha y de la suerte de varas, se arrancó al cite del torero, se paró de pronto cuando estuvo más cerca, lo enfiló
bien y le embistió sin darle tiempo a separar las piernas que
imprudentemente había cruzado para lucirse más."
—"La
cornada fue tremenda. Punteret quedó tendido, inanimado, en el ruedo
y el toro se revolvió para recargar y destrozarle, pero atrajo su
atención la silla y la hizo añicos dando lugar a que acudieran los
peones,le distrajesen y se llevaran el cuerpo. Cuarenta
horas después fallecía éste víctima de una peritonitis según
unos, del tétanos en opinión de otros, y del enorme destrozo que el
cuerno produjo en sus entrañas según la creencia general."
Sansón Carrasco (seudónimo del periodista y escritor uruguayo Daniel Muñoz), aficionado y cronista de tauromaquia, Montevideo, Marzo 1888.
Joaquín
Sanz Almenar
Joaquín Sanz Almenar, Punteret. |
—"Se
presentó en Madrid como matador de novillos en la corrida celebrada
el 9 de enero de 1881, y desde el primer momento logró las simpatías
del público, era valiente, apuesto y tenía innegables
cualidades para la lidia de reses bravas."
—"Con la cuadrilla de Ángel
Pastor y en calidad de banderillero volvió á salir en la plaza
madrileña el 5 de junio del mismo año. Deseoso de avanzar y
consíderandose suficientemente preparado, tomó la alternativa de
manos de Luis Mazzantini, en Sevilla, el 3 de enero de 1886, y Frecuelo le
confirió el doctorado en Madrid, el 10 de octubre
siguiente."
—"Fue una alternativa memorable por lo accidentada y tal
vez otro en lugar de Joaquín hubiese renunciado al toreo aquella
misma tarde. Era el ganado de la vacada de D. Eduardo Ibarra. El que
rompió plaza se llamaba Coriano, y era negro, bragado, ojalao, de
libras y bien puesto de defensas; todo el aspecto de un toro
excelente , pero los hechos de de un malísimo toro."
—"Pasó a
banderillas con el morrillo limpio y se las pusieron de fuego. En el
último tercio, Punteret, ayudado por Frascuelo, dio a Coriano 53
pases y entró a matar pinchando en hueso; el toro le acosó y le
cogió sin graves consecuencias; entró por segunda vez, con otro
pinchazo delantero, y nuevamente fue derribado; a la tercera fue
acosado también y se vio en peligro, y, por último, terminó con una
estocada caída, después de la cual se retiró a la enfermería y no
volvió a salir en toda la tarde ¡pobre Punteret¡"
Plaza de Toros de la Unión, c. 1910. |
—"Aconteció cuando se había propuesto
banderillear sentado en una silla sobre las arenas de la plaza
montevideana de La Unión, el toro Cocinero le alcanzó de lleno y le causó unas heridas
cuya extrema gravedad le llevaron a morir en la capital uruguaya al
cabo de dos días."
—"Lo
peor de lo peor de lo que le puede pasar a un torero, si se quiere el
colmo del torero: ser muerto por un toro y que gracias a ese episodio
se prohíban las corridas en un país. De todas formas, gracias
Punteret, tu muerte no fue en vano."
Sobre la base de los portales MCN Biografías, Madrid, y La Lidia, Gaceta Cultural Taurina, Santander, España